Las emociones forman parte inherente e inevitable de nuestras vidas, de toda persona. En un mismo día, podemos experimentar un sinfín de ellas, siendo algunas más accesibles a la consciencia, que otras, dependiendo sobre todo de la intensidad con la que aparezcan. Además, algunas pueden desencadenarse por estímulos externos (p.ej., encontrarnos a alguien querido a quien hace mucho que no vemos) y otras por mecanismos internos (p.ej., anticipar o imaginar que el examen será muy complicado). De esta forma, en función de su intensidad, y de la connotación que les demos, unas serán aceptadas y vividas de forma agradable, y otras las rechazaremos reiterada y categóricamente.
Este rechazo o evitación emocional, puede deberse a diferentes factores: a veces, escapamos de ciertas emociones por miedo. En este sentido, sensaciones desconocidas, o percibirlas como incontrolables pueden explicar buena parte. También podemos evitarlas por vergüenza a experimentarlas, o incluso por no saber detectarlas. En otras ocasiones, existen mecanismos racionales tan acentuados que interfieren en el cómo experimentamos nuestro mundo emocional. Todo ello, precipita que vayamos creando lo que denominamos “Mochila emocional”, en la que vamos poniendo todas aquellas experiencias, sin procesarlas ni experimentarlas, acumulando un peso cada vez más grande a nuestras espaldas, y pudiendo repercutir de diferentes maneras, siendo el malestar con nosotros mismos y con los demás, el factor principal.
¿Cómo podemos combatirlo?
- Observar e identificar: El primer paso es observar. Las emociones pueden pasarnos desapercibidas por el simple hecho de no atenderlas. Permítete autobservarte de vez en cuando, y chequea cómo estás, cómo te has sentido hoy, y dónde lo has sentido. Esto te facilitará darles un color a tus sentimientos.
- Exprimir: Una vez hecho eso, y sean agradables o no, son emociones, y son igual de legítimas y válidas que las demás. El siguiente paso es exprimirlas, adentrándonos en ellas para enriquecernos, y para vivirlas como lo que son. Para ello, podemos utilizar música, un libro, un baño relajante, un sitio el qual sabemos que tiene un significado especial…
- Exteriorizar: Finalmente, no hay mejor manera de darles sentido y voz, que exteriorizarlas. Lo podemos hacer de muchas formas, tanto por hablado, como por escrito, y en soledad, o en compañía. Cierto es, que cuando lo compartimos, muchas veces nos percatamos de la potencia que tienen para establecer lazos, y mejorar aspectos como la confianza.
La evitación o el rechazo emocional es muy común, y se presenta tanto en personas con patologías (depresión, trastornos disociativos…en estos últimos como mecanismo inconsciente de defensa), como sin ellas. Afrontarlas y encararlas no resulta sencillo, e implica romper con ciertos tabúes y dejar de lado algunos miedos e inseguridades. Si deseas recibir ayuda especializada en este o cualquier otro tema, ponte en contacto con nosotros. En nuestro equipo de psicólogos de adultos e infantojuvenil, de Mataró, te ofreceremos toda la información y ayuda que necesites.