La intimidad en la pareja
La intimidad constituye uno de los elementos clave para definir lo que hoy día entendemos como una relación sana y feliz. Ésta, habitualmente cuando se elabora en colaboración con la otra persona provoca y potencia el bienestar en cada una de nuestras relaciones de pareja. Si bien tendemos a pensar que este componente se limita al contexto sexual, va mucho más allá, implicando aspectos como la complicidad, el conocimiento adecuado del otro y la confianza. Así pues, intimidad compartida significa coincidir en un espacio común, en el que ambas partes se encuentran conectadas por un nexo particular y único. Al tratarse de un concepto subjetivo pero, existen muchas definiciones e interpretaciones al respecto, lo cual dificulta encontrar estrategias adecuadas para potenciarlo. Aun así, y más allá de los matices, hay aspectos comunes que debemos tener en cuenta. En este sentido, intimidad es proximidad, calidez, atención, cuidado. Requiere poseer la capacidad de aproximarse a la otra persona para compartir tanto aspectos positivos como negativos, para expresar fragilidades y solicitar apoyo, a la vez que dedicamos tiempo para atender a sus necesidades. De esta forma puede entenderse como respetar y comprender tanto al otro como a uno mismo es decir, el ser capaz de permanecer en un espacio compartido sin perder las fronteras de la propia identidad. Aunque sus beneficios puedan parecer obvios y fácilmente asequibles, en algunos casos existen miedos que impiden su desarrollo. Así, el miedo a no ser aceptado o rechazado al revelar aspectos privados de uno mismo, a depender en exceso del otro, a equivocarse o simplemente a exponerse a la otra persona pueden ser razones más que suficientes para evitar implicarse en una relación. Teniendo en cuenta esto, algunas de las estrategias que podemos utilizar para crear una relación con intimidad sana y positiva son las siguientes: – Fomentar una comunicación positiva basada en la sinceridad y en la reciprocidad, expresando de forma adecuada nuestros deseos, emociones y creencias, y procurando evitar comentarios punzantes y mensajes incompletos. – Aceptar tanto los valores, pensamientos y sentimientos propios como los de la otra persona. Solo de esta forma facilitaremos la manifestación sincera y auténtica del otro, lo cual nos permitirá sentirnos a la vez con mayor libertad para exteriorizar nuestras inquietudes. – Comprender y aceptar nuestras propias limitaciones, las del otro, y las de la relación en sí. Junto a esto, puede ser muy interesante comprobar hasta qué punto nuestra percepción confluye con la de nuestro conyugue. – Escuchar activamente y empatizar. No debemos situarnos cerca de nuestra pareja solamente en los momentos felices, es igual o más importante establecer un hábito de apoyo en aquellas situaciones que se presenten más complicadas. En resumen, la intimidad es un proceso dinámico e interactivo en el que están implicados ambos miembros de la relación, y mediante el cual no debemos suponer que existe amenaza para nuestra identidad, sino que contribuye de manera clave a enriquecerla, fomentando así el bienestar y crecimiento personal. Si Si deseas recibir una atención personalizada y profesional sobre este tema o relacionados, no dudes en contactar con nuestro centro de psicología en Mataró, en este, especialistas en psicología de adultos y de pareja procuraran atender y ayudarte en tus demandas.