¿Qué es la reactancia psicológica?
Podemos definir la reactancia como aquel estado psicológico y emocional que surge ante la privación, o más bien, ante la sensación de amenaza de libertad de la conducta individual, produciendo un estado de exaltación que puede conducir a realizar diferentes intentos para restaurar la situación. Así, se podría considerar como la motivación que nos lleva a intentar estabilizar nuestra libertad, o aquella reacción rebelde que aparece cuando nos sentimos excesivamente presionados a realizar algún acto o a adoptar un punto de vista específico. En resumen, y en lenguaje vulgar, se considera como una negativa a realizar lo que los demás quieren, no tanto como un real desacuerdo, sino como forma de preservar nuestra autonomía.
Las principales variables que explican este proceso son, por un lado nuestra libertad a la hora de elegir tanto el momento como la manera de conducir nuestro comportamiento, el grado en que somos conscientes de esta libertad, y la capacidad para determinar las conductas necesarias que la satisfagan. Todo ello permanece en un estado subjetivo y latente, entremezclado con muchas otras variables, como rasgos de personalidad y experiencias vitales. Por ello, cada uno de nosotros poseerá un umbral más o menos elevado de activación de esta reactancia, siendo comunes sus características principales, pero específicos los momentos y la magnitud con la que se presenta. En concreto, se habla de tres parámetros característicos de la reactancia: la expectativa de libertad, la importancia de esta libertad, y la fuerza de la amenaza. El primero de ellos se experimentará dependiendo del grado en nos percibamos libres, apareciendo mayor reactancia cuanta más sensación de libertad poseamos. Junto a esto, cuanta más importancia le atribuyamos al sentirnos libres, más fácilmente percibiremos los acontecimientos externos como posibles amenazas. Y por último, cuanta más importante sea la amenaza, mayor reactancia se experimentará, siendo extrema cuando percibamos que nuestra libertad puede quedar totalmente suprimida.
Una vez activada, y siempre teniendo en cuenta la subjetividad y la variabilidad individual, la reactancia psicológica puede producir diferentes efectos: Puede aparecer una restauración directa, es decir, procurar recuperar la libertad realizando la conducta que ha sido amenazada (p.ej., cuando un chico decide pasar más tiempo con un grupo de amigos los cuales se le han prohibido). También resulta habitual la restauración indirecta, donde la persona realiza una conducta equivalente a la que ha sido amenazada (p.ej., se le prohíbe pegar a su hermano y en lugar de ello decide insultarlo). Por último, es posible que en lugar de actuar sobre los acontecimientos externos, nos centremos en modificar nuestro estado interno. Esto último se refiere al cambio en la interpretación del acontecimiento que activa el proceso de reactancia.
Finalmente, debemos tener en cuenta que este mecanismo psicológico, aunque es un aspecto universal y frecuente en todos nosotros, en ocasiones puede resultar problemático, e incluso patológico. Así, algunas veces la percepción de autonomía individual puede estar algo desviada de lo considerado normativo a nivel social. En estos casos, por ejemplo, el Trastorno Negativista Desafiante o TND, el Trastorno de Conducta, y algunos trastornos de la adultez como el Trastorno de Personalidad Antisocial reflejan déficits a la hora de regular este mecanismo. Además, las dificultades asociadas suelen ser más frecuente en las primeras etapas de nuestra vida, especialmente en la adolescencia.
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