Cómo encarar la vuelta a la rutina
Tras un periodo más o menos prolongado de relajación, tranquilidad y en definitiva, de desconexión, el regreso a los hábitos rutinarios puede resultar complicado e incluso provocar ciertas alteraciones físicas y emocionales. En este sentido, aunque existe mucha variabilidad en función de la persona, existen algunos síntomas o problemas que pueden aparecer fácilmente en esta época del año. Por ello, es importante tomar conciencia de nuestro estado y de los factores que alteran nuestro equilibrio vital para poder combatirlos de una forma más eficiente.
La irritabilidad, la fatiga, la apatía, el estrés, la ansiedad o los problemas de sueño son algunos de los ejemplos que pueden configurar lo que algunos conocen como síndrome post-vacacional. Estos pueden estar asociados a diferentes áreas; aunque tienden a estar vinculadas al área laboral, también pueden aparecer asociadas al área familiar, social o académica. Es importante tener en cuenta que el hecho de sufrir un cierto malestar o desajuste en este periodo de transición es totalmente normal, e incluso en parte algo útil y necesario. En este sentido, si no genera una alteración significativa puede servir para adquirir una mayor conciencia sobre la necesidad de cambiar de rutina y focalizarnos en otro tipo de actividades, aunque a priori estas se presenten como más desagradables para algunos. Por otro lado, en algunos casos pueden existir dificultades importantes que impidan que se establezca una introducción adecuada y saludable al nuevo ritmo de vida, pudiendo aparecer problemas psicológicos específicos como trastornos del estado de ánimo o dificultades relacionadas con la autoestima.
A partir de lo comentado, a continuación te facilitamos algunas estrategias para ayudarte a encarar la vuelta a la rutina:
– Periodo de adaptación: Tal y como hemos comentado, es importante concienciarnos de la necesidad de respetar un periodo de reintroducción a los hábitos olvidados. Así, aunque sea algo poco habitual y difícil de llevar a cabo, se aconseja planificar la vuelta unos días antes de esta para reducir el impacto repentino de la incorporación e ir preparándonos para el cambio.
– Regular el sueño: Es importante descansar y respetar nuestras horas de sueño. Inicialmente puede ser complicado volver a acostarse y levantarse pronto, por lo que debemos ser pacientes, y tener presente que es importante conservar nuestro ritmo de sueño para que sea totalmente reparador y nos proporcione la energía necesaria para empezar el día.
– Evitar el pensamiento dicotómico: Es habitual caer en la tentación de idealizar el periodo vacacional y denigrar el trabajo o las actividades más rutinarias. Todo posee un punto intermedio y es importante adoptar una mirada objetiva y realista, procurando cuestionar y positivizar los aspectos negativos que anticipemos.
– Reforzamiento positivo: Relacionado con el punto anterior, debemos buscar y analizar las cosas positivas tanto de nosotros mismos como del entorno. Esto favorecerá que experimentamos un mejor estado de ánimo, y, por lo tanto, permitirá que tengamos un buen rendimiento.
– De menos a más: Es recomendable que el nivel de actividad y de autoexigencia aumente de manera progresiva. En algunos casos puede ser complicado debido a las exigencias del entorno, pero aun así hay que tener presente la importancia de ir poco a poco y marcarnos objetivos paulatinamente más complejos.
Además de estas, existen otras recomendaciones que pueden resultar útiles para ayudarte a reincorporarte a tus hábitos rutinarios. Aunque en ocasiones es difícil de superar y sobrellevar, existen medidas encaradas a conseguir que sea más llevadero y a favorecer un mayor grado de motivación en esta importante época del año.
Si quieres recibir más información al respecto, no dudes en contactar con nosotros. Te proporcionaremos una atención personal y profesional.