Comunicación asertiva en pareja
Actualmente nos encontramos inmersos en una sociedad donde las relaciones sociales, y especialmente las relaciones de pareja, constituyen un ámbito recurrente y esencial de los seres humanos. Los vínculos afectivos que establecemos con los demás poseen componentes únicos que nos ayudan a crecer y a desarrollarnos como personas, llegando incluso a complementar ciertos aspectos individuales. En este proceso interactivo pero, nos encontraremos con dificultades cuya superación puede fortalecer todavía más nuestras vidas. Así, uno de los aspectos que se consideran esenciales en toda relación y cuyo déficit parece estar implicado en la inmensa mayoría de problemáticas, es la comunicación.
Cabe resaltar que las dificultades en este ámbito se contemplan desde diferentes puntos de vista. Es decir, existen problemas de comunicación basados en el qué se dice, en el cómo se dice, y también se podría incluir el cuánto se transmite. Más específicamente, las parejas que se quejan de falta de comunicación, aunque en la mayoría de ocasiones se refieren a un déficit o defecto de esta, también pueden estar indicando un exceso de reproches y de información poco significativa o dudosa que pone en duda a la otra persona o a sus sentimientos. Así pues, la comunicación asertiva o asertividad se refiere a la habilidad de defender nuestros derechos de una manera empática, educada y sobre todo sin vulnerar los derechos del otro. Concretamente se trataría principalmente de saber manifestar nuestras opiniones o deseos, solicitar un favor, pedir un cambio de actitud, saber decir no, admitir y expresar críticas o quejas, etc. En definitiva, saber expresar nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades procurando no agredir a los demás y que estos no sean agresivos con nosotros.
Es cierto pero, que en función de la relación, de los conflictos que acostumbran a aparecer y de su forma de resolución hasta el momento, de las diferencias individuales de cada uno de los miembros de la pareja (carácter, habilidades de afrontamiento, educación ), y de variables contextuales como el exceso de trabajo, o las dificultades económicas o familiares, pueden favorecer o dificultar mucho la puesta en práctica de esta importante habilidad. Por ello, es crucial analizar la situación en perspectiva y procurar atender a todos aquellos elementos clave que puedan potenciar este aprendizaje. En este sentido, a continuación se exponen algunos recursos que pueden ayudarnos a mejorar la comunicación con nuestras respectivas parejas:
– Exteriorización/Expresión emocional: En la línea de lo comentado anteriormente, es importante que exterioricemos información significativa. Normalmente cuando ésta posee un grado elevado de contenido emocional sincero, resulta especialmente beneficioso para la relación. Debemos especificar pero, que en momentos de gran enfado o rabia acostumbramos a ser congruentes con el estado de ánimo momentáneo, pero no nos centramos en lo que realmente sentimos, y lo que es peor, en lo que verdaderamente queremos conseguir.
– Comprender la realidad del otro: Procurar observar y analizar los elementos que están generando o pueden provocar malestar o desestabilidad en el otro es una estrategia muy importante para poder comunicarnos eficientemente. Junto a esto, empatizar, es decir, transmitir la comprensión de esta realidad paralela a la nuestra puede ser de gran ayuda para que nos escuche y atienda a nuestras peticiones.
– Autonomía y autoestima: No debemos olvidarnos de nosotros mismos. Potenciar nuestras habilidades y características propias también pasa por valorar nuestros esfuerzos y los aspectos positivos, respetar nuestro espacio y priorizar aquello que nos ayude a sentirnos mejor en nuestro día a día. Esto nos permitirá ganar confianza y fuerza para comunicar con mayor frecuencia nuestros intereses. De esta forma, aunque en las relaciones de pareja existe un claro juego de equilibrios en el que debemos aprender, entre otras cosas, a ceder, también debemos respetarnos a nosotros mismos.
– Renunciar a la lectura de pensamiento: Otro de los mecanismos clave, relacionado con el primer punto expuesto, es la tendencia a interpretar o pensar que el otro ya sabe cómo nos sentimos o incluso qué estamos pensando. Tal y como nosotros necesitamos sinceridad y exteriorización, es importante explicitar adecuadamente todo aquello que consideremos relevante, eliminando esta tendencia que lo que promueve a largo plazo es la distancia y el retraimiento por ambas partes.
Existen otras estrategias que pueden ayudar a establecer unos hábitos adecuados en relación a la comunicación. La eficacia de muchas de ellas dependerá en parte de la reacción del otro, lo cual actuará como reforzador o como inhibidor de estos mecanismos. Aun así, su puesta en práctica debe ser un objetivo prioritario en toda relación, ya que muchos de los problemas que aparecen tienen su origen en una disminución en la comunicación asertiva. Cuando este aparece, es fácil recrear una interacción negativa con nuestra pareja, lo cual puede hacer que aparezcan muchos otros problemas.
La terapia de pareja supone una ayuda particularmente útil para trabajar este importante aspecto. En ella, se procura identificar aquellos aspectos más significativos involucrados en la situación problemática por medio de una evaluación minuciosa, y diseñar unos objetivos de tratamiento, consensuados con la pareja, encarados a mejorar tanto la relación como el bienestar psicológico y emocional de ambos miembros.
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