Hemos escuchado hablar sobre el síndrome del impostor, pero ¿qué es realmente? El síndrome del impostor es la creencia de ser un fraude. Se trata de un conjunto de pensamientos y percepciones sobre nosotros mismos, que provoca un intenso malestar emocional. Este incluye la falta de valoración de los éxitos y el sentimiento de falta de capacidad propia y la menos-valía de las capacidades y habilidades individuales.
Las personas quienes viven el síndrome del impostor afirman de forma firme un conjunto de pensamientos, como por ejemplo: «No me lo merezco»; «Descubrirán que no soy competente»; «Cuando sepan que no soy suficiente bono/la, no tendrán interés en mí»; «Como puede ser que me hayan escogido a mí si no tengo ninguna calidad».
Las personas que conviven con estos pensamientos de menos-valía y fraude, se encuentran convencidas que no merecen las cosas buenas que les pasan, o lo atribuyen a la suerte. A la vez, afirman que no tienen suficientes capacidades o las ponen en entredicho. De este modo, tienen miedo a ser «descubiertas». Sienten que en algún momento, ya sea en el trabajo, en los estudios, en sus relaciones interpersonales, alguien se dará cuenta que no son «suficientes» y lo descubrirán. Esto los asusta porque piensan que las consecuencias de este «descubrimiento» serán terribles. Anticipan pensando en la peor de las situaciones «me echarán del trabajo», por ejemplo, causándoles una mezcla de emociones centradas en el malestar: ansiedad, tristeza, insatisfacción, preocupación…
Estos pensamientos giran alrededor de una idea principal «no merezco nada ni a nadie de lo que tengo a mi alrededor» y puede darse en diferentes ámbitos de la vida de la persona; en el ámbito laboral, académico, social, familiar… No confían en sí mismos, tienen miedo a ser juzgados por el resto a consecuencia, e infravaloran su capacidad.
Las personas que sufren este malestar son exigentes y perfeccionistas y ponen mucho de esfuerzo para conseguir sus objetivos y metas. Paradójicamente, cuando los logran, atribuyen el éxito a factores externos como la suerte, por ejemplo. Pueden llegar a creer que las personas que valoran sus éxitos y esfuerzos lo hacen porque no tienen un criterio objetivo; por ejemplo, pueden llegar a pensar «Cómo es mi amigo, me lo dice porque no quiere que me sepa mal. En realidad, pero, no piensa esto».
La causa de este malestar se centra en una baja autoestima. Esta visión negativa sobre ellos mismos puede ser fruto de malas experiencias pasadas durante la infancia, adolescencia o adultez que potencian el sentimiento de inseguridad de uno mismo, así como la pérdida de confianza en sí mismos, entre otros.
A consecuencia de esta baja autoestima, aparece un malestar emocional constante. Por eso, las personas que tienen la autoestima baja y, el síndrome del impostor, pueden llegar a sentir que no disfrutan de las cosas agradables que se los pasan, puesto que el éxito y el reconocimiento, por el hecho que no son aceptados, no llegan a producir la sensación de bienestar y satisfacción. Siempre perdura la sensación que pueden hacerlo mejor o que no lo han hecho bastante bien.
Para hacer frente a este malestar podemos poner en marcha diferentes estrategias:
- Identificar el diálogo interior relacionado con el impostor.
- Visualizar este diálogo como fruto del miedo o inseguridad.
- Poner en entredicho aquellas afirmaciones que dice la voz «impostora». Estas afirmaciones están basadas en el miedo e inseguridad y no en hechos y evidencias reales.
- Aceptar los elogios cuando los recibas. Dar las gracias. No minimizarlos.
- Recordar que todas las personas cometen errores. Todas pueden equivocarse y esto las ayuda a aprender. Permitirse equivocarse es necesario.
Cuando este malestar se alarga en el tiempo o no se disponen herramientas de gestión de este, es bueno ponerse en manos de un profesional. Disponer de un espacio psicoterapéutico podrá ofrecerte herramientas para aprender a identificar este diálogo interior, las distorsiones cognitivas en las cuales se basan y hacer razonamientos alternativos, así como encontrar el origen de este malestar y alternativas para hacerle frente.
En nuestro centro de psicología y psiquiatría, situado en el centro de Mataró, contamos con especialistas que te facilitarán toda la información y ayuda que necesites. Además, realizamos terapia presencial y en línea. Si tienes alguna duda, puedes llamarnos o acudir directamente. Será un placer atenderte.
– Alba González.