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Noticias

Fobia Social y Trastorno de Personalidad por Evitación

La presencia conjunta de dos o más problemáticas o patologías, o la coocurrencia de síntomas de diferentes entidades diagnósticas resulta ser un fenómeno muy característico tanto en el ámbito clínico como en la sociedad en general. En ocasiones, la línea que separa dos categorías puede ser realmente fina y difusa, lo cual dificulta definir características puras y establecer un diagnóstico específico. Este es el caso de la Fobia Social y el Trastorno de Personalidad por Evitación, los cuales como veremos comparten diversos aspectos.

Por un lado, la Fobia Social se define como el miedo o la experimentación de una intensa ansiedad ante una o más situaciones sociales en las que la persona se encuentra expuesta al posible examen por parte de los demás. El individuo tiene miedo a mostrar síntomas de ansiedad o actuar de alguna manera que sea valorada negativamente (a través de la humillación o rechazo). Este tipo de situaciones, al generar tal nivel de malestar, o bien se evitan, o se soportan con miedo o ansiedad intensa. Junto a esto, es importante tener presente que el problema provoca una gran limitación tanto a nivel personal, social, laboral, etc. Algunos ejemplos de situaciones son las interacciones sociales como reunirse con personas poco conocidas o mantener una conversación, ser observado realizando alguna actividad, y actuar delante de otros. Específicamente en niños, merece la pena mencionar que el miedo puede aparecer ante la interacción con iguales, y no solamente con los adultos, y que éste puede presentarse de manera diversa; con rabietas, llantos, encogerse o quedar paralizados.  

En cuanto al Trastorno de Personalidad por Evitación o Evasivo, se caracteriza por un patrón de inhibición social, junto a la presencia de sentimientos de incompetencia y mucha sensibilidad a la evaluación negativa, que se manifiesta a principios de la etapa adulta y que se encuentra presente en diferentes contextos. En este caso, la persona que lo sufre tiende a evitar situaciones en las que tenga que establecer contacto interpersonal frecuente por miedo a las críticas, el rechazo o la desaprobación. Además, suele mostrarse poco dispuesta a entablar conversaciones o crear vínculos a no ser que esté segura de que será apreciada, suele ser retraída en las relaciones estrechas evitando de esta manera que la puedan ridiculizar, y presenta una excesiva preocupación a ser criticada o rechazada. Además de estos, son típicas las creencias de considerarse como poco atractivo, inferior o socialmente inepto, pudiendo reflejar evidentes problemas de autoestima, y mostrando por ello, una falta de iniciativa a la hora de iniciar nuevas actividades, especialmente cuando éstas son de carácter social.

Así pues, tal y como podemos apreciar, las dos problemáticas comparten muchas similitudes (miedo o rechazo ante situaciones sociales, inhibición, pensamientos distorsionados…), pero es importante tener en cuenta que también muestran ciertas diferencias, siendo algunas más sutiles que otras. En este sentido, el Trastorno de Personalidad Evasivo tiene un carácter aparentemente más grave, en el cual el grado de generalización (presente en muchas situaciones) y los problemas asociados (autoestima, cogniciones erróneas…) resultan ser más amplios. Además, se define como un patrón, a diferencia de la especificidad de la Fobia Social; esto significa que aparece relativamente pronto a nivel temporal, y de manera inespecífica. En el caso de la Fobia en cambio, el problema puede situarse en una o pocas situaciones de interacción social, y aunque estas pueden llegar a limitar significativamente a la persona, ésta es posible que se desenvuelva normalmente en otras situaciones, mostrando ciertas habilidades sociales. Finalmente, debemos tener en cuenta que los Trastornos de Personalidad no pueden diagnosticarse hasta los 18 años, con lo cual anteriormente a esta edad deberemos acudir a problemas relacionados con el vínculo o con la ansiedad.

La comorbilidad entre los diversos problemas psicológicos es cada vez más evidente. Por ello, resulta crucial realizar una evaluación adecuada sobre la problemática o problemáticas que presente la persona y delimitar la presencia de las entidades pertinentes. Sólo así se conseguirá diseñar y realizar una intervención adaptada plenamente a la situación personal del paciente y asegurar en mayor medida su mejora.

En caso de querer recibir más información o estar interesado en algún otro tema, en nuestro centro de psicología, situado en Mataró, recibirás toda la información necesaria y podrás resolver las dudas que poseas. Llámanos sin compromiso, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/FOBIA_S-5449.jpg 300 400 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54Fobia Social y Trastorno de Personalidad por Evitación
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La Teoría Triárquica del amor

Aunque todos conocemos el término amor, pudiendo reconocer que lo hemos llegado a sentir incluso en más de una ocasión (y a veces hasta podríamos concretar cuando ha podido ir desapareciendo), si intentamos definirlo veremos que nos resulta más complicado de lo esperado. Uno de los principales motivos que explica esto es la subjetividad del concepto. Es decir, sabemos que se trata de un compendio de sensaciones y emociones, por lo general agradables, que se vinculan con una o unas personas específicas, pero resulta complejo especificar cuáles y cuántas son las características de éste. En este sentido, son muchos los investigadores, entre ellos los psicólogos y sociólogos, los que han intentado aportar una definición válida. Entre ellos se encuentra Sternberg, psicólogo y profesor estadounidense que aunque es más conocido por sus estudios en creatividad e inteligencia, también nos ayuda a comprender este complejo fenómeno mediante su teoría, la cual ha recibido un apoyo considerable en la comunidad científica.

Tal y como podemos observar, el amor parece estar compuesto por tres cualidades o características, las cuales están presentes en mayor o menor grado en todas las relaciones amorosas: La intimidad, relacionada con el nivel de cercanía o proximidad, el afecto y la confianza. La pasión, que sería el componente energético o de excitación de la relación, vinculado a los sentimientos de agrado y atracción física, y a la necesidad de tener relaciones íntimas. Y el compromiso, aspecto más cognitivo vinculado a la decisión y la motivación por continuar con la relación. Cuando en la relación únicamente predomina uno de ellos, podemos encontrarnos con diferentes alternativas; cariño si predomina el primer componente (intimidad), encaprichamiento si lo hace el segundo (pasión), y el amor vacío en caso de aparecer casi exclusivamente el tercero (compromiso). Además de estos pero, el autor especifica diferentes combinaciones, las cuales acostumbran a ser las más prevalentes en nuestra sociedad:

Amor Compañero o Sociable: Surge de la combinación entre intimidad y compromiso. Es característico de las relaciones especialmente duraderas, y según el autor tiende a quedar más apartado el componente pasional. Así, el deseo o la excitación pueden aparecer disminuidos en estas relaciones, pero la estructura relacional y familiar formada mantiene unida a la pareja.

Amor Romántico: En este, ambos miembros sienten una fuerte atracción hacia el otro, pero además la cercanía y la confianza también son muy característicos. El amor narrado en las obra de Romeo y Julieta podría ser un ejemplo representativo de este tipo de relación. Además, aunque el componente pasional puede resultar difícil de mantener, si se consigue y además se superan ciertas experiencias en pareja, puede precipitar el compromiso.

Amor Fatuo: Lo conforman principalmente la pasión y el compromiso, es decir, la pareja posee los componentes de atracción y acercamiento más sexual, y además manifiestan la voluntad de estar juntos y de compartir ciertas experiencias. Aun así, el vínculo establecido puede echar en falta la conexión, la confianza y los aspectos en común. En este tipo de relaciones, es común que los miembros posean diferentes amistades, íntimas en mayor o menor grado, las cuales les pueden aportar en cierta manera, este último factor.

El equilibrio o la presencia de los tres principales aspectos citados más arriba, daría lugar al Amor Consumado, Completo o Maduro. Aunque en la mayoría de relaciones tienden a predominar unos aspectos más que otros, la mayoría de investigadores coinciden en que deberemos esforzarnos para conseguir el equilibrio adecuado, procurando que estén presentes los tres. Esto puede resultar difícil, debido, entre otras cosas, al tiempo que llevamos en la relación (sea breve o largo), al conocimiento que tengamos sobre la otra persona, a las ideas preconcebidas sobre las relaciones, o a las experiencias amorosas que hayamos ido teniendo a lo largo de toda nuestra vida. Conseguir un amor completo puede ser un trabajo arduo, pero si detectamos aquellos aspectos que pueden estar faltando, y establecemos hábito de comunicación continua con nuestra pareja, puede suponer un paso importante para la mejora de la relación.

En relación a lo último comentado, la terapia de pareja es especialmente beneficiosa para aquellos casos en los que se detecta que algo puede estar deteriorando la relación, o simplemente cuando se desea mejorar algún aspecto en concreto. Los profesionales de nuestro centro de Psicología, en Mataró, poseen una amplia formación en este ámbito. Si deseas conocer más acerca de este o cualquier otro tema, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/amor-5700.jpg 630 1200 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54La Teoría Triárquica del amor
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El mutismo selectivo: qué es y cómo se produce

La infancia y adolescencia constituye uno de los periodos más cruciales de todo nuestro desarrollo personal. En esta etapa se producen diferentes cambios tanto físicos como emocionales cuyo proceso y afrontamiento repercutirá en nuestra forma de pensar, actuar e incluso sentir en el futuro. El aprendizaje, maduración cerebral o cognitiva, y en general la absorción de la información de nuestro entorno es constante, y nos ayuda a crearnos una representación concreta del mundo. En ocasiones pero, todo este proceso puede verse limitado o dificultado por ciertos factores que deberán estudiarse y abordarse lo más pronto posible para para prevenir futuras complicaciones más graves. Uno de ellos lo constituye el mutismo selectivo.

Esta problemática se define según los principales manuales de psicología y psiquiatría como el fracaso constante que manifiestan ciertos niños para hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa por hablar, a pesar de hacerlo en otras situaciones. Así, tal y como podemos ver, el niño consigue comunicarse en ciertos contextos pero no en otros, lo cual descarta la posible presencia de trastornos del lenguaje y de TEA (Trastorno del Espectro del Autismo), ya que en estos dos la persona no consigue hablar independientemente del entorno en el que esté situado debido a una grave alteración en la comunicación e interacción social. Por otro lado, conviene tener en cuenta, que el problema no es debido tampoco al desconocimiento del idioma requerido. De esta forma, la situación conlleva una clara interferencia en los logros educativos o laborales, y en la creación y mantenimiento de vínculos relacionales.

Junto a lo anterior, y aunque sea una problemática relativamente infrecuente (se calcula que afecta aproximadamente a entre un 0,1 y un 1,9% en menores de 15 años), cuando aparece, tiende estar asociado a un gran malestar tanto para el individuo que lo manifiesta como para sus familiares. En este sentido, el trastorno suele estar marcado por una elevada ansiedad social, y entre las características o factores que la podrían explicar podemos citar; el ser excesivamente tímido, tener miedo a la humillación social, el aislamiento y retraimiento, los rasgos compulsivos, y el comportamiento controlador o negativista. Todos estos aspectos, junto a la vivencia de experiencias traumáticas en ciertas situaciones, se han vinculado al posible desarrollo, mantenimiento o exacerbación del problema, pero además de estos, y aunque la etiología todavía está por esclarecer, es posible que existan factores genéticos compartidos entre el mutismo y la fobia social. Por ello, la categoría se ha incluido dentro de los Trastornos de Ansiedad, ya que comparte muchos componentes con las diferentes patologías de este amplio espectro.

Por otro lado, un aspecto clave que debemos tener en cuenta es que, en muchos casos, el mutismo puede servir como estrategia compensatoria para disminuir la activación ansiosa en los encuentros sociales que generan malestar. De esta forma, la persona evita la interacción mediante un mecanismo relativamente sencillo, previniendo una situación embarazosa o incómoda.

Los tratamientos cognitivo-conductuales, o la Terapia EMDR (especialmente cuando se asocia a situaciones traumáticas) pueden resultar beneficiosos para superar esta complicada situación. En nuestro centro de Psicología situado en Mataró, disponemos de profesionales con una amplia formación en estas y otras intervenciones. Si deseas informarte, o crees que puede resultarte útil, no lo dudes y contacta con nosotros, te ayudaremos. 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/mutismo-4340.jpg 427 640 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54El mutismo selectivo: qué es y cómo se produce
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La disminución, adquisición y el mantenimiento de los hábitos

Cuántas veces nos habremos dicho frases como: “Mañana empiezo una rutina en el gimnasio”; “tengo que reordenar esta habitación”; “la semana que viene empiezo a dejar de fumar”; “debería llamar algún día a María…”. Todas ellas se refieren a propósitos personales que nos marcamos para mejorar o moldear ciertos aspectos de nuestra vida actual. El problema es que muchos de ellos, o bien no terminan nunca de realizarse, o cuando se inician, se abandonan fácilmente. Por ello, es especialmente importante repasar el concepto de hábito y sus implicaciones en nuestro día a día.

A grandes rasgos, podemos definir el término como la práctica habitual que realiza una persona, un animal o un colectivo. Más específicamente, se refieren a conductas, más o menos arraigadas, aprendidas y automatizadas, que se encuentran asociadas a ciertas consecuencias, ya sean de carácter “positivo” (p.ej., ampliar el contacto o círculo social) o “negativo” (p.ej., consumo de tabaco o alcohol). Una de sus características principales es la fijeza o inmodificabilidad, principalmente cuando están vinculados a consecuencias positivas o aparentemente positivas. Así, según los ejemplos citados, el tener más contacto interpersonal podría ser de por sí positivo; e ingerir ciertas substancias, aunque podría concebirse por la propia persona como algo “agradable”, resultaría claramente perjudicial. De esta forma, podemos ver como la adquisición o el abandono de un hábito, requiere en la mayoría de ocasiones suprimir otro, aunque como veremos a continuación, esto puede resultar más o menos difícil.

Entre los principales factores que acostumbran a impedir emprender un nuevo hábito, o a mantenerlo en caso de ya haberlo adquirido, se encuentran:

La comodidad: Estamos bien como estamos, y esto nos aporta el “suficiente” bienestar. Constituye uno de los aspectos más potentes, ya que indirectamente se vincula a todos los demás. Si lo que estamos haciendo actualmente ya nos agrada, ¿para qué tocarlo?. Deberemos analizarlo objetivamente, teniendo en cuenta los pros y contras de los hábitos actuales, y de los que queremos adquirir,  y tanto a corto como a largo plazo.

Procrastinación: Muy relacionado con el punto anterior, ya que ante la comodidad, y al plantearnos cambiar, uno de los mecanismos más utilizados es el hecho de postergar su realización para otro momento. Así, lo único que hacemos es convencernos a nosotros mismos de que ahora mismo tenemos otras prioridades, e incluso les otorgamos más importancia que aquello que realmente deseamos.

Creencias distorsionadas: No creer en la utilidad del cambio, en que no nos aportará cosas positivas, o en que no seremos capaces de hacerlo o de mantenerlo suponen algunas de las creencias negativas más comunes para no cambiar. En este sentido, cuando en ocasiones nos arriesgamos, y luego observamos las consecuencias, nos damos cuenta de la utilidad de abandonar nuestra zona de confort.

Minimizar y maximizar el esfuerzo: La minimización se encuentra más relacionada con el abandono de un hábito ya adquirido, y la maximización con el hecho de no iniciarlo. Así, cuando por ejemplo ya hemos iniciado una dieta, o dejado de fumar, es relativamente usual confiarnos y recaer. Por otro lado, tendemos a ver una gran montaña ante nosotros cuando nos planteamos empezar algo. Por ello, es importante atribuir el peso adecuado a cada aspecto.

En resumen, merece la pena tomar conciencia de todos estos mecanismos, que nos dificultan arrancar y salir de nuestra rutina. Merece la pena remarcar, que la mayoría son creados cognitivamente, es decir, somos nosotros mismos los que nos impedimos precipitar las cosas, cuando en realidad, a nivel externo existen pocos aspectos objetivos que de por sí supongan claras barreras para empezar. Junto a esto, también hay que tener en cuenta que muchos hábitos se encuentran asociados a trastornos específicos. En este sentido, las adicciones, algunos trastornos de ansiedad como las fobias, o ciertos problemas relacionados con la autoestima pueden explicarse desde este mecanismo.

Por ello, ciertas intervenciones como la Terapia Cognitivo-Conductual, la cual utiliza, entre otras, técnicas de modificación de conducta, pueden ser especialmente útiles para disminuir, crear o fortalecer algunos hábitos. Los profesionales de nuestro centro de psicología, en Mataró, están especializados en esta y otras intervenciones las cuales poseen hoy en día una amplia evidencia empírica. Si quieres recibir más información al respecto, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/habitos-3121.jpg 483 724 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54La disminución, adquisición y el mantenimiento de los hábitos
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El trastorno adaptativo: descripción y estrategias de afrontamiento

Los problemas de adaptación y las complicaciones derivadas de éstos, constituyen uno de los factores de malestar y desestabilización más frecuentes y recurrentes tanto en nuestra sociedad, como en las consultas psicológicas. Cuando éstas resultan muy incapacitantes, limitando el rendimiento de la persona en sus diferentes ámbitos, y además perduran durante un cierto tiempo, podemos estar delante de un trastorno adaptativo. A nivel general, esta categoría puede definirse como la aparición y desarrollo de síntomas emocionales o conductuales en respuesta a un factor o factores de estrés identificables que se producen en los 3 meses siguientes al inicio de esta fuente de estrés, y cuyos síntomas no se mantienen durante más de otros 6 meses tras el cese de ésta.

Como vemos, la aparición de la problemática se asocia a un acontecimiento o acontecimientos específicos. De esta forma, aunque son muchas las circunstancias que pueden llevar a desarrollar este problema, podríamos establecer dos categorías, aquellas fuentes de estrés agudas y potencialmente significativas (de menor duración), y aquellas que, aunque a priori pueden parecer menos perjudiciales por ser menos “traumáticas”, su persistencia puede provocar alteraciones igual o más importantes. Entre las primeras, podríamos citar la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, sufrir una agresión o abuso…entre otras. En cuanto a las segundas, situaciones como mobbing laboral, problemas económicos o familiares, o tener discusiones frecuentes con la pareja representan ejemplos de situaciones cuyo afrontamiento también puede resultar complicado. Así pues, por una parte el malestar se explica por la potencialidad del estímulo, situación o fuente de estrés. A pesar de ello, y aunque algunas de las situaciones citadas pueden resultar amenazantes para cualquiera de nosotros, no podemos olvidar el papel que desarrolla la persona en todo este proceso, ya que las todas y cada una de las situaciones, por parecidas que sean, nos afectan de manera diferente.

Esta variabilidad a la que nos referimos puede venir explicada por diferentes aspectos; entre ellos, algunos rasgos de personalidad (sensibilidad, introversión…) pueden favorecer que ante experiencias amenazantes el afrontamiento sea defectuoso. En la línea de lo último expuesto, el haber vivenciado acontecimientos similares o parcialmente parecidos puede fortalecernos o bien debilitarnos ante futuros sucesos. Finalmente, el momento vital en el que nos encontremos puede ayudar a explicar el grado de afectación y el estilo de afrontamiento que adoptemos. Por todo ello, el individuo juega un papel crucial en este problema, con lo cual la intervención desde la psiquiatria y la psicología de adultos e infantojuvenil pueden resultar especialmente beneficiosas. En este sentido, a continuación se proponen algunos pasos secuenciales que pueden resultar útiles para hacer frente a esta problemática:

Observación, visualización y aceptación: En los momentos iniciales, sea ante un suceso puntual, o ante algo recurrentemente estresante, es importante situarnos con cierta distancia de lo acontecido. Se trata de adoptar un punto de vista “en tercera persona”, y observar tanto qué está pasando fuera como dentro de nosotros, analizando todos los componentes tanto emocionales como de la propia realidad que nos envuelve para poder procesar cada elemento de la forma más adecuada posible.  

Análisis cognitivo: Es muy habitual que el malestar traiga consigo mismo pensamientos negativos y creencias irracionales acerca de lo que está sucediendo, o incluso de lo que puede pasar en el futuro. Éstos, en muchas ocasiones reflejan una visión catastrofista, la cual deberemos moldear con tal de producir una mejora en nuestro estado anímico. Lo primero consiste en normalizar nuestra cadena de cogniciones, para posteriormente observarlas y plantearnos las preguntas adecuadas que nos ayuden a tomar contacto con la realidad (¿me es útil este pensamiento?, ¿refleja realmente lo que está pasando?, ¿qué pasaría si fuera cierto?).

Estrategias centradas en el problema o en la emoción: Realizados los dos primeros pasos, y analizada la situación, deberemos valorar la utilidad de utilizar un afrontamiento centrado en el propio problema, o uno centrado en la emoción. La principal diferencia entre ambos reside en que mientras la centrada en el problema se utiliza cuando este es modificable, percibiendo cierto grado de control sobre la situación, la segunda alternativa (focalizada en la emoción) resulta más beneficiosa cuando las circunstancias son inmodificables. De esta forma, por una parte tratamos de buscar soluciones eficaces para moldear o cambiar una realidad, y por la otra, ante la imposibilidad de esta modificación, nos centramos en nuestros sentimientos para integrarlos y procesarlos adecuadamente.

Valoración: Uno de los estadios finales es éste. Consiste en, una vez pasadas las diferentes fases, valorar y analizar nuestra ejecución y afrontamiento, procurando repasar aquellas estrategias que nos han sido útiles y nos han favorecido que aparezca un estado de ánimo positivo.

Existen diferentes procedimientos y técnicas que se han diseñado para afrontar éste y otros muchos problemas. En nuestro centro de psicología, en Mataró, podrás encontrar profesionales con diferentes orientaciones que te brindarán toda la ayuda que necesites. Si deseas ampliar la información al respecto, no lo dudes y ponte en contacto con nosotros, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/adaptacion-4814.jpg 628 960 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54El trastorno adaptativo: descripción y estrategias de afrontamiento
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La Depresión con inicio en el periparto

La espera y llegada de un hijo supone uno de los acontecimientos más especiales y únicos en nuestras vidas. Por ello, cuando nos enteramos de un nuevo embarazo, sea propio o ajeno (y especialmente si es una persona cercana), suele ser un buen motivo de celebración y felicidad. Sin embargo, y aunque pueda parecer paradójico debido a las connotaciones que posee el pasar a ser madre o padre, en ocasiones el mismo hecho puede cursar con diferentes problemas, siendo la ansiedad y la depresión dos de los más comunes tanto durante, como tras el nacimiento del bebé.  

Los cambios hormonales, los acontecimientos estresantes, la privación o aislamiento social, o las complicaciones durante el embarazo o el parto pueden suponer factores potenciales para desarrollar diferentes síntomas. Todos ellos, pueden afectar a la persona en mayor o menor grado en función de sus características personales (como la vulnerabilidad psicológica o genética), de haber vivido y enfrentado experiencias en cierta medida similares, y de la educación familiar recibida. De esta forma, cuando hablamos de Depresión con inicio en el periparto, nos referimos a la experimentación, durante el embarazo o dentro de las cuatro semanas después del parto (según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5), de síntomas como estado de ánimo deprimido casi todos los días durante la mayor parte del día, disminución del placer o del interés, aumento o pérdida importante de peso, insomnio o hipersomnia, sentimientos de culpabilidad o inutilidad, fatiga o pérdida de energía…entre otros. Aunque hay divergencias en cuanto a su prevalencia, se calcula que entre un 3 y 6% de las mujeres experimentaran el episodio descrito durante el embarazo o en las semanas siguientes al parto. Además, cabe tener en cuenta que el 50% de los episodios diagnosticados en el “postparto”, realmente se inician antes de dar a luz.

Debemos remarcar además, y en congruencia con las primeras líneas escritas, que la inmensa mayoría de mujeres que sufren esta problemática, concurrentemente también manifiestan diferentes síntomas de ansiedad, llegando incluso a poder tener frecuentes ataques de pánico. Junto a esto, algunos estudios demuestran que los síntomas anímicos y de ansiedad durante el embarazo, aumentan el riesgo de padecer un episodio de depresión después del parto. Además, en los casos más graves pueden aparecer episodios maníacos y psicóticos, los cuales aunque no suelen ser los más frecuentes, en caso de aparecer requerirán necesariamente atención hospitalaria además de ambulatoria. Todo ello puede tener repercusiones claras tanto para la madre, como para el padre y la relación de pareja, la cual puede verse significativamente afectada sobre todo en función de la gravedad y duración del episodio.

Junto a esto, y como se habrá podido intuir, esta problemática puede repercutir claramente en el bebé. En este sentido, la depresión produce efectos negativos especialmente en el vínculo madre-hijo, ya que en la mayoría de ocasiones los síntomas provocan ensimismamiento materno que interfiere en la capacidad para percibir e interpretar las diferentes señales del niño, lo cual se manifiesta a través de una baja sensibilidad ante sus diferentes necesidades. Hay que tener presente, que es alrededor de las 12 semanas posteriores al parto cuando se detectan más episodios de depresión, por lo que resulta clave realizar una evaluación y detección temprana para favorecer un mejor pronóstico tanto de la madre, como del hijo y la familia en su totalidad. Por este motivo, el abordaje psicológico y médico tanto infantojuvenil como de adultos puede ser crucial.

Finalmente, y a pesar de que el cuadro descrito puede resultar muy incapacitante, también merece la pena recordar que durante y después del embarazo se producen cambios muy diversos, tanto a nivel externo como interno al individuo, los cuales aunque afectan de formas diferentes, pueden ser totalmente adaptativos y por tanto inoculativos. Podríamos decir que algunos, o mejor dicho, el afrontamiento adecuado de estos puede fortalecer tanto la relación de pareja como el futuro vínculo con el recién nacido.

Si deseas conocer más sobre el tema expuesto, o tienes dudas en relación a algún otro aspecto, puedes contactar con nuestro equipo de psicólogos situado en Mataró. Llámanos sin compromiso y te proporcionaremos toda la ayuda que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/DEPRE_PERIPARTO-5815.jpg 533 800 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54La Depresión con inicio en el periparto
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La Tolerancia/Intolerancia a la frustración

Podemos definir la frustración como la respuesta psicológica o emocional que se da ante la oposición, sea ésta real (objetiva) o subjetiva. La persona percibe una resistencia más, o menos acusada, al intentar cumplir con su voluntad. Por ello, cuanto mayores y más significativos sean estos dos componentes (voluntad y resistencia), mayor será la probabilidad de que desarrollemos frustración. Además, también es importante tener en cuenta que la causa de ésta puede ser interna o externa.

En la línea de lo último expuesto, una frustración extrínseca podría ser el encontrarnos ante una tarea muy difícil (p.ej., un examen), el estar bloqueados en un camino, o la limitación de tiempo. Por otro lado, las causas internas se relacionan principalmente con el hecho de poseer objetivos contrapuestos, los cuales se interfieren mutuamente, esto genera lo que denominamos disonancia cognitiva. Junto a esto, la interpretación de la propia persona jugará un papel clave. Es decir, en ocasiones (y sobre todo cuando la frustración es externa), la percepción de obstáculo es muy objetiva, pero en muchas otras, podemos sobrevalorar estas limitaciones, dudando incluso de nuestros recursos para afrontarlo. Por todo ello, podemos utilizar diferentes mecanismos de afrontamiento; algunas personas utilizan sobre todo la evitación, es decir el no planteamiento de alternativas y la no elección de ninguna solución, lo cual puede acentuar la frustración y la sensación de impotencia. Otras, en cambio, y no de un modo más acertado, pueden adoptar conductas desadaptativas como la agresividad con tal de disminuir el malestar que conlleva la percepción de un obstáculo. Ambas forman parte de un espectro poco beneficioso para la persona.

Los mecanismos citados son propios de personas con baja tolerancia tolerancia a la frustración o lo también denominado hedonismo a corto plazo, el cual podemos definirlo como la búsqueda de placer inmediato o la evitación del dolor. Este tipo de personas acostumbran a poseer una excesiva sensibilidad hacia lo desagradable, no soportan las circunstancias negativas y menos aún los contratiempos. Su origen, aunque se manejan diferentes hipótesis, puede encontrarse en la alta permisividad de los padres, y al hecho de haber brindado al niño todo aquello que deseaba sin implicarle ningún esfuerzo, lo cual puede hacer que se crean merecedores de todo lo que quieran. Por todo esto, resulta habitual que en este tipo de personas encontremos problemas de estrés, ansiedad o depresión, además de dificultades relacionadas con el autoconcepto y la autoestima, los cuales tienden a desvelarse en la adultez.

Es importante intentar identificar tanto a las personas que sufran estas dificultades como a aquellas conductas que puedan potenciar que aparezca la intolerancia a la frustración tanto en nosotros mismos como en los demás. Esto permitirá prevenir posibles problemas futuros de mayor gravedad (como los anteriores mencionados). Junto a esto, existen modos de afrontamiento que pueden resultarnos útiles para aumentar nuestra tolerancia: En primer lugar, identificar la emoción que nos genera el hecho que nos se cumplan nuestras expectativas (mayormente la frustración) y procesarla, es un primer paso para posibilitar el cambio. Además, la reevaluación de la situación, procurando valorarla de un modo realista también nos facilitará reducir el malestar asociado. Por último, debemos tomar conciencia de la importancia de reducir nuestro nivel de exigencia hacia el mundo, procurando demandar aquello que realmente sea posible que se nos brinde, y aceptando que en ocasiones existen impedimentos que nos dificultan conseguir lo que queremos.

Existen otros mecanismos y estrategias que pueden ayudarnos a luchar contra este fenómeno. Para ello, también se requerirá una evaluación y comprensión particular para cada caso en concreto. Nuestros profesionales, en nuestro centro de psicología de Mataró, se encargan de esto y otras funciones que te permitirán resolver o ampliar tu información acerca de aquello que consideres importante. No dudes en ponerte en contacto con nosotros, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/frustracion-0433.jpg 333 500 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54La Tolerancia/Intolerancia a la frustración
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El apego y el trastorno de relación social deshinibida

El apego constituye uno de los mecanismos sociales más importantes en la vida de los seres humanos. A grandes rasgos, lo podemos definir como el vínculo conductual, emocional y cognitivo que establecemos con nuestros seres queridos, y que se desarrolla durante la primera infancia, especialmente dentro de los primeros tres meses. En este periodo el niño adquiere e internaliza un modelo de relaciones afectivas, es decir, una representación del mundo social e interpersonal que podrá verse modificada a través de las experiencias relacionales que vaya teniendo a lo largo del ciclo vital. De esta manera, contribuye significativamente a desarrollar una imagen de sí mismo y de los demás que será clave para facilitar una adecuada adaptación al medio.

En ocasiones, este puede verse truncado o deteriorado por diferentes circunstancias; problemas conyugales, presencia de psicopatología en los padres, desestructuración familiar, cambios de vivienda constantes, entre otros. Todo ello repercute negativamente en la crianza de los hijos, los cuales en un futuro pueden desarrollar problemas diversos, como trastornos de ansiedad o depresión, problemas de autoestima, o trastornos por consumo de substancias. De entre ellos, sobresale uno el cual aparece estrechamente relacionado con un pobre desarrollo del apego y con el cuidado insuficiente recibido durante la infancia; hablamos del trastorno de relación social deshinibida. Este cuadro se caracteriza por un patrón de comportamiento en el que el niño se aproxima e interacciona de manera activa y frecuente con adultos extraños, con los que debería, en principio, mostrar más resistencia o incomodidad. Así, manifestará una reducción o ausencia de reticencia a la hora de aproximarse o interaccionar con adultos extraños, utilizando un comportamiento verbal y/o no verbal demasiado familiar. Junto a esto, también puede observarse que raramente recurre al cuidador adulto después de salidas arriesgadas, incluso en contextos inusuales. Y puede reflejar una clara disposición a irse con personas extrañas manifestando poca o ninguna molestia.

Como hemos indicado, este problema se vincula especialmente con el hecho de haber sufrido un patrón de cuidado insuficiente, y esto puede ponerse de manifiesto a través de diferentes mecanismos, como son: la negligencia o carencia social donde hay una continua falta de tener cubiertas las necesidades emocionales básicas, cambios frecuentes de cuidadores primarios que disminuyen la oportunidad de elaborar un apego estable, y una educación en contextos poco habituales que reduce la oportunidad de construir y establecer un apego selectivo. De esta forma, la inestabilidad y falta de estructuración persistente experimentada en sus relaciones principalmente con los padres, facilita que desarrollen este patrón de interacción social, en el que se puede observar una clara falta de selectividad a través de acercamientos indiscriminados hacia los demás.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que los signos de este trastorno a menudo persisten incluso después de que ya no existan signos de abandono. Este dato refleja la importancia de detectarlo e intervenir precozmente para prevenir el desarrollo de futuros problemas emocionales más graves, como el aquí expuesto.

Conocer las principales características de ciertas patologías puede ayudarnos a identificar diferentes situaciones problemáticas, además de permitirnos actuar rápidamente diseñando intervenciones adecuadas para cada caso particular. Si deseas obtener más información al respecto, contamos con un equipo de profesionales de la psicología y psiquiatría a tu servicio. Estamos situados en Mataró. Llámanos sin compromiso y te ayudaremos a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/abandonado-1318.jpg 772 1000 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54El apego y el trastorno de relación social deshinibida
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Expresión emocional en las relaciones de pareja

Hoy en día, la creación de vínculos, y concretamente, las relaciones de pareja, suponen uno de los fenómenos más frecuentes y significativos de casi todas las sociedades, independientemente del territorio o cultura. Aunque es posible elaborar diferentes explicaciones para comprender por qué elegimos juntarnos con ciertas personas, lo cierto es que sentimientos como el afecto, el amor, el deseo, o la pasión, aunque en parte subjetivos, son elementos universales que en algún momento todos habremos podido experimentar, y que a su vez contienen mecanismos complejos que pueden manifestarse de maneras muy distintas en función de la persona. A pesar de ello, podríamos estar de acuerdo en afirmar que cuando esta experiencia es recíproca y compartida con alguien, se trata de algo positivo, placentero e incluso complementario.

También es importante tener en cuenta pero, que la mayoría de las relaciones íntimas sufren cambios, a los cuales deberemos hacer frente tanto individual como conjuntamente, reajustándo en ocasiones nuestras necesidades y preferencias para mantener una relación equilibrada y estable. En esta línea, frecuentemente somos capaces de identificar los detonantes de los malentendidos, o del malestar que estamos sintiendo, pero a veces, o bien no conseguimos encontrarlo, o si lo detectamos no nos atrevemos a manifestar lo que nos genera o remueve a nivel emocional. Estas dos últimas circumstancias tienen consecuencias diversas, tanto para nosotros mismos como para la relación: Por un lado, la dificultad en averiguar las causas facilita que elaboremos nuestras propias hipótesis, las cuales pueden llegar a alejarse mucho de la realidad, produciéndonos incluso más daño del que quizás debería. Por otro lado, y muy relacionado con el aspecto anterior, muchas parejas reflejan un déficit comunicativo a nivel emocional que puede venir dado por diferentes motivos (miedo al rechazo o al abandono, considerarlo poco relevante, haber perdido la esperanza…). Sea como sea, no cabe duda de que la manifestación abierta y adecuada de nuestros sentimientos (tanto positivos como negativos), supone un elemento fundamental para el correcto funcionamiento y desarrollo de nuestras relaciones. Por ello, a continuación se citan algunas de las recomendaciones para facilitar la comunicación emocional:

–    Énfasis en la relación: Este aspecto implica aprender a descentrarnos de la visión “egoísta” o hacia nosotros mismos, para empezar a conceber la relación como una cosa de dos. Nos referimos al hecho de confiar en que la relación puede ser más fuerte y/o potente que nuestro punto de vista o nuestro criterio. Supone confiar en la visión del otro, lo cual nos puede permitir abrirnos y expresar elementos que hasta ahora podían haber quedado ocultos.

–    Reducir o minimizar los miedos: Tal y como se ha citado con anterioridad, podemos experimentar miedo o verguenza a la hora de tener que demostrar ciertas emociones por diferentes motivos. En este punto, relativizar éstos haciéndonos las preguntas adecuadas y experimentando (poniendo a prueba nuestras anticipaciones) puede ser una herramienta particularmente útil.

–    Importancia de la comunicación no verbal: Aunque tendemos a minimizar o a ignorar su relevancia, aspectos como los gestos, la mirada, el tono de voz o la aproximación son claves para transmitir emociones. De esta manera, no solo dotamos al mensaje de más significado, sino que facilitamos al otro su comprensión, y por ende, que nos proporcione un feedback en el que nos sintamos realmente escuchados y entendidos.

–    Suprimir hábitos: Resultan especialmente comunes las quejas de que “el otro se ha distanciado”, o “todo se ha vuelto frío”. Muchas veces encontramos la raíz de estas expresiones en el hecho de que, con el tiempo, la falta de comunicación recíproca y sincera, ha provocado que se deje de confiar en su utilidad, y se construya una barrera cada vez más gruesa entre ambos, cayendo paulatinamente en esta tendencia negativa. Debemos ser conscientes de esta situación, focalizarnos en las consecuencias positivas de expresarnos emocionalmente, en las negativas de no hacerlo, y en aquellas ocasiones en las que nos ha sido útil adoptar esta postura más cercana.

Las emociones son un elemento básico para comprender nuestra conducta social. Tanto las positivas como las negativas, en gran parte, permiten comprender cómo interaccionamos con el mundo, y por qué lo hacemos de una determinada manera. Si echamos la mirada atrás, es posible que descubramos que algunos de los problemas que hemos tenido, o que incluso tenemos con nuestra pareja pueden situarse aquí, en la comunicación emocional. Además, muchos problemas psicológicos como la ansiedad, el estrés, o las dificultades relacionadas con la autoestima pueden explicarse por un déficit en este aspecto.

Así, junto a las estrategias citadas existen muchas otras que pueden resultar beneficiosas  para mejorar las situaciones o las dificultades relacionadas con este aspecto. Nuestro equipo de psicólogos, en Mataró, te facilitará toda la información que necesites en relación a este o cualquier otro tema que consideres importante. No lo dudes y ponte en contacto con nosotros, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/pareja-3835.jpg 440 683 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54Expresión emocional en las relaciones de pareja
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¿Qué es la reactancia psicológica?

Podemos definir la reactancia como aquel estado psicológico y emocional que surge ante la privación, o más bien, ante la sensación de amenaza de libertad de la conducta individual, produciendo un estado de exaltación que puede conducir a realizar diferentes intentos para restaurar la situación. Así, se podría considerar como la motivación que nos lleva a intentar estabilizar nuestra libertad, o aquella reacción “rebelde” que aparece cuando nos sentimos excesivamente presionados a realizar algún acto o a adoptar un punto de vista específico. En resumen, y en lenguaje vulgar, se considera como una negativa a realizar lo que los demás quieren, no tanto como un real desacuerdo, sino como forma de preservar nuestra autonomía.

Las principales variables que explican este proceso son, por un lado nuestra libertad a la hora de elegir tanto el momento como la manera de conducir nuestro comportamiento, el grado en que somos conscientes de esta libertad, y la capacidad para determinar las conductas necesarias que la satisfagan. Todo ello permanece en un estado subjetivo y latente, entremezclado con muchas otras variables, como rasgos de personalidad y experiencias vitales. Por ello, cada uno de nosotros poseerá un umbral más o menos elevado de activación de esta reactancia, siendo comunes sus características principales, pero específicos los momentos y la magnitud con la que se presenta. En concreto, se habla de tres parámetros característicos de la reactancia: la expectativa de libertad, la importancia de esta libertad, y la fuerza de la amenaza. El primero de ellos se experimentará dependiendo del grado en nos percibamos libres, apareciendo mayor reactancia cuanta más sensación de libertad poseamos. Junto a esto, cuanta más importancia le atribuyamos al sentirnos libres, más fácilmente percibiremos los acontecimientos externos como posibles amenazas. Y por último, cuanta más importante sea la amenaza, mayor reactancia se experimentará, siendo extrema cuando percibamos que nuestra libertad puede quedar totalmente suprimida.

Una vez activada, y siempre teniendo en cuenta la subjetividad y la variabilidad individual, la reactancia psicológica puede producir diferentes efectos: Puede aparecer una restauración directa, es decir, procurar recuperar la libertad realizando la conducta que ha sido amenazada (p.ej., cuando un chico decide pasar más tiempo con un grupo de amigos los cuales se le han prohibido). También resulta habitual la restauración indirecta, donde la persona realiza una conducta equivalente a la que ha sido amenazada (p.ej., se le prohíbe pegar a su hermano y en lugar de ello decide insultarlo). Por último, es posible que en lugar de actuar sobre los acontecimientos externos, nos centremos en modificar nuestro estado interno. Esto último se refiere al cambio en la interpretación del acontecimiento que activa el proceso de reactancia.

Finalmente, debemos tener en cuenta que este mecanismo psicológico, aunque es un aspecto universal y frecuente en todos nosotros, en ocasiones puede resultar problemático, e incluso patológico. Así, algunas veces la percepción de autonomía individual puede estar algo desviada de lo considerado normativo a nivel social. En estos casos, por ejemplo, el Trastorno Negativista Desafiante o TND, el Trastorno de Conducta, y algunos trastornos de la adultez como el Trastorno de Personalidad Antisocial reflejan déficits a la hora de regular este mecanismo. Además, las dificultades asociadas suelen ser más frecuente en las primeras etapas de nuestra vida, especialmente en la adolescencia.

Si estás interesado en conocer más sobre esto, o necesitas información sobre cualquier otra cuestión, estaremos encantados de atenderte. En Mataró, contamos con un equipo de profesionales de la salud mental que te ayudará a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/reactancia-2151.jpg 284 423 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54¿Qué es la reactancia psicológica?
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