¿Qué es la intención paradójica?
Existe una gran variedad de herramientas y técnicas dentro de cada una de las vertientes de la psicología clínica. Entre ellas, la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ha sido una de las que más ha contribuido, desarrollando métodos específicos para diferentes problemáticas, y consiguiendo que algunos de ellos sean útiles y eficaces para muchas de ellas. Entre estos últimos, se encuentra la aquí descrita.
La intención paradójica se considera una técnica específica dentro de la TCC, la cual se centra en los procesos cognitivos, es decir, en la valoración que hace la persona de su problema, y en los intentos de solución que utiliza para controlarlo. Sus objetivos son, por un lado, disminuir o eliminar los intentos de solución de la conducta problema o el manejo inadecuado de los síntomas cuando se identifica que son tales intentos los responsables de su mantenimiento; y por el otro, provocar cambios en las actitudes y reacciones de las personas ante situaciones de malestar, tratando de desmontar el círculo vicioso, y pautando, precisamente, aquello que se teme o preocupa. Según los principios de la técnica, si la persona no logra seguir las instrucciones del terapeuta, ocurrirá lo contrario, y por lo tanto, se considerará un éxito. Y en caso de que la persona consiga hacerlo, poseerá un mayor control sobre el problema, lo cual contribuirá en sentirse más autoeficaz.
De esta forma, se le pide al paciente que provoque los síntomas bajo condiciones sistemáticas y específicas, procurando renunciar a los intentos de control del problema, y estando dispuesto a hacer aparecer y aumentar los síntomas. Por ejemplo, a un paciente con insomnio el cual se esfuerza continuamente para quedarse dormido, se le puede pedir que haga todo lo contrario, y es que procure mantenerse despierto. Con ello, puede dejar de luchar para conseguir dormirse, e incluso disminuir su ansiedad, lo cual puede facilitar el sueño. Evidentemente debe realizarse una evaluación rigurosa de la problemática, y tener claro que son los intentos de solución, es decir la lucha, lo que la mantiene. Además, conviene anticipar diferentes situaciones de peligro, y no aplicarlo ante conductas peligrosas (p.ej., ideas o conductas autolesivas).
Entre las diferentes modalidades encontramos la prescripción del síntoma (la más utilizada), la restricción y contención del cambio, el replanteamiento y cambio de postura, la programación de recaídas, o la reformulación del problema. Todas ellas poseen utilidad para diferentes problemas, como los trastornos de ansiedad o los trastornos de conducta. Además, también han sido utilizadas en terapia familiar y de pareja.
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