Beneficios y utilidad de la Terapia Familiar
Gran parte de los problemas que envuelven nuestras vidas, o incluso nuestro día a día, pueden tener su origen o como consecuencia una situación familiar desfavorable. En ocasiones, la propia situación problemática se sitúa en el seno de la familia, siendo lo más común el conflicto entre algunos de sus miembros. Pero en otras, aunque quizás no consigamos encontrar la causa, o incluso la situemos fuera de este contexto, la repercusión que puede tener en este ámbito es especialmente significativa. Así pues, la función del núcleo familiar es crucial no solo para comprender las diferentes alteraciones, sino para facilitar la mejora del paciente trabajando directamente desde éste.
La Terapia Familiar surge pues como una propuesta encarada a trabajar directamente con todos los miembros de la familia, o, al menos, con aquellos que constituyan una parte más o menos significativa en la situación. Algunos ejemplos de motivos de consulta que pueden verse beneficiados por esta intervención son: la presencia de alguna enfermedad, física o psicológica, en algún miembro de la familia (p.ej., enfermedad terminal, adicción, depresión, trastornos de ansiedad, entre otros), síntomas o conductas problemáticas específicas (p.ej., agresividad, apatía o desvinculación, miedo ), o conflictos entre todos o algunos de los miembros (p.ej., discusiones matrimoniales, problemas constantes entre hermanos, etc.). Todos ellos son susceptibles de ser trabajados mediante un enfoque familiar. Como vemos, además, en una intervención de este tipo es más que probable que aparezcan interacciones entre adultos y niños, por lo que el terapeuta trabajará en la adaptación de cada objetivo terapéutico en función de cada problemática y del subtipo de población involucrado.
El objetivo principal se centrará pues en modificar los patrones de interacción interpersonal disfuncionales, considerando que el cambio en cada miembro afecta a los otros, puesto que las acciones, pensamientos y emociones individuales repercuten en todos los demás. Además, se procurará facilitar la colaboración, la cohesión y el análisis objetivo de la situación, trabajando de manera dinámica y constructiva. Para ello, una de las herramientas fundamentales de esta intervención es la comunicación. Según este tipo de intervención, se considera prácticamente imposible no comunicar, siendo este mecanismo, o mejor dicho, su uso inadecuado, la causa principal de la mayoría de las situaciones problemáticas. De este modo, aunque una persona de la familia este sufriendo una situación particular (como las anteriores expuestas), el trabajo en comunicación será un factor clave para un correcto afrontamiento.
La terapia familiar pues, puede resultar especialmente útil no únicamente para tratar problemas emocionales en uno o algunos miembros, sino para resolver conflictos, mejorar la comunicación y afrontar conjuntamente acontecimientos vitales estresantes. Todo ello repercutirá en potenciar y fortalecer la función de pertenencia que de por sí posee el sistema familiar, favoreciendo que en futuras ocasiones salgan a la luz los recursos que hayan podido quedar escondidos.
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