A nivel general, podríamos decir que nuestro cerebro y sistema nervioso poseen la capacidad de moldearse, de cambiar su funcionalidad y estructura en respuesta a factores o cambios externos e internos. Esta habilidad, resulta determinante no solo para la supervivencia, sino para la adaptación constante a nuestro medio ambiente, manteniéndose a lo largo de la vida. Asimismo, y derivado de lo anterior, aparece el concepto de plasticidad o moldeamiento cognitivo, el cual se refiere nuestra capacidad para adquirir nuevos recursos y habilidades, directamente relacionados con las funciones cognitivas (memoria, atención, percepción…); enmarcaría los procesos y mecanismos internos que permiten aumentar nuestras capacidades.
Pero, ¿Qué implicación tiene y cómo puede producirse este fenómeno? No somos seres pasivos; desde que nacemos, aparecemos en un mundo con una estimulación constante, inicialmente de nuestros padres, familiares cercanos, y progresivamente de nuestros compañeros y amigos, y todo esto en constante interacción con nuestro entorno social y cultural. El cerebro no está exento de esto, y va asimilando y absorbiendo información, creando conexiones neuronales y sistemas cada vez más complejos. Y esto nos lleva claramente a su implicación en el aprendizaje, y por ende, a la educación. En este sentido, se ha comprobado que a mayor número y diversidad de conexiones, aumenta la capacidad para aprender, entender y generar nuevas soluciones a los problemas. Así pues, dotar al niño de un entorno estimulante y enriquecedor fomenta que su cerebro se moldee y sus habilidades cognitivas mejoren rápidamente. Si necesitas más información sobre psicología infantil y juvenil en nuestro centro de Mataró te podremos ayudar.
Por otro lado, este importante mecanismo posee una repercusión clara en la prevención y mejora de las enfermedades y trastornos neurocognitivos, entendidos estos como alteraciones en las funciones cerebrales superiores que involucran la memoria, el lenguaje, la atención, la orientación, etc., junto a las dificultades emocionales y comportamentales que las acompañan (depresión, ansiedad…). Problemáticas como la Enfermedad de Alzheimer, el Parkinson, las lesiones vasculares o la Esclerosis Múltiple son ejemplos de ellos. Éstos acostumbran a ser más frecuentes en edades tardías, coincidiendo con una menor plasticidad cerebral. A pesar de ello, si entrenamos y estimulamos a nuestro cerebro, estas alteraciones pueden prevenirse, aminorarse y mejorar sustancialmente.
Hasta aquí se ha recalcado la importancia de la plasticidad cerebral y cognitiva, y de su implicación en el aprendizaje y conocimiento en todas las etapas de nuestras vidas, por lo que es importante ser conscientes de su repercusión. Ramas como la neuropsicología, dentro del área de las neurociencias, se encargan del estudio y potenciación de este y otros temas. En nuestro centro de psicología, en Mataró, te ofreceremos información al respecto, además de ayudarte a resolver cualquier otra pregunta que te pueda surgir. No lo dudes y contacta con nosotros.