Avances en el síndrome de Tourette
Una sustancia química en el cerebro podría potencialmente ser aprovechada para ayudar a los jóvenes con Síndrome de Tourette (TS, por sus siglas en inglés) a superar los tics físicos y vocales asociados con el trastorno neurológico, según revelan los autores de una nueva investigación, publicada en la revista Trends in Cognitive Sciences.
Académicos de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, revisaron la evidencia reciente de que el neuroquímico conocido como ácido gamma-aminobutírico (GABA) es el responsable de amortiguar la hiperactividad que causa los movimientos y ruidos repetitivos e involuntarios en esta patología.
Estos expertos hallaron que aumentos en la producción de GABA, como resultado de cambios en el cerebro durante la adolescencia, pueden contribuir a una mejora en los síntomas de la mayoría de las personas con TS y podrían ofrecer una nueva vía para tratamientos que lleven a incrementos selectivos de la sustancia química en las áreas del cerebro que controlan la función motora.
Esto es potencialmente un hallazgo muy importante. Una opinión generalizada ha sido que los movimientos no deseados, como los tics en el síndrome de Tourette, se suprimen activamente mediante el control de las áreas frontales del cerebro involucradas en la acción volitiva y el control cognitivo, explica el profesor Stephen Jackson, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Nottingham.
El hallazgo de que las personas con síndrome de Tourette presentan un aumento de GABA en las áreas del cerebro vinculadas con la planificación y selección de movimientos ofrece una explicación más parca de cómo se pueden controlar los tics en el síndrome de Tourette, agrega este experto, quien señala que se debe replicar el hallazgo en más estudios pero que si se demuestra que el hallazgo es fuerte puede tener importantes implicaciones para las terapias de los trastornos del neurodesarrollo.
El TS es un trastorno neurológico que afecta a alrededor de un 1 por ciento de todos los niños en edad escolar, que se ven afectados por una serie evolutiva de tics físicos y vocales crónicos que se desarrollan con el tiempo y se vuelven cada vez peores. Aunque los niños con TS a menudo pueden suprimir sus tics, se necesita un gran esfuerzo y puede ser a la vez incómodo y estresante y, finalmente, se acumula hasta que el ansia del tic se vuelve incontrolable.
Los tics alcanzan su peor momento en los niños con TS en edades comprendidas entre los 11 y 14 años, pero para la mayoría comienzan a mejorar a lo largo de la adolescencia y en la edad adulta temprana. Para una minoría sustancial (alrededor de entre el 20 y el 30 por ciento), los tics continúan y para algunos se vuelven cada vez más graves y resistentes al tratamiento.
Anteriormente, algunos investigadores han pensado que el éxito en el control de los tics se produce con el tiempo gracias al esfuerzo decidido y continuo de suprimirlos. Sin embargo, el equipo de este trabajo cree que es más probable que los tics mejoren como resultado de cambios en la estructura y la función cerebral que se producen durante la adolescencia.
Concretamente, estos expertos consideran que esto puede atribuirse en gran parte al neuroquímico GABA, el principal transmisor inhibitorio que se encuentra en el sistema nervioso central, que desempeña el papel principal en el control de la excitabilidad de las neuronas.
Los circuitos neuronales del cerebro se establecen temprano durante el desarrollo, con hitos como la creación y la migración de las neuronas, la formación de sinapsis las vías por las que las neuronas transportan sus señales eléctricas y el fortalecimiento de esas conexiones sinápticas.
Estos desarrollos tempranos producen redes cerebrales con un equilibrio de influencias para activar o inhibir el cerebro, por lo que se ha vinculado una interrupción de este orden natural con una serie de trastornos comunes del neurodesarrollo, incluyendo TS. GABA es el principal neurotransmisor inhibitorio en el cerebro y contribuye a casi todas las funciones.
Los hallazgos de investigaciones anteriores apoyan la idea de que el TS está vinculado a cambios en los niveles y la función de GABA en el cerebro. Estudios de resonancia magnética han demostrado consistentemente un nivel reducido de GABA en el cerebro de las personas con TS y los estudios post mortem han mostrado que esta disminución puede ser de hasta un 50 por ciento.
Se cree que GABA tiene una función inhibidora en las áreas del cerebro asociadas con la función motora superior y que una disminución en la inhibición de este factor conduce a los tics experimentados por las personas con Síndrome de Tourette.
Una teoría desarrollada desde hace mucho tiempo es que los individuos consiguen controlar sus tics mediante el desarrollo de técnicas de autorregulación, lo que a su vez conduce a un re-cableado físico dentro de las vías nerviosas del cerebro.
Sin embargo, los expertos de Nottingham creen que este nuevo control puede venir como resultado de una mayor cantidad de GABA, que se libera en el cerebro durante la adolescencia, y que inhibe regiones motoras como el área motora suplementaria.
Los hallazgos podrían ofrecer una nueva vía para tratamientos que imiten esta inhibición dentro de las áreas de función motora del cerebro y podría ofrecer una nueva esperanza para las personas con TS cuyo trastorno continúa en la edad adulta y tiene un impacto devastador en su calidad de vida y su capacidad para hacer amigos y mantener relaciones.