La obesidad infantil
La obesidad, y concretamente la obesidad infantil, supone uno de los problemas más graves de salud pública en nuestro país, calculándose que afecta a entre un 30 y un 50% de la población general occidental. Por otro lado, aunque tiende a confundirse con un exceso de peso, conviene especificar que se trata de una acumulación excesiva de grasa (tejido adiposo) en el cuerpo, cuya etiología se explica por múltiples factores, entre ellos físicos o biológicos, y psicosociales. Una vez instaurada, como veremos, puede ser responsable de diversas alteraciones psicológicas, emocionales y sociales.
En esta línea, y particularmente en los niños, la obesidad supone no sólo un problema de salud relacionado con el posible desarrollo de futuros problemas médicos (p.ej., diabetes o enfermedades cardiovasculares), sino también vinculado a todo un conjunto de trastornos psicológicos. Estos últimos además, pueden ser tanto causa como consecuencia de la obesidad. Así, el problema puede surgir como consecuencia de una alteración emocional previa, donde el niño, debido al malestar que sufre, recurre a la comida para suplirlo o erradicarlo. En este sentido, los problemas familiares, escolares y/o sociales pueden ser responsables de que el niño sufra problemas diversos como la ansiedad, o la depresión, cuyos síntomas se aprendan a mitigar acudiendo a la comida. En este sentido, no es infrecuente que la obesidad se encuentre ligada a trastornos de la conducta alimentaria, y especialmente al trastorno por atracón. Por otro lado, si invertimos la relación, la obesidad también puede ser la encargada de diversos problemas emocionales, principalmente relacionados con la autoestima. En relación a esto último, el niño con obesidad, además de poder tener dificultades para aceptar su propia imagen, acostumbra a sufrir conductas de rechazo (burlas, insultos
) por parte de sus compañeros, provocando graves problemas tanto emocionales como sociales y limitando su desarrollo afectivo.
Es preciso señalar además, que no solamente el grupo de iguales puede propiciar el empeoramiento de los síntomas del niño o adolescente, sino que la obesidad en sí misma, y de manera general, constituye uno de los problemas más estigmatizados por nuestra sociedad. Por ello, la persona que lo sufre se encuentra expuesta constantemente a la desaprobación y censura de esta problemática a una escala mucho más global, lo que conlleva un agravamiento de la situación. De esta forma, vemos como la obesidad conlleva problemas no sólo médicos, sino también psicológicos diversos e importantes. El niño deberá afrontar un proceso largo y costoso, en el cual la ayuda de los padres, y de profesionales de diferentes ramas resultará crucial para su mejora.
En relación a lo anterior, las estrategias e intervenciones encaradas a paliar esta situación deberán tener en cuenta tanto aspecto médico o nutricional, como los problemas psicosociales comentados. En el primer ámbito, las principales estrategias se relacionan con dietas, medicación, operaciones (p.ej bypass gástrico) y/o ejercicio físico. Por otro lado, desde la psicología infanto-juvenil, y especialmente desde la Terapia Cognitivo-Conductual, se han realizado propuestas que están resultando eficaces y útiles para mejorar el estado anímico tanto de niños y adolescentes, como de adultos con obesidad.
Si deseas conocer más acerca de estas o de cualquier otro aspecto, nuestro equipo de psicólogos te proporcionará toda la información que necesites. No lo dudes y llámanos, recibirás una atención individualizada y profesional.