El trastorno de evitación experiencial
En el área de la salud mental existen diferentes categorías que nos ayudan a definir y dibujar las diferentes problemáticas que nos podemos encontrar. Aunque muchas de ellas se encuentran en los manuales de diagnóstico y clasificación psiquiátricos, otras no pueden ubicarse por ser menos comunes, o por presentar características que difieren de las más prevalentes. Este es el caso del trastorno de evitación experiencial.
Se trata de un término utilizado en el ámbito de la psicología para describir un patrón de comportamiento caracterizado por el esfuerzo constante de evitar experiencias emocionales, sensaciones o pensamientos desagradables. Así, la persona realiza intentos incesantes, de manera consciente o inconsciente, para no sufrir. De esta forma, se evitan situaciones que puedan desencadenar emociones negativas o incómodas, como el miedo, la tristeza, la ira o la ansiedad. Incluso se evita enfrentarse a los propios pensamientos y sentimientos dolorosos, o se pueden evitar situaciones en las que se podrían experimentar emociones intensas. Algunos ejemplos podrían ser: evitar subir a ascensores para no experimentar ansiedad, evitar hablar con nuestro jefe para no experimentar vergüenza, no acudir a una cita por miedo a que nos juzguen, no expresar lo que pensamos por no considerarlo importante… La clave es la evitación, y esta puede estar desencadenada por múltiples interpretaciones y emociones.
Algunas de las estrategias de evitación más utilizadas son las siguientes:
- Negación de emociones.
- Distracción constante.
- Evitación de conversaciones o actividades que puedan resultar emocionalmente desafiantes.
- Uso de sustancias para escapar de las emociones.
- Evitación de situaciones sociales que podrían desencadenar malestar.
Esta tendencia puede tener un impacto significativo en la vida de la persona, ya que puede limitar su capacidad para enfrentar y manejar adecuadamente sus emociones. Además, puede interferir mucho en sus relaciones personales, su rendimiento académico y laboral, y su bienestar general. Junto a esto, es importante tener en cuenta que esta problemática se asocia comúnmente con otros trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios, y el trastorno de estrés postraumático o TEPT. Y también puede estar vinculado con antecedentes de experiencias traumáticas o eventos estresantes en la vida de la persona.
La Terapia de Aceptación y Compromiso es una de las más interesadas y centradas en esta problemática. Por ello, su aplicación resulta clave para trabajar esta patología. Además, la Terapia Cognitivo-Conductual también resulta eficaz. Estas intervenciones pueden ayudar a la persona a gestionar y enfrentar sus emociones y pensamientos difíciles. Asimismo, le permite desarrollar habilidades de afrontamiento saludables, promoviendo una mayor aceptación de las experiencias emocionales como parte de su vida.
Si te has sentido identificado/a o te interesa cualquier otro tema, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos y psiquiatras, situados en Mataró, te atenderemos y proporcionaremos toda la información que necesites.
– Eric Badia.