Existe un reciente y progresivo interés por identificar aquellas variables o problemáticas que pueden ser comunes a diferentes patologías. Esto es así, debido a que la investigación y diseño de tratamientos busca cada vez más diseñar herramientas que puedan ser útiles y eficaces para diferentes trastornos, abogando por una base sintomatológica común. Uno de estos constructos, y el cual ha suscitado un interés especialmente relevante, es el de Sensibilidad a la ansiedad.
Sabemos que la ansiedad es aquella reacción mental y emocional que aparece ante un peligro real o subjetivo (percibido) caracterizado principalmente por inquietud, excitación e inseguridad, y que engloba una serie de síntomas físicos como taquicardia, sudoración, temblores, tensión, palpitaciones, dificultad para respirar, visión borrosa, mareo…entre otros. Nos prepara para hacer frente o escapar de una situación, y supone un mecanismo adaptativo para la supervivencia. El término sensibilidad a la ansiedad, propuesto inicialmente por Reiss (1991) en su modelo sobre la expectativa de ansiedad, se refiere al miedo que experimenta una persona hacia las propias reacciones o síntomas de ansiedad, traducido en diferentes creencias o interpretaciones como puede ser el hecho de que los síntomas poseen consecuencias peligrosas o dañinas (p.ej., “puedo tener un ataque al corazón si experimento pánico”). Así, existe una interpretación negativa, sesgada y magnificada sobre las reacciones propias de la ansiedad, lo cual retroalimenta y potencia los síntomas, generando un círculo vicioso que puede llevar a experimentar síntomas de forma más frecuente e intensificada.
Este componente se asocia principalmente a la incertidumbre sobre las características y consecuencias de la propia ansiedad, ya que ante la incomprensión y el malestar que produce, realizamos predicciones catastróficas sobre sus repercusiones. Además, se asocia y supone un factor de riesgo para el desarrollo de diferentes patologías:
- Trastornos de Ansiedad en general.
- Trastorno de Pánico con o sin Agorafobia.
- Trastorno de Estrés Postraumático.
- Adicciones.
Como vemos, aunque se relaciona principalmente con el desarrollo de problemas de ansiedad, y especialmente con el pánico, tiene relevancia en diferentes categorías diagnósticas. Por ello, comprender mediante una adecuada psicoeducación, e intervenir con métodos eficientes como el EMDR, o la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), resulta clave. Si te interesa este o cualquier otro tema, o crees que puede beneficiarte nuestra ayuda, contacta con nuestro equipo situado en Mataró, te proporcionaremos toda la información que necesites.