Señales de alerta en el Trastorno del Espectro Autista (TEA)
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo; es decir, una alteración o retraso en el desarrollo de funciones vinculadas a la maduración del sistema nervioso central que se inicia en la infancia y sigue un curso evolutivo estable.
Hasta hace relativamente poco tiempo, es el Trastorno del Espectro Autista tomaba diferentes nombres en función de su sintomatología:
Autismo, con tres áreas principales afectadas: la comunicación y el lenguaje, el área social y el área conductual.
Síndrome de Asperger: un tipo de TEA con menor afectación en el área del lenguaje y que no suele cursar con retraso mental.
Trastorno Generalizado del Desarrollo.
Sin embargo, en la última edición del DSM (DSM-5), el sistema clasificatorio de referencia para los trastornos mentales, se considera un trastono del neurodesarrollo en el que se ven afectados dos dominios principalmente: alteración en la comunicación social y patrones repetitivos de conducta y intereses restringido; ) y se clasifican en función de su gravedad:
¿Qué señales pueden estar indicándonos que nuestro hijo/a puede presentar un Trastorno del Espectro Autista ?
Desde la Psicologia Infantojuvenil y la Psiquiatría el Trastorno del Espectro Autista se considera un trastorno espectral; es decir, que a pesar de manifestarse de forma diferente de una persona a otra, posee unas características comunes y una afectación en determinadas áreas del funcionamiento diario del niño. Sin embargo, sí que existen ciertas señales de alarma que nos pueden alertar de que el desarrollo de nuestro hijo no sigue los estándares esperados a su edad y que, por lo tanto, debemos buscar ayuda profesional para, así, iniciar una intervención lo más temprana posible.
En el área social o interpersonal, consideraremos como señales de alerta que:
no contacte visualmente o lo haga muy esporádicamente
prefiera jugar solo
no responda sonriendo a nuestra sonrisa (o a otras expresiones faciales) y/o sonidos a los 9 meses
no preste atención a las personas pareciendo que está en otro mundo
no señale objetos a los 14 meses
no muestre interés por otros niños
no muestre anticipación cuando va a ser cogido
En cuanto a la comunicación, consideramos señales de alterta que:
se inicie en el balbuceo o en algunas palabras pero deje de hacerlo
no balbucee a los 12 meses
no diga sus primeras palabras entre los 12 y los 24 meses.
no componga frases de dos palabras (éstas no deben ser imitaciones) a los 24 meses
a veces parezca que nos escucha pero otras veces no
no señale ni diga adios con la mano a los 12 meses
no siga indicaciones
no responda a su nombre a los 12 meses
no sepa explicar lo que desea (no señala para pedir algo)
tengan un repertorio limitado o muy bajo de expresiones faciales que demuestren emoción
no mire hacia donde los otros señalan después de los 12 meses
no señale con el dedo para compartir un interés entre los 18 y los 24 meses
Por lo que se refiere al ámbito conductual, deberemos prestar atención a conductas como las que se detallan a continuación:
que se quede realizando la misma conducta una y otra vez
que no suelte un objeto aunque lleve mucho tiempo con él
que no demuestre entusiasmo ante objetos o lugares nuevos ni los explore
que jueguen con juguetes de forma extraña: por ejemplo, poner de forma sistemática los juguetes en fila
que no muestren sus juguetes al otro
que no demuestre interés en juegos interactivos simples
que no demuestre temor ante los extraños sobre los 9 meses
que no imite después de los 12 meses
que no realice juego simbólico (simular o hacer como) entre los 18 y 24 meses
que su juego es repetitivo y poco funcional
que camine de puntillas
que demuestre patrones de movimiento extraños, por ejemplo aleteo (mover las manos como si fuesen alas) cuando se siente excitado o contento
que demuestre alta sensibilidad ante los ruidos
que se interese sólo por ciertos temas, juguetes y/o objetos preferentemente y de forma acusada en detrimento de otros
Las conductas que aquí se señalan son de tipo genérico y no suelen presentarse aisladamente así que no debemos apresurarnos en diagnosticar a nuestro/a hijo/a. Ante la presencia de varias de estas señales de alarma, lo más indicado es dirigirnos a nuestro Pediatra y será él o ella quien nos oriente en cuanto a la necesidad de visitar a un especialista para que valore si nuestro hijo/a puede recibir o no algún diagnóstico.