¿En qué consiste la Economía de Fichas?
Dentro de las técnicas operantes, o también llamadas de modificación de conducta, es decir, herramientas que sirven para instaurar, mantener, aumentar o disminuir comportamientos, existen una gran variedad de estrategias. Entre ellas, algunas de las más conocidas son el reforzamiento y castigo, tanto positivo como negativo, la extinción, o la sobrecorrección. Se diferencian principalmente en función de si entregamos o retiramos algo “agradable” para la persona, o si hacemos lo mismo pero con un estímulo “desagradable”. Hoy en día poseen una utilidad enorme, siendo utilizadas desde casi todas las orientaciones en psicología clínica.
La Economía de Fichas es una técnica de modificación de conducta, clasificada dentro de los sistemas de organización de contingencias (junto al contrato de contingencias), basada en los principios del condicionamiento operante, que consiste en establecer un sistema en el que la persona gane o pierda puntos o fichas por comportarse de una determinada manera, pactada de antemano. Estas fichas podrán intercambiarse o canjearse por los llamados reforzadores de apoyo, es decir, si la persona consigue un determinado número de fichas o puntos, podrá obtener algo que desee (juguete, actividad…). Tal y como hemos indicado, existen dos formas de realizar el programa, entregando todas las fichas inicialmente, e ir retirándolas a medida que se realicen comportamientos no deseados (procedimiento denominado coste de respuesta), o entregarlas a medida que se realizan las conductas deseadas (reforzamiento positivo).
Una de sus ventajas es que se puede aplicar tanto individualmente, como en grupo, lo cual aumenta su eficiencia. Además, permite establecer comportamientos a medio y/o largo plazo, que en caso de estar bien planificados, pasarán a instaurarse como rutinas. Junto a esto, la entrega de puntos supone un aliciente inmediato para la conducta que queremos conseguir, y permite acceder a un reforzador mucho mayor a largo plazo. Esto supone un claro aumento de la motivación de la persona, y favorece su compromiso y colaboración en el programa. Para crearlo, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones, en las cuales podemos diferenciar dos fases:
- Fase de implantación:
- Establecer los objetivos del programa: es decir, decidir aquellas conductas meta que queremos eliminar o instaurar. Es importante no seleccionar muchas, y definirlas de forma específica, precisa y clara.
- Elegir el tipo de fichas que utilizaremos: en función del colectivo que tengamos delante (sobretodo en función de la edad), utilizaremos unos u otros (estrellas, caras sonrientes, pegatinas…).
- Muestreo: seleccionar los reforzadores de apoyo que se concederán, y por cuántas fichas se canjearan. Esto es importante hacerlo en colaboración con la persona, de tal manera que conozcamos adecuadamente cuáles son sus gustos, y qué refuerzos tienen más significación para ella.
- Registro: es importante contar con un método de registro de fichas, de tal forma que tanto el profesional como las personas implicadas tengan un control sobre su ejecución.
- Fase de finalización o desvanecimiento: En esta segunda y última fase principalmente se incrementa el tiempo entre la ejecución de la conducta y la entrega del reforzador, de tal forma que se generalice aquello que deseamos, y progresivamente se reduzca la dependencia sobre el reforzador, instaurando definitivamente el comportamiento deseado.
Aunque esta técnica se creó y se utilizó inicialmente en ambientes institucionalizados, actualmente se utiliza tanto en ámbito clínico, como educativo (escuelas), y social. Además, es una de las herramientas más útiles para población infantil, y especialmente para los trastornos del comportamiento. Además pero, también se ha utilizado en terapia familiar y problemas de pareja.
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