Consejos prácticos para dejar de fumar
Existen muchas y muy buenas razones para dejar de fumar. La más importante es que se trata de una adicción que perjudica la salud, tanto del fumador como de aquéllos que le rodean.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de 1,2 millones de muertes, sólo en Europa, provocadas por el consumo de tabaco. Cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias son algunas de las terribles consecuencias de la adicción a la nicotina, ¿no son suficientes razones para dejarlo?
Al parecer no son bastantes para el 45 por ciento de los fumadores, el porcentaje que, según se estima, no quiere dejar de fumar.
Pero pasa el tiempo y con él empiezan a aparecer los primeros ‘achaques del fumador’: cansancio, dificultad para respirar, tos crónica, aparecen con más frecuencia catarros e infecciones… A todas estas cosas pueden seguir enfermedades mucho más graves a medida que el fumador cumple años como tal.
Te proponemos 10 razones para dejar de fumar. Piénsalas. Tú tienes la última palabra.
· Vivirás más tiempo y te sentirás más sano.
· No perjudicarás a tu familia y amigos.
· Ahorrarás dinero. Una persona que fuma 20 cigarrillos al día gasta más de 600 al año.
· Nadie te recriminará por fumar en su presencia y evitarás situaciones desagradables.
· No sentirás irritación y malestar en ojos, garganta y nariz.
· Tu ropa y tu casa dejarán de oler a tabaco.
· Sin fumar, los alimentos saben mucho mejor.
· Cada vez hay más lugares donde está prohibido fumar. Podrás ir a cualquier parte con tranquilidad.
· Mejorará el aspecto de tu piel, de tus dientes y tu aliento será fresco.
· Si consigues dejarlo, sabrás que no necesitas del tabaco para enfrentarte a cualquier situación.
Aquí van algunos consejos prácticos para dejar de fumar:
Al comenzar el día:
Comienza el día haciendo un poco de ejercicio, que deberás aumentar de forma progresiva en días sucesivos.
Evita pensar que no vas a volver a fumar nunca más, debes preocuparte únicamente por el día de hoy.
Tras el ejercicio, dúchate con agua caliente, terminando con agua fría, te ayudará a relajarte.
Evita el café, ya que hará que eches de menos el tabaco. Sustitúyelo por zumos de frutas u otras bebidas. Bebe grandes cantidades de agua.
Durante el día:
Tras las comidas evita realizar las actividades de costumbre, lávate los dientes inmediatamente, entretente con alguna actividad o incluso sal a dar un paseo.
Busca alguna afición que te agrade para llenar esos ratos de ocio, así evitarás pensar en fumar y te proporcionará satisfacción y relax.
No te preocupes por los cambios que realices en tus costumbres diarias, ésto será sólo durante unos días para evitar la rutina.
Qué hacer cuando el deseo de fumar sea irresistible:
Durante los primeros días, a menudo sentirás un deseo irresistible de volver a fumar, lo que te producirá ansiedad, nerviosismo e irritabilidad. Es importante que te alejes del tabaco y no fumes. Esta sensación de necesidad del tabaco es pasajera, dura poco tiempo. Si eres capaz de vencer esta necesidad, cada vez que se presente de forma imperiosa, al final del día verás con satisfacción que tu voluntad haya vencido al tabaco.
Es importante que te relajes, que hagas inspiraciones profundas, aprendiendo a llenar de aire y no de humo tus pulmones. Repite este ejercicio varias veces mientras piensas por qué lo estás haciendo
El ansia por fumar no se acumula. Superado cada momento crítico, sólo tendrás que estar preparado para cuando el deseo aparezca de nuevo. Mira tu reloj y espera que pase medio minuto, tras este tiempo, la ansiedad habrá desaparecido
Intenta tener algo en la boca, come algo o mastica chicle, intentando no aumentar la ingesta de calorías.
Recuerda qué hacer ante los deseos de fumar:
Deja pasar 2-3 minutos mirando el segundero del reloj.
Respira profundamente, despacio y exhalando el aire de forma parecida a la relajación.
Cambia de actividad.
Manipula objetos tipo llaves, clips…
Pasea y/o realiza actividades físicas.
Bebe líquidos frescos en abundancia (agua, zumos de frutas).
Toma el ascensor en lugar de subir y bajar por las escaleras.
Piensa que la situación cederá al cabo de poco tiempo.
Recuerda las motivaciones que tenías para iniciar el plan de deshabituación y actualízalas.
Sal de la habitación donde te encuentras.
Recuerda: no es que no debas fumar o no puedas fumar, es que ¡NO QUIERES FUMAR!.
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