Las reuniones familiares vuelven en Navidad
Las fiestas navideñas son días de tradiciones y encuentros familiares, donde afloran encima de la mesa muchos acontecimientos a la vez, tanto a nivel individual como a nivel familiar.
Existen tantas realidades como personas en el mundo, y existen tantos conflictos como familias en sus casas. A lo largo de la Navidad se pueden hacer más evidentes algunos aspectos como por ejemplo: «El paso del tiempo». Año tras año puede haber cambios en las sillas que se ocupan alrededor de la mesa; familiares que marchan, pero otros que pueden llegar de nuevo al sistema (la hija que se ha hecho pareja, la pareja que ha tenido nacimiento…). En algunas familias, las comidas familiares se pueden dar casi cada fin de semana, y en otros una vez al año, por ello, estos pueden tener aún más peso.
Quizás ha impactado la frase anterior de: «existen tantos conflictos como familias«, y esta afirmación no está lejos de sus casas (evidentemente, con diferentes grados) y esto sucede porque las familias son grupos de personas donde cada una de las que lo forman evolucionan en diferentes direcciones; y, por otro lado, no son grupos estáticos, es decir, cada miembro de la familia se relaciona con otros miembros y se crean nuevas unidades familiares. Por eso, no todos los miembros están relacionados por el vínculo sanguíneo. La llegada de los nuevos miembros en estas unidades a veces encajan a la perfección, y a veces no; o bien, alguna separación matrimonial durante el año crea una fragmentación importante.
Seguro que te has encontrado en alguna ocasión hablando con tu pareja de qué día vas a casa los padres, qué día a casa los suegros, la familia que reclama pasar los días con el niño que acaba de nacer, sudando la gota gorda porque ya veis a venir a los comentarios de cada año, anticipándote a cómo reaccionarás cuando veas al tío con el que no tienes relación…
La Navidad, momentos de ilusión, pero también de gran añoranza, de pérdidas y melancolía, y es posible que en algún encuentro te haga especialmente pereza, o incluso te genere cierta ansiedad por los motivos que sea.
Hay que recordar que lo más relevante cuando entramos en la vida adulta, es la familia que hemos creado. La pareja con la cual queremos construir una vida y quizás esta vida es diferente a la que han hecho nuestros padres y abuelos. Si hay dinámicas más «disfuncionales», puedes separar internamente del que te pertenece a ti y de lo que no te pertenece a ti como adulto.
Y por eso os recomendamos…
- Hablar mucho con la pareja y llegar a acuerdos. Probablemente, los dos tendréis que ceder por ambas bandas, mirando de llegar a un equilibrio.
- Dar valor a otras cosas de Navidad, que para ti o para tu pareja sean valiosas. Un ejemplo serían, salidas en Navidad, celebración y encuentros con amigos, priorizar descanso y tiempo en casa…
- Los límites también hacen falta en Navidad, acuérdalos antes de acudir a una comida. Puedes pactar la hora de marchar, acotar los temas de los que queréis hablar…
- En función de qué momento vital estés, y de cuál sea la situación que te rodee en el ámbito familiar, se tendrá que priorizar el propio bienestar emocional y la salud mental. Que un año no puedas asistir no quiere decir que más adelante no se pueda hacer diferente.
Los encuentros navideños pueden ser, por lo tanto, fiestas que generen un cambio en nuestro estado de ánimo. También pueden generar cierta tensión y malestar o bien nos hagan abrir algunas heridas. En algunos casos las personas necesitamos abordar este tema del que socialmente no se habla de manera tan abierta.
En nuestro centro de psicología y psiquiatría, situado en el centro de Mataró, realizamos terapia presencial y en línea y te podemos ayudar en este tema y otros muchos. Si tienes alguna duda, puedes llamarnos y estaremos encantados de atenderte.
– Cristina Pedrero.