Cambio de horario más difícil al coincidir con el fin de las vacaciones
El cambio de hora puede provocar alteraciones de sueño, dificultad para levantarse por las mañanas y cansancio por el desajuste entre nuestro reloj biológico y la hora real.
Tras la finalización de las vacaciones, nuestro cerebro tiene que adaptarse nuevamente a los horarios y a la rutina diaria.
Personas que sufran de cefaleas, epilepsia o algún trastorno del sueño pueden experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de sus síntomas.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) advierte que, a pesar de que es común que en los días posteriores a los cambios de horario aparezcan ciertos trastornos motivados del desajuste entre nuestro reloj biológico y la hora real, este año éstos se pueden intensificar un poco más por coincidir con el fin de las vacaciones de Semana Santa. Habitualmente se necesitan entre uno y cinco días para que nuestro cerebro se ajuste al nuevo horario. Si ya de por sí, perder una hora suele entrañar más dificultades que ganarla, el hecho de que además este año haya coincidido con el final de la Semana Santa y tengamos que volver al día a día, puede significar más dificultades de adaptación, asegura el Dr. Carlos Tejero, Vocal de la Sociedad Española de Neurología.
Tras la finalización de las vacaciones, nuestro cerebro tiene que adaptarse nuevamente a los horarios y a la rutina diaria ya que, por lo general, acostumbramos a posponer la hora de inicio del sueño y a despertamos más tarde. Además, la vuelta a la rutina puede llevar implícito preocupaciones, estrés, o un bajo estado de ánimo, que pueden ser causa y consecuencia de algunos trastornos del sueño. Por otro lado, al cambiar la hora, nuestro cerebro debe adaptarse a la nueva luz ambiental que actúa a modo de sincronizador externo sobre el reloj biológico. Por esa razón no es sólo habitual que en los primeros días se produzca un retraso de fase, sino que en esta ocasión, adaptar nuestro reloj biológico al nuevo horario, puede hacerse un poco más difícil, señala el Dr. Carlos Tejero.
En la población sana, es relativamente habitual que el cambio de hora provoque alteraciones de sueño, dificultad para levantarse por las mañanas y cansancio. Algunas personas también pueden ver su estado de ánimo alterado. Pero, en general, las consecuencias del cambio de horario son leves y transitorias. No obstante, personas mayores y aquellas que sufran alguna enfermedad que necesiten mantener sus rutinas y descansar de forma adecuada para no experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de sus síntomas, son las que se pueden ver más perturbadas por el cambio de horario, explica el Dr. Carlos Tejero. Sobre todo se da en personas que sufren cefaleas, epilepsia o algún trastorno del sueño. Por lo que lo aconsejable para todos, pero en especial para estas personas, que traten de tomar ciertas medidas para adaptarse de forma progresiva al cambio de horario y la vuelta a la rutina.
La SEN aconseja, para minimizar los efectos del cambio de hora y la vuelta a la rutina:
Intentar, en la medida de lo posible, mantener regularidad en los horarios de alimentación y sueño.
Tratar de armonizar nuestra actividad con los tiempos de luz solar. Así veremos mejorado nuestro rendimiento.
Afrontar el cambio de forma progresiva y natural. No es aconsejable utilizar fármacos por mucho que creamos que nos puede ayudar en la adaptación al cambio.
Evitar o limitar el consumo de cafeína, alcohol, tabaco y otros productos estimulantes.
Evitar las siestas diurnas, en especial aquellas que superen los 20 minutos, para tener más sueño a la hora de acostarnos.
Antes de acostarnos se deben realizar únicamente actividades relajantes. Por ejemplo, se debe evitar realizar ejercicio físico justo antes de la hora de dormir.
Seguir otra serie de normas básicas de higiene de sueño: Nuestro dormitorio debe ser confortable, aislado de ruidos y tener una temperatura agradable. También es conveniente eliminar relojes y referencias temporales durante el sueño (tan solo deberíamos acordarnos del reloj cuando sonase el despertador).
Mantener una actitud positiva.