Claves para mantener la motivación
La motivación se define como aquel estado interno que energiza o activa, dirige y mantiene nuestra conducta hacia objetivos determinados. Se trata del impulso que nos mueve a realizar diferentes acciones y a persistir en ellas. La podríamos considerar como la energía o la causa de muchos de nuestros comportamientos. Por ello, se tiende a considerar que sin ésta, es realmente difícil que exista iniciativa, y mucho menos persistencia de nuestros actos u objetivos.
De esta forma, y aunque en ocasiones puede costarnos encontrar actividades u objetivos que nos agraden y nos motiven, es a menudo incluso más habitual que sea el persistir o mantener nuestro compromiso lo que realmente se vea dificultado. En ocasiones porque aquello que resultaba tan atractivo inicialmente, se ha transformado en rutina. En otras, porque encontramos otras metas más estimulantes. A veces, también puede aparecer fatiga, o frustración al no conseguirlo. Todo ello nos aleja de nuestra meta. Pues bien, cuando alguna de estas variables aparece, puede ser útil llevar a cabo diferentes estrategias para mantener un estado óptimo de compromiso y activación:
- Objetivos realistas: El primer paso implica plantearnos objetivos asequibles y realistas. De esta manera, si nos vemos capaces de conseguirlos, nuestra motivación crecerá, y estaremos disminuyendo la probabilidad de frustración si no lo conseguimos.
- Visualización: Es especialmente importante visualizarnos al final de la meta, y concretamente logrando aquello que nos hemos propuesto. Esto lo podemos utilizar a lo largo de todo el camino, ya que el premio puede resultarnos especialmente atractivo.
- Recuerdo: Repasar los motivos por los cuales iniciamos este proceso también es una estrategia muy útil. En ocasiones, y cuando ya llevamos un cierto tiempo, es habitual olvidar qué nos movió a escoger este camino.
- Registro: Consistiría en plasmar en un papel, a modo de gráfico o listado, los progresos que vayamos consiguiendo durante todo el camino. Esto, por un lado permite observar nuestra evolución, y por el otro, nos recuerda y visualiza lo que nos falta por conseguirlo.
- Aceptación: Este apartado se refiere principalmente a los obstáculos. Aceptar que todo camino conlleva cierto sufrimiento es una herramienta clave. Las limitaciones y frustraciones forman parte de este, y del aprendizaje. De hecho, si lo pensamos, si fuera fácil y no supusiera un reto, por pequeño que sea, seguramente no existiría motivación.
- Recompensas: Finalmente, y casi como método más importante, es fundamental no esperar a conseguir el objetivo final para recompensarnos, sino hacerlo por todo aquello que vayamos consiguiendo y nos acerque a él. Para ello, podemos hacer uso del gráfico de progresos, y pautarnos subobjetivos o submetas que nos permitan percibir que vamos consiguiendo pequeños pasos hasta el final.
A todo ello le acompaña un importante recordatorio, y es que debemos excluir la crítica hacia nosotros mismos, tanto por si nos cansamos, como por si no conseguimos realizar alguno de los pasos. Ésta lo único que provoca es frustración y malestar. En lugar de ello, transformarla en mensajes constructivos y positivos facilita la persistencia.
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