Dentro del mundo de la psicología y la psiquiatría, existen diferentes modelos, autores y teorías que nos ayudan a comprender el comportamiento y el funcionamiento de los seres humanos. Entre ellos, el modelo aquí presentado es uno de los más influyentes, siendo utilizado como marco de referencia teórico, y como herramienta terapéutica para diferentes perfiles de paciente.
El cambio de conducta es un proceso personal e individual, el cual aunque está influenciado por factores externos, depende de cada uno de nosotros. Cuando nos planteamos hacer o dejar de hacer algo (p.ej., empezar a hacer deporte, o dejar de fumar), pasamos por una serie de procesos internos que nos ayudan a comprender por qué fracasamos o logramos nuestro cometido. A esto han puesto luz Porchaska y Diclemente, presentando en 1984 su Modelo Transteórico del cambio. Si imaginamos una persona que busca deshabituarse del consumo de alcohol (abstinencia), según este modelo, pasaría por las siguientes fases:
- Precontemplación: En este primer estadio la persona no tiene ninguna intención de cambiar. No se cuestiona su situación y no es consciente de las consecuencias negativas de su conducta. Aquí el mayor peso se sitúa lo gratificante que supone mantener la conducta (en este caso, el consumo).
- Contemplación: Aquí aparece la intención de cambio a medio plazo (próximos 6 meses). La persona puede valorar la posibilidad de no consumir a nivel cognitivo, aunque no se observa ninguna conducta que manifieste de manera objetiva esa intención. También se comienzan a equilibrar las consecuencias positivas y negativas de mantener el comportamiento, y por lo tanto aparece la ambivalencia.
- Preparación para la acción: Hay intención de cambiar a corto plazo, en los próximos 30 días, y ha hecho un intento serio de abandono en el último año, estando al menos un día abstinente. La persona toma una decisión y empieza a realizar cambios en ese sentido (p.ej. reducir la cantidad de sustancia consumida).
- Acción: Se cesa la conducta durante al menos 24 horas y menos de 6 meses. La persona cambia su conducta encubierta y manifiesta en relación al consumo de drogas, así como los condicionantes (p.ej., se aleja de entornos que propician el consumo) que afectan a la conducta.
- Mantenimiento: La conducta adecuada (en este caso el no consumo), se mantiene durante al menos 6 meses. Aquí se intentan consolidar los logros de la etapa anterior y prevenir una recaída.
Es importante remarcar que estas etapas no se suceden linealmente, sino en espiral. Esto significa que podemos pasar más de una vez por cada una de las etapas, saltar entre ellas, y retroceder, así que la experiencia nunca es igual. Además, los autores también indican que cabe la posibilidad de recaer, por lo que la motivación y la autoconfianza se erigen como elementos claves del proceso. Los pacientes suelen pasar varias veces por las fases, pero la experiencia nunca es igual.
Este modelo ha sido utilizado principalmente en el ámbito de consumo de sustancias y conductas adictivas, aunque también para el establecimiento y mantenimiento de hábitos saludables.
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