¿Qué decir y qué evitar si una persona padece ansiedad?
La ansiedad, y específicamente los trastornos de ansiedad, afectan a un 6,7% de la población, correspondiendo un 8,8% de este porcentaje a las mujeres, y un 4,5% a hombres. Sin embargo, si además de las patologías como tales incluimos aquellas personas que presentan signos y síntomas de ansiedad, las cifras aumentan hasta un 10,4% de la población española. Por ello, nos encontramos ante una problemática frecuente y significativa, la cual afecta a un gran número de personas.
Hasta ahora hemos hablado mucho de la definición, las características y las repercusiones de la ansiedad, entendiéndola como un mecanismo de defensa y alarma que aparece cuando percibimos un peligro real o imaginario, y en la que se dan una serie de síntomas como temblor, sudoración, taquicardia, hormigueo, visión borrosa… Entre otros. Junto a esto, pero, también resulta especialmente interesante e importante, saber como podemos manejar la situación cuando una persona sufre esta problemática. En la mayoría de ocasiones lo que buscamos es tranquilizar rápidamente al otro, con la intención de que deje de sufrir de inmediato, pero no dándonos cuenta de lo que hacemos, muy posiblemente es potenciar los síntomas y la preocupación. Por ello, a continuación se explicitan una serie de frases que, por un lado, debemos evitar, y otras a utilizar en estas situaciones:
¿Qué debemos evitar decir cuando una persona sufre ansiedad?
- “No tienes nada de que preocuparte, no sé por qué estás así”
- “Piensa en cosas positivas, ya verás que todo va bien”
- “Sé fuerte y échale garra que no es para tanto”
- “Deberías estar agradecido por lo que tienes y dejar de preocuparte tanto”
- “Deja de darle vueltas que no merece la pena”
¿Qué podemos decir cuando una persona sufre ansiedad?
- “Estoy aquí, no me voy de tu lado”
- “Te apoyaré pase lo que pase”
- “¿Cómo puedo ayudarte? Te escucho”
- “Respira profundamente, lo solucionaremos”
- “Puedes hablar conmigo, si te apetece”
El objetivo es acompañar a la otra persona, estar al lado y escuchar. No debemos forzarla a que cambie inmediatamente su estado de ánimo, y debemos tener paciencia. El otro puede sentirse muy incapacitado y descontrolado, por lo que mensajes taxativos o muy directivos pueden incrementar estas sensaciones.
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– Eric Badia.