En este blog hemos descrito una gran variedad de problemáticas, exponiendo sus características principales y las diferentes líneas de tratamiento y herramientas que pueden resultar útiles para cada una de ellas. Junto a esto, también resulta interesante, y especialmente útil de cara a la prevención, describir aquellas variables que pueden predisponer a sufrir ciertos tipos de patología. En este caso nos centramos en el Trastorno Obsesivo-Compulsivo o TOC. Esta es una patología en la cual aparecen obsesiones y/o compulsiones, las cuales generan malestar significativo y a las cuales la persona dedica una parte importante de tiempo a su realización.
Las primeras, las obsesiones, se definen como pensamientos, impulsos o imágenes mentales (p. ej., tendré un mal día, si toco este objeto un familiar sufrirá…) que se repiten constantemente, y son indeseados generando elevada ansiedad o estrés. Además, la persona en muchas ocasiones trata de ignorarlos o hacer que desaparezcan.
Por otro lado, las compulsiones son conductas (p. ej., lavarse las manos, o colocar las cosas en un cierto orden, o revisar una y otra vez…) o pensamientos (p. ej., rezar, contar números, repetir palabras en silencio…) que se realizan con tal de que la obsesión desaparezca. La persona, en este caso, siente que debe prevenir o evitar la situación que le preocupa y, por lo tanto, reducir el malestar. Sin embargo, estos comportamientos no tienen relación con la realidad o son claramente exagerados.
Una vez expuestas las principales características, a continuación se enumeran aquellos rasgos más significativos que predisponen a esta patología:
- Factores genéticos: La carga hereditaria tiene un gran peso en el TOC. Concretamente, se calcula una heredabilidad de entre el 20 y el 65% entre familiares de primer grado. En los familiares de primer grado es aproximadamente 2 veces mayor, pero si estos familiares han tenido inicio en la niñez, la tasa aumenta a 10 veces.
- Variables temperamentales: Suelen ser perfiles de personas más introvertidas e inexpresivas desde la infancia. Además, los síntomas de interiorización, la mayor emotividad negativa y la inhibición del comportamiento en la infancia también son muy característicos.
- Ambiente: Los ambientes rígidos con normas inflexibles durante la infancia pueden conducir a una meticulosidad descontrolada. Junto a esto, el maltrato físico y sexual en la infancia y otros sucesos estresantes o traumáticos también pueden predisponer.
- Afectividad o estado de ánimo: Son personas que acostumbran a tener dificultades para mostrar soltura y expresarse con naturalidad. Además, suelen presentar elevados síntomas de ansiedad, tanto a nivel de preocupación (anticipación constante), como de síntomas físicos (agitación, nerviosismo…).
- Hipervigilancia y necesidad de control: Estas dos características suelen estar muy presentes entre las personas que posteriormente desarrollan TOC. La primera hace referencia a la búsqueda incesante de señales anticipatorias que provocan una cautela constante con todo el entorno. La segunda se refiere a la necesidad de tenerlo todo totalmente ordenado y controlado, sin poder dar pie a los imprevistos ni a la espontaneidad.
No debemos infravalorar la importancia de estos rasgos, ya que su detección temprana puede frenar la aparición de diferentes problemas. Si te interesa o deseas conocer más, ponte en contacto con nuestro equipo de terapeutas, en Mataró, estaremos encantados de atenderte.
– Eric Badia.