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Listado de la categoría: Noticias

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Noticias

Enuresis: características y estrategias de intervención

La emisión repetida de orina, en la cama o en la ropa, y de manera voluntaria o involuntaria, constituye lo que hoy en día denominamos Enuresis. Para constituir un trastorno pero, debe aparecer un mínimo de dos veces a la semana durante tres meses, o un deterioro y malestar importantes en los diferentes ámbitos de la vida. Además, la persona debe tener por lo menos 5 años de edad, y es importante que la incontinencia no se produzca bajo los efectos de una sustancia o enfermedad médica específica.

De esta primera definición cabe destacar diferentes aspectos importantes: En primer lugar, y casi como aspecto más relevante, es importante concebir el escape involuntario de orina como una situación habitual y frecuente en la población. Si lo pensamos, es bastante probable o bien que nosotros lo hayamos sufrido, o que algún familiar o conocido haya pasado por ello. En este sentido, se considera normal hasta la edad especificada. Junto a esto, es necesaria una frecuencia específica, debido a que los escapes puntuales también acostumbran a ser altamente prevalentes. Otro de los aspectos interesantes, es la voluntariedad o no del acto. Así, lo más frecuente es que este sea involuntario, ya que suele darse más en horas de sueño (subtipo enuresis nocturna o enuresis monosintomática). En este subtipo merece la pena mencionar, aparte de que se relaciona más con el sexo masculino, que no en pocas ocasiones la emisión se produce durante el sueño REM, en el cual el recuerdo es más probable y el/la niño/a puede recordar el sueño en el que se ha producido la micción. Por otro lado, la enuresis diurna (o incontinencia urinaria), más frecuente en el sexo femenino, es menos prevalente. En ésta acostumbra a haber una demora de la emisión hasta que aparece la incontinencia, a veces por reticencias a usar el baño por ansiedad social o por alguna inquietud relacionada con actividades escolares o lúdicas. También puede aparecer la enuresis tanto de manera nocturna como diurna, a la cual se le llama enuresis no monosintomática. Cuando se realiza de manera voluntaria, el problema se relaciona habitualmente con otros diagnósticos, como el Trastorno de Conducta o el Trastorno Negativista Desafiante. A pesar de ello, también se relaciona con llamadas de atención y problemas afectivos (ansiedad o depresión).

Además de los subtipos comentados, también resulta útil diferenciar entre incontinencia primaria y secundaria. La primera de ellas se refiere a cuando la persona nunca ha desarrollado la continencia, acostumbrando a aparecer esta hacia los 5 años. En cuanto a la secundaria, se produce después de haber alcanzado la continencia urinaria. Por lo que respecta a las posibles causas de la problemática, se ha citado el retraso o la laxitud en el aprendizaje para ir al baño, y principalmente el estrés. Se trata de una patología que no acostumbra a prevalecer hasta la infancia tardía o la adolescencia, y mucho menos hasta la adultez. Cuando esto pasa, pero, se puede producir un aumento en la frecuencia de escapes. Por todo lo comentado, y principalmente por su elevada frecuencia, la cual incrementa año a año, conviene disseñar y aplicar intervenciones específicas, eficientes y útiles para esta situación.
Entre ellas, podemos encontrar diferentes tipos que han demostrado eficacia para la enuresis: El primero de ellos es el método de la alarma o pipí-stop (considerado el más eficaz); consiste en un dispositivo que posee un sensor de humedad y un emisor de sonido, luz o vibración. Cuando este sensor, el cual se acostumbra a poner en la ropa interior, detecta la humedad, el emisor se dispara y provoca que el niño se despierte. Esto hace que la orina se retenga y/o que deba ir al baño. Además de este, existen otros tratamientos como el entrenamiento en cama seca, el entrenamiento en retención voluntaria, e incluso psicofármacos específicos como la desmopresina, o la oxibutinina (para la enuresis diurna). Se ha demostrado que potenciar un aprendizaje de ir al baño, cambiar la muda mojada, y de despertar y retener la orina, son factores de buen pronóstico en el tratamiento de la enuresis.

Si quieres profundizar sobre el tema, o te gustaría recibir información acerca de alguna otra situación, ponte en contacto con nuestro centro, en Mataró. Nuestros psicólogos y psiquiatras te facilitarán todo aquello que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/ENURESIS-2449.jpg 561 640 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-05-31 08:16:022022-05-09 18:01:49Enuresis: características y estrategias de intervención
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¿Qué son las depresiones atípicas y melancólicas?

La tristeza es una de las emociones más típicas y frecuentes del ser humano. Todos, en base a nuestra experiencia, podemos definir más o menos en qué consiste. Sabemos que aparece en momentos complicados, como por ejemplo cuando alguna cosa nos ha herido, decepcionado, cuando hemos perdido a alguien o algo significativo para nosotros, o cuando no hemos conseguido algo que deseábamos. Ésta, se traduce además en una serie de sensaciones y reacciones, como ganas de llorar, apatía, sensación de vacío, o incluso de ahogo. En algún momento, todas o casi todas estas manifestaciones forman parte de nuestra vida. A pesar de ello, de por sí, no constituyen un trastorno depresivo, aunque formen parte de él como a continuación se verá.

Podemos definir la depresión como la enfermedad o trastorno psicológico en el que predominan un estado de ánimo de tristeza significativa y de disminución del interés y del placer, y en el que además pueden y suelen darse otros síntomas como insomnio, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva, menor capacidad de concentración, pérdida o aumento de peso…entre otros. Además, el cuadro limita de manera importante la vida de la persona, considerándolo de ésta manera, como clínicamente significativo. Esto último es especialmente importante, ya que lo diferencia de el estado de ánimo bajo o tristeza. Es decir, para constituir un diagnóstico deben aparecer una serie de síntomas que repercutan de manera negativa y significativa en la persona. Además pero, y aunque no se acostumbra a hacer mucha mención, desde hace relativamente poco tiempo se han venido definiendo algunos subtipos de depresión. Esto ha sido así en parte debido a la variabilidad con la que se presenta este cuadro en cada persona, y por otro lado con el objetivo de diseñar estrategias terapéuticas más específicas y eficaces en función de la problemática.

Entre los subtipos encontramos a la depresión atípica, y la depresión melancólica. En relación a la primera, como criterio obligatorio para establecer su diagnóstico, hay una reactividad del estado de ánimo, es decir, que este mejora ante eventos positivos reales o potenciales. Junto a esto, deben aparecer dos de los siguientes: aumento del peso o del apetito, hipersomnia, parálisis plúmbea (sensación de pesadez en las extremidades), y una alta sensibilidad al rechazo interpersonal. Como vemos, la propia palabra nos ayuda a hacernos una idea de las características que presenta, ya que pueden resultar algo contraintuitivas si pensamos en una depresión más común o prototípica. En cuanto a la depresión melancólica, el principal rasgo y el cual nos debe hacer sospechar de su aparición es la marcada pérdida de placer y/o falta de reactividad hacia estímulos habitualmente y potencialmente placenteros. Además pero, y teniendo en cuenta que este aspecto (aunque quizás de forma menos acentuada) también se presenta en la depresión típica, deben aparecer tres  o más de los siguientes: desaliento profundo, desesperación y/o malhumor, estado de ánimo vacío, empeoramiento por la mañana, despertar precoz, notable agitación o retraso psicomotor, anorexia o pérdida de peso, y culpa excesiva o inapropiada.

De esta forma, vemos como no solamente existe un único subtipo de depresión, y cada vez son más los trastornos en los que se están definiendo formas alternativas de presentación. Esto, a su vez, también se ve favorecido por el gran solapamiento que existe entre muchas categorías. Así, por ejemplo, ansiedad y depresión comparten muchos aspectos, e incluso en muchas ocasiones vemos como algunos pueden llevar a otros con relativa facilidad. Por todo ello, debemos desengranar lo más específicamente posible todas las características de la problemática que presente el paciente, con tal de poder ayudarlo de manera más eficiente.

Si estás interesado en conocer más sobre el tema, o tienes alguna otra pregunta, en Mataró contamos con un equipo de psicólogos y psiquiatras que te ayudará y proporcionará toda la información que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/melancolia-3749.jpg 606 909 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-05-24 08:13:132022-05-09 18:01:49¿Qué son las depresiones atípicas y melancólicas?
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Beneficios de la respiración y la relajación

El afrontamiento del malestar, sea este causado por eventos internos (pensamientos, dolor físico…) o externos (discusión con la pareja, problemas en el trabajo…), puede realizarse de diferentes maneras. En muchas ocasiones buscamos encontrar una solución directa y sencilla para conseguir sentirnos mejor, y en la mayoría de situaciones lo hacemos enfocándonos hacia fuera, es decir, procurando solucionar un problema externo que indirectamente incida en nuestro bienestar físico y emocional. Lo que está claro es que el malestar, en mayor o menor medida, lo acostumbramos a experimentar de manera similar, al menos cualitativamente. Así, síntomas como la tristeza, el estrés o la ansiedad son especialmente comunes cuando algo nos perturba. Por ello, a continuación se expondrá una alternativa de afrontamiento que pone el foco de atención en nuestro interno, en nuestro cuerpo, lo cual puede ser beneficioso tanto para acontecimientos que ocurran fuera como dentro de nosotros.

Hablamos de las técnicas de control de la activación, donde quedan incluidos los ejercicios de respiración y de relajación. Cuántas veces hemos necesitado una “bocanada de aire fresco” para pararnos y reflexionar? O en cuántos momentos hemos suspirado cuando algo nos ha molestado o hecho sentir mal? Estos actos automáticos buscan regular nuestro cuerpo, proporcionandonos una ligera sensación de bienestar. Pues bien, las técnicas que comentamos buscan precisamente esto, pero de manera algo más sistematizada. Cuando estamos especialmente inquietos o nerviosos, sea porque algo nos preocupa a corto o largo plazo, nuestro cuerpo responde. Esto se produce a través de la activación del Sistema Nervioso Simpático, o también denominado sistema de alarma. Este, provoca una serie de cambios fisiológicos con los que nuestro organismo se prepara para afrontar el peligro: Liberamos adrenalina y noradrenalina, que producen una sensación de nerviosismo e inquietud. Aumenta la frecuencia y la fuerza de los latidos del corazón. Así nuestros músculos disponen de más sangre y eliminamos mejor las toxinas, con lo que nos resultará más fácil atacar o huir. Hiperventilamos; es decir, respiramos más cantidad de aire y más deprisa, preparando también nuestro cuerpo para el afrontamiento. Esta hiperventilación hace que tengamos más oxígeno en la sangre y que notemos ciertas sensaciones internas. Además, nuestra sangre se concentra en las áreas del cuerpo donde podría ser más necesaria en una situación de peligro, quedando por tanto menos sangre en otras zonas, por ej., en las manos, pudiendo dar lugar a temblor, hormigueo, etc.

Todos estos cambios, pueden ser útiles y beneficiosos si estamos ante un peligro real. Pero cuando ésto no es así, y nos mantenemos permanentemente activados, podemos sentirnos especialmente fatigados, bajos de energía e incluso perder el sueño o el apetito, con las subsecuentes consecuencias que esto conlleva. Por ello, los ejercicios de relajación y control de la respiración puede mostrarse muy beneficiosos. Estos, a nivel general buscan reducir la activación fisiológica facilitando la recuperación de la calma, el equilibrio mental y la sensación de paz interior. Es importante mencionar pero, que su práctica no sólo afecta a una dimensión fisiológica, sino  también a los procesos emocionales, cognitivos y conductuales. Así, buscan activar la rama parasimpática de nuestro cuerpo, es decir aquella encargada de las funciones de ahorro y reposo. Entre las técnicas de relajación podemos encontrar la Relajación Muscular Progresiva con sus variantes (p.ej., Relajación Diferencial,  Relajación condicionada o Relajación pasiva), la Meditación, el Yoga o el Biofeedback. Entre las de respiración, se recomienda especialmente la Respiración Diafragmática. Todas ellas, si se practican con regularidad pueden llegar a producir una gran sensación de alivio y liberación, y ayudarnos afrontar las diferentes situaciones con más calma y energía. Entre sus efectos, se encuentran los siguientes: incremento de la circulación sanguínea cerebral, descenso del consumo metabólico de oxígeno, relajación muscular (disminuye la tensión y el tono muscular), disminución de la intensidad y frecuencia del latido cardíaco y de la presión arterial, disminución frecuencia y aumento y profundidad de la respiración, aumento de la amplitud y capacidad inspiratoria, y el aumento de serotonina (sustancia relacionada con el bienestar).

Como vemos, por tanto, se producen efectos contrarios a los de activación, estrés o ansiedad. Además, conviene resaltar que acostumbran a ser ejercicios relativamente sencillos de aplicar, y que no conllevan mucho tiempo, lo cual facilita que puedan ser puestos en práctica en muchas situaciones. Junto a esto, puede ser aplicado tanto por niños como por adultos, lo cual refleja que es una estrategia versátil. Puedes recibir más información en nuestro centro, situado en Mataró, donde nuestros psicólogos y psiquiatras te proporcionarán toda la ayuda que necesites. No lo dudes y llámanos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/Respirar-2703.jpg 490 735 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-05-17 08:11:072022-05-09 18:01:49Beneficios de la respiración y la relajación
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Autismo: Indicios y características principales

¿Cómo podemos saber si un niño/a presenta autismo? ¿En qué se diferencia de otras problemáticas infantiles? ¿Qué podemos hacer para detectarlo lo antes posible? Son muchas las preguntas que se generan en torno a esta amplia categoría. Y decimos amplia, porque se trata de una de las nociones más extensas o abiertas que existen. Esto significa que entre sus características aparecen una variedad de síntomas muy significativa, lo cual hacen que hoy en día se hable mucho más de espectro, y no tanto de trastorno o problemática específica. Con esto, por un lado se reconoce la complejidad a la hora de delimitarlo, y por el otro, se ofrece la posibilidad de considerar una amplia evaluación para establecer su presencia o ausencia.

Actualmente esta problemática se concibe dentro de los denominados trastornos del neurodesarrollo, es decir afecciones con inicio en el periodo de desarrollo que suelen manifestarse de manera precoz. Entre ellas se encuentran el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactivdad (TDAH), la Discapacidad Intelectual, los Trastornos de la Comunicación o los Trastornos Motores, entre otras. Es importante tener en cuenta que el rango de déficit varía desde limitaciones específicas a déficits globales, y es frecuente que se presenten de manera concurrente. Así, el trastorno se caracteriza por dificultades persistentes en la comunicación e interacción social en diversos contextos, y por mostrar patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. En cuanto a la primera característica, el déficit social, puede traducirse en problemas para establecer y mantener interacciones, anomalías en el contacto visual y uso de gestos, o incluso problemas para ajustar el comportamiento en diversos contextos y ausencia de interés por las personas. Por lo que respecta a la segunda característica, se pueden observar movimientos o un estilo de habla repetitivo, excesiva rigidez en cuanto a sus rutinas diarias, intereses muy restringidos, e hiper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales.

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es que el problema se acostumbra a manifestar de manera temprana. En este sentido, la primera sospecha acostumbra a estar vinculada con una alteración del lenguaje. Los niños pequeños muestran dos síntomas típicos aunque no exclusivos de este problema: la ecolalia y la inversión pronominal. La primera se define como la repetición (inmediata o retardada, llegando a ser de incluso días), de alguna palabra o frase escuchada en alguien cercano, y hecha de manera descontextualizada. La inversión pronominal implica utilizar “él”, “ella”, o “tú” o “nosotros” para referirse a él mismo. Se dice que sólo un 5% llega a adquirirlo, y que esto se encuentra asociado a la discapacidad intelectual que sufren muchos de ellos (aproximadamente un 60%). Por otro lado, es común que los padres noten que su hijo tiene un contacto e interacción inusual. Así, acostumbran a no rehuir el contacto con extraños, lo cual cuando aparece acostumbra a ser indicativo de un apego seguro con los padres. En etapas posteriores, puede observarse como no buscan mucho el contacto, tratan a las personas como “objetos” y presentan una clara preocupación por preservar la invariabilidad del medio. Por ello, ante los mínimos cambios de horarios o rutinas, pueden mostrarse muy agitados e irritados.

Mención aparte merecen las conductas estereotipadas, es decir el balanceo del cuerpo, el saltar, el gritar o el hacer movimientos rítmicos con las manos y/o los brazos. Se ha hipotetizado que éstas únicamente se producen como autoestimulación. También pueden aparecer en relación a ciertos objetos o materiales (observar girar un objeto giratorio, dar vueltas a una cuerda…). Además de éstas, y constituyendo la alteración motora más importante o dramática, están las conductas autolesivas (arañarse, morderse, pegarse…). Cuando éstas aparecen, es importante contactar rápidamente con un profesional de la salud mental.

Por último, en cuanto a la prevalencia, el autismo se asocia más al género masculino, con una ratio de 4 niños por cada niña. A pesar de ello, cuando afecta a las chicas, se acostumbra a relacionar con un Cociente Intelectual menor y a un curso menos favorable. Esto no nos debe hacer infravalorar su aparición en chicas, ya que también puede y suele aparecer. Así pues, nos encontramos delante de una patología concreta, cuya presentación puede ser muy heterogénea, por lo que conviene adoptar medidas preventivas y precoces para asegurar un funcionamiento y adaptación adecuadas de la persona.

Si quieres obtener más información en relación a este o cualquier otro tema, puedes escribirnos o llamarnos. En nuestro centro de Psicología, en Mataró, estaremos encantados de atenderte y ayudarte a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/autism-3446.jpg 654 980 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-05-10 08:06:382022-05-09 18:01:49Autismo: Indicios y características principales
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Asertividad y Autoestima

Si intentamos pensarlo, puede resultarnos relativamente difícil recordar la última semana o incluso el último día donde no hayamos interaccionado. Incluso en aquellos momentos en los que quizás no nos apetecía, o en los que nos hemos esforzado por no hacerlo, es altamente probable que lo hayamos hecho (p.ej., a través de la conunicación no verbal), especialmente en aquellas situaciones en las que ha habido más gente involucrada. Conviene recordar pues, que los humanos somos seres sociables, y posiblemente la especie más social del mundo. Mediante las relaciones no solamente nos creamos una imagen del mundo que nos rodea, sino que conformamos una visión de nosotros mismos y de ésta en relación a los demás. Es por esto que las habilidades sociales, y especialmente la asertividad, resultan tan importantes, ya que no solo facilitan la creación y el mantenimiento de vínculos, sino que repercuten directamente en nuestro bienestar.

Imaginemos la siguiente situación: Se encuentra, en fin de semana, en un restaurante esperando a que le sirvan la carne, hecha al punto, que acaba de pedir. Al cabo de unos minutos, el camarero se acerca con su plato, se lo sirve, y al cortarla, se da cuenta de que está  cruda. ¿Qué haría ante esa situación? ¿Llamaría rápidamente al camarero? ¿Buscaría encontrar otras partes más hechas? ¿Podría comérsela sin pedir el cambio?. Para poder entender correctamente qué significa asertividad, inicialmente podemos diferenciar dos claras posturas, la pasiva por un lado, y la agresiva. En el primer caso, una persona que se comportara con pasividad, podría no decir nada, y comérsela tal cual se la han servido. En el otro extremo, situariamos, por ejemplo, a una persona  que grita o incluso menospreciar el trabajo del camarero o del restaurante. Como habremos podido intuir, ninguna de las dos parece la más adecuada tanto a corto como a largo plazo. Una persona que adopta en general, un funcionamiento pasivo, inicialmente puede tener la sensación de “ahorrarse” muchas discusiones y malentendidos, o incluso de evitar que los demás se alejen de ella o la juzguen negativamente, pero progresivamente es más que probable que su autoestima se vea mermada, ya que poco a poco se irá perdiendo la capacidad de comunicar malentendidos, e incluso puede tener la sensación de que los otros se aprovechan de ella. En el otro costado, tampoco conviene reaccionar siempre con exaltación o irritabilidad, ya que podemos provocar que la gente de nuestro alrededor se aleje, y que incluso su relación con nosotros se base principalmente en el miedo.

Así pues, la asertividad o conducta asertiva se situaría aproximadamente en un punto medio entre las dos conductas ejemplificadas. La podemos definir como la habilidad social que nos permite defender nuestros derechos ante los demás, de una manera empática, clara, directa y respetuosa, y sin menospreciar o vulnerar los derechos de los otros. En el ejemplo anterior, sería algo así como: “Disculpe, camarero, si no es mucha molestia, ¿podría pasarme un poco más la carne?”. Con ello, conseguimos ser congruentes con nuestras necesidades, expresándolas de tal forma que la información sea recibida por el receptor de una manera adecuada, y aumentado consecuentemente la probabilidad de obtener lo que deseamos. A pesar de esto, podríamos decir que la asertividad ideal no existe. Difícilmente encontraremos a alguien que actúe según estos parámetros todo el tiempo. Nuestras respuestas, y nuestra interacción, dependen de muchas variables; entre las que encontraríamos las situacionales (lugar, temperatura, momento del día…), y las personales, tanto propias como ajenas (rasgos de personalidad, carácter, situación personal…). Además de esto, existen componentes de la propia relación en sí que pueden marcar como transcurra la interacción, como por ejemplo el nivel de confianza que tengamos con el otro, la edad, el grado de conocimiento que tengamos sobre él/ella… Todo esto, puesto en interrelación, explica el modo (cómo) en que nos relacionaremos. Como podemos observar, existen muchos factores que son relativamente complicados de prever o controlar, pero aun así, es importante acercarnos a lo que entendemos como conducta asertiva.

Si lo conseguimos, y sobre todo, si lo mantenemos y lo generalizamos a diferentes ámbitos, podremos ver como tiene una clara repercusión en nuestro estado de ánimo. En este sentido, algunos problemas de ansiedad o de depresión pueden explicarse en menor o mayor parte por un déficit en esta habilidad social. Además, esta dificultad puede presentarse en muchos otros problemas, sean entidades clínicas como tales o no. En cualquier caso, resulta importante trabajarlo, haya o no malestar asociado. Así, como se ha remarcado, aunque la persona en un principio no perciba consecuencias negativas, estas pueden y suelen aparecer al poco tiempo.

El Entrenamiento en Habilidades Sociales, o la Regulación Emocional son considerados tratamientos útiles para abordar esta situación. Estos componentes, junto a otras estrategias, son abordados desde diferentes orientaciones terapéuticas, siendo la Terapia Cognitivo-Conductual una de las principales. Nuestro equipo de psicólogos, en Mataró, te proporcionará toda la información que necesites y te ayudará a resolver las dudas que tengas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/ESPEJO-5900.jpg 400 600 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-05-03 08:03:422022-05-09 18:01:49Asertividad y Autoestima
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El Trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos

Los problemas alimentarios constituyen uno de los retos más frecuentes y complejos en nuestra sociedad actual. Muchos de ellos, como el que aquí se comentará, empiezan a manifestarse en edades tempranas, generando por una parte un malestar significativo a los padres y personas del entorno del niño, pero por otra, y en caso de ser detectado, posibilitando la prevención de problemas futuros de mayor gravedad. Por ello, merece la pena profundizar en una categoría que, aunque ha aparecido recientemente, resulta ser una de las situaciones más significativas, tanto por su prevalencia como por las limitaciones que provoca.

Esta problemática se conceptualiza como el trastorno alimentario que se pone de manifiesto por el fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas y/o energéticas, y que se encuentran asociadas a uno o más de los hechos siguientes: Pérdida de peso significativa (o fracaso para alcanzar el aumento de peso esperado o crecimiento escaso en los niños), deficiencia nutritiva significativa, dependencia de la alimentación enteral o de suplementos nutritivos por vía oral, e interferencia importante en el funcionamiento psicosocial. Así, debe cumplirse una o más de las características anteriores para ser diagnosticado. Además pero, se requiere que el problema genere malestar significativo, y por lo tanto suponga una limitación para la persona que lo sufre y/o para los demás. En este sentido, puede aparecer de diferentes formas, aunque las más frecuentes son la falta de interés por comer o alimentarse, la preocupación acerca de las consecuencias negativas o repulsivas que puede tener el comer, y la evitación a causa de ciertas características de los alimentos.

De esta forma, las personas, y especialmente los niños (ya que acostumbra a presentarse en la infancia), comen muy poco y/o evitan consumir ciertos alimentos. Siendo esto así, es posible que ingieran una cantidad tan baja de comida que lleguen incluso a perder mucho peso, repercutiendo en su propio desarrollo. Por ello, resultan frecuentes las deficiencias nutricionales, pudiendo llegar a ser incluso mortales. Junto a esto, además, estas personas pueden tener serias dificultades a la hora de participar en actividades sociales, como por ejemplo comer con otras personas y mantener el contacto con los demás. En este sentido, es importante diferenciarlo del “comer selectivo o caprichoso” que aparece frecuentemente en edades tempranas. En este caso, los niños por ejemplo, pueden elegir comer alimentos de un determinado color, olor o consistencia. A pesar de ello, este modo de alimentarse se relaciona con ciertos alimentos, y a diferencia de los que presentan el trastorno, acostumbran a tener un apetito normal, generalmente comen una cantidad de comida suficiente, y se desarrollan correctamente.

Es habitual que en un primer momento, los padres acudan al médico con tal de adoptar medidas nutritivas adecuadas, o incluso para encontrar la explicación a las dificultades alimentarias. Así, es común que los médicos realicen pruebas para detectar causas físicas. Aunque en ocasiones puedan encontrarse (p.ej., alergias alimentarias, problemas del tubo digestivo, etc), se considera que la principal explicación para esta problemática es psicológica, estando en muchas ocasiones asociado a otros trastornos alimentarios. Como consecuencia de esto, la intervención, además de médica o nutricional, debe centrarse en el establecimiento de hábitos adecuados, en el trabajo emocional, y en el establecimiento de pautas específicas para los padres.

Todos estos aspectos son trabajados especialmente desde la Terapia Cognitivo-Conductual, la cual abarca tanto población adulta como infanto-juvenil. Ésta, entre otras, es una de las especialidades que posee nuestro centro de psicología, situado en Mataró. Si deseas obtener más información, puedes contactar con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/alimentos-4027.jpeg 334 500 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-04-26 07:59:542022-05-09 18:01:49El Trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos
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Situaciones controlables e incontrolables: Diferencias y consecuencias

Nuestras vidas se encuentran repletas de situaciones y experiencias que nos hacen evolucionar y desarrollarnos como personas. Algunas de ellas, si lo pensamos, es posible que las hayamos percibido como desbordantes, o difícilmente combatibles. Otras, en cambio, las habremos podido manejar con relativa facilidad, lo cual muy posiblemente habrá facilitado que nuestra autoconfianza aumentara. A veces, pero, es probable que nos hayamos enfrentado a alguna situación en la que percibíamos que teníamos las herramientas suficientes para hacerle frente, pero que nos hayamos sentido frustrados ante la imposibilidad de modificarla.

Esto último es especialmente importante, ya que la interpretación que hagamos sobre los acontecimientos internos (personales) o externos, será clave para comprender nuestra forma de comportarnos ante estos. En otras palabras, si consideramos que todo está a nuestro alcance y que somos capaces de resolver/controlar cualquier cosa, será más probable que nos acerquemos y luchemos ante los acontecimientos. Por otro lado, si tendemos a concebir las circumstancias como difícilmente manejables e incontrolables, es posible que optemos por alejarnos y resignarnos. Lo más importante aquí es comprender que los extremos casi nunca son positivos, y en este caso, adaptativos. Es decir, siempre optar por un estilo de afrontamiento sin tener en cuenta las características de la situación y los recursos de los que disponemos, puede ser incluso perjudicial. Para comprenderlo mejor, es útil diferenciar entre aquellas situaciones que se consideran típicamente controlables, y aquellas que resultan más incontrolables:

Situaciones controlables: Entre ellas podemos citar por ejemplo las horas de dedicación al trabajo o al estudio, situaciones conflictivas menores del día a día como problemas relacionales o familiares en forma de discusiones, el horario que seguimos para hacer determinadas tareas o actividades, etc.

Situaciones incontrolables: En cuanto a aquellas que escapan a nuestro control, como ejemplo más prototípico podemos citar el fallecimiento o la enfermedad de algún ser querido. Además, también podemos mencionar aquí los eventos que anticipamos en forma de predicciones pero que difícilmente puedan darse, o que en caso de que aparezcan, no se vinculan con el hecho de haber estado pensándolo con anterioridad. También podemos añadir las situaciones imprevistas o espontáneas (p.ej., accidentes).

El problema surge cuando existe una distorsión de la percepción de control de las diferentes situaciones, o cuando, aunque la interpretación sea adecuada, la persona no lo afronta de manera adecuada. Así, si consideramos que podemos modificar o anticipar algo incontrolable, los sentimientos que pueden y que suelen aparecer serán frustración, rabia, ansiedad, indefensión, tristeza, y a nivel físico, mayormente cansancio. El hecho de intentar buscar una solución para un problema inexistente, o para uno no moldeable, posibilita que nuestro malestar aumente. Junto a esto, pueden aparecer problemas de autoestima y autoconfianza asociados al hecho de no encontrar el modo de afrontar lo que pasa, y/o de controlar nuestras emociones. Algunos de los problemas que acostumbran a mostrar este patrón son el Trastorno de Ansiedad Generalizada (en el que existe una preocupación crónica por situaciones de la vida cotidiana), o en la Depresión. Otra de las variables que entra en juega a menudo, es la intolerancia a la incertidumbre, muy vinculada a las patologías citadas. Según ésta, la persona buscará constantemente controlar, solucionar o anticipar posibles situaciones conflictivas, con la sensación de que de esta manera estará más preparada por si ocurren.

Por otro lado, ante las situaciones controlables también puede existir una distorsión, donde la persona, a pesar de tener los recursos suficientes para afrontarlo, no lo percibe de este modo, lo cual repercute igualmente de forma negativa en su autoconcepto y estado de ánimo. Así pues, con tal de facilitar una interpretación y afrontamiento adecuados, puede sernos útil analizar objetivamente la situación, aceptarla (principalmente si se trata de algo incontrolable), regular nuestras propias emociones, buscar alternativas (sobre todo ante los acontecimientos controlables), y apoyarnos en nuestro familiares y amigos. Todo esto pero, puede resultar complicado, y más cuando anímicamente ya hemos entrado en la espiral negativa mencionada.

Por ello, existen intervenciones terapéuticas específicas para tratar este y muchos otros problemas. En nuestro centro, en Mataró, podrás encontrar profesionales especializados que te facilitarán toda la información y ayuda que necesites. No lo dudes y llámanos.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/control-3544.jpg 195 293 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-04-12 07:57:412022-05-09 18:01:49Situaciones controlables e incontrolables: Diferencias y consecuencias
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Trastorno Obsesivo – Compulsivo (TOC): Conceptualización y principales rituales

El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) se define como la patología mental en la que aparecen  pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusos/inapropiados y causan ansiedad o malestar. La persona, como consecuencia, procura ignorar o eliminar estos elementos mediante pensamientos concretos o actos. Para ello, y aunque actualmente no sea absolutamente necesario para el diagnóstico, pueden aparecer comportamientos o actos mentales de carácter repetitivo, que se realizan en respuesta a estas obsesiones. Su objetivo no es otro que prevenir o reducir el malestar, o prevenir algún acontecimiento o situación negativos. A pesar de ello, y esto es particularmente importante, estos actos no están conectados de forma realista con lo que pretenden neutralizar.

Es importante diferenciar en un primer momento las obsesiones de las denominadas compulsiones. Las primeras se pueden definir como acontecimientos mentales que se caracterizan por ser automáticas y ser vividas como intrusas. Es decir que usurpan en la mente y acostumbran a preocupar a la persona, conllevando un malestar asociado normalmente en forma de ansiedad. Algunos ejemplos de ellos pueden ser que ciertos objetos (pomos de puertas, asientos del autobús, teléfonos…) están contaminados o sucios y pueden transmitir esta contaminación. Imágenes reiteradas acerca de la probabilidad/posibilidad de hacernos daño (puedo saltar por la ventana o a las vías del tren). También pueden aparecer en forma de dudas acerca de si se habrá dicho o hecho algo (cerrar el gas, la puerta de casa, decir tacos) o en forma de ideas más irrealistas o sin sentido aparente (si veo un coche rojo, mi marido tendrá un accidente). Lo característico de todas ellas es que aunque la persona habitualmente reconoce que no tienen sentido, y no en pocas ocasiones procura luchar contra ellas de algún modo, estos intentos normalmente resultan infructuosos, percibiendo cierto grado de indefensión e incontrolabilidad sobre la situación. Es en este momento donde pueden aparecer los famosos rituales compulsivos.

Antes de esto pero, conviene tener en cuenta que existen una serie de rituales que se consideran normativos o no patológicos. Así, por ejemplo, los rituales evolutivos propios de ciertas edades como coleccionar, ver un dibujo animado repetidamente, ordenar de manera reiterada unos objetos, contar números o exigir que se le cuente un mismo relato en diversas ocasiones no se consideran problemáticos. La diferencia estriba en el grado de interferencia y malestar que supone para la persona, y en la intencionalidad que hay detrás de su utilización (para mitigar la ansiedad o el malestar en el caso de la compulsión). Así, a continuación se citarán por orden los rituales más frecuentes y característicos del TOC: en primer lugar están los rituales de limpieza, en los cuales la persona habitualmente se lava las manos repetidas veces para evitar la contaminación. Este es más típico en mujeres. Seguidamente se encuentran los rituales de repetición (p.ej., repetir una palabra un cierto número de veces, o dar 3 vueltas antes de continuar caminando). En tercer lugar se encuentran los de comprobación (p.ej., haber cerrado el gas o la puerta de casa), el cual es más característico del sexo masculino. Finalmente se sitúan los rituales de orden (p.ej., ordenar los libros por tamaño, o las camisas por colores).

Todos los anteriores constituyen muestras del amplio abanico de conductas que pueden estar asociadas a esta enfermedad. Lo más importante es comprender que se desarrollan para mitigar la ansiedad, y al conseguirlo, ello produce que se perpetúe el problema. Además, cuando se consigue un estado de relajación tras el acto, la persona parece “confirmar” que era importante hacerlo para prevenir un daño mayor. Por ello, en caso de no poder hacerlo, muchas veces aparece irritabilidad o agresividad.

Este es uno de los trastornos más frecuentes tanto en la población general como en la práctica clínica, por lo que resulta especialmente importante comprender su mecanismo para poder elaborar estrategias útiles para afrontarlo. Una de ellas es la Exposición con Prevención de Respuesta, perteneciente a la Terapia Cognitivo-Conductual. Si deseas conocer más acerca de esta, o del problema presentado, en nuestro centro de psicología, situado en Mataró, estaremos encantados de proporcionarte toda la información que necesites. Llámanos sin compromiso y te ofreceremos una atención profesional e individualizada.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/toc-4742.jpg 421 595 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-04-05 07:51:232022-05-09 18:01:49Trastorno Obsesivo – Compulsivo (TOC): Conceptualización y principales rituales
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Miedos y fobias: Conceptualización y estrategias de afrontamiento

El miedo constituye una de las principales emociones, tanto del ser humano como de otras especies. Todos, o casi todos nosotros lo hemos experimentado en algún momento de nuestra vida, e incluso si lo pensamos, es posible que haya aparecido en los últimos días. Así, aunque acostumbramos a utilizar algún ejemplo o situaciones personales (alturas, animales, la oscuridad…) para conceptualizarlo, formalmente lo podemos definir como la sensación desagradable, normalmente de angustia, provocada por la percepción de un peligro real o imaginario, relacionado con el pasado, el presente o el futuro.

Esta sensación habitualmente se caracteriza por una serie de síntomas, los cuales se vinculan sobre todo con la ansiedad. En este sentido, cuando estos síntomas son especialmente significativos, y limitan la vida de la persona que los sufre, es posible que nos encontremos delante de lo denominado fobia. Ésta, se entiende como el miedo o ansiedad intensa hacia un objeto o situación específica, la cual casi siempre provoca este malestar, y que además se evita o se resiste activamente. Otra de las características es que este miedo se considera desproporcionado en comparación con el peligro real que plantea el estímulo en concreto. Actualmente, se considera que existen 4 categorías las cuales nos ayudan a ubicar las diferentes situaciones u objetos fóbicos:

Animal: Ciertos animales como perros, serpientes, arañas, escarabajos…son los causantes del malestar. Algunos se relacionan con ciertas sensaciones como el asco, pero otros quedan vinculados a la peligrosidad o probabilidad de un ataque inminente.

Entorno natural: Algunos ejemplos serían las alturas (uno de los más frecuentes), las tormentas o el agua. Estos se refieren a elementos específicos del contexto y constituyen unos de los más importantes.

Sangre-inyección-daño: Aquí nos encontramos desde el miedo a la sangre, hasta los utensilios médicos, cicatrices o todo aquello relacionado con el daño corporal más físico.

Situacional: Este es quizás el más frecuente a nivel general. Se refiere principalmente a espacios concretos de nuestra vida cotidiana tales como ascensores, habitaciones cerradas, aviones, autobuses o trenes, etc.

Otras: Los manuales reservan siempre una categoría para aquellos estímulos o situaciones que no pueden ser clasificados en otros apartados. Aquí se incluirían miedos como a situaciones que puedan provocar atragantamiento, vómito, personas disfrazadas, ciertos sonidos, etc. Normalmente se considera que estos últimos son menos prevalentes en la población.

Una vez conocidas las principales categorías, es especialmente importante tener en cuenta que aunque se utilizan para conocer y clasificar las fobias, también pueden servir para comprender el simple miedo. De esta forma, la diferencia, como se ha destacado, la marcará la incapacitación y malestar que suponen para la persona que los sufre. Junto a esto, un aspecto interesante, es la consideración de desproporcionalidad del miedo. En este sentido, muchas personas pueden reconocer “racionalmente” que no existe un peligro real, pero en cambio, no pueden evitar sentir ese pavor o miedo atroz cuando se acercan al estímulo.

En esta línea, entramos en la importancia de comprender la interrelación entre tres elementos, pensamiento – emoción – conducta. Estos constituyen casi la base de todo ser humano, y la explicación de la gran mayoría de problemáticas que sufrimos. En el caso de las fobias, puede distinguirse claramente un componente cognitivo (pensamientos, creencias e interpretaciones acerca del estímulo y de la capacidad personal para afrontarlo), emocional (habitualmente ansiedad, rabia e incluso tristeza) y conductual (evitación persistente, llevar amuletos, tomar medicamentos…). Así, las estrategias de afrontamiento y de intervención se encararan a trabajar todos ellos en conjunto proponiendo alternativas eficaces y útiles para posibilitar el afrontamiento y, por lo tanto, la reducción del malestar asociado. Entre ellas, la exposición se considera una pieza clave del tratamiento. Pero esta, acostumbra a estar inmersa en un trabajo multidisciplinar e integral necesario tanto para la comprensión como para el abordaje del paciente y de su problemática.

Entre estas orientaciones encontramos la Terapia Cognitivo-Conductual o la Terapia Sistémica, las cuales son algunas de las que partimos en nuestro centro de psicología, en Mataró. Si deseas profundizar acerca de estas y de su utilidad para afrontar ciertas dificultades, llámanos y te facilitaremos toda la información que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/07/arana-3558.jpg 333 500 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-29 07:46:372022-05-09 18:01:49Miedos y fobias: Conceptualización y estrategias de afrontamiento
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El alcohol es la tercera causa mundial de enfermedades y lesiones

El alcohol es la tercera causa mundial de enfermedades y lesiones, a pesar de que la mayoría de personas se abstiene de consumirlo, tal y como muestra una investigación realizada por el Centro para la Adicción y Salud Mental de Toronto (Canadá). Este trabajo, que ha sido publicado en las páginas de la revista Addiction, demuestra que el consumo de bebidas alcohólicas «ha sido la causa de más de 200 enfermedades y lesiones diferentes».

Así lo explica el autor principal del estudio, Kevin Shield. Para el experto, este dato significa que no sólo se producen las patologías o lesiones típicas, como «la cirrosis hepática o las producidas por accidentes de tráfico», sino que también es causa de otras como «varios tipos de cáncer, entre ellos, el de mama».

Uno de los países que destaca es el propio Canadá, donde sus ciudadanos ingieren alcohol en un índice «más de un 50 por ciento superior al promedio mundial», explica. Sin embargo, los que más beben alcohol son los europeos y los ciudadanos de determinadas partes del África subsahariana, ya que estos consumen alcohol con frecuencia y en grandes cantidades, lo que les lleva a intoxicaciones o «borracheras prolongadas», señala Shield. Por contra, los ciudadanos que menor cantidad de alcohol beben en promedio son los residentes «en el norte de África, Oriente Medio y Asia del Sur», sostiene.

Actualmente sólo superan al alcohol como causas de enfermedades y lesiones «la presión arterial alta y en consumo de tabaco», afirma el experto. Por ello, recomienda «mejorar las políticas de control del alcohol».

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/03/alcoholism0-0355.jpg 360 540 admin https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png admin2019-03-22 10:52:502022-05-09 18:01:49El alcohol es la tercera causa mundial de enfermedades y lesiones
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