La espera y llegada de un hijo supone uno de los acontecimientos más especiales y únicos en nuestras vidas. Por ello, cuando nos enteramos de un nuevo embarazo, sea propio o ajeno (y especialmente si es una persona cercana), suele ser un buen motivo de celebración y felicidad. Sin embargo, y aunque pueda parecer paradójico debido a las connotaciones que posee el pasar a ser madre o padre, en ocasiones el mismo hecho puede cursar con diferentes problemas, siendo la ansiedad y la depresión dos de los más comunes tanto durante, como tras el nacimiento del bebé.
Los cambios hormonales, los acontecimientos estresantes, la privación o aislamiento social, o las complicaciones durante el embarazo o el parto pueden suponer factores potenciales para desarrollar diferentes síntomas. Todos ellos, pueden afectar a la persona en mayor o menor grado en función de sus características personales (como la vulnerabilidad psicológica o genética), de haber vivido y enfrentado experiencias en cierta medida similares, y de la educación familiar recibida. De esta forma, cuando hablamos de Depresión con inicio en el periparto, nos referimos a la experimentación, durante el embarazo o dentro de las cuatro semanas después del parto (según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-5), de síntomas como estado de ánimo deprimido casi todos los días durante la mayor parte del día, disminución del placer o del interés, aumento o pérdida importante de peso, insomnio o hipersomnia, sentimientos de culpabilidad o inutilidad, fatiga o pérdida de energía entre otros. Aunque hay divergencias en cuanto a su prevalencia, se calcula que entre un 3 y 6% de las mujeres experimentaran el episodio descrito durante el embarazo o en las semanas siguientes al parto. Además, cabe tener en cuenta que el 50% de los episodios diagnosticados en el postparto, realmente se inician antes de dar a luz.
Debemos remarcar además, y en congruencia con las primeras líneas escritas, que la inmensa mayoría de mujeres que sufren esta problemática, concurrentemente también manifiestan diferentes síntomas de ansiedad, llegando incluso a poder tener frecuentes ataques de pánico. Junto a esto, algunos estudios demuestran que los síntomas anímicos y de ansiedad durante el embarazo, aumentan el riesgo de padecer un episodio de depresión después del parto. Además, en los casos más graves pueden aparecer episodios maníacos y psicóticos, los cuales aunque no suelen ser los más frecuentes, en caso de aparecer requerirán necesariamente atención hospitalaria además de ambulatoria. Todo ello puede tener repercusiones claras tanto para la madre, como para el padre y la relación de pareja, la cual puede verse significativamente afectada sobre todo en función de la gravedad y duración del episodio.
Junto a esto, y como se habrá podido intuir, esta problemática puede repercutir claramente en el bebé. En este sentido, la depresión produce efectos negativos especialmente en el vínculo madre-hijo, ya que en la mayoría de ocasiones los síntomas provocan ensimismamiento materno que interfiere en la capacidad para percibir e interpretar las diferentes señales del niño, lo cual se manifiesta a través de una baja sensibilidad ante sus diferentes necesidades. Hay que tener presente, que es alrededor de las 12 semanas posteriores al parto cuando se detectan más episodios de depresión, por lo que resulta clave realizar una evaluación y detección temprana para favorecer un mejor pronóstico tanto de la madre, como del hijo y la familia en su totalidad. Por este motivo, el abordaje psicológico y médico tanto infantojuvenil como de adultos puede ser crucial.
Finalmente, y a pesar de que el cuadro descrito puede resultar muy incapacitante, también merece la pena recordar que durante y después del embarazo se producen cambios muy diversos, tanto a nivel externo como interno al individuo, los cuales aunque afectan de formas diferentes, pueden ser totalmente adaptativos y por tanto inoculativos. Podríamos decir que algunos, o mejor dicho, el afrontamiento adecuado de estos puede fortalecer tanto la relación de pareja como el futuro vínculo con el recién nacido.
Si deseas conocer más sobre el tema expuesto, o tienes dudas en relación a algún otro aspecto, puedes contactar con nuestro equipo de psicólogos situado en Mataró. Llámanos sin compromiso y te proporcionaremos toda la ayuda que necesites.