Desde la neuropsicología, uno de los principales campos de estudio, evaluación e intervención son las neuropatologías, es decir, las enfermedades que afectan al sistema nervioso. Entre ellas se encuentran las demencias vasculares, el Parkinson o el Alzheimer, entre otras. Aquí nos centraremos en describir la Demencia con Cuerpos de Lewy (DCL). Se trata de un síndrome progresivo y degenerativo que afecta a la capacidad cognoscitiva (memoria y diversos procesos cognitivos), conductual y física de la persona. Los datos de prevalencia giran en torno al 10-20% del total de casos de demencia, por detrás de la enfermedad del Alzheimer y la demencia vascular.
Los cuerpos de Lewy son un tipo de estructuras proteicas que se localizan en las neuronas. A grandes rasgos, la enfermedad se caracteriza por un desarrollo excesivo de estas proteínas, lo cual impide el correcto funcionamiento celular en el cerebro. Esta es la causa actual de diversos procesos de demencia, lo cual se refleja en las similitudes existentes en la sintomatología reflejada por estos. En este sentido, en la DCL se observan alteraciones cognitivas muy similares al Alzheimer, y además, aparecen síntomas físicos y conductuales característicos del Parkinson. Estas semejanzas dificultan la delimitación de la enfermedad y su tratamiento. Así, a continuación destacaremos algunas de las principales características de esta enfermedad:
– Manifestación fluctuante de los síntomas cognitivos: Si bien ésta es una característica que puede aparecer en muchos tipos de demencia, es especialmente frecuente en la DCL. Hablamos de fluctuaciones que pueden ser más o menos recurrentes, pudiendo mostrarse de un día para otro, o incluso en diferentes momentos más próximos en el tiempo. Así, se presentan problemas relacionados con la atención, el lenguaje, el razonamiento y la comprensión, entre otros.
– Alucinaciones: El paciente puede sufrir alucinaciones de diferente modalidad, es decir olfativas, auditivas, táctiles siendo las visuales las más características. Estas acostumbran a ser descritas de forma bien definida y de manera muy vívida. En este caso, es más infrecuente encontrar este tipo de alteración en otros tipos de enfermedad demencial.
– Alteraciones físicas y motrices: Al igual que en la enfermedad del Parkinson, limitaciones como rigidez, temblor y dificultades relacionadas con el movimiento como la bradicinesia (lentitud) pueden aparecer en cualquier momento del proceso. Es común que estas se experimenten de forma repentina, esto es, de manera poco gradual.
– Confusión: Se experimentan periodos de confusión significativos donde la persona puede desorientarse en relación a diferentes ámbitos: el sitio en el que se encuentra, la hora, dificultades para identificar palabras o mantener una conversación, limitaciones en la percepción espacial, etc.
Como se ha destacado, existen pocas o casi ninguna característica exclusiva de la enfermedad. Por ello, deberemos atender al momento y a la forma de presentación para poder discriminar y realizar un diagnóstico adecuado. En este sentido, es importante tener en cuenta que los síntomas Parkinsonianos aparecen principalmente al inicio, antes de las alteraciones cognitivas o demenciales. Así, las dificultades motoras se presentan en fases avanzadas en aproximadamente un 70% de las personas con DCL. Además de esto, el deterioro cognitivo suele aparecer junto con síntomas depresivos y limitaciones leves de memoria. Se indica además, que si los síntomas cognitivos y motores aparecen en un intervalo de un año, es más probable que se trate de esta neuropatología. A nivel general, los signos de un accidente cerebrovascular o de demencia vascular disminuyen la probabilidad de que se trate de un DCL.
No debemos olvidar, que aunque existan características específicas a nivel cerebral de cada una de las demencias, estas son enfermedades, y como tal, repercuten significativamente en la calidad de vida social, personal y laboral de las personas que las sufren. Por ello, el tratamiento a aplicar debe ser integral y multidisciplinar, procurando abarcar todas aquellas necesidades esenciales para el afrontamiento de esta importante problemática. En este sentido, como tratamiento se acostumbra a utilizar un seguimiento psiquiátrico y psicológico. Se acostumbran a administrar antipsicóticos neurolépticos (para reducir las alucinaciones y la agitación) o levodopa (para síntomas motores). A pesar de ello, estos pueden producir efectos adversos importantes, como por ejemplo el agravamiento de la sintomatología mostrada.
Los pacientes con DCL necesitan una atención y cuidado recurrente, mediante un control y supervisión médicos, y el cuidado de las personas cercanas o tutores. La ayuda también debe proporcionarse a este nivel, dotando de estrategias para el manejo de dificultades a aquellos que se encuentren inmiscuidos en este proceso con la persona. El acompañamiento puede ser complicado, no solo por las características propias de la patología, sino por el sufrimiento y responsabilidad inmiscuidos en todo su curso.
Para recibir información al respecto, puedes ponerte en contacto con nosotros cuando desees. Los psicólogos de nuestro centro situado en Mataró intentarán brindarte la atención y ayuda que necesites.