¿Conoces a alguien que no tenga ninguna aplicación en su teléfono móvil? ¿Lo estás pensando verdad? Quizás la madre, el padre, o el abuelo… Pero ya es el 97,5% de los jóvenes que utilizan diariamente alguna aplicación manteniéndolos conectados con el mundo virtual a través de algunas aplicaciones como “Instagram” o “Tik-Tok”. Y no estamos hablando de un pasatiempo puntual, o un uso estratégico de Instagram para desconectar un momento, sino que estamos hablando de utilizar estas aplicaciones como una fuente motivadora para realizar más cosas, o incluso una herramienta para dar a conocer un estilo de vida en concreto.
La nueva era virtual, ha venido para quedarse, pero, ¿sabemos realmente el impacto que puede generar en las vidas de los adolescentes y no tan adolescentes? Es «escandaloso» la cantidad de información que entra por nuestros ojos, la cantidad de imágenes que penetran en nuestras retinas sin casi darnos cuenta.
Lentamente, hemos ido adquiriendo un hábito inconsciente de compararnos con el resto de personas en muchos niveles: comparamos desde el más pequeño detalle hasta el más grande: desde la ropa que usan los más «famosos», hasta las actividades que han hecho algunos amigos tuyos, hasta ideales de vida que se cuelan y se filtran dentro nuestro. Cada vez parece más «frustrante» esto de quedarse un domingo en casa descansando, o el simple hecho de no hacer nada.
Y es que cada vez más, es más fácil llegar a distorsionar la realidad porque hay ciertos ritmos de vida que no todos podemos lograr, y que quizás están un poco lejos de poder llevar a cabo. Por eso, muchos de nosotros tenemos la necesidad de mostrar una parte de esta, aunque quede lejos de la vivencia.
Todo este conjunto puede llegar a crear, incluso, una competencia o rivalidad entre amigos, entre conocidos, o incluso familiares, llegando a querer mostrar parte de la vida con una intención escondida de generar admiración. Por lo tanto, planificamos una actividad pensando en disfrutar al 100% o a veces lo hemos llegado a hacer para buscar un «like»? Es difícil reconocer que en algunas ocasiones, detrás de una foto hay una necesidad de mostrar, juntamente con: problemas de autoestima, falta de motivación, crisis de identidad, investigación de validez externa... y no podemos descuidar, que el uso inadecuado de estas herramientas también pueden llegar a generar una adicción a las pantallas creando así: sintomatología ansiosa y depresiva, distorsiones cognitivas y problemas importantes en la alteración del sueño, junto con sensaciones importantes de soledad.
¿Qué podemos hacer, pues, ante este uso inadecuado del teléfono y las redes sociales?
El más importante para empezar a regular este aspecto es:
- Ser consciente. Algunos de nosotros, nos puede ayudar, incluso, mirar el tiempo que nos pasamos en el día conectados en las redes. (En el mismo móvil hay una opción concreta que lo contabiliza).
- Hacer un repaso o un registro de las actividades que has llevado a cabo el día e introducir nuevas actividades motivadoras.
- Proponer una desintoxicación consciente de las redes sociales e incluso del uso de esta herramienta (este punto también incluye el uso diario de los Whatsapp y los pertinentes grupos). En este proceso, personalmente también recomiendo, al menos durante un tiempo concreto, no colgar ninguna fotografía en las redes para volver a poner de nuevo el foco en la intención personal de desconectar.
- Calendarizar, sobre todo al inicio, la nueva rutina y la introducción de los nuevos hábitos. (Mirar que sean objetivos claros, específicos, asumibles y hacer una introducción progresiva y trabajar con la propia fuerza de voluntad).
Ciertamente, estamos viviendo nuevas maneras de comunicarnos y de relacionarnos, pero no podemos olvidar los beneficios psicológicos y físicos que aporta el contacto directo con los nuestros. Porque recuerda: si realmente estás en buena compañía y en una buena conversación, no necesitarás mostrarlo, te centrarás en vivirlo.
En las sesiones de terapia tanto presencial como online que se realizan en nuestro centro también lo trabajamos, si tenéis algún problema relacionado con este artículo podéis pedir cita con nuestro equipo escribiendo a: info@gabinetpsicologicmataro.cat o bien llamando al 93 790 85 96; estaremos encantados de atenderte y acompañarte.
– Cristina Pedrero.