La Depresión Preescolar
A pesar de que la Depresión Mayor a la etapa infantil (a partir de los 6 años) ha sido reconocida como un trastorno psiquiátrico grave y recurrente, el hecho que las investigaciones se hayan centrado en su mayoría en niños mayores de seis años, junto con el escepticismo en cuanto a que niños tan pequeños como los preescolares pudieran experimentar una enfermedad tan compleja como la Depresión Mayor, ha fomentado que la Depresión Preescolar sea un trastorno bastante desconocido.
No obstante, y ya en el 2002, los estudios realizados desde la Psicología Infantojuvenil demostraban que la Depresión Mayor podía diagnosticarse en preescolares y que esta se daba en aproximadamente, un 1%; una cifra inferior a la prevalencia de la misma enfermedad en edades más avanzadas.
En cuanto a la expresión de este Trastorno en la etapa preescolar, el hecho que estos niños menores de 6 años no expresen su sufrimiento, el rápido ritmo de desarrollo de esta etapa que modifica la expresión del Trastorno, o el hecho de que los cuidadores y maestros continúen sin considerar la posibilidad de la existencia de una Depresión Mayor en esta franja de edad tan temprana han promovido que estos niños no reciban la atención especializada que requieren. Cuando menos, la realidad parece indicar que estamos dejando a muchos niños con esta problemática desatendidos.
No obstante, la literatura en Psicología Infantojuvenil ha encontrado cierta sintomatología específica de la Depresión Mayor en la etapa preescolar.
El periodo preescolar se caracteriza por una transición hacia un funcionamiento social más independiente en cuanto al cuidador y que, por tanto, exige por parte del niño poner en juego habilidades y competencias nuevas.
Teniendo en cuenta estos importantes cambios en el funcionamiento y en el entorno social, un preescolar que no presente emociones como la alegría y que demuestre preocupaciones por temas negativos durante el juego nos podrían estar alertando de una posible Depresión Mayor.
Así, y atendiendo a las últimas investigaciones y adelantos realizados en Psicología Infantojuvenil, podríamos decir que de forma genérica las manifestaciones clínicas de la Depresión Mayor en preescolares son las siguientes:
Humor depresivo o irritabilidad
Anhedonia o pérdida de interés por actividades placenteras (por ejemplo, pérdida de interés en juegos que antes le eran placenteras)
Carencia de motivación
Excesivo gimoteo
Mayor fluctuación anímica que los adultos, apareciendo a veces episodios de estado de ánimo normal, incluso durante el mismo día
Disminución del repertorio de interacciones sociales e iniciativa
Alteraciones del hambre (por exceso o defecto)
Alteraciones del sueño (insomnio o exceso de sueño)
Aumento o disminución de la actividad psicomotora (agitación o retraimiento psicomotora)
Fatiga, especialmente matutina, y falta de energía
Baja autoestima
Sentimientos de culpa y/o de inutilidad
Dificultades para pensar y concentrarse
Indecisión
Ideas de muerte o ideas de suicidio presentes en el juego y/o expresadas verbalmente
Quejas somáticas
Pero, ¿qué pasa si este trastorno no se detecta y no se trata?. Pues bien, según los datos que nos aporta la investigación en este campo parece que los niños que han presentado Depresión Mayor durante el periodo preescolar tienen una probabilidad cuatro veces mayor de sufrir Depresión durante los dos años siguientes que los preescolares que no lo han sufrido; hecho que hace que su detección y tratamiento adquieran especial relevancia.
En cuanto al tratamiento, y para concluir el presente artículo, los estudios nos indican que el mejor abordaje terapéutico no tiene que centrarse únicamente en el niño; como mínimo tiene que abarcar también la díada madre-hijo. Por lo tanto, la intervención familiar (modificación de actitudes, del tipo de interacción y pautas educativas) y la familia juegan un papel clave e indispensable en el tratamiento y mejora de la Depresión Mayor en preescolares. Y en cuanto a la orientación más recomendable según la investigación actual, el tratamiento de elección sería la Terapia Cognitivo-Conductual.