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Noticias

¿Qué son y cómo repercuten los tics?

Los tics se definen como movimientos musculares rápidos, locales y espasmódicos, que se manifiestan de forma inesperada, involuntaria, repetitiva, y a intervalos irregulares. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) los define como vocalizaciones o movimientos motores súbitos, rápidos, no rítmicos, recurrentes y estereotipados. Atendiendo a estas primeras aportaciones, es probable que identifiquemos algún momento de nuestra vida en el que lo hayamos experimentado. A pesar de ello, es importante tener en cuenta que la gravedad del problema vendrá definida por el grado de deterioro que produzca en las diferentes áreas vitales de la persona.  

Por otro lado, hay que tener en cuenta que aunque se pueden experimentar en casi cualquier parte del cuerpo, suelen situarse por encima de los hombros, siendo los más comunes los tics faciales. Junto a esto, podemos diferenciar entre tics simples, los cuales tienen una duración breve (milisegundos) los cuales incluyen movimientos como encoger los hombros o el parpadeo de los ojos; y los complejos, cuya duración es más prolongada (segundos) y suelen resultar de combinaciones de tics simples (p.ej., encoger los hombros y girar la cabeza al mismo tiempo). Además de esto, y a pesar de que se consideran de aparición involuntaria, puede ejercerse un cierto control voluntario para impedir su aparición.

La etiología de estos se ha relacionado tanto con factores orgánicos como psicológicos. En relación a los primeros, y aunque no existe una evidencia clara, se ha propuesto al exceso de dopamina junto a una cierta vulnerabilidad genética (se propone a intervención de ciertos genes). En relación a los segundos, factores como el estrés, la ansiedad, la frustración o la insatisfacción han sido propuestos como mecanismos explicativos de la aparición y el agravamiento de los síntomas. Uno de los más destacables consiste en lo que se ha denominado “impulso premonitorio”. Las personas que sufren este particular problema informan de una sensación subjetiva de malestar que parece informar de que se va a producir el tic. Cuando este se realiza, automáticamente se produce un alivio del malestar, el cual puede actuar como reforzador para que se repita en futuras ocasiones.

Algunos ejemplos de trastornos asociados a este problema son el Síndrome de Giles de la Tourette, en el que la persona experimenta múltiples tics de carácter verbal y muscular, o la Corea de Huntington, cuya etiología es fundamentalmente orgánica y se asocia síntomas diversos. La aparición de la mayoría de los problemas citados tiene lugar durante la infancia y la adolescencia, y en la mayoría de casos, el curso suele ser crónico con diferentes fluctuaciones. En esta etapa de la vida, en la que transcurren una serie de cambios (tanto internos como externos) que ya de por sí son relativamente difíciles de gestionar, el inicio de este problema puede dificultar y limitar de manera significativa la vida social, académica y familiar del individuo. Como se ha comentado, la existencia de ciertos cuadros (principalmente de ansiedad), acostumbran a coexistir con el tic, por lo que el abordaje de los problemas psicológicos y emocionales resulta clave para asegurar un pronóstico favorable.

Desde la psicología infantil y de adultos se han propuesto diferentes abordajes útiles para disminuir el malestar asociado a este problema y para reducir su aparición. En este sentido, la Terapia Cognitivo-Conductual contiene métodos eficaces como la reversión del hábito o la exposición con prevención de respuesta que han obtenido resultados muy satisfactorios. Aunque como se ha comentado el problema suele cronificarse, estos procedimientos se han mostrado efectivos en la reducción de la frecuencia de aparición del tic (en algunos casos erradicación), y, consecuentemente, en el deterioro y limitación personal asociados.

Si deseas conocer más acerca de lo comentado o sobre cualquier otra cuestión, desde nuestro centro de psicología situado en Mataró estaremos encantados de resolver todas tus preguntas. No lo dudes y llámanos, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/tics-4021.jpg 768 1024 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54¿Qué son y cómo repercuten los tics?
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El Síndrome o Trastorno de Pica

A nivel general, los Trastornos de la Conducta Alimentaria están caracterizados por la presencia de una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con ésta que lleva a presentar claras dificultades en el consumo y/o en la absorción de alimentos. Todo ello provoca en la persona graves consecuencias, tanto a nivel físico como psicosocial, lo cual muestra la importancia de conocer más acerca de éstos para poder intervenir de una manera rápida y eficaz.

Algunos de ellos, como la Anorexia o la Bulimia, acostumbran a ser más conocidos por la sociedad, pero otros, como el que aquí se describirá, suele ser menos frecuente, a pesar de que sus consecuencias pueden ser igual o más graves que los anteriores. Así, el Síndrome o Trastorno de Pica se caracteriza por el deseo irresistible y la ingesta recurrente de sustancias no nutritivas o no alimentarias (p.ej., tierra, papel, jabón, pegamento, hielo, almidón, tiza…). Es cierto pero, que en algunas sociedades la ingesta de ciertas substancias tiene un carácter ritual, por lo que deberemos tener en cuenta el contexto sociocultural del sujeto para establecer el diagnóstico. Por otro lado, a pesar de no existir datos epidemiológicos concretos, se ha comprobado que este problema afecta principalmente a mujeres embarazadas, niños con un desarrollo neurológico atípico, personas con discapacidad intelectual y a ciertos trastornos mentales (sobre todo de carácter grave como Esquizofrenia o Autismo). Además de esto, no se han encontrado causas exactas asociadas al inicio del trastorno, aunque se han propuesto datos prometedores; en algunos casos se han encontrado anormalidades biológicas específicas como déficit de ciertas vitaminas o minerales (como hierro o zinc), aunque no en todas las personas con Pica se ha podido demostrar este hecho. Por otro lado, parece que la prevalencia del cuadro está asociada con la gravedad de la discapacidad intelectual.

Un aspecto importante a remarcar es el hecho de que habitualmente la persona que sufre este problema acostumbra a pasar primero por los servicios médicos, ya que las consecuencias físicas pueden ser graves (p.ej., obstrucción o perforación intestinal, envenenamiento o intoxicación, infecciones…). Hecho esto, raramente se realizan un tratamiento psicológico una vez se han sido estabilizados a nivel médico o biológico. A pesar de ello, el seguimiento terapéutico es uno de los más importantes para potenciar la mejora del individuo. Esto es así, debido a que en muchas ocasiones el problema lleva asociado un malestar emocional significativo, el cual puede seguir o anteceder a la ingesta de este tipo de sustancias, similar a una adicción. A raíz de esto, para remediar o atenuar los síntomas negativos de manera rápida, la persona puede utilizar cada vez más esta estrategia, perpetuando y empeorando la situación. De esta manera, el comer ciertos elementos produciría un alivio a corto plazo, pudiendo reducir los síntomas de ansiedad, estrés o depresión, pero a largo plazo podría tener consecuencias potencialmente graves para la salud de la persona.

El trastorno, como se ha indicado, afecta tanto a adultos como a niños y adolescentes. Es importante concienciarnos de la importancia que posee recibir atención médica y psicológica al respecto, siendo uno de los motivos principales la prevención de posibles complicaciones graves.

En caso de estar interesado en recibir más información sobre este u algún otro concepto o aspecto que consideres importante, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos de Mataró. Obtendrás todos los datos que necesites.  

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/pica-1912.jpg 331 502 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54El Síndrome o Trastorno de Pica
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Fobia Social y Trastorno de Personalidad por Evitación

La presencia conjunta de dos o más problemáticas o patologías, o la coocurrencia de síntomas de diferentes entidades diagnósticas resulta ser un fenómeno muy característico tanto en el ámbito clínico como en la sociedad en general. En ocasiones, la línea que separa dos categorías puede ser realmente fina y difusa, lo cual dificulta definir características puras y establecer un diagnóstico específico. Este es el caso de la Fobia Social y el Trastorno de Personalidad por Evitación, los cuales como veremos comparten diversos aspectos.

Por un lado, la Fobia Social se define como el miedo o la experimentación de una intensa ansiedad ante una o más situaciones sociales en las que la persona se encuentra expuesta al posible examen por parte de los demás. El individuo tiene miedo a mostrar síntomas de ansiedad o actuar de alguna manera que sea valorada negativamente (a través de la humillación o rechazo). Este tipo de situaciones, al generar tal nivel de malestar, o bien se evitan, o se soportan con miedo o ansiedad intensa. Junto a esto, es importante tener presente que el problema provoca una gran limitación tanto a nivel personal, social, laboral, etc. Algunos ejemplos de situaciones son las interacciones sociales como reunirse con personas poco conocidas o mantener una conversación, ser observado realizando alguna actividad, y actuar delante de otros. Específicamente en niños, merece la pena mencionar que el miedo puede aparecer ante la interacción con iguales, y no solamente con los adultos, y que éste puede presentarse de manera diversa; con rabietas, llantos, encogerse o quedar paralizados.  

En cuanto al Trastorno de Personalidad por Evitación o Evasivo, se caracteriza por un patrón de inhibición social, junto a la presencia de sentimientos de incompetencia y mucha sensibilidad a la evaluación negativa, que se manifiesta a principios de la etapa adulta y que se encuentra presente en diferentes contextos. En este caso, la persona que lo sufre tiende a evitar situaciones en las que tenga que establecer contacto interpersonal frecuente por miedo a las críticas, el rechazo o la desaprobación. Además, suele mostrarse poco dispuesta a entablar conversaciones o crear vínculos a no ser que esté segura de que será apreciada, suele ser retraída en las relaciones estrechas evitando de esta manera que la puedan ridiculizar, y presenta una excesiva preocupación a ser criticada o rechazada. Además de estos, son típicas las creencias de considerarse como poco atractivo, inferior o socialmente inepto, pudiendo reflejar evidentes problemas de autoestima, y mostrando por ello, una falta de iniciativa a la hora de iniciar nuevas actividades, especialmente cuando éstas son de carácter social.

Así pues, tal y como podemos apreciar, las dos problemáticas comparten muchas similitudes (miedo o rechazo ante situaciones sociales, inhibición, pensamientos distorsionados…), pero es importante tener en cuenta que también muestran ciertas diferencias, siendo algunas más sutiles que otras. En este sentido, el Trastorno de Personalidad Evasivo tiene un carácter aparentemente más grave, en el cual el grado de generalización (presente en muchas situaciones) y los problemas asociados (autoestima, cogniciones erróneas…) resultan ser más amplios. Además, se define como un patrón, a diferencia de la especificidad de la Fobia Social; esto significa que aparece relativamente pronto a nivel temporal, y de manera inespecífica. En el caso de la Fobia en cambio, el problema puede situarse en una o pocas situaciones de interacción social, y aunque estas pueden llegar a limitar significativamente a la persona, ésta es posible que se desenvuelva normalmente en otras situaciones, mostrando ciertas habilidades sociales. Finalmente, debemos tener en cuenta que los Trastornos de Personalidad no pueden diagnosticarse hasta los 18 años, con lo cual anteriormente a esta edad deberemos acudir a problemas relacionados con el vínculo o con la ansiedad.

La comorbilidad entre los diversos problemas psicológicos es cada vez más evidente. Por ello, resulta crucial realizar una evaluación adecuada sobre la problemática o problemáticas que presente la persona y delimitar la presencia de las entidades pertinentes. Sólo así se conseguirá diseñar y realizar una intervención adaptada plenamente a la situación personal del paciente y asegurar en mayor medida su mejora.

En caso de querer recibir más información o estar interesado en algún otro tema, en nuestro centro de psicología, situado en Mataró, recibirás toda la información necesaria y podrás resolver las dudas que poseas. Llámanos sin compromiso, te ayudaremos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/FOBIA_S-5449.jpg 300 400 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54Fobia Social y Trastorno de Personalidad por Evitación
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El Síndrome Alcohólico Fetal o SAF

El alcoholismo constituye uno de los problemas más importantes en la sociedad actual. A pesar de ello, y debido sobre todo a la normalización de su consumo, se tienden a ignorar o minimizar sus posibles efectos perjudiciales. De este modo, y aunque la atención se dirige más hacia otro tipo de sustancias, el abuso y la dependencia de alcohol son los que más daño producen en la población, estimándose que entre un 10 y un 20% de los bebedores lo desarrollan. La diferencia entre ambos conceptos estriba en si aparece el síndrome de abstinencia (dependencia) o no (abuso), definiéndose éste como el cuadro sintomático que aparece en un sujeto consumidor de alcohol debido a la disminución de los niveles en sangre de la substancia.  

Los problemas asociados a esta sustancia son diversos, y aunque se acostumbran a citar en mayor medida aquellos relacionados con la propia persona que la consume (depresión, disfunciones sexuales, síndrome de Korsakoff, alteraciones de la personalidad…), existen alteraciones que van más allá del propio individuo. Entre ellos se encuentra el Síndrome Alcohólico Fetal, un trastorno que engloba un grupo de malformaciones y desórdenes en el feto producido por el consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo. Durante la ingesta, el alcohol atraviesa la placenta y llega al feto, produciendo alteraciones en su desarrollo. Entre ellas se encuentran las siguientes: Interrupción de la diferenciación celular y del crecimiento, alteración del ADN y la síntesis de proteínas, inhibición de la migración celular, modificación del metabolismo de proteínas y grasas, y retraso en el crecimiento uterino. Todas ellas tendrán consecuencias significativas y diversas en el desarrollo evolutivo del bebé, siendo algunas de las más significativas las citadas a continuación:

–    Alteraciones físicas/biológicas: Los niños que sufren este problema acostumbran a sufrir una clara deficiencia en el crecimiento, presentando habitualmente una baja estatura, y un tamaño reducido de las diferentes partes del cuerpo, especialmente de la cabeza (microcefalia) y extremidades. Junto a esto, aparecen una serie de rasgos faciales asimétricos y llamativos. Pueden aparecer también problemas de coordinación y de movimiento que dificulten el desarrollo motor de la persona. Y, además, son relativamente frecuentes los problemas en el corazón, los riñones y los huesos, y las alteraciones en la audición y la vista.

–    Problemas cognitivos y del neurodesarrollo: Uno de los síntomas más importantes se relaciona con la discapacidad intelectual. Además de éste, suelen presentarse problemas de atención y memoria, y retraso en la adquisición del habla y el lenguaje, y a menudo también aparecen dificultades en el razonamiento y el juicio. Y se ha documentado también un porcentaje progresivamente mayor de casos que padecen episodios epilépticos. Todos ellos repercuten negativamente en el desarrollo no solo académico del niño, sino también social y personal, actuando como una importante limitación.

–    Trastornos psicológicos: Como consecuencia tanto del consumo del alcohol durante el embarazo por parte de la madre, y de las alteraciones consecuentes citadas con anterioridad, el niño suele presentar diferentes problemas emocionales y psicológicos. Entre ellos, además de los trastornos de aprendizaje, son muy frecuentes los trastornos de conducta. En este sentido, manifiestan problemas relacionados con el control de impulsos, pudiendo tener problemas con la justicia e inmiscuyéndose en actividades de alto riesgo, como conductas sexuales inapropiadas o consumo de drogas.

Como podemos ver, el consumo de alcohol no sólo repercute negativamente en la persona que lo ingiere, sino que puede tener graves consecuencias para el feto. La prevalencia de esta problemática es cada vez mayor, principalmente debido a la falta de información al respecto y a la minimización de la repercusión del consumo al ser una substancia legalizada, comercializada y, por ello, normalizada en nuestra sociedad actual. La mejor forma de evitar la aparición del SAF es prevenir el consumo de alcohol, y para ello resulta clave tomar conciencia sobre la situación a través de la búsqueda y recogida de información adecuada al respecto.

En caso de cualquier duda, o de querer profundizar acerca de lo comentado hasta aquí, puedes ponerte en contacto con nuestro centro de psicología situado en Mataró. En este encontrarás a diferentes profesionales de salud mental que te ayudarán a resolver tus preguntas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/saf-2521.jpg 533 800 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54El Síndrome Alcohólico Fetal o SAF
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Trastornos somatoformes: características y doctor shopping

Los trastornos somatoformes engloban aquellos desórdenes o problemas que se caracterizan por la presencia de síntomas físicos diversos en los que no es posible identificar una patología o disfunción orgánica aparente. Así, tras múltiples pruebas y exámenes médicos, se descartan causas físicas o biológicas que expliquen la aparición y exacerbación de los síntomas. En este sentido, además, un aspecto esencial lo constituye la somatización, la cual se entiende como la tendencia a experimentar y expresar malestar psicológico en forma de síntomas somáticos que el sujeto interpreta erróneamente como signo de alguna enfermedad física severa y, en consecuencia, solicita asistencia médica para ellos.

En cuanto a los síntomas o molestias expresadas, pueden ser diversas y variar de una persona a otra, siendo las más frecuentes el dolor en distintas partes del cuerpo, la debilidad, inflamación, vértigo, náuseas y/o la sospecha de diferentes lesiones. Por lo que respecta a los subtipos, siguiendo la clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), podemos distinguir diferentes categorías dentro de los trastornos somatoformes: el Trastorno de síntomas somáticos, el Trastorno de ansiedad por enfermedad (correspondería a la tradicional hipocondría), el Trastorno de conversión, un apartado para factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas, y el Trastorno facticio. Todos ellos comparten la característica de manifestar síntomas físicos/somáticos diversos los cuales se encuentran interrelacionados con factores psicológicos y emocionales diversos. La variabilidad pero, depende de su forma de presentación. Hay que tener en cuenta además, que dentro de la primera categoría citada (el Trastorno de síntomas somáticos), el manual también incluye los trastornos psicosomáticos, mencionados al inicio del artículo.

Por otro lado, y aunque la problemática se haya evidenciado más en mujeres, resulta especialmente complejo concretar datos epidemiológicos específicos. Esto es debido a que los pacientes que sufren este problema acuden, principal y casi exclusivamente, a servicios de atención médica en búsqueda de una explicación física/biológica, lo cual repercute en el hecho de que el trastorno sea infradiagnosticado. A este hecho se le conoce con el nombre de doctor shopping, ya que la persona, al no encontrar una justificación física que explique los síntomas físicos que está experimentando, recurre a seguir buscando y a cambiar de servicio médico con la creencia de que en alguno de ellos se encontrará una explicación plausible. Es cierto pero, que en algunas ocasiones se realzan diagnósticos o se proporciona información e incluso tratamiento médico parcialmente congruente con la problemática, lo cual a corto plazo puede tranquilizar a la persona y aminorar ciertos síntomas, pero difícilmente actuará como un supresor.

Por todo ello, y con tal de reducir la frecuencia de este curioso aunque legítimo fenómeno, es importante reconocer la importancia de los factores psicológicos y emocionales en los problemas físicos. En ese sentido, y aunque resulte complicado de comprender, y más aún de aceptar, la interrelación cuerpo-mente o emoción-físico es más estrecha de lo que imaginamos.

Así pues, el papel de los acercamientos e intervenciones desde el ámbito de la psicología resulta clave para este tipo de problemas. La Terapia Cognitivo-Conductual se presenta como un tratamiento eficaz y con resultados especialmente positivos. Los profesionales de nuestro centro, en Mataró, están especializados en este y otro tipo de intervenciones eficaces y útiles. Si deseas obtener más información no dudes en ponerte en contacto con nosotros, te ayudaremos. 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/somatizacion-4050.jpg 549 732 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54Trastornos somatoformes: características y doctor shopping
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La Corea de Huntington: características y síntomas

Hoy en día es relativamente habitual entrelazar los términos envejecimiento y demencia, estableciendo en ocasiones relaciones causales erróneas. En este sentido, y aunque en muchas ocasiones resulta complicado diferenciar entre vejez “normal” y “patológica”, es importante remarcar que demencia no es sinónimo de envejecimiento. Así, aunque con el transcurso de la edad puedan aparecer ciertos problemas como olvidos, enlentecimiento y otras pérdidas a nivel cognitivo, únicamente podremos hablar de demencia cuando exista una pérdida o deterioro de las funciones mentales o cognitivas lo suficientemente grave como para interferir con la vida diaria de la persona, provocando una limitación tanto a nivel personal (cognitiva, emocional y conductualmente) como social, laboral y/o familiar.

Las causas de las demencias pueden ser diversas (trastornos psiquiátricos, infecciones, tumores, abuso de tóxicos…), e incluso dentro de ellas podemos encontrar subtipos muy diversos. Las más frecuentes son las que se deben a una enfermedad neurodegenerativa del propio cerebro, es decir aquellos procesos que implican una pérdida de neuronas sin una causa inflamatoria o vascular. Dentro de ellas encontramos, por ejemplo, la Enfermedad de Alzheimer (EA), la Enfermedad de Parkinson, la Esclerosis Múltiple, entre otras; y la que aquí comentaremos brevemente, la Enfermedad o Corea de Huntington. Ésta, es una enfermedad progresiva de carácter hereditario, debida a una alteración genética, concretamente a una mutación del cromosoma 4, el cual codifica la proteína huntingtina. Al ser neurodegenerativa, provoca el deterioro y destrucción de ciertas neuronas del sistema nervioso central. Se puede manifestar tanto en hombres como en mujeres, y se calcula que afecta aproximadamente a 1 de cada 10.000 habitantes. Su edad de aparición acostumbra a ser entre los 35 y los 55 años, aunque existen casos que la desarrollan antes de los 20 años. A continuación pues, se describirán los principales síntomas de este curioso fenómeno:

–    Síntomas motores y musculares: Uno de los síntomas más característicos de la enfermedad son los movimientos producidos al azar en forma de sacudidas de todo el cuerpo, denominados coreas. Este término deriva del griego y significa danza, y es por ello que la patología ha recibido este nombre. Éstos, aunque al inicio son menos perceptibles, se van haciendo evidentes a medida que la problemática avanza. Además, los pacientes acostumbran a mostrar bradicinesias, es decir, lentitud en los movimientos corporales; y distonía, que es la contracción exagerada y lenta de un músculo. Por todo ello, la persona sufre problemas cada vez más acentuados relacionados con la marcha, la postura y el equilibrio. A estos, también se le añaden las dificultades relacionadas con el lenguaje, donde la persona progresivamente tiene más problemas para articular las palabras correctamente.

–    Alteraciones afectivas y de la personalidad: Los síntomas psicológicos más característicos son los problemas de depresión y ansiedad, comportamientos obsesivo-compulsivos, apatía, problemas de sueño, disminución de la autoestima, aumento de la irritabilidad e impulsividad, y en ocasiones incluso ilusiones y/o alucinaciones. Conviene tener en cuenta pero, que muchos de estos problemas se enmarcan dentro de los problemas familiares y sociales que genera la enfermedad. Así, además del malestar emocional personal que conlleva, la estigmatización social o el sufrimiento de la gente cercana son variables importantes a considerar.

–    Problemas cognitivos: Las alteraciones cognitivas son muy frecuentes, siendo las dificultades de comprensión, memoria, juicio y razonamiento las más relevantes. Estos se manifiestan por una marcada lentitud, problemas de concentración, planificación y organización, y en la toma de decisiones. En ocasiones, la enfermedad se puede acompañar también de un deterioro en la capacidad intelectual global significativa.

Como vemos, la enfermedad de Huntington abarca una sintomatología muy diversa, la cual debemos comprender y enmarcar en un caso concreto, ya que cada persona puede manifestarla de formas diversas. A pesar de ello, la mayoría coinciden en acentuar el sufrimiento que conlleva y la baja comprensión y aceptación social existente. Así, neuropsicólogos, psiquiatras, y otros profesionales de la salud deberán trabajar en colaboración no solamente para atenuar y enlentecer el progreso de la enfermedad, sino para facilitar la adaptación del individuo a esta en su totalidad teniendo en cuenta todos los factores implicados expuestos.

Para más información, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos, en Mataró. Procuraremos resolver todas tus dudas y proporcionarte la ayuda que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/corea-1239.jpg 375 500 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54La Corea de Huntington: características y síntomas
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¿Estrés y vacaciones?

El verano, además de traer consigo la llegada del calor, está íntimamente relacionado con uno de los momentos más esperados del año, las vacaciones, y no tanto éstas en sí mismas, sino la necesidad de descansar o desconectar. Después de un periodo intenso de actividad en el que se han venido sucediendo diferentes preocupaciones, muchas de las cuales relacionadas con el ámbito académico o laboral, resulta relativamente sencillo experimentar la sensación de requerir un “parón”, tanto a nivel físico como mental. A pesar de ello, y como veremos a continuación, en ocasiones resulta difícil desvincularse del malestar, del estrés, o de las preocupaciones, perpetuando el estado de ánimo “negativo” y fomentando que, una vez terminado el periodo vacacional, tengamos la sensación de que no lo hemos aprovechado como queríamos o necesitábamos.

El estrés y la ansiedad son fenómenos comunes y frecuentes, tanto que pueden aparecer en situaciones inesperadas como durante las vacaciones. Su forma de presentación puede ser muy variable; pudiendo ser más o menos intenso, breve o prolongado. En este momento, se pondrán a prueba nuestras habilidades para afrontar el malestar y recuperar la estabilidad que nos permita seguir disfrutando de nuestro período de descanso. De entro los aspectos que pueden hacer que aparezcan o se mantengan éstas desagradables sensaciones, a continuación se citarán algunos de los más relevantes junto a algunas de las estrategias útiles para combatirlos:

–    Arrastre de un ritmo elevado: Tras un tiempo en el que hemos estado inmersos en una o unas actividades continuas e intensas (ya sean laborales, académicas o de cualquier otro tipo), es absolutamente normal que experimentemos un cierto periodo de desestabilización o intranquilidad. Aunque en ocasiones el primer día de vacaciones ya supone un antes y un después, precipitando un estado de relajación rápidamente, es muy habitual que necesitemos un cierto tiempo de adaptación. Por ello, debemos entender que el cambio puede no producirse de la noche a la mañana, y que los síntomas que continuamos experimentando pueden ser fruto simplemente de haber llevado a cabo un ritmo frenético.

–    Anclaje en uno o varios temas: Este punto se refiere al hecho de que muchas veces, aunque ya no estemos realizando una tarea concreta, nuestra mente sigue conectada a esta por un cierto tiempo. Las razones de esto pueden ser varias: que exista algo que sabemos deberemos retomar después de las vacaciones, que querríamos haberlo realizado de otra manera, o que le atribuimos una gran importancia, entre otras. Todos estos argumentos fomentan que las preocupaciones sigan presentes, y que por tanto no consigamos disfrutar. En la medida de lo posible, deberemos procurar relativizar aquellos temas de los cuales no nos podamos ocupar en estos momentos. Junto a esto, el procurar disfrutar del “momento presente”, centrándonos en los aspectos positivos del ahora puede ser de gran utilidad para desviar la atención hacia el “aquí”.

–    Exigencia y autoexigencia: Este es uno de los aspectos clave. Puede que hayamos anticipado unas vacaciones muy específicas, e incluso que hayamos reflexionado mucho sobre el estado emocional que queríamos notar.  Así, el hecho de tener una visión inflexible sobre este periodo puede facilitar que ante pequeños cambios, o simplemente ante el no cumplimiento de nuestras expectativas, nos sintamos frustrados e incluso nos castiguemos por no alcanzar los objetivos previstos. Es importante adoptar una actitud flexible, tanto hacia el entorno o los demás, como hacia nosotros mismos. Resulta útil procurar valorar, ensalzar y respetar aquello que estamos experimentando y viviendo, y a nosotros mismos, procurando no minimizarlo o trivializarlo.

–    Acontecimiento/s inesperado/s: Nuestro merecido descanso puede verse más, o menos afectado por acontecimientos específicos, los cuales pueden poseer un nivel de importancia diversos. Posibles ejemplos son las discusiones, la impuntualidad, el retraso en medios de transporte, las cancelaciones de última hora, etc. Lo primero que debemos apreciar es que muy posiblemente, y comparado con otros momentos del año, tendremos más capacidad o habilidad para afrontarlos de manera exitosa debido a que estamos más relajados, o simplemente a que nuestra mente está menos ocupada en otros asuntos. En segundo lugar, su afrontamiento eficaz requiere atribuir a estos eventos la importancia que merecen realmente. Podríamos incluir también aquí, algunas condiciones ambientales como el calor, el cúmulo de gente, o por ejemplo, la lluvia. Concretamente ante esto, más o menos previsibles, y siempre en caso de que supongan una limitación, resulta beneficioso encontrar alternativas plausibles para acomodarnos y adaptarnos a las diferentes circunstancias.

Como vemos, son muchos y muy diversos los estímulos y situaciones que pueden hacer tambalearse nuestros momentos de desconexión. Es importante reconocerlos y encontrar la manera más eficaz para afrontarlos, procurando no juzgar ni engrandecer su repercusión. Además, junto a los comentados, pueden aparecer otros específicos para cada caso en particular.

Nuestro equipo está situado en Mataró y cuenta con diferentes profesionales de psicología y psiquiatría que te ayudarán a resolver todas tus dudas. Si necesitas más información al respecto puedes ponerte en contacto con nosotros.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/vacaciones-5316.jpg 812 1200 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54¿Estrés y vacaciones?
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La obesidad infantil

La obesidad, y concretamente la obesidad infantil, supone uno de los problemas más graves de salud pública en nuestro país, calculándose que afecta a entre un 30 y un 50% de la población general occidental. Por otro lado, aunque tiende a confundirse con un exceso de peso, conviene especificar que se trata de una acumulación excesiva de grasa (tejido adiposo) en el cuerpo, cuya etiología se explica por múltiples factores, entre ellos físicos o biológicos, y psicosociales. Una vez instaurada, como veremos, puede ser responsable de diversas alteraciones psicológicas, emocionales y sociales.
 
En esta línea, y particularmente en los niños, la obesidad supone no sólo un problema de salud relacionado con el posible desarrollo de futuros problemas médicos (p.ej., diabetes o enfermedades cardiovasculares), sino también vinculado a todo un conjunto de trastornos psicológicos. Estos últimos además, pueden ser tanto causa como consecuencia de la obesidad. Así, el problema puede surgir como consecuencia de una alteración emocional previa, donde el niño, debido al malestar que sufre, recurre a la comida para suplirlo o erradicarlo. En este sentido, los problemas familiares, escolares y/o sociales pueden ser responsables de que el niño sufra problemas diversos como la ansiedad, o la depresión, cuyos síntomas se aprendan a mitigar acudiendo a la comida. En este sentido, no es infrecuente que la obesidad se encuentre ligada a trastornos de la conducta alimentaria, y especialmente al trastorno por atracón. Por otro lado, si invertimos la relación, la obesidad también puede ser la encargada de diversos problemas emocionales, principalmente relacionados con la autoestima. En relación a esto último, el niño con obesidad, además de poder tener dificultades para aceptar su propia imagen, acostumbra a sufrir conductas de rechazo (burlas, insultos…) por parte de sus compañeros, provocando graves problemas tanto emocionales como sociales y limitando su desarrollo afectivo.

Es preciso señalar además, que no solamente el grupo de iguales puede propiciar el empeoramiento de los síntomas del niño o adolescente, sino que la obesidad en sí misma, y de manera general, constituye uno de los problemas más estigmatizados por nuestra sociedad. Por ello, la persona que lo sufre se encuentra expuesta constantemente a la desaprobación y censura de esta problemática a una escala mucho más global, lo que conlleva un agravamiento de la situación. De esta forma, vemos como la obesidad conlleva problemas no sólo médicos, sino también psicológicos diversos e importantes. El niño deberá afrontar un proceso largo y costoso, en el cual la ayuda de los padres, y de profesionales de diferentes ramas resultará crucial para su mejora.

En relación a lo anterior, las estrategias e intervenciones encaradas a paliar esta situación deberán tener en cuenta tanto aspecto médico o nutricional, como los problemas psicosociales comentados. En el primer ámbito, las principales estrategias se relacionan con dietas, medicación, operaciones (p.ej bypass gástrico) y/o ejercicio físico. Por otro lado, desde la psicología infanto-juvenil, y especialmente desde la Terapia Cognitivo-Conductual, se han realizado propuestas que están resultando eficaces y útiles para mejorar el estado anímico tanto de niños y adolescentes, como de adultos con obesidad.

Si deseas conocer más acerca de estas o de cualquier otro aspecto, nuestro equipo de psicólogos te proporcionará toda la información que necesites. No lo dudes y llámanos, recibirás una atención individualizada y profesional.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/ob._infantil-4654.jpg 570 760 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54La obesidad infantil
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Depresión Mayor y Distímia: Similitudes y diferencias

A nivel general, podríamos decir que la inmensa mayoría de categorías utilizadas para conceptualizar los trastornos psicológicos comparten aspectos con una o incluso más etiquetas. Especialmente cuando hablamos de ansiedad o depresión, debemos tener en cuenta que ambas, juntas o por separado, acostumbran a aparecer en el curso de casi cualquier enfermedad mental. Este fenómeno se denomina comorbilidad. Concretamente, dentro del espectro depresivo, existen una serie de concepciones muy semejantes, pero que a su vez, presentan rasgos distintivos. Este es el caso de la Distímia y la Depresión.

La Depresión Mayor se define como aquella problemática donde la persona experimenta un estado de ánimo bajo o deprimido significativo (casi todos los días), y, en muchas ocasiones, una pérdida de interés o placer por las cosas que normalmente la gratificaban, durante un período mínimo de dos semanas. Junto a estos, pueden aparecer otros síntomas; como pérdida o aumento de peso y del apetito, dificultades para dormir, fatiga o pérdida de energía, problemas de concentración o de memoria, un sentimiento excesivo de culpa, o incluso ideas o pensamientos sobre la muerte recurrentes. Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, es que el trastorno causa un gran malestar y repercute significativamente en la vida del individuo, limitando su rendimiento en todos o casi todos los entornos en los que se encuentra inmerso. En este caso, además, los síntomas acostumbran a ser intensos, y tanto las personas cercanas como los profesionales pueden cerciorarse, de una forma relativamente rápida, del estado de ánimo del paciente.

Por lo que respecta a la Distímia, ésta se caracteriza, igualmente, por un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente en más días de los que está ausente, durante un mínimo de dos años. Además, se incluyen como posibles síntomas (siendo necesario que aparezcan mínimo dos), la falta o exceso de apetito o alimentación, la pérdida de energía o cansancio, las dificultades de concentración, los problemas de sueño, los sentimientos de desesperanza y la presencia de una baja autoestima.  Los manuales concretan además, que la persona que lo sufre no debe estar libre de síntomas durante más de dos meses.

Así, tal y como podemos apreciar, ambas categorías presentan una serie de similitudes destacables que nos pueden hacer dudar a la hora de diagnosticarlas. En este sentido, la disminución del estado de ánimo positivo junto con ciertos síntomas principalmente fisiológicos (pérdida de apetito, problemas de sueño, pérdida de energía…) forman parte de las dos etiquetas. A pesar de ello, es importante tener en cuenta que en el caso de la Depresión Mayor, estos aspectos acostumbran a aparecer de manera especialmente elevada y frecuente en comparación con la Distímia, en la cual existe un sufrimiento y malestar significativo pero más bajo y atenuado que en el primer caso. En esta línea, por ejemplo, aunque pueden aparecer ideas de muerte, éstas no son muy características de la Distímia. Junto a esto, además, existe un criterio temporal importante a tener en cuenta: para realizar el diagnóstico de Depresión Mayor deben haber pasado dos semanas, en comparación con los dos años de la Distímia. Esto pero, no excluye que dentro del amplio periodo, no pueda aparecer un episodio depresivo más acusado que pueda diagnosticarse como episodio de Depresión Mayor.

Como vemos pues, estos constructos poseen muchos aspectos en común que dificultan su delimitación. A esto hay que sumarle el hecho de que cada persona manifiesta de una forma muy específica cada una de las características expuestas, y que además estas se enmarcan en ámbitos y situaciones concretas que deben individualizarse para cada caso. Por ello, la tarea de los profesionales (psicólogos y psiquiatras) consistirá en desengranar todos los aspectos involucrados en la problemática, realizar una evaluación precisa, y una intervención adecuada a las necesidades del paciente.

El solapamiento entre problemáticas es más la “norma” que la excepción. Junto a las comentadas, existen muchas otras categorías que pueden analizarse desde este prisma, conyugando las características de ambas y procurando delimitar sus aspectos diferenciales. Si deseas conocer más acerca de esto, o simplemente tienes ciertas dudas a resolver, ponte en contacto con nuestro equipo de Psicólogos de Mataró. Te facilitaremos toda la ayuda que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/distimia-0024.jpg 460 690 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:472022-05-09 18:01:54Depresión Mayor y Distímia: Similitudes y diferencias
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El apego y el trastorno de relación social deshinibida

El apego constituye uno de los mecanismos sociales más importantes en la vida de los seres humanos. A grandes rasgos, lo podemos definir como el vínculo conductual, emocional y cognitivo que establecemos con nuestros seres queridos, y que se desarrolla durante la primera infancia, especialmente dentro de los primeros tres meses. En este periodo el niño adquiere e internaliza un modelo de relaciones afectivas, es decir, una representación del mundo social e interpersonal que podrá verse modificada a través de las experiencias relacionales que vaya teniendo a lo largo del ciclo vital. De esta manera, contribuye significativamente a desarrollar una imagen de sí mismo y de los demás que será clave para facilitar una adecuada adaptación al medio.

En ocasiones, este puede verse truncado o deteriorado por diferentes circunstancias; problemas conyugales, presencia de psicopatología en los padres, desestructuración familiar, cambios de vivienda constantes, entre otros. Todo ello repercute negativamente en la crianza de los hijos, los cuales en un futuro pueden desarrollar problemas diversos, como trastornos de ansiedad o depresión, problemas de autoestima, o trastornos por consumo de substancias. De entre ellos, sobresale uno el cual aparece estrechamente relacionado con un pobre desarrollo del apego y con el cuidado insuficiente recibido durante la infancia; hablamos del trastorno de relación social deshinibida. Este cuadro se caracteriza por un patrón de comportamiento en el que el niño se aproxima e interacciona de manera activa y frecuente con adultos extraños, con los que debería, en principio, mostrar más resistencia o incomodidad. Así, manifestará una reducción o ausencia de reticencia a la hora de aproximarse o interaccionar con adultos extraños, utilizando un comportamiento verbal y/o no verbal demasiado familiar. Junto a esto, también puede observarse que raramente recurre al cuidador adulto después de salidas arriesgadas, incluso en contextos inusuales. Y puede reflejar una clara disposición a irse con personas extrañas manifestando poca o ninguna molestia.

Como hemos indicado, este problema se vincula especialmente con el hecho de haber sufrido un patrón de cuidado insuficiente, y esto puede ponerse de manifiesto a través de diferentes mecanismos, como son: la negligencia o carencia social donde hay una continua falta de tener cubiertas las necesidades emocionales básicas, cambios frecuentes de cuidadores primarios que disminuyen la oportunidad de elaborar un apego estable, y una educación en contextos poco habituales que reduce la oportunidad de construir y establecer un apego selectivo. De esta forma, la inestabilidad y falta de estructuración persistente experimentada en sus relaciones principalmente con los padres, facilita que desarrollen este patrón de interacción social, en el que se puede observar una clara falta de selectividad a través de acercamientos indiscriminados hacia los demás.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que los signos de este trastorno a menudo persisten incluso después de que ya no existan signos de abandono. Este dato refleja la importancia de detectarlo e intervenir precozmente para prevenir el desarrollo de futuros problemas emocionales más graves, como el aquí expuesto.

Conocer las principales características de ciertas patologías puede ayudarnos a identificar diferentes situaciones problemáticas, además de permitirnos actuar rápidamente diseñando intervenciones adecuadas para cada caso particular. Si deseas obtener más información al respecto, contamos con un equipo de profesionales de la psicología y psiquiatría a tu servicio. Estamos situados en Mataró. Llámanos sin compromiso y te ayudaremos a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/abandonado-1318.jpg 772 1000 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:44:032022-05-09 18:01:54El apego y el trastorno de relación social deshinibida
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