La imagen corporal
¿Qué es lo primero que nos viene a la cabeza cuando pensamos en imagen corporal? Probablemente, la respuesta sea que son aquellas características físicas que los demás perciben de nosotros, aquello que pensamos sobre nuestro propio aspecto físico o cómo nos comportamos con nuestro cuerpo. Sin embargo, la imagen corporal se trata de cómo una persona percibe (tamaño corporal conjunto y de cada una de las partes del mismo), imagina, siente (actitudes, sentimientos y todo lo que nos despierta nuestro cuerpo como satisfacción o preocupación) y actúa (conductas que son resultado de cómo percibimos nuestro cuerpo, como por ejemplo evitar ir a algunos lugares, disimular algunas partes o presumirlas) respecto a su propio cuerpo.
Por lo tanto, la imagen corporal incluye tanto la percepción que tenemos de todo el cuerpo y sus partes, como del movimiento y límites de este, la experiencia subjetiva de actitudes, pensamientos, sentimientos y valoraciones que hacemos y sentimos y el modo de comportarnos en consecuencia.
Pero, ¿Cómo se crea la percepción que tenemos de nuestro cuerpo? Podríamos dividir los factores en dos grupos: causas históricas y las actuales. En las primeras encontramos:
- Socialización de la cultura. ¿En qué se basa la sociedad para valorar positiva o negativamente un cuerpo? ¿Qué se fomenta a través de los medios de comunicación, las redes sociales, los estereotipos…? Las respuestas a estas preguntas varían con el paso del tiempo. Actualmente, se pone presión cultural en tener cuerpos esbeltos, musculosos, altos… Sin embargo, en otros momentos históricos, esto ha sido señal de pobreza y de poco valor. Por lo tanto, ¿hasta qué punto tiene sentido regir nuestra percepción corporal en función de algo tan cambiante como el valor social?
- Experiencias interpersonales. Son todos aquellos comentarios que nos hacen las demás personas sobre los cuerpos (nuestro o ajenos), sobre cómo debemos vestir o comportarnos, etc. Aquí se incluye también el llamado modelado: si convivimos con alguien que siempre se ha preocupado por su aspecto físico, aprendemos que eso es importante, si alaban a alguien por una determinada característica o critican otras, aprendemos qué está bien y qué no, si hemos sufrido burlas le damos valor a los comentarios.
- Características personales. Todas las personas nos vemos influenciadas por la sociedad en la que vivimos y la cultura que la rige, pero, ¿por qué no nos afecta a todas por igual? Aquí es donde las diferencias individuales aportan una explicación: no es lo mismo contar con una baja que con una alta autoestima, ni la importancia que le otorgamos a nuestro aspecto físico y la valoración que hacemos -y hacen- de nuestro cuerpo. Tampoco lo vivirá igual una persona que tenga muy arraigadas ciertas creencias respecto a la apariencia física, ya que influyen en nuestros pensamientos, conductas y emociones. Son importantes también los miedos (a quedarme solo, a ser rechazado, a no ser suficiente) que tenemos y cómo convivimos con ellos. Por tanto, es importante cuidar nuestra autoestima y potenciarla.
En cuanto a las causas actuales, es decir, qué está ayudando a mantener la imagen corporal que tengo sobre mí misma, se establecen estos tres aspectos principalmente:
- Atención selectiva hacia las partes que nos preocupan, ignorando aquellas que nos agradan o incluso menospreciando la función que cumplen esas partes.
- Conductas de evitación como no ir a ciertos lugares, no vestir algunas prendas de ropa o cancelar planes sociales. En un principio sentimos mucho alivio porque no tenemos que vivenciar algo que nos genera malestar, pero a largo plazo lo que conseguimos es lo contrario: cogemos más miedo y nos sensibilizamos para próximas situaciones similares que, de nuevo, es probable que evitemos, potenciando así el círculo.
- Comprobaciones habituales, no solo frente al espejo, sino solicitando la opinión a otras personas sobre cómo nos ven, sobre la presencia o no de un “defecto”, cambiarnos de ropa, pesarnos… Todas estas conductas fomentan la inseguridad.
- Errores cognitivos. Es muy habitual que extraigamos conclusiones a partir de información incompleta y las tomemos como ciertas, lo hacemos múltiples veces a diario en muchos ámbitos. Sin embargo, hay algunos que son particulares respecto a la imagen corporal y que podrían resumirse en que no somos capaces de encontrar puntos medios en las valoraciones que hacemos de nosotros mismos; queremos alcanzar un ideal que no es real y que, por lo tanto, nunca lograremos. Nos comparamos con otras personas y, pese a que las comparaciones son esperables, el trato que nos damos a nosotros mismos suele ser culpabilizador. Creemos que los demás nos ven como lo hacemos nosotros.
Por lo tanto, vemos cómo la concepción que tenemos de nosotros mismos se ve influenciada por muchos factores culturales y otros tantos propios, además de por cómo procesamos la información que recibimos. Esto, cuando se combina con una baja autoestima, alta necesidad de control y autoexigencia, puede acabar propiciando que suframos un trastorno de la conducta alimentaria, con los riesgos para la salud física y mental que conlleva. Por ello, es importante ser conscientes de todo lo anterior y aprender a entender y aceptar nuestra imagen corporal, siendo amables con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
En nuestro centro de psicología y psiquiatría, situado en el centro de Mataró, contamos con especialistas que te facilitarán toda la información y ayuda que necesites. Además, realizamos terapia presencial y online. Si tienes alguna duda al respecto, puedes llamarnos o acudir directamente. Será un placer atenderte.
– Marina Salines.