¿En qué consiste la terapia de grupo o tratamiento grupal? ¿Qué beneficios puede aportar? ¿Puede realizarse junto a la intervención individual?
La terapia de grupo es un tipo de intervención psicológica donde, mediante la creación de un espacio de interacción y colaboración, se busca dotar, potenciar o modificar los recursos personales y las estrategias de afrontamiento con el principal objetivo de mejorar la calidad de vida de cada uno de sus miembros. Un aspecto clave a tener en cuenta es que, aunque sea guiado por un profesional el cual aplica diferentes técnicas y estrategias, el grupo en sí es considerado un instrumento de cambio, ya que posee en esencia, un importante potencial terapéutico.
En esta misma línea, la interacción y la retroalimentación son aspectos clave que ayudan a comprender el beneficio de este tratamiento. Inmiscuidos en estos, algunos de los aspectos a favor son: descubrir que hay otras personas experimentando dificultades similares, y que por lo tanto, los problemas no son únicos y exclusivos de uno mismo; poner a prueba ciertas creencias sobre las percepciones de los demás, lo cual favorece romper con algunos prejuicios y reducir los miedos asociados a estos; favorecer la motivación y la adherencia al tratamiento mediante la aprobación, el refuerzo y la observación de los progresos conseguidos; facilitar la generalización debido a la variedad de miembros que participan y a las situaciones que pueden trabajarse con estos, permitiendo encontrar además, diferentes soluciones alternativas. En definitiva, el crear un espacio donde compartir experiencias, emociones y conflictos internos fomenta una elevada cohesión grupal, la cual conduce a cambios en el estado emocional y psicológico más estables a largo plazo.
Por otro lado, cabe remarcar que la terapia de grupo puede utilizarse tanto de manera única, como de forma complementaria a la intervención individual. Como hemos visto, existen ciertos aspectos cuya aparición puede ser limitada en las sesiones individuales. Así, algunos estudios han remarcado que el tratamiento grupal puede potenciar los efectos terapéuticos conseguidos mediante la terapia individual, ya que permite exponer y trabajar las diferentes dificultades presentadas desde una perspectiva interactiva y dinámica donde la escucha activa, la empatía y el reforzamiento configuran mecanismos clave para facilitar la mejora de la persona. Además, en aquellos casos en los que se determine, también puede resultar beneficiosa en combinación con otros tipos de intervención como puede ser la psiquiátrica.
Junto a todo lo expuesto, es importante tener en cuenta que la terapia grupal está indicada para una gran variedad de problemáticas. En este sentido, existen grupos diseñados para aprender a manejar dificultades muy diversas como pueden ser estrategias de manejo de la ansiedad, depresión, adicciones, gestión de conflictos, talleres para padres, autoestima, habilidades sociales, entre muchos otros. Además, puede emplearse con diferentes tipos de población, pudiendo intervenir desde la psicología de adultos o infantojuvenil.
Finalmente destacar que es comprensible que inicialmente algunos sean reticentes a inmiscuirse en este proceso. Las dudas y los miedos respecto a involucrarse emocionalmente con los demás y a descubrir ciertos aspectos de nuestra identidad son totalmente legítimos. Aun así, debemos tener en cuenta que esto forma parte del proceso, y que aunque al principio podamos encontrar dificultades, poco a poco vamos a conseguir aumentar la confianza en nosotros mismos y vamos a poder beneficiarnos y ayudar a los demás mediante nuestras propias vivencias. Además, debemos tener en cuenta que las personas somos seres sociables, y nuestros problemas en la mayoría de ocasiones no pueden entenderse sin tener en cuenta su repercusión a nivel interpersonal.
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