Separación de pareja sin perjudicar a los hijos
Presentamos un documento con finalidades esencialmente preventivas que busca orientar a las parejas en proceso de ruptura, porque esta sea lo menos traumática posible para los adultos y especialmente para los niños.
Habitualmente, se olvida que bajo el delicado proceso de la ruptura hay un componente emocional, psicológico y social que afecta tanto a la pareja y los hijos, como el resto de la sociedad. Por eso, este documento pretende abordar el tema del divorcio desde otra perspectiva, más allá del enfoque jurídico-legal.
Las claves para una separación no traumática
«Toda ruptura familiar compuerta además de un proceso legal, un proceso emocional, personal y psicológico que viven tanto los adultos como los hijos de la pareja». Se pretende orientar a los adultos porque el paso a la nueva etapa familiar no sea doloroso ni traumático.
Sin olvidarse de las cuestiones que surgen con más frecuencia en los divorcios, se recomienda fomentar el diálogo con los hijos o favorecer la relación entre los padres. Así mismo, apunta aquellas conductas que tienen que evitarse, como implicar a los menores en el proceso judicial o criticar al otro progenitor ante estos.
Esta es una de las patologías más habituales en los casos de divorcio, el síndrome de alienación parental. Según el psicólogo Benito Peral, «el peor que le puede ocurrir a un niño es que uno de los padres, consciente o inconscientemente, induzca al niño a odiar al otro».
Se tiene que hacer reflexionar a los adultos y explicarlos cuáles son sus responsabilidades hacia los hijos. Una custodia no implica únicamente dar de comer al hijo, sino también fomentar la figura del otro progenitor.
Los programas de mediación, un éxito
La mediación familiar intrajudicial es una alternativa a la vía judicial, y su fin es que la separación sea de mutuo acuerdo y el menos traumática para los hijos. Los padres tienen que fijar los puntos de la separación, con la ayuda de un mediador, siempre que estos se ajusten a las necesidades de los hijos.
Gracias a estas medidas, se evita a los menores un sufrimiento emocional, inseguridades o sentimiento de culpa habituales en las separaciones conflictivas. Pero sobre todo, y casi lo más importante, se garantiza a los niños su derecho y necesidad de tener a los dos padres.