El uso de los teléfonos móviles de última generación ya está totalmente normalizado, y evidentemente, junto a este fenómeno, aparece el uso de las diferentes app que nos ofrece; una de las que más éxito ha tenido ha sido el WhatsApp. Es cierto que es una herramienta muy eficaz para contactar con otras personas intuitiva y económica, que nos facilita la interacción con nuestro entorno. Pero no hay que olvidar que también hay que saber un hacer un buen uso de ella. Por ejemplo: No dejar de mirar el móvil para ver si han leído tu mensaje, intentar controlar a las personas según la ultima conexión o su estado, agobiarse cuando alguien está en línea y no responde o tardan en hacerlo, confundir ciertos sonidos del ambiente teniendo la sensación de que se trata de una notificación de WhatsApp e incluso entrar en la aplicación aun cuando no tienes mensajes nuevos serían algunos de los síntomas de ser un adicto al WhatsApp. Decimos que son adictos las personas que alteran el transcurso normal de su vida debido a estos hábitos continuados interfiriendo en el trabajo, estudios, y en el tiempo de ocio. Hacer uso de esta aplicación para controlar, o no ser capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, independientemente de cual sea el escenario. Situaciones como estas, ponen de manifiesto el desinterés por la vida real, la pérdida de control, una grave interferencia en la vida cotidiana y una dependencia constante del feedback que se recibe a través de esta app. Por otra parte, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad, incapacidad de comunicarse personalmente, una timidez extrema o, incluso, ansiedad o fobia social. Ello es importante ya que rompe un mito, porque, en contra de lo que a priori pueda parecer, no sólo afecta a adolescentes, también a personas maduras con algunas patologías psicológicas ya que el no ver la cara de la otra persona hace que los usuarios del WhatsApp se lancen a la piscina y se sumerjan en conversaciones más intensas y espontáneas, difíciles de matizar sin verle la cara a la otra persona. Aunque debido a su reciente implantación en la sociedad aún no hay datos de esta adicción asociada al uso irracional del WhatsApp, entre el 80 y 90% de la población se conecta a Internet por motivos de ocio y entre el 5 y el 9% realiza un uso inadecuado de esta herramienta. Otros aspectos que también pueden revertir de forma negativa en los usuarios de esta aplicación. Discutir o tratar temas delicados a través del WhatsApp: asumiendo que se trata de una comunicación asíncrona en la que, a pesar del uso de emoticonos, no podemos observar el rostro de la otra persona y, por tanto, nos perdemos gran parte de la comunicación, la no verbal. A esto hay que sumar la posible existencia de malentendidos, confusiones que se generan debido a la asincronía y que, muchas veces, acaban con la ruptura de las parejas. También ocurre cuando se trata de largas y precisas explicaciones que impliquen multitud de mensajes, porque allí es dónde ya se producen la confusión y el desconcierto, que habitualmente dan lugar a malentendidos. Mirar el móvil continuamente, sin importar donde o con quien estés, es decir estar hiperconectado/a, alegrarse cuando oyes el sonido de la notificación, o sentir cierto desanimo cuando levantas la tapa de tu móvil y no hay lucecita ni mensajeson síntomas de dependencia del whats app. La falsa creencia del double check, consiste en pensar que en el momento en que aparece el double check significa que la persona que esta al otro lado de la pantalla, ha leído el mensaje. Sin embargo, eso sólo significa que el receptor lo ha recibido pero no, necesariamente, que lo haya leído. Esto, nuevamente, es origen de discusiones y enfados, lo cual no es más que otro síntoma de dependencia. Y por último podríamos hablar del síndrome de la vibración fantasma que se produce cuando la obsesión por recibir notificaciones, lleva a la persona a oír vibraciones que, en realidad, nunca se han producido. Según un estudio publicado por la Sociedad Británica de Psicología, estas supuestas vibraciones son generadoras de un intenso estrés, directamente proporcional al número de veces que miramos el móvil para asegurarnos y reasegurarnos de la llegada del mensaje. Según este estudio, el estrés es altamente perjudicial y, sobretodo, debería ser eliminado en el ámbito laboral. Sin embargo, José Antonio Molina, psicológo participante en el estudio Control de movilemia afirma que los smartphones están muy implantados en el día a día. Conseguir que alguien lo apague es (casi) misión imposible Según este estudio, el 55% de los españoles come con el móvil al lado, un tercio se lo lleva al baño y sólo un 25% lo apaga cuando mantiene relaciones sexuales con su pareja.
CÓMO REACCIONAMOS ANTE EL ESTRÉS
El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. No puede evitarse, ya que cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Sin embargo, al pensar en hechos estresantes, siempre acuden a la mente sucesos negativos como daño, enfermedad, separación, muerte de un ser querido, sin darnos cuenta de que un suceso positivo puede llegar a ser igualmente estresante (por ejemplo cambiar de casa o ascender en el trabajo representan el estrés de un nuevo status y de nuevas responsabilidades, incluso enamorarse puede representar, para algunas personas, el mismo grado de estrés que romper una relación).
Nuestras experiencias estresoras provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos.
1º) NUESTRO ENTORNO: continuamente tenemos que estar adaptándonos a todo lo que sucede a nuestro alrededor, las normas de conducta, los horarios rígidos, las relaciones interpersonales
etc.
2º) NUESTRO CUERPO: lo que nos sucede también afecta a nuestro organismo. Pasamos a lo largo de nuestra vida por momentos difíciles como la adolescencia, el envejecimiento, la enfermedad, los accidentes, los trastornos del sueño, entre otros.
Nuestra forma de reaccionar ante los problemas, las demandas y los peligros viene determinada todavía por una actitud innata de lucha o huida heredada de nuestros antepasados más primitivos. Nuestros predecesores, a través de un proceso de selección natural, fueron transmitiendo todas aquellas características físicas que pudieran representar, en un mundo competitivo y hostil, una ventaja sobre sus enemigos. Como resultado de este proceso, poseemos dentro de nuestro entramado bioquímico la tendencia innata a prepararnos para luchar o para huir siempre que nos sentimos amenazados.
Cada vez que se produce una respuesta de este tipo, tienen lugar en nuestro organismo, de modo esquemático, los siguientes cambios: cuando los estímulos que nos llegan son interpretados como amenazantes, los centros de regulación dan al organismo la información que le conducirá a enfrentarse o a escapar de la amenaza. Este proceso se traduce en una serie de cambios físicos observables, por ejemplo, las pupilas se agrandan para mejorar la visión y el oído se agudiza. Los músculos se tensan para responder al desafío, la sangre es bombeada hacia el cerebro para aumentar la llegada de oxígeno a las células y favorecer así los procesos mentales que están ocurriendo. Las frecuencias cardíaca y respiratoria aumentan, y como la sangre se desvía preferentemente hacia la cabeza y hacia el tronco, las extremidades, sobre todo las manos y los pies, se perciben como fríos y sudorosos.
Si no se libera al organismo de estos cambios ocurridos durante la fase de reconocimiento y consideración de la amenaza, se entra en un estado de estrés crónico
3º) NUESTROS PENSAMIENTOS: el modo de interpretar y catalogar nuestras experiencias y el modo de ver el futuro pueden servir tanto para relajarnos como para estresarnos. Por ej.: si nuestro jefe nos mira con cara seria, podría entenderse como una señal de que algo hemos hecho mal y provocar, por tanto ansiedad, o simplemente podría interpretarse como un signo de cansancio porque ha pasado una mala noche y entonces no ser motivo de temor.
Pensar sobre los problemas produce tensión en el organismo, lo cual crea a su vez, la sensación subjetiva de intranquilidad, que provoca pensamientos todavía más ansiosos.
No se puede escapar de todas las situaciones estresantes que hay en nuestra vida ni evitar completamente nuestra respuesta innata a las amenazas, pero sí podemos aprender a contrarrestar nuestras reacciones habituales al estrés, aprendiendo a relajarnos. Los distintos centros del cerebro que aceleran nuestros procesos bioquímicos cuando estamos en estado de alerta pueden, de igual modo, ser estimulados para que enlentezcan dichos procesos.
La respuesta de relajación es la opuesta a la respuesta del organismo ante una amenaza, y es la que devuelve al organismo a su estado natural de equilibrio. Así, las pupilas, el oído, la presión de la sangre, los latidos del corazón, la respiración y la circulación, vuelven a la normalidad y los músculos se relajan.
La respuesta de relajación tiene un efecto de recuperación y representa una tregua para el organismo a los estímulos externos, evitando utilizar toda nuestra energía vital en reaccionar de forma excesiva ante estos estímulos, lo que nos llevaría a un punto en que nos veríamos desbordados por ellos. La relajación normaliza nuestros procesos físicos, mentales y emocionales.
Un hombre se acerca al mostrador de un estanco y pide un paquete de Camel. El empleado le dice que se le han acabado. El hombre concluye que el vendedor tiene los cigarrillos, pero que sólo quiere deshacerse de él porque no le gusta su aspecto. Esta lógica parece obviamente irracional y paranoide.. Pero consideremos el caso de una mujer cuyo marido vuelve a casa con mala cara. Inmediatamente concluye que está enfadado porque ella estuvo demasiado cansada para hacer el amor la noche anterior. Ella espera una ofensa como revancha y responde rápidamente con malhumor y con una posición defensiva. Esta lógica tiene un significado perfecto para él, y ella no pregunta los motivos del marido; más tarde se entera de que tuvo un pequeño accidente de automóvil al volver a casa. El silogismo que ella ha usado funciona más o menos así: 1) Muchas veces mi marido se molesta cuando yo le desilusiono; 2) mi marido parece molesto; 3) por lo tanto, quizá le he desilusionado. El problema de esta lógica reside en la suposición de que el humor del marido ha de estar relacionado forzosamente con ella y que ella es el principal motivo de sus cambios de humor. Este tipo de pensamientos deformados se denomina personalización, esto es, la tendencia a relacionar todos los objetos y eventos con uno mismo. Esto crea una gran cantidad de sufrimiento porque la víctima tergiversa constantemente lo que ve y reacciona consecuentemente según esta mala interpretación.
En este capítulo pretendemos clasificar y examinar quince tipos de pensamientos deformados y proporcionar las herramientas necesarias para identificarlos. Por lo tanto, se deberá estar atento a los indicadores de la presencia de pensamientos deformados y desarrollar las habilidades necesarias para combatirlos. Gran parte del sufrimiento humano es innecesario. Procede de falsas conclusiones que la gente hace de los acontecimientos cotidianos. Son las interpretaciones, lo que la gente se dice a sí misma sobre su experiencia, las que crean ansiedad, cólera o depresión. Si una persona decide que el aspecto agrio de alguien indica rechazo, cuando de hecho está experimentando envidia, está creando su propio estado de ánimo y esto le llevará a entristecerse o a estar susceptible-. Los dos autores que han contribuido más a estudiar la forma de combatir los tipos de pensamientos deformados son Albert Ellis y Aaron Beck. En su libro, publicado en 1961, Guía de la vida racional, Ellis argumenta que las emociones tienen poco que ver con los sucesos reales. Entre los sucesos y la emoción existe una autocharla real o irreal. De hecho, la emoción procede de lo que la persona se dice a sí misma, es decir, de la interpretación del suceso y no del propio suceso. Ellis usa el modelo ABC para describir lo que sucede: A) Hechos y sucesos Un repartidor de periódicos lanza el periódico de un cliente sobre el césped mojado. El Cliente sale corriendo y le dice gritando que sea más cuidadoso. B) Autocharla del repartidor de periódicos Este tío está enfermo
Puede denunciarme
Me quitarán mi ruta
Estoy como una cabra
Este tío es muy duro
Odia a los jóvenes. C) Emociones Ansiedad y cólera. El suceso considerado aisladamente no causa la emoción. Sólo cuando el repartidor de periódicos decide que está en peligro, que está como una cabra, y que el cliente es un duro, se genera la ansiedad y la cólera. Si el repartidor de periódicos decide más tarde que todos podemos equivocarnos y que no pasará nada, su respuesta emocional cambiará completamente. Aaron Beck es uno de los principales teóricos en el tratamiento de la depresión. En su libro publicado en 1967, Depresión: Aspectos clínicos, experimentales y teóricos, describe como los tipos de pensamientos deformados hacen estallar y exacerban la espiral descendente de la depresión. Corrigiendo tipos de pensamientos tales como la sobre generalización y la polarización, la persona deprimida empieza a salir del foso. A medida que sus interpretaciones de los sucesos de su alrededor cambian, también lo hacen su humor y su actitud hacia el futuro. Efectividad contra el síntoma La terapia cognitiva defendida por Beck y Ellis ha demostrado ser efectiva para reducir la frecuencia e intensidad de la ansiedad interpersonal y general, la depresión, la cólera crónica y el perfeccionismo compulsivo. Tiempo necesario para dominar la técnica La evaluación de los tipos de pensamientos deformados necesita varios días, así como observar los pensamientos en una variedad de situaciones de estrés. El hábito de combatir las distorsiones necesita desde unas dos semanas a varios meses para llegar a ser automático. 15 Tipos de pensamientos deformados 1. Filtraje Esta distorsión está caracterizada por una especie de visión de túnel; sólo se ve un elemento de la situación con la exclusión del resto. Se resalta un simple detalle y todo el evento o situación queda teñida por este detalle. Un dibujante que no soportaba las críticas, fue elogiado por la calidad de los detalles de unos recientes dibujos, y le pidieron si podría hacer su próxima obra con un poco más de prisa. Regresó a su casa deprimido, pensando que su jefe creía que había estado perdiendo el tiempo, cuando lo que había ocurrido era que, simplemente, sólo había prestado atención a un componente de la conversación y no escuchó el elogio por su temor a sus posibles deficiencias. Cada persona posee su túnel particular por el que observa el mundo. Algunos son hipersensibles a todo aquello que sugiere pérdida, y se ciegan ante cualquier indicación de beneficio. Para otros, la más débil posibilidad de peligro sobresale como una púa en una escena que es, en conjunto agradable. La gente deprimida selecciona elementos que pérdidas, los ansiosos seleccionan peligros, y los que frecuentemente experimentan cólera buscan evidencias de injusticia. Los mecanismos del recuerdo también pueden ser muy selectivos. De una historia completa o del conjunto de la experiencia, sólo se recuerdan normalmente algunas clases de sucesos. Como resultado, se puede revisar el pasado y reexperimentar recuerdos que característicamente pueden hacer sentir cólera, ansiedad o depresión. Los pensamientos se pueden magnificar y tremendizar mediante muchos procesos de filtraje. Cuando los pensamientos negativos se sacan fuera de contexto, aislados de todas las experiencias buenas que nos rodean, se han mayores y más tremendos de lo que realmente son. El resultado final es que todos los temores, carencia, e irritaciones se exageran en importancia porque llenan la conciencia con exclusión de todo lo demás. Las palabras clave para este tipo de filtraje son: terrible
tremendo
desagradable
horroroso, y así sucesivamente. Una frase clave es no puedo resistirlo. 2. Pensamiento polarizado La característica principal de esta distorsión es la insistencia en las elecciones dicotómicas: se tiende a percibir cualquier cosa de forma extremista, sin términos medios. Las personas y los pensamientos son buenos o malos, maravillosos u horribles. Esto crea un mundo en blanco y negro, y como las personas que padecen este tipo de distorsión fracasan en todos los matices del gris, sus reacciones a los eventos oscilan de un extremo emocional a otro. El mayor peligro de dicotomizar el pensamiento es el impacto sobre cómo se juzga dicha persona a sí misma. Si no es perfecto o brillante entonces sólo podrá ser un fracasado a un imbécil. No hay lugar para las equivocaciones o la mediocridad. Un conductor de un autobús discrecional pensaba que era el mayor despistado del mundo cuando tomaba una salida errónea de la autopista y ello le llevaba a conducir varios kilómetros fuera de su ruta. Una equivocación y se creía un incompetente o un inútil. Una madre de tres niños, soltera, estaba decidida a ser fuerte y responsable. Cuando se sentía cansada o ligeramente ansiosa, empezaba a pensar que era débil, disgustándose consigo misma y criticando su propio comportamiento en las conversaciones con sus amigos. 3. Sobregeneralización En esta distorsión se produce una extensión, una conclusión generalizada a partir de un incidente simple o un solo elemento de evidencia. El hecho de escaparse un punto mientras se está haciendo ganchillo significaría nunca aprenderé a hacer labores. Un rechazo en una pista de baile significa nunca querrá nadie bailar conmigo. Si se marea realizando un viaje en tren nunca realizará otro. Si una persona se marea en el balcón de una sexta planta, nunca sale a otro. Si sintió ansiedad la última vez que su marido hizo un viaje de negocios, será un drama cada vez que deje la ciudad. Una experiencia desagradable significa que siempre que se repita una situación similar, se repetirá la experiencia desagradable. Esta distorsión conduce inevitablemente a una vida cada vez más restringida. Las sobregeneralizaciones se expresan a menudo en forma de afirmaciones absolutas, como si existiera alguna ley inmutable que gobernara y limitara el curso de la felicidad. Se está sobregeneralizando cuando se afirma radicalmente que nadie me quiere
nunca seré capaz de confiar en alguien otra vez
siempre estaré triste
nunca podré conseguir un trabajo mejor
nadie querrá ser mi amigo si llega a conocerme realmente. La conclusión se basa en una o dos piezas de evidencia, y cuidadosamente se ignora todo lo que uno conoce de sí mismo que pueda contradecirlas. Las palabras que indican que se puede estar sobregeneralizando son: todo, nadie, nunca, siempre, todos y ninguno. 4. Interpretación del pensamiento Cuando una persona interpreta el pensamiento hace juicios repentinos sobre los demás: Es lógico que actúe así porque está celoso
Ella está contigo por tu dinero
Él teme mostrar sus preocupaciones. No son una prueba, pero casi parecen verdad. En la mayoría de ejemplos, aquellos que interpretan el pensamiento hacen suposiciones sobre cómo sienten los demás y qué les motiva a ello. Por ejemplo, se puede concluir: Él la ha visitado tres veces la última semana porque a) está enamorado, b) está molesto con su antigua novia y sabía que ella lo averiguaría, c) está deprimido y va de rebote, d) temía encontrarse solo de nuevo. Se puede elegir, pero actuar a partir de cualquiera de estas conclusiones arbitrarias puede ser desastroso. En la medida que su pensamiento interpreta, también se hacen presunciones sobre cómo está reaccionando la gente a las cosas que la rodean, particularmente cómo están reaccionado los demás ante usted. Esto hace que me vea poco atractivo
Piensa que soy un inmaduro
Quieren ponerme nervioso. Estas presunciones son normalmente imposibles de ser sometidas a prueba. Han nacido de la intuición. Las sospechas, dudas vagas, o una o dos experiencias pasadas, pero siempre son, sin embargo, creídas. Las interpretaciones del pensamiento dependen de un proceso denominado proyección. Una persona imagina que la gente siente y reacciona a los pensamientos de la misma forma que ella. Por lo tanto, no se molesta en mirar o escuchar atentamente, ni se da cuenta de que realmente es diferente. Si una persona se enfada cuando alguien llega tarde, puede imaginarse a todo el mundo actuando así. Si alguien es muy sensible al rechazo, espera que la mayoría de la gente sea igual. Si una persona es muy estricta respecto a unos hábitos o rasgos particulares, asume que los demás participan de su creencia. Las interpretaciones del pensamiento pasan por alto conclusiones que sólo son verdad para sí mismos sin molestarse en comprobar si son apropiadas para el resto de las personas. 5. Visión Catastrófica Cuando una persona catastrofiza, una pequeña vía de agua en un barco de vela significa que seguramente se hundirá. Un contratista que trabaja por menos dinero concluye que nunca podrá obtener un buen trabajo. Un dolor de cabeza indica que está apareciendo un cáncer cerebral. Los pensamientos catastróficos a menudo empiezan con las palabras y si. Una persona lee un artículo del periódico que describe una tragedia o escucha un chismorreo sobre un desastre que aconteció a un conocido, y empieza a preguntarse si esto le podría suceder a él. ¿Y si me rompo la pierna esquiando
Y si secuestran mi avión
Y si me mareo y tengo que ir enfermo
Y si mi hijo empieza a drogarse?. La lista es interminable, y una imaginación catastrófica realmente fértil no tiene límites. 6. Personalización El capítulo empezó con un ejemplo de personalización. Es la tendencia a relacionar algo del ambiente consigo mismo. Una madre deprimida se censuraba cuando veía algún signo de tristeza en su hijo. Un recién casado creía que cada vez que su esposa hablaba de cansancio significaba que ella esta cansad de él. Un hombre cuya esposa se quejaba de la subida de precios, escuchaba las quejas como críticas a su habilidades como cabeza de familia. Un aspecto importante de la personalización es el hábito de compararse continuamente con los demás. Toca el piano mucho mejor que yo
No soy lo suficientemente gracioso para ir con esta pandilla
Ella se conoce a sí misma mucho mejor que yo
Siente las cosas tan profundamente, mientras que yo soy insensible
Soy el más lento de la oficina
Él está callado (y yo soy ingenioso)
Soy el más guapo
Le escuchan a él pero no a mi
. Nunca faltan oportunidades para compararse. La presunción subyacente es que su valor es cuestionable. Por lo tanto, continuamente se encontrará forzado a probar su valor como persona, midiéndose a sí mismo en relación con los demás. Si de esta comparación resulta vencedor, gozará de un momento de alivio. Pero si resulta perdedor, se sentirá humillado. El error básico de pensamiento en la personalización es que se interpreta cada experiencia, cada conversación, cada mirada como una pista para analizarse y valorarse a sí mismo. 7. Falacias de control Existen dos formas en que puede distorsionarse el sentido de poder y control de una persona. Una persona puede verse a sí misma impotente y externamente controlada, u omnipotente y responsable de todo lo que ocurre alrededor. La persona que se siente externamente controlada, se bloquea. No cree que pueda construir su propia vida o introducir cualquier diferencia en el mundo que le rodea. Allí donde mire sólo ve pruebas de la indefensión humana. Otra persona u otra cosa son las responsables de su dolor, sus pérdidas o sus fracasos. Ellas son las culpables. Desde esta óptica es difícil encontrar soluciones, porque probablemente no funcionaría. Un ejemplo extremo de esta falacia es la persona que pasea por un suburbio llevando una pulsera con tres diamantes y un reloj muy caro. Le asaltan y se siente indefensa y resentida. No puede imaginarse qué hubiera podido hacer para evitarlo. Era una víctima pasiva. La realidad, sin embargo, es que este grupo de personas están tomando decisiones constantemente, y que cada decisión afecta su vida. En alguna medida cada cual es responsable de lo que le ocurre. El polo opuesto de la falacia del control externo es la falacia del control omnipotente. La persona que experimenta esta distorsión se cree responsable de todo y de todos. Lleva el mundo sobre sus hombros. Los compañeros de trabajo dependen de ella, los amigos también, es la responsable de la felicidad de la mayoría de la gente y cualquier negligencia de su parte podría causales soledad, rechazo, la ruina o un susto. Debe hacer justicia en todas las ofensas, saciar toda necesidad y curar todas las heridas. Y si no es así se siente culpable. La omnipotencia depende de tres elementos: la sensibilidad hacia las personas que le rodean, una creencia exagerada de su poder para saciar todas las necesidades, y la expectativa de que es ella, y no los demás, la persona responsable de satisfacer estas necesidades. 8. La falacia de justicia Este tipo de pensamiento distorsionado se basa en la aplicación de las normas legales y contractuales a los caprichos de las relaciones interpersonales. El inconveniente es que dos personas raramente se ponen de acuerdo sobre lo que es justo, y no existe tribunal o juez que pueda ayudarlos. La justicia es una evaluación subjetiva de la medida en que lo que uno espera, necesita o desea de la otra persona, ésta se lo proporciona. La justicia, definida así, puede ser tan fácilmente puesta al servicio de los propios intereses, que cada persona queda inmovilizada en su propio punto de vista. El resultado es la impresión de estar viviendo en las trincheras y un sentimiento de enojo cada vez mayor. La falacia de la justicia se expresa a menudo con frases condicionales: Si me quisiera, no se burlaría
Si me quisiera, me ayudaría a conseguir el orgasmo
Si esto fuera un matrimonio como Dios manda, ella debería acompañarme a la excursión y aprender a apreciar el paisaje
Si él me quisiera, volvería a casa directamente al salir del trabajo
Si apreciasen mi trabajo, me proporcionarían un despacho mejor. Es tentador hacer suposiciones sobre cómo cambiarían las cosas si la gente se limitara a jugar limpio y nos valorara adecuadamente. Pero las otras personas casi nunca ven las cosas de la misma forma que nosotros, y acabamos causándonos dolor a nosotros mismos. 9. Razonamiento emocional En la raíz de esta distorsión está la creencia de que lo que la persona siente tendría que ser verdadero. Si se siente como un perdedor, entonces tiene que ser un perdedor. Si se siente culpable, tiene que haber hecho algo mal. Si se considera feo, entonces tiene que ser feo. Si se siente colérico, es que alguien se ha aprovechado de él. Todas las cosas negativas que se sienten sobre uno mismo y los demás, deben ser verdaderas porque se sienten como verdaderas. El problema con el razonamiento emocional es que las emociones por sí mismas no tienen validez. Son productos del pensamiento. Si una persona tiene pensamientos y creencias deformadas, sus emociones reflejan estas distorsiones. Creer siempre en las emociones propias es como creerse todo lo que se imprime. 10. Falacia del cambio La única persona a la que uno puede controlar realmente, o tener muchas esperanzas de cambiar, es a sí mismo. La falacia del cambio, sin embargo, supone que una persona cambiará para adaptarse a nosotros si se la presiona lo suficiente. La atención y energía se dirige, por lo tanto, hacia los demás porque la esperanza de felicidad se encuentra en conseguir que los demás satisfagan nuestras necesidades. Las estrategias para cambiar a los otros incluyen echarles la culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar. El resultado normal es que la otra persona se siente atacada o cohibida y no cambia en absoluto. El supuesto fundamental de este tipo de pensamiento es que la felicidad depende de los actos de los demás. De hecho, la felicidad depende de varios miles de grandes y pequeñas decisiones que cada persona toma a lo largo de la vida. 11. Etiquetas globales El supermercado vende comida podrida a precios de escándalo. Una persona que rehúsa llevar a otra en su coche es un completo egoísta. Un muchacho que se muestra tranquilo en sus citas con las chicas es etiquetado coma más aburrido que una almeja. Los republicanos son un puñado de pelotas hambrientos de dinero. Tu jefe es un imbécil sin entrañas. Cada una de estas etiquetas puede contener algo de verdad. Pero en un juicio global se generalizan una o dos cualidades. El rótulo ignora toda evidencia contraria, convirtiendo tu visión del mundo en estereotipada y unidimensional. 12. Culpabilidad Se experimenta una sensación de alivio cuando conoces quién es el culpable. Cuando una persona está sufriendo, alguien ha de ser el responsable. Una persona está sola, ofendida, o atemorizada porque alguien le provoca estos sentimientos. Un hombre se encoleriza porque su esposa le sugiere que construya la valla que ya tenía intención de instalar; piensa que ella debería haber sabido lo cansado que estaba, pero se había mostrado totalmente insensible. El problema radica en que él esperaba que ella fuera clarividente, que leyera su pensamiento, cuando a decir verdad era responsabilidad del marido informar de su fatiga, y no lo hizo. A menudo la culpabilidad implica que otro se convierta en el responsable de elecciones y decisiones que realmente son de nuestra propia responsabilidad. Una mujer culpaba al carnicero de vender hamburguesas que siempre estaban llenas de grasa. Pero en realidad era su problema: podría haber comprado carne de mejor calidad, o ir a otro carnicero. En este estilo de pensamiento, alguien está siempre haciendo algo a otra persona y ésta no tiene la responsabilidad de expresar sus necesidades, decir que no, ni decidir dónde quiere ir. Algunas personas focalizan la culpabilidad en ellas mismas exclusivamente. Se martillean constantemente a sí mismas por ser incompetentes, insensibles, estúpidas, muy emotivas, etc. Siempre están a punto para encontrarse equivocadas. Una mujer sentía que había echado a perder la tarde entera de su marido porque le hizo retrasarse quince minutos al ir a una fiesta. Después, como la fiesta terminó temprano, decidió que había fastidiado a todo el mundo. 13. Los debería En esta distorsión, la persona se comporta de acuerdo con unas reglas inflexibles que deberían regir la relación de todas las personas. Las reglas son correctas e indiscutibles. Cualquier desviación hacia valores o normas particulares es mala. Como resultado, a menudo la persona adopta la posición de juez y encuentra faltas. La gente le irrita. Los demás no piensan ni actúan consecuentemente. La gente tiene rasgos, hábitos y opiniones inaceptables que los hace difíciles de tolerar. Deberían conocer las reglas y deberían seguirlas. Una mujer sentía que su marido debería querer sacarla a pasear en coche los domingos. Un hombre que amase a su esposa debería llevarla al campo y, una vez fuera, invitarla a comer en algún lugar acogedor. El hecho de que él no quiera ir significa que sólo piensa en si mismo. Las palabras que indican la presencia de esta distorsión son debería, habría de, o tendría. De hecho, Albert Ellis ha rebautizado este tipo de pensamiento con el nombre de musterbation.* No sólo son los demás quienes son juzgados, sino que también La persona se hace sufrir a sí misma con los debería. Se siente impelida a hacer algo, o a ser de alguna forma, pero nunca se molestará en preguntarse objetivamente si realmente tiene algún sentido. La famosa psiquiatra Karen Horney lo denominaba la tiranía de los debería. He aquí una lista de los debería más comunes e irracionales: · Debería ser un compendio de generosidad, consideración, dignidad, coraje, altruismo. · Debería ser el amante, amigo, padre, profesor, estudiante, esposo, perfecto. · Debería ser capaz de soportar cualquier penalidad con ecuanimidad. · Debería ser capaz de encontrar una rápida solución a cualquier problema. · No debería sentirme herido nunca, siempre debería estar feliz. · Debería conocer, entender y preverlo todo. · Debería ser siempre espontáneo y al mismo tiempo debería controlar siempre mis sentimientos. · No debería sentir ciertas emociones, tales como cólera o celos, nunca. · Debería amar a mis hijos por igual. · No debería equivocarme nunca. · Mis emociones deberían ser constantes, siento amor algunas veces y debería sentirlo siempre. · Debería confiar totalmente en mí mismo. · Debería ser asertivo, sin herir nunca a nadie. · No debería estar cansado o enfermo nunca. · Debería ser siempre extremadamente eficiente. * Juego de palabras con must, que en inglés significa obligatoriedad (tener que, deber de
). En otros textos se ha traducido el término por necesidad perturbadora. (N. del T.). 14. Tener razón En esta distorsión, la persona se pone normalmente a la defensiva; tiene que probar continuamente que su punto de vista es el correcto, que sus apreciaciones del mundo son justas, y todas sus acciones adecuadas. No está interesado en la posible veracidad de una opinión diferente a la suya, sino sólo de defenderla. Cada decisión que toma es justa, todo trabajo realizado está bien hecho. Nunca se equivoca. Las opiniones de este tipo de personas raramente cambian porque tienen dificultad para escuchar nuevas informaciones. Cuando los hechos no encajan en lo que ya creen, los ignoran. Un mecánico tenía la costumbre de entrar en un bar para tomar tres o cuatro copas camino a casa. Frecuentemente regresaba después de las siete, y su esposa nunca sabía cuando debía tener la cena preparada. Cuando ella se le enfrentaba, él se encolerizaba y decía que un hombre tenía derecho a un poco de descanso. Le reprochaba que ella estuviese tranquilamente en casa, mientras él tenía que arreglar coches todo el día. El mecánico debía tener razón y no podía comprender el punto de vista de su esposa. Tener razón le hizo duro de oído. El actuar así también le hizo más solitario, porque tener razón se considera más importante que mantener unas buenas relaciones personales. 15. La falacia de la recompensa divina En este estilo de ver el mundo la persona se comporta correctamente en espera de una recompensa. Se sacrifica y trabaja hasta quedar extenuada, y mientras tanto imagina que está coleccionando puntos angelicales que podrá cobrar algún día. Una madre de familia preparaba comidas sofisticadas para los suyos y hacía cocciones y labores de punto interminables. Mandaba a sus hijos a todas las actividades extraescolares. La casa estaba inmaculada. Permaneció durante años, esperando siempre algún tipo de recompensa o apreciación especial, pero nunca llegó. Poco a poco se fue haciendo hostil y resentida. El problema fue que mientras ella estaba haciendo las cosas correctamente, se iba quebrando física y emocionalmente. Cada vez se hizo más retraída y al final nadie quiso permanecer con ella. Agradecimientos: algunas de estas distorsiones han sido extraídas de la obra de otros terapeutas cognitivos. De Aaron Beck hemos tomado el filtraje (abstracción selectiva), los pensamientos dicotomizados, la sobregeneralización, la personalización y la interpretación del pensamiento (interferencias arbitrarias). De la obra de David Burns procede el concepto de razonamiento emocional. Instrucciones A medida que se han ido exponiendo las diferentes distorsiones, se habrá podido apreciar que todas las personas tienen algunas de favoritas. Otras raramente aparecerán aun sin hacer hada para evitarlas. Es necesario sensibilizarse a las distorsiones de mayor frecuencia de modo que la alarma interna suene siempre que aparezcan. Antes de proseguir, léase y familiarícese con el cuadro resumen de estos 15 tipos de pensamiento distorsionado. En la próxima sección se realizarán unas prácticas para identificarlos. Resumen 15 Tipos de pensamientos distorsionados 1. Filtraje: se toman los detalles negativos y se magnifican mientras que no se filtran todos los aspectos positivos de la situación. 2. Pensamiento polarizado: las cosas son blancas o negras, buenas o malas. La persona ha de ser perfecta o es una fracasada. No existe término medio. 3. Sobregeneralización: se extrae una conclusión general de un simple incidente o parte de la evidencia. Si ocurre algo malo en una ocasión esperará que ocurra una y otra vez. 4. Interpretación del pensamiento: sin mediar palabra, la persona sabe qué sienten los demás y por qué se comportan de la forma en que lo hacen. En concreto, es capaz de adivinar qué sienten los demás respecto a ella. 5. Visión catastrófica: se espera el desastre. La persona se entera o escucha un problema y empieza a decirse Y si: ¿Y si estalla la tragedia? ¿Y si me sucede a mi?. 6. Personalización: la persona que los sufre cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. También se compara con los demás, intentando determinar quién es más elegante, tiene mejor aspecto, etc. 7. Falacias de control: si se siente externamente controlado, se ve a si mismo como una víctima del destino. La falacia de control interno convierte a la persona en responsable del sufrimiento o de la felicidad de aquellos que le rodean. 8. Falacia de la justicia: la persona está resentida porque piensa que conoce qué es la justicia, pero los demás no están de acuerdo con ella. 9. Culpabilidad: la persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento, o toma el punto de vista opuesto y se culpa a si misma de todos los problemas ajenos. 10. Debería: la persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo deberían actuar los demás. Las personas que trasgreden estas normas le enojan y también se siente culpable si las viola ella misma. 11. Razonamiento emocional: cree que lo que siente tendría que ser verdadero automáticamente. Si siente como estúpida y aburrida una cosa, debe ser estúpida y aburrida. 12. La falacia del cambio: una persona espera que los demás cambiarán para seguirle si los influye o camela lo suficiente. Necesita cambiar a la gente porque sus esperanzas de felicidad parecen depender enteramente de ello. 13. Las etiquetas globales: se generalizan una o dos cualidades de un juicio negativo global. 14. Tener razón: continuamente está en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son correctas. Es imposible equivocarse y se hará cualquier cosa para demostrar que se tiene razón . 15. La falacia de la recompensa divina: espera cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación, como si hubiera alguien que llevara las cuentas. Se resiente cuando se comprueba que la recompensa no llega.
LISTA DE ACTIVIDADES POSITIVAS A continuación te encontrarás con una lista de actividades positivas. Se trata de ver qué cosas de las que te han sucedido a lo largo del día cabe en cualquiera de los 25 ítems en que se pueden agrupar (anverso de la hoja) y las vayas anotando en una libreta, de manera que irás confeccionando un Registro de Actividades Positivas. La idea general es: * cualquier cosa que te haya ocurrido ese día hay que pensar si cabe en algún ítem * en un mismo ítem pueden caber una, o dos, o más cosas que te hayan pasado ese día * una misma cosa puede caber en dos, tres, o más ítems * cuando sucede que en algún ítem no ha pasado nada ese día, se pasa al siguiente sin contestar no en el número de ese ítem (es decir, irás anotando en una libreta las actividades precedidas del número que corresponda según la lista que te ofrecemos y detallando en tu caso cuál ha sido, brevemente pero concretando lo que has hecho; y no hace falta anotar los números de las actividades que no realices en ese día) Detalles a tener en cuenta: – Este registro intentarás hacerlo a diario, pero si algún día no has podido, no lo hagas. – Se aconseja utilizar un cuaderno dedicado exclusivamente a este trabajo. – Se realiza preferiblemente por la noche porque resulta más fácil tener presente todo lo que ha sucedido a lo largo del día, y se recuerda con poco esfuerzo. – No es necesario esforzarse en intentar cumplir actividades para después poder registrarlas en el diario (no es necesario pero puede hacerse, si quieres). – Sí que hay que esforzarse (sobre todo los primeros días) en recordar bien qué cosas te han pasado que puedas meter en algún ítem. Para ello procura ir repasando despacio desde la mañana a la noche tus actividades (imagínate que has grabado un vídeo desde que te has levantado por la mañana y ahora lo estás visualizando). MUY IMPORTANTE: Al acabar de contestar todos los ítems del día, hay que puntuarse sobre un valor del 0 al 10 cuál ha sido el estado de ánimo general de ese día. 1. Planear algo agradable, aunque después no se cumpla. 2. Salir de paseo, de compras, al campo…, siempre que el hacerlo te haya resultado una distracción. 3. Ir a ver un espectáculo: cine, teatro, concierto, etc. 4. Salir de viaje. 5. Ir a una reunión, a clase, a una conferencia Algo de tipo serio o formal. 6. Asistir a una reunión social. Algo de tipo informal, festivo, lúdico 7. Hacer deporte o jugar a algo. 8. Pasar tiempo con un hobby o proyecto. Por ejemplo, contestar este registro (si resulta distractor)… 9. Entretenerse en casa: leyendo, escuchando música, viendo la televisión (este ítem se presta mucho a poder anotar cosas de otros ítems, como por ejemplo del 8, del 10, del 11, del 20, del 22 .). 10. Hacer algo para uno/a mismo/a: comprarse algo, cocinarse algo, vestirse especialmente bien Se refiere a algún tipo de complacencia o mimo que uno/a se concede. 11. Pasar tiempo relajándose (pensando, soñando despierto/a, sentado/a sin hacer nada, dormitando ). 12. Arreglarse, asearse, aunque sea algo normal que se haga todos los días, pero también hay que anotar algo especial como por ejemplo depilarse, ir a la peluquería, maquillarse más de lo habitual, etc. 13. Insistir en una tarea difícil. Lo que cuenta aquí es no rendirse ante una dificultad, aunque no se llegue a terminar. 14. Terminar una tarea rutinaria o desagradable. Aquí lo que se valora es haberlo hecho aun con pocas ganas. 15. Hacer bien un trabajo, de cualquier tipo, no sólo el profesional. 16. Cooperar con alguien en una tarea en común. Se refiere a hacer algo entre dos o en equipo. 17. Hacer algo especial para alguien, ser generoso/a. Aunque se haga de corazón, hay que valorarlo. 18. Buscar la compañía de otras personas: llamarlas, acercarse a ellas… Ser tú quien has tenido la iniciativa de ir a ver a alguien o de telefonear…etc. 19. Iniciar una conversación: en una tienda, en una fiesta, en clase… Ser tú quien rompe el hielo. Se refiere sobre todo con gente poco conocida. 20. Discutir un tema interesante o divertido. Aunque sea un tema difícil o duro, cuenta el hecho de que te metes en la conversación. 21. Expresarse de manera clara, franca y abierta: una opinión, una crítica, ira, etc. Se valora el que no te calles algo que deseas decir, aunque las consecuencias no sean de tu agrado. 22. Jugar con niños o animales. Dedicarles un tiempo real, aunque sea poco. 23. Premiar o alabar a alguien. Por ejemplo: hacer un regalo, tener un detalle, unas palabras 24. Demostrar amor o afecto físicamente. Cualquier contacto, desde dar la mano en un saludo hasta tener relaciones sexuales. 25. Recibir cumplidos, premios o atención. Fíjate bien en este punto porque seguro que a lo largo del día encontrarás que alguien ha sido amable contigo. No es preciso que sea algo muy patente. Recuerda ahora que has de puntuar el estado de ánimo general de todo el día (de 0 a 10)
1 ¿Qué es?
La depresión post-vacacional es un síndrome que experimenta mucha gente al finalizar sus vacaciones y reincorporarse a sus puestos de trabajo. Aunque los psicólogos y psiquiatras no se ponen de acuerdo acerca de si debe considerarse como tal, se trata de un síndrome que suele presentar unos síntomas muy parecidos a los de una depresión clínica: sensación de apatía, desánimo, irritabilidad, dificultad para relacionarse con los demás, insomnio, etc. En casos graves puede llegar a provocar estados de ansiedad, trastornos digestivos y taquicardias.
2 ¿Por qué se produce?
El principal causante de la depresión post-vacacional es la vuelta al trabajo después de un prolongado periodo de vacaciones, aunque el cambio en los horarios y la modificación de las horas de sueño contribuyen también. Los días de ocio y disfrute dan paso a las largas jornadas laborales y a las responsabilidades, por lo que es lógico y normal que una persona se sienta un poco desanimada. El verdadero problema surge cuando esa sensación de desánimo generalizado se prolonga demasiado en el tiempo, por norma general durante más de dos semanas.
3 Tómate el primer día con filosofía
De nada te servirá lamentarte y amargarte sin sentido. En lugar de pensar en lo bien que te lo pasaste en vacaciones y lo duro y triste que resulta estar de vuelta en el trabajo tómate tu primer día de trabajo como una jornada laboral más. Así conseguirás quitarle dramatismo al asunto. Por otra parte, no olvides que la vuelta al trabajo no sólo supone una vuelta a las responsabilidades y a las exigencias, sino que también es un reencuentro con los compañeros y amigos. Pregúntales acerca de sus vacaciones y cuéntales cómo te ha ido a ti en las tuyas. Te sentirás mucho mejor y estrecharás lazos con ellos.
4 Poco a poco.
No esperes llegar al trabajo y empezar a trabajar a destajo desde el primer momento, tómate tu tiempo para ponerte al día con lo que dejaste pendiente antes de irte de vacaciones y de lo que ha ocurrido mientras estabas fuera. Hecho esto organízate, márcate una línea de trabajo y unos objetivos a conseguir en tu primera semana de trabajo. Verás que, poco a poco, irás recuperando el ritmo de trabajo al que estabas acostumbrado antes de irte de vacaciones. Si aún así ves que te cuesta un poco acostumbrarte otra vez al trabajo, no desesperes, no eres el único que está pasando por esta situación. Cuando te quieras dar cuenta ya no sentirás esa sensación de desasosiego cada vez que tengas que ir a trabajar.
5 Márcate nuevos objetivos e ilusiones.
Volver al trabajo y caer en la desdicha de que aún te quedan muchos meses para las próximas vacaciones es un error que sólo hará que te deprimas aún más. Piensa que puedes aprovechar los fines de semana, que el calendario laboral está poblado de días festivos y que puede que incluso te quede algún que otro día libre por disfrutar. Márcate proyectos y metas que alcanzar a través del trabajo, harán que acudas a tu puesto de trabajo con la ilusión propia de quien persigue un sueño.
6 Intenta mejorar las cosas en el trabajo.
Un jefe despótico, un compañero al que no soportas, una silla sobre la que sentarse que te destroza la espalda, etc. Aún si uno tiene la inmensa suerte de estar enamorado de su trabajo siempre habrá cosas que no sean de su agrado. Si este es tu caso ponte manos a la obra para cambiar aquello que no te gusta. Nadie te garantiza que lo vayas a conseguir, pero por lo menos te quedará la satisfacción de haberlo intentado. Establece flujos de comunicación más fluidos, haz que tu punto de vista sea escuchado y tenido en cuenta, si algo no te parece bien hazlo saber. Te sentirás mucho más implicado en tu trabajo, y ello hará que la vuelta al mismo no se haga tan costosa.
7 ¡El día tiene muchas horas!
Has de comprender que el día tiene 24 horas, y que tu trabajo sólo te ocupa una tercera parte del mismo. Así que cuando hayas terminado tu jornada laboral, dedica el resto del día a practicar actividades que son de tu agrado o para estar con los amigos o con la familia. Es necesario cumplir con las responsabilidades, pero también lo es satisfacer las necesidades de ocio y descanso. Si tienes esto en cuenta a lo largo de los primeros días después de tu vuelta al trabajo conseguirás que ésta se haga mucho más llevadera. También es importante que sepas no llevarte el trabajo a casa. Pasarte la tarde agobiado por lo que te espera en el trabajo al día siguiente es igualmente inútil y estresante.
8 ¿Has pensado en practicar deporte?
Está demostrado: practicar deporte de manera regular no sólo es bueno para la salud sino que también contribuye a combatir el estrés. Saliendo a correr en tus ratos libres o apuntándote a un gimnasio conseguirás romper con la monotonía que puedas experimentar en tu trabajo y ganarás en salud y energía. No cabe duda, el deporte es uno de tus mejores aliados para combatir la depresión post-vacacional.
9 ¿Qué es para ti el trabajo?
Mucha gente no se da cuenta de la verdadera importancia del trabajo. Es una manera de realizarse personalmente, una forma de prestar un servicio útil a la sociedad a la que se pertenece y un proceso en el que nunca se deja de aprender. Si uno es capaz de comprender esto dejará de contemplar la vuelta al trabajo como una obligación. Por otra parte, también es importante darse cuenta de que la vida no sólo es trabajar, es más, el trabajo, en el fondo, no es más que un medio para ganarse la vida. No estás atado a tu trabajo, no eres un esclavo del mismo, trabajas para poder vivir y para, además de otras cosas, poder pagarte las vacaciones que acabas de disfrutar.
10 Adopta una mentalidad positiva.
Éste puede que sea el paso más importante de todos. Acepta la realidad, acepta el hecho de que ya has tenido tu tiempo para descansar y de que ahora toca trabajar. Piensa en que hay muchas personas que no tienen la suerte de tener un puesto de trabajo esperándoles a la vuelta de las vacaciones. Afronta las responsabilidades e intenta realizarte personalmente haciendo tu trabajo lo mejor posible, y hazlo todo con una sonrisa. Sonriendo no sólo serás feliz, sino que además harás más felices a los que te rodean y crearás un mejor ambiente de trabajo.
¿Qué es la disfunción eréctil?
La impotencia sexual masculina o disfunción eréctil es la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria. Debe diferenciarse de otros problemas de la esfera sexual como son la falta de deseo, las alteraciones de la eyaculación (eyaculación prematura, eyaculación retrasada, ausencia de eyaculación) o los trastornos del orgasmo. La impotencia o disfunción eréctil es una enfermedad muy frecuente que puede afectar las relaciones de quien la padece con su pareja, con la familia, así como con el entorno laboral y social. Existen una serie de factores de riesgo que pueden favorecer la impotencia o disfunción eréctil: diabetes, hipertensión arterial, consumo de tabaco y alcohol, niveles altos de colesterol, toma de determinados fármacos y depresión.
Causas
La impotencia o disfunción eréctil puede ser causada por:
Causas psicológicas: el pene no tiene ninguna alteración física, pero problemas psicológicos como la ansiedad(provocada con frecuencia por el miedo a no conseguir una erección o a defraudar a la mujer), la depresión, los problemas con la pareja e incluso el estrés pueden afectar al acto sexual. También la preocupación excesiva por los problemas laborales, sociales o familiares implican que no se dedique la atención necesaria al acto sexual. La fatiga, la inapetencia, la falta de ejercicio, el insomnio o un fracaso laboral también desequilibran los reflejos sexuales.
Causas vasculares: son muy habituales. El pene no puede acumular la sangre necesaria para que se dé una erección, generalmente porque no llega en suficiente cantidad. Fumar, sufrir hipertensión arterial, diabetes, algunas enfermedades cardíacas y variaciones en los niveles de colesterol en sangre pueden provocar trastornos vasculares que dificulten la erección.
Causas neurológicas: en estos casos se produce una interrupción en la transferencia de mensajes del cerebro al pene porque existe una lesión en los nervios implicados. Esto ocurre con las lesiones de la médula espinal, laesclerosis múltiple o las intervenciones quirúrgicas en la pelvis.
Causas hormonales: son poco frecuentes. Generalmente se deben a una falta de hormonas sexuales masculinas.
Causas farmacológicas: existen varios medicamentos que tienen como efecto secundario disminuir la capacidad de tener una erección. Entre ellos hay algunos fármacos para tratar la hipertensión, las enfermedades cardíacas y los trastornos psiquiátricos.
Tratamientos
Muchos médicos sugieren que la elección de los tratamientos contra la impotencia o disfunción eréctil que han de seguirse, deberían ir del menos al más invasivo. Primero, el abandono de drogas; segundo, psicoterapia y modificación de comportamientos; luego, aparatos de vacío o fármacos; y, por último, cirugía.
La ayuda psicológica es recomendable en hombres de menos de 40 años, ya que en estos casos la causa de la enfermedad suele ser mental. Incluso en casos de impotencia por problemas físicos, muchos hombres necesitan ayuda psicológica para poder superar problemas de autoestima derivados de esta enfermedad.
El papel del hombre:
En lugar de caer en el desánimo, la persona a la que se le diagnostique impotencia o disfunción eréctil debe tomar medidas de carácter personal para contribuir a superar con éxito dicha condición:
Prepararse psicológicamente y mentalizarse de que a partir de aquel momento dejará de ser impotente.
Dialogar con su pareja sobre los problemas emocionales.
Mantenerse en buenas condiciones físicas y en un peso normal.
Asegurarse de que la impotencia no es consecuencia de una enfermedad: diabetes, esclerosis múltiple o arterosclerosis.
No ingerir alcohol ni consumir tabaco, pastillas para dormir, tranquilizantes, calmantes, etc.
Intentar el coito aunque el pene no esté erecto (el coito es el estimulante sexual más poderoso).
Hacer una prueba con algún dispositivo mecánico estimulante.
Consultar siempre con especialistas.
El papel de la mujer:
La mujer cuya pareja sufra una disfunción eréctil también debe colaborar en el proceso de superación. Entre otras cosas, es aconsejable actuar del siguiente modo:
Realizar masajes y contactos suaves en los genitales de su compañero, que ayuden al hombre a conseguir una estimulación suficiente.
Calificar positivamente el comportamiento sexual del hombre si logra la penetración, aunque sea breve, para aumentar su autoestima.
El juego previo apasionado provoca casi siempre una respuesta eréctil en el pene del varón.
Mención aparte merece también el trastorno de la impotencia o disfunción eréctil en la tercera edad, ya que existen muchos malentendidos. Como resultado del proceso de envejecimiento, suele haber un periodo refractario mayor (tiempo necesario para una nueva erección después de un orgasmo). La edad también parece afectar al tiempo necesario para excitarse, para la erección y la eyaculación. Todo ello se considera completamente normal.
MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) Un equipo internacional de científicos dirigido por investigadores de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido, ha proporcionado la evidencia más fuerte hasta ahora de las causas de la esquizofrenia, un trastorno que afecta a alrededor del 1 por ciento de la población mundial. Publicado este miércoles en la revista Neuron, su trabajo presenta una fuerte evidencia de que la interrupción de un delicado equilibrio químico en el cerebro está fuertemente implicada en el trastorno.
En el estudio cada vez más grande de su tipo, el equipo encontró que las mutaciones ligadas a enfermedades perturban conjuntos específicos de genes que contribuyen a la señalización excitatoria e inhibitoria, cuyo balance juega un papel crucial en el desarrollo saludable del cerebro y la función. El avance se basa en dos estudios de referencia dirigidos por miembros del equipo de la Universidad de Cardiff, publicados el año pasado en la revista Nature.
Finalmente, estamos empezando a entender qué va mal en la esquizofrenia, afirma el autor principal, Andrew Pocklington, del Centro MRC de Neuropsiquiatría Genética y Genómica de la Universidad de Cardiff. Nuestro estudio es un paso importante hacia la comprensión de la biología de la esquizofrenia, que es una enfermedad muy compleja y ha tenido hasta hace muy poco a los científicos perplejos en cuanto a sus orígenes, añade.
Ahora, tenemos lo que creemos que es una pieza muy importante del rompecabezas que nos ayudará a desarrollar un modelo coherente de la enfermedad, mientras que nos ayuda a descartar algunas de las alternativas.
Se necesita con urgencia un modelo fiable de la enfermedad para dirigir los esfuerzos futuros en el desarrollo de nuevos tratamientos, que no han mejorado realmente mucho desde la década de 1970?, lamenta.
El profesor Hugh Perry, que preside el Consejo de Investigación Médica en Neurociencia y Salud Mental, subraya: Este trabajo se basa en nuestra comprensión de las causas genéticas de la esquizofrenia, desentrañando cómo una combinación de defectos genéticos pueden alterar el equilibrio químico del cerebro. Científicos en Reino Unido, como parte de un consorcio internacional, están descubriendo las causas genéticas de una amplia gama de problemas de salud mental, como la esquizofrenia.
En el futuro, este trabajo podría conducir a nuevas maneras de predecir el riesgo de un individuo a desarrollar esquizofrenia y formar la base de nuevos tratamientos dirigidos que se basen en la composición genética de un individuo, apostilla.
Un cerebro sano es capaz de funcionar correctamente gracias a un equilibrio preciso entre las señales químicas que excitan e inhiben la actividad de las células nerviosas. Los investigadores que estudian los trastornos psiquiátricos han sospechado previamente que la interrupción de este equilibrio contribuye a la esquizofrenia.
La primera evidencia de que las mutaciones en la esquizofrenia interfieren con la señalización excitatoria fue descubierta en 2011 por el mismo equipo, con sede en el Centro MRC de Neuropsiquiatría Genética y Genómica de la Universidad de Cardiff. Este trabajo no sólo confirma los hallazgos previos, sino que también proporciona la primera evidencia genética fuerte de que la interrupción de la señalización inhibitoria contribuye al trastorno.
Para llegar a sus conclusiones, los científicos compararon los datos genéticos de 11.355 pacientes con esquizofrenia frente a un grupo de control de 16.416 personas sin la patología. Buscaron tipos de mutaciones conocidas como variantes de número de copias (CNV), mutaciones en las que grandes tramos de ADN son eliminados o duplicados.
Comparando los CNVs que se encuentran en las personas con esquizofrenia con los encontrados en las personas afectadas, el equipo de expertos demostró que las mutaciones en individuos con este trastorno tienden a alterar los genes implicados en aspectos específicos de la función cerebral. Los efectos que causan enfermedades de CNVs también son sospechosos de estar involucrados en otros trastornos del desarrollo neurológico, como retraso mental, trastorno del espectro autista y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Los síntomas de la esquizofrenia pueden ser extremadamente perjudiciales y tienen un gran impacto en la capacidad de una persona para llevar a cabo las tareas cotidianas, como ir al trabajo, el mantenimiento de las relaciones sociales y el cuidado de sí mismos o a otros.
Frustración, ansiedad y bajo estado de ánimo, se esconden tras el trastorno de compra compulsivaMADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) –
Han comenzado las rebajas, un periodo que puede ser complicado para aquellos con una economía maltrecha y, sobre todo, para los que son adictos a las compras, lo que no significa que sean compradores compulsivos, según el psicólogo Félix Zaragoza, quien ha explicado que detrás de este último hay un trastorno que esconde frustración, ansiedad y bajo estado de ánimo.
Según ha explicado a Europa Press, los meses de Rebajar no afectan demasiado a estos pacientes, fundamentalmente porque la rebaja en sí no es el motivo de comprar. Estas personas buscan una forma de generarse sentimientos de satisfacción y gratificación, con lo que van apareciendo unas expectativas positivas y una excitación anticipatoria de la compra.
Estudios realizados indican que se trata de un trastorno con una prevalencia del 1,1 por ciento en la población general, y que afecta principalmente a mujeres de entre 20-40 años, con posibles problemas del estado de ánimo, ansiedad e incluso problemas de la conducta alimentaria, con baja autoestima y baja tolerancia a la frustración. Según algunos estudios, de cada 5 personas afectadas por esta patología 4 son mujeres, advierte este experto en conductas adictivas del Centro Activa Psicología.
El trastorno de compra compulsiva es una adicción encuadrable dentro de los trastornos de control del impulso, que se manifiesta por intensos deseos por comprar objetos innecesarios, presentando dificultades para controlar la conducta de compra y un sentimiento de malestar si no puede realizar la compra.
Se caracteriza por la presencia de impulsos excesivos y recurrentes por comprar, que producen importantes problemas personales y familiares; e impulsividad y repetición de la conducta de compra, pese a las consecuencias negativas que trae esta conducta para la persona, advierte Zaragoza.
Además, se puede observar en estos pacientes una necesidad urgente e irreprimible de comprar; intentos fracasados de controlar gastos; y, entre otras características, la existencia de consecuencias negativas tangibles de comprar excesivamente, como ocultamiento de las compras, deterioro social o laboral, y problemas financieros o familiares.
Normalmente suele estar asociada a trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, de manera que antes de dispararse la conducta de compra compulsiva, se van dando una serie de factores circunstanciales que progresivamente van generando en la persona cierto nivel de frustración, ansiedad y bajo estado de ánimo, explica.
Al final comprar sin límites es una forma de evadirse de la sensación de frustración y ansiedad que les producen los problemas de su vida que no pueden resolver. Después se produce la compra compulsiva de grandes cantidades de objetos, inútiles y superfluos, que generan una sensación de satisfacción inmediata pero breve, y, posteriormente, aparece el sentimiento de culpa, arrepentimiento y sensación de malestar por el gran gasto realizado, y por haber vuelto a perder el control del impulso.
CONSECUENCIAS Y TRATAMIENTO
El psicólogo recuerda que existen diferentes niveles de adicción relacionados con la pérdida subjetiva del control del impulso hacia compra, así considera que se pueden establecer categorías de gravedad en función del nivel de resistencia a este impulso; también influye en esta categorización los niveles de deterioro económico debido a las compras.
Hay que tener en cuenta que el aspecto económico es un problema para estos pacientes, de hecho no es raro que la persona se gaste una gran parte de su sueldo en estas compras, con lo que el resto del mes ha de pasarlo en una situación de precariedad y escasez de recursos básicos.
Conforme se va agravando el problema, se puede llegar a situaciones de deudas excesivas, problemas con la justicia, ruina económica, deterioro de las relaciones interpersonales (amigos a los que inicialmente se les satura de regalos, y finalmente se les pide dinero), divorcio, e incluso intentos de suicidio, advierte.
Superar este problema, y en consecuencia comenzar un tratamiento, pasa por admitir que se tiene un problema adictivo. Posteriormente, se puede poner en marcha la terapia que consiste en manejar la frustración y del control del impulso, e identificar y desarrollar las estrategias adecuadas de actuación ante la aparición de deseos de compra.
Promover el desarrollo de áreas de satisfacción en la vida, que sirvan de fuente de gratificación y de apoyo afectivo-emocional (trabajo, ocio, relaciones sociales, pareja, familia, etc.). Desarrollar nuevos hábitos de consumo. Por supuesto, programar las compras que realmente se necesite hacer, y en todo momento organizar y controlar la economía personal para que sea lo más eficaz y beneficiosa posible. Identificar los factores de riesgo que inducen una recaída, añade.
Para ello el papel de la familia es muy importante, destaca Zaragoza, quien afirma que son clave como apoyo emocional y afectivo, al tiempo que, concluye, la familia sirve de elemento de contención del consumo, facilita la recuperación psicológica, y a veces también económica, y ayuda en la prevención de recaídas.
Los adultos jóvenes que crecieron con las críticas, los insultos o las amenazas de uno de sus padres son más propensos a padecer ansiedad o depresión, según indica una nueva investigación. De hecho, incluso cuando el mismo o el otro progenitor expresaba mucho afecto, los autores observaron que los efectos dañinos de una madre o un padre verbalmente agresivo persistían en el tiempo.
El equipo de Ann Polcari, de Northeastern University, Boston, estudió a 2.500 jóvenes de entre 18 y 25 años, que respondieron encuestas vía Internet, fueron evaluados en persona y tuvieron entrevistas para otra investigación.
Todos brindaron información sobre su salud mental y bienestar, como así también las experiencias con sus padres mientras crecían. Calificaron la agresión verbal de sus padres en una escala de cero a 105 puntos, según la frecuencia con la que sus madres o sus padres les gritaban, los criticaban, los insultaban y los amenazaban cuando eran niños.
Los padres verbalmente más agresivos recibieron puntuaciones más altas. Los participantes atribuyeron un promedio de 22 puntos a la agresión verbal de sus madres y entre 26 y 29 a la de sus padres.
Para evaluar la expresión verbal de afecto se utilizó una escala de cero a 84 puntos (a mayor puntuación, mayor expresión de afecto y diálogos más importantes con sus hijos). Los participantes les asignaron a sus madres entre 65 y 66 puntos, y a sus padres, entre 54 y 55 puntos.
Los jóvenes tendían a padecer más síntomas psiquiátricos, como ansiedad y depresión, si sus madres o sus padres habían sido verbalmente agresivos. Y aunque tener un padre o madre verbalmente afectuoso parecía tener un efecto positivo en el bienestar de los participantes, no logró contrarrestar la agresión verbal del otro padre.
Un estudio de la Universidad de Uppsala, en Suecia, revela que las personas con fobia social producen demasiada serotonina. Cuanta más serotonina producen, más angustiados se encuentran en situaciones sociales, según los autores de esta investigación, cuyos resultados se revelan en JAMA Psychiatry.
Muchas personas se sienten nerviosas si tienen que hablar delante de un público o socializar con los demás, pero si la ansiedad se convierte en una discapacidad, puede significar que la persona sufre de fobia social, que es un trastorno psiquiátrico. Estudios anteriores han llevado a creer que los individuos con trastorno de ansiedad social/fobia social tienen muy bajos niveles del neurotransmisor serotonina.
La fobia social es comúnmente medicada con compuestos de ISRS, que cambian la cantidad del neurotransmisor serotonina en el cerebro. Sobre la base de análisis previos, se creía que las personas con fobia social tenían muy poca serotonina y que los ISRS elevaban la cantidad de serotonina disponible. En este nuevo trabajo, investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Uppsala muestran que los individuos con fobia social producen demasiada serotonina.
El equipo de investigación, dirigido por los profesores Mats Fredrikson y Tomas Furmark, utilizó la llamada cámara PET y un trazador especial para medir la transmisión de señales químicas de la serotonina en el cerebro. Así, encontraron que los pacientes con fobia social producen un exceso de serotonina en una parte del centro del miedo en el cerebro, la amígdala.
Una célula nerviosa, que envía señales usando la serotonina, primero libera serotonina en el espacio entre las células nerviosas. La señal nerviosa surge cuando la serotonina se une a la célula receptora. La serotonina es liberada después desde el receptor y se bombea de nuevo a la célula original.
No sólo las personas con fobia social producen más serotonina que las que no tienen un trastorno de este tipo, sino que también bombean más serotonina. Hemos sido capaces de demostrar esto en otro grupo de pacientes que utilizan un trazador diferente que a su vez mide el mecanismo de bombeo. Creemos que es un intento de compensar el exceso de serotonina activa en la transmisión de señales, dice Andreas Frick, estudiante de doctorado en eñ Departamento de Psicología de la Universidad de Uppsala.
Este descubrimiento es un gran paso adelante en lo que respecta a la identificación de los cambios en los mensajeros químicos del cerebro en las personas que sufren de ansiedad. Investigaciones anteriores han demostrado que la actividad nerviosa en la amígdala es mayor en las personas con fobia social y, por lo tanto, ese centro del miedo del cerebro es más sensible. Los nuevos hallazgos indican que un exceso de serotonina es parte de la razón subyacente. La serotonina puede aumentar la ansiedad y no disminuirla, como previamente se asumía a menudo, concluye Andreas Frick.
