La ansiedad es una reacción adaptativa del organismo ante la percepción de un peligro real o imaginario. Ésta desencadena una serie de síntomas como pueden ser: nerviosismo, inquietud, sudoración, temblor… los cuales nos permiten, o bien hacer frente a la situación de una manera eficaz, o escapar de ella. Como tal, supone una entidad amplia y dinámica, la cual incluye un componente claramente físico o emocional (las reacciones citadas), uno cognitivo (la cadena de pensamientos e interpretaciones que realizamos sobre el suceso), y otro conductual (los comportamientos llevados a cabo para afrontar o escapar de la situación). Y son muchas las categorías diagnósticas que se enmarcan dentro de ella, siendo la aquí presentada una de las más prevalentes.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG se define como aquella alteración en la que existe una preocupación o anticipación aprensiva excesivas, que se produce de manera continua, en relación a diferentes sucesos o actividades relacionadas con cualquier ámbito vital (familiar, laboral, académico…). Además, a la persona le es difícil controlar esta preocupación, ocasionándole un malestar significativo. Junto a esto, aparecen una serie de síntomas que son característicos de esta problemática: inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta, facilidad para fatigarse, dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño. Es importante tener en cuenta que no es necesario que aparezcan todos los síntomas citados para realizar el diagnóstico, pero sí en una proporción significativa.
Se han planteado diferentes hipótesis como causas de su aparición, como son la intolerancia a la incertidumbre, o la sensibilidad a la ansiedad. A pesar de ello, se considera que en su etiología interfieren múltiples factores, tanto internos (variables de personalidad, tendencia a la preocupación… entre otros), como externos (conflictos relacionales, pérdidas emocionales o laborales…entre otros), que pueden actuar tanto como predisponentes, como precipitantes de la patología. A pesar de ello, merece la pena tener presente que la ansiedad es algo dimensional, de grado. Es decir, que todos la sufrimos en muchos momentos de nuestra vida, y sólo si aparece reiteradamente o de una manera demasiado acentuada, limitando nuestro día a día, requiere una consideración y atención especial.
Son diferentes las propuestas que se han realizado para combatir esta problemática, siendo la Terapia Cognitivo-Conductual una de las más eficaces. En nuestro centro de psicología y psiquiatría, situado en Mataró, estamos formados en esta y otras intervenciones que pueden ayudarte. Si quieres conocernos, llámanos, te proporcionaremos toda la información que necesites.