Cómo ayudar ante la pérdida
La muerte es una realidad, y quizás la única certeza que tenemos desde que nacemos. Aunque acostumbra a guardar relación con el paso del tiempo, e idealmente lo queremos de esta forma, en ocasiones, desgraciadamente sucede antes de lo previsto. Así, y aun sabiéndolo, no estamos preparados para cuando ocurre, e incluso a veces nos esforzamos en evitar creer que sucederá, y en minimizar o suprimir el malestar propio o ajeno una vez acontece. De esta forma, parecemos intolerantes al sufrimiento, y buscamos sentirnos y hacer sentir bien de manera inmediata a los demás, no siendo conscientes de que muy posiblemente estamos provocando lo contrario, el mantenimiento del malestar.
Por ello, a continuación se exponen algunas recomendaciones que pueden ser útiles de cara a a acompañar a un familiar o amigo que ha perdido un ser querido:
- Evitar las frases hechas: En ocasiones, la incomodidad nos mueve a recurrir a expresiones que no ayudan, como “tienes que olvidar”, «mejor así, dejó de sufrir”, «el tiempo todo lo cura», “mantente fuerte por los niños”, “es ley de vida»… Es importante comprender que lo que más necesitan al principio es hablar y llorar, y no remarcarle que debe sobreponerse, ya lo hará a su tiempo. Si no sabemos que decir, no digamos nada, escuchemos y estemos presentes. Y si no sabemos que hacer, colaborar en algunas tareas cotidianas o ayudar en el papeleo, puede ser una buena manera de ayudarlo/a.
- Tener en cuenta las actitudes que no ayudan: no digamos que le comprendemos si no hemos pasado por una situación similar. Tampoco intentemos buscar una justificación a lo que ha ocurrido. Junto a esto, no debemos empeñarnos en animarle/a o tranquilizarle/a, posiblemente lo que necesita sólo es que le escuchemos. No restemos importancia a lo que ha sucedido hablándole de lo que todavía le queda, o haciéndole ver las ventajas de una nueva etapa, no es el momento.
- Permitir que se desahogue/exteriorice: sentir y expresar el dolor, la tristeza, la rabia, el miedo…por la muerte de un ser querido, es el único camino que existe para cerrar y curar la herida por la pérdida. Estamos equivocados si pensamos que verle o dejarle llorar y emocionarse, no sirve más que para añadir más dolor al dolor. También si creemos que ayudar implica distraerle de su dolor. Mediante la vivencia y expresión de los sentimientos, la persona en duelo se siente aliviada y liberada. Tampoco temamos nosotros mismos llorar o emocionarnos, no hay nada malo en mostrar nuestra pena, en exteriorizar que a nosotros también nos afecta lo que ha pasado.
- Permitir que hable del ser querido: Debemos permitir que hable todo el tiempo y todas las veces que lo necesite. En ocasiones, el entorno rehuye hablar o pronunciar el nombre de la persona fallecida, desviando la conversación. Esto puede denotar miedo a alterar el estado emocional de la persona, y facilita que esta se sienta incomprendida. Resulta útil compartir recuerdos de la persona fallecida (ver fotos, contar anécdotas…). Recordar a la persona amada es un consuelo para los supervivientes, y repetir y evocar los recuerdos es parte del camino que tienen que recorrer para sanar su herida.
- Mantener el contacto: En muchas ocasiones, la mayoría de personas presentes en el funeral se ofrecen a ayudar, pero posteriormente se desvinculan. El contacto puede mantenerse de muchas maneras; podemos hacerle una visita, quedar para tomar un café o dar un paseo, escribir un whatsapp o una carta. Con una llamada telefónica, por ejemplo, podemos romper su soledad y recordarle que no está solo/a, que alguien está pensando en él o ella. Y las fiestas y aniversarios son momentos particularmente dolorosos en los que podemos hacer un esfuerzo especial para estar cerca de la persona en duelo.
Estas son algunas de las recomendaciones que hacemos desde nuestro centro de psicología y psiquiatría, en Mataró. Si deseas conocer más acerca de ello, o tienes cualquier otra consulta, no dudes en contactar con nosotros. Contamos con especialistas de diferentes orientaciones y herramientas (Psicoanálisis, Terapia Cognitivo-Conductual, Terapia Sistémica, EMDR…) que te permitirán trabajar cualquier situación que te incomode o genere malestar.