1. Evita la gente, los lugares y las cosas asociadas a la cocaína y a otras drogas. Escribe qué personas, lugares o cosas pueden amenazar tu intento de dejar el consumo de cocaína.
2. Busca una forma cómoda de decir que no a las ofertas y a las tentaciones de usar la cocaína. Escribe tres formas con las que puedes rechazar fácilmente la cocaína.
3. Identifica tu sistema de apoyo personal, es decir, las personas con las que estás seguro y a las que puedes llamar si te hallas ante un deseo intenso y urgente de cocaína. Escribe los nombres y los números de teléfono de al menos cinco personas y lleva siempre esta lista contigo.
4. No estés a solas contigo mismo sin un plan estructurado de actividades para evitar los problemas. Escribe por lo menos una actividad «segura» para cada tarde o período de tiempo libre que tengas esta semana. Haz un listado de actividades sustitutorias por si fallan los planes iniciales.
5. Aplaza temporalmente el enfrentarte a otros problemas personales graves que te aquejen. Tu única prioridad es dejar el consumo de cualquier droga. Escribe los problemas personales que te han estado afectando últimamente y que deban solucionarse tras conseguir la abstinencia de cocaína.
6. Lee por lo menos 10 páginas cada día de la bibliografía que se te recomienda para la recuperación. Escribe los títulos de, por lo menos, un librito o folleto de los que planeas leer cada día durante la semana presente.
Para que una relación de pareja funcione adecuadamente, una de las cosas más importantes es saber plantear los problemas a la pareja para poder llegar a un buen acuerdo y que el otro miembro de la pareja no se sienta atacada cuando exponemos el problema que nos preocupa.
1. EMPEZAR SIEMPRE CON ALGO POSITIVO (Un elogio por su aspecto, reconocer su esfuerzo… facilita la aproximación agradable al otro, y hace que éste se muestre atento y dispuesto a escuchar) 2. DESCRIBIR EL PROBLEMA QUE LE PREOCUPA ATENDIENDO A DOS CONDICIONES: · Ser operativo. Es decir, no ser vago y general, como por ejemplo: Podrías hacer más cosas en casa, sino concreto y específico , como por ejemplo: Me gustaría que los sábados te ocuparas tú de poner la mesa, así yo podría sacar al perro. · Definir lo que le gustaría, no lo que no le gusta. Por ejemplo: Me gustaría que cenáramos juntos, en vez de: No me gusta que cenemos cada uno por su lado. 3. ACEPTAR SU RESPONSABILIDAD EN EL PROBLEMA. Ello evita que el otro se sienta culpado o atacado. Por ejemplo: Reconozco que ha sido un error mío no haber hablado antes de ello. 4. DESCRIBIR LOS SENTIMIENTOS QUE EL PROBLEMA NOS PROVOCA Expresar qué sentimientos nos provoca la situación, ayuda a comprender por qué desea cambiarla. Por ejemplo: Cuando lo haces me siento ultrajado. 5. SER BREVE. No hay porque repetir varias veces lo mismo con distintas palabras o alargar excesivamente el planteamiento. Lo bueno, si breve, dos veces bueno -. 6. NO HABLAR DEL PASADO, SINO DEL PRESENTE Y HACIA EL FUTURO. Rememorar antiguas rencillas o sacar de nuevo los trapos sucios del pasado, no sólo no sirve de nada, sino que despierta malos sentimientos. Enfocar la atención hacia el futuro hace que el objetivo sea constructivo. 7. HABLAR DE UN SOLO PROBLEMA A LA VEZ. No mezclar problemas, dedicarse sólo a uno por vez, o no se solucionará ninguno. 8. PLANTEAR EL PROBLEMA CUANDO EL OTRO NO ESTE REALIZANDO UNA TAREA QUE IMPLIQUE CONCENTRACIÓN. (No mientras está leyendo, viendo televisión… sí en cambio, bañándose, lavando platos…) 9. HABLAR LENTAMENTE Y CON UN TONO BAJO DE VOZ. De esta forma es difícil no pensar bien en lo que se está diciendo y en la forma en que se dice.
Para librarte de las obsesiones y el pensamiento obsesivo hay varias ideas fundamentales que debes tener en cuenta:
1. Tú y tu mente no sois la misma cosa.
2. El trabajo de tu mente consiste en generar todo tipo de ideas, algunas buenas, otras malas, algunas racionales, otras irracionales, absurdas o sin sentido, y algunas aterradoras. Eso no puedes controlarlo. Tú no decides que idea genera u no tu mente.
3. Tu trabajo consiste en quedarte con las ideas que merece la pena considerar y descartar aquellas que son absurdas.
Por desgracia, tu mente no siempre te deja hacer tu trabajo, porque por mucho que tú te empeñes en no pensar en algo, tu mente se empeña con la misma fuerza en presentarte esa idea una y otra vez, de manera que te ves atrapado en un tira y afloja con tu propia mente que no te lleva más que a un estado de agotamiento, estrés y frustración.
1. Sal de tu tren de pensamientoEn primer lugar, debes cambiar el modo que tienes de ver tu mente. Para hacerlo, imagina un tren con muchos vagones desplazándose por una vía. Cada vagón representa una idea que tu mente genera. Puedes visualizarlo como un vagón de carga donde hay una gran pancarta con el pensamiento escrito en ella. Así, en cada vagón habría un pensamiento como: «voy a llegar tarde», «tengo hambre», «soy torpe», «tengo que revisar el trabajo porque puede haber errores», «esta noche ponen mi serie favorita», «va a pasar algo horrible». Así, el tren llevaría todo tipo de pensamientos y algunos de ellos serían tus pensamientos obsesivos.
Hay dos formas de ver ese tren de pensamientos: desde lejos, como si lo miraras pasar desde un puente, o desde dentro, cuando te has subido al tren y estás dentro de un vagón, dejando que el tren te lleve a donde quiera que vaya, mientras va tomando velocidad y cada vez te resulta más complicado bajarte.
Pero en vez de caerte sin más dentro del vagón de un pensamiento obsesivo, debes ser tú quien decide cuándo observar el tren pasar desde lejos y cuándo subirte en uno de sus vagones. Esto solo se consigue del siguiente modo:
1. Debes estar atento a los contenidos de tu mente.
2. Cuando surja un pensamiento obsesivo (o cualquier otro que no te interesa), no debes luchar contra él, sino observarlo, centrar toda tu atención en ese pensamiento para saber exactamente qué está pensando tu mente. Esta forma de verlo es muy importante porque te ayuda a no identificarte con tus contenidos mentales y darte cuenta de que son ideas generadas por tu mente, que no tienes por qué creerte ni tener en consideración si no lo deseas (recuerda cuál es el trabajo de tu mente y cuál es el tuyo). Entonces le pones una etiqueta que lo resuma, como: «obsesión sobre repasar el trabajo mil veces» y luego lo imaginas en el vagón de tu tren de pensamiento, observando desde lejos, viendo como el tren se aleja llevándose tu pensamiento hasta desaparecer.
2. Sostén tus emocionesSostener tus emociones significa que debes estar dispuesto a sentir tu ansiedad o malestar. Solo hay un modo de acabar con las emociones desagradables, y es sentirlas hasta el final y quedarse con ellas hasta que se agotan por sí mismas.
Para entender esto, haz primero una pequeña prueba: cuando sientas picor en una determinada parte de tu cuerpo y sientas el deseo de rascarte, no lo hagas. En su lugar, concéntrate en la sensación de picor, en su intensidad, donde está situada, como es, centra tu atención plenamente en esa sensación sin hacer nada más, mantén la atención sostenida en ella sintiendo el picor al 100%. El picor acaba desapareciendo, a veces enseguida, a veces por puro aburrimiento te das cuenta de que de repente has desviado tu atención del picor, estás haciendo otra cosa, y el picor ha desaparecido. Con tus pensamientos y emociones puedes hacer exactamente lo mismo.
Si tu obsesión te genera ansiedad, tristeza, ira u otro tipo de malestar, concéntrate en la emoción que estás sintiendo, observa cómo es, ponle nombre, descríbela, acepta esa emoción y proponte sentirla mientras esté ahí. Es decir, debes estar dispuesto a sentirla sin hacer nada para dejar de sentirla y quedarte ahí, con ella. ¿Qué pasa cuando haces eso? Que la ansiedad acaba desapareciendo, porque es así como funciona la mente humana, que es incapaz de permanecer en un mismo estado mucho tiempo. Cuando «sostienes» el malestar y no dejas que tus obsesiones te empujen a realizar la compulsión, puedes hacer una vida normal a pesar de ellas, puedes hacer todo lo que desees a pesar de tus obsesiones.
3. Otras técnicasSi las técnicas anteriores no son suficientes, puedes probar algunas de las siguientes. Son técnicas que te ayudarán a distanciarte de tus obsesiones y no acabar metido en el vagón y arrastrado por el tren del que hablaba al principio, sino que te ayudarán a dejar que el tren pase de largo sin subirte a él.
Recuerda siempre que tu objetivo no es que no se produzcan las obsesiones. Eso no es posible, no puedes controlar las ideas que genera tu mente, solo puedes controlar lo que haces con ellas (es decir, si te quedas con ellas o las dejas pasar) y tu propia conducta.
– Canta tu obsesión: ponle la música de alguna canción que te guste y cántala.
– Repite la obsesión en voz alta lo más rápido posible durante 45 segundos. Por ejemplo, si tienes un trastorno obsesivo-compulsivo relacionado con el lavado de manos, puedes repetir la palabra «lavamanos-lavamanos-lavamanos» una y otra vez a toda velocidad. Aunque parezca un poco absurdo, funciona porque te ayuda a distanciarte de tus pensamientos e impedir así que dominen tu conducta. Haz la prueba; es fácil.
– Utiliza la metáfora de las hojas en el río.
– Escribe tu obsesión en una hoja, en letras grandes, ponla en la pared y obsérvala como lo haría un extraterrestre sin emociones que está observando a la especie humana.
– Describe lo que está pasando, lo que tu mente está haciendo: «mi mente está presentándome un pensamiento obsesivo y absurdo. Gracias, mente, por hacer tu trabajo». Esto también te ayudará a distanciarte. Cuanto más te distancies de tus pensamientos, menos te dominarán.
PAUTAS BÁSICAS PARA LA SUPERACIÓN DEL SHOCK EMOCIONAL
DARSE CUENTA DEL TIPO DE RESPUESTA INICIAL: PASIVA-ACTIVA:
Uno de los desafíos iniciales que debe vencer durante las primeras etapas del shock sentimental consiste en comprender que, aunque la relación se haya terminado, la vida continúa.
En este momento es importante que valores tu respuesta ante la crisis del shock sentimental. La mayoría de personas responden de manera extrema, ya sea pasiva o activamente. Tu objetivo en este momento debería ser el de controlar tu conducta de tal manera que puedas dominar tu sufrimiento y mantener el equilibrio en tu vida.
Si la respuesta es pasiva, la persona afectada se encierra en sí misma y se aísla. El aislamiento se convierte en una red de seguridad y la persona queda atrapada en una segunda etapa de pena. Víctima del miedo, puede quedar abrumada por el temor de lo que le deparará el futuro. Llena de dudas con respecto a sí misma, se preguntará una y otra vez: ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Alguna vez alguien volverá a amarme? ¿Cómo saldré adelante?. Al refugiarse en uno mismo la persona puede sentir que la pena es el lugar más seguro para ella.
Por el contrario, cuando la respuesta ante el shock sentimental es activa, la persona expresa su dolor ante sí misma y ante los demás. En lugar de aislarse y encerrarse, es muy probable que actúe de manera impulsiva e irregular: exceso en las comidas, abuso del alcohol y drogas, la promiscuidad… son conductas típicas hacia las cuales uno se siente arrastrado. Tan grande es el sufrimiento y tan escaso el amor propio, que se puede llevar la respuesta activa hasta el extremo de tomar un rumbo autodestructivo.
En general, cuando la persona se da cuenta de que pasa más de un par de semanas actuando según una pauta pasiva o activa extrema, es cuando debería buscar ayuda profesional.
De esta forma, si bien es normal pasar algún tiempo respondiendo pasiva o activamente, también es importante evaluar el grado y la frecuencia de estas conductas, día tras día.
Una manera eficaz de hacerlo es mediante lo que se denomina el autocontrol (ver, más adelante, el apartado: TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA EMOCIONAL). Has de contemplar el autocontrol como una oportunidad de salir fuera de ti mismo/a y observar lo que ocurre. La autoconciencia y el autoconocimiento que logres con ello puede aumentar tu desarrollo personal durante el shock sentimental. Y si eres honesto/a contigo mismo/a, el autocontrol te pondrá en alerta ante cualquier pauta o hábito destructivo que pueda surgir. Este ejercicio no tiene la intención de que te sientas mal con respecto a ti mismo/a; tiene la intención de ayudarte a madurar a partir de tus errores y a superar el shock sentimental con el menor sufrimiento posible (aunque a corto plazo te pueda parecer que reaviva o intensifica tu malestar). Por ejemplo, el escribir un diario en la etapa de pena suele resultar muy constructivo y ayudar a pasar de esa etapa a la siguiente. El escribirlo es una especie de catarsis (liberación del dolor), además de ser de ayuda para determinar con precisión los temores acerca de lo que te deparará el futuro (que, concretamente, en muchos casos es el temor de que nunca volverás a ser amado/a).
Cuando la persona conoce sus propios temores, éstos se vuelven menos amenazantes, y es cuando se pueden empezar a trabajar para vencerlos.
AFRONTAR LOS TEMORES DEL SHOCK EMOCIONAL:
Cuando una persona cae por primera vez en un shock sentimental, la parálisis inicial del shock le protege del impacto emocional que acaba de recibir. Es como si la mente se preparara para enfrentarse a una realidad abrumadora y trágica. Esta pausa inicial permite a la mente ordenar sus recursos y defensas antes de afrontar realmente el sufrimiento emocional…, una especie de retroceso psicológico previo al avance.
A medida que el proceso avanza, el shock comienza a atenuarse y la persona pasa a la segunda etapa: la PENA, es cuando los temores empiezan a surgir y pueden resultar agobiantes. En esta etapa empiezas a afrontar la realidad de tu situación: una importante relación amorosa ha dejado de ser parte de tu vida. Es importante que aceptes tus temores como la dinámica natural y normal del shock sentimental. Has de saber que cada persona que experimenta un shock sentimental tiene que soportar ciertos temores. Es previsible cualquier ansiedad, pánico o desesperación en relación con tus temores. Recuerda que no eres el único al que le pasa… no significa que te vayas a volver loco/a.
A continuación se describen una serie de temores comunes en la mayoría de personas que sufren un shock sentimental. Tal vez descubras que experimentas sólo uno o dos de estos temores, o puede que todos ellos.
En este sentido, el conocer el tipo de temores más habituales que pueden aparecer en una crisis sentimental, puede prepararte y descubrir que te resulta más fácil afrontar la situación. El hecho de saber lo que puede llegar a ocurrir no disminuirá el sufrimiento, pero te proporcionará un mayor control, porque comprenderás lo que está sucediendo (es normal).
Mantener tus temores bajo control te ayudará a dominar el sufrimiento más eficazmente. Utiliza tu conocimiento para dirigir un simulacro de incendio mental en el que ensayarás lo que debes hacer, reflexionarás sobre lo que sirve y lo que no sirve, y anticiparás lo que podría ocurrir después.
1. EL MAYOR DE TODOS LOS TEMORES: PENSAR QUE EL SUFRIMIENTO SERÁ ETERNO :
El primero y más notable de los temores que tendrás que afrontar se presenta en la segunda etapa (pena): sentirte aterrorizado ante la posibilidad de sentir siempre lo que estás sintiendo en ese momento, de que el intenso sufrimiento emocional que estás experimentando nunca te abandonará, y de que el terrible vacío de soledad que sientes te mantendrá atrapado para siempre. Es común que temas que a causa de ello nunca serás capaz de avanzar para seguir viviendo y amar realmente de nuevo. Te sientes lleno/a de dudas y obsesionado por pensamientos como Nunca encontraré a otra persona, o No tengo capacidad para conseguir que funcione una relación amorosa.
Qué hacer: Lo que debes hacer durante estos períodos de intenso temor es vivir cada momento, relajándote a través de las rutinas diarias, y confiar en que con el tiempo el sufrimiento emocional perderá intensidad. La mayoría de personas que sufren el shock sentimental consideran que estos períodos de intenso temor son los momentos más difíciles del proceso, momentos en los que sienten que se vuelven locos, que han perdido el control y que no pueden seguir adelante. Sin embargo, la capacidad de la mente para recuperarse es asombrosa: la mente humana, como mecanismo protector, disminuye de manera natural, con el paso del tiempo, los recuerdos dolorosos; de lo contrario, sería imposible funcionar. Has de confiar en este proceso natural y adaptativo de la mente humana.
2. PERDER EL EJE EMOCIONAL:
En las primeras etapas del shock sentimental la segunda: pena, y la tercera: adjudicación de la culpa- pueden producirse estallidos emocionales e incluso de histeria. Dado que la persona afectada es emocionalmente vulnerable en ese momento (hipersensibilidad), puede echarse a llorar incontroladamente sin ningún motivo aparente, o puede ocurrir que una música que suena en la radio, un programa de televisión, o incluso algunos momentos del día originen esos estallidos. Su intensidad puede resultar realmente alarmantes: las reacciones emocionales pueden ser muy intensas.
Muchos de los pacientes inician la terapia en este momento, porque sienten que están perdiendo el eje sobre el que giran sus vidas. Temen quedar emocionalmente destrozados porque son incapaces de mantener su autocontrol.
Qué hacer: Mientras te sientes emocionalmente agotado, perturbado y fuera de control, lo mejor es no añadir nuevas tensiones a tu vida. Si puedes permitirte el lujo, contrata a una persona que te ayude (p.e. a arreglar la casa, si es el caso) para quitarte de encima parte de la carga.
Es el momento de pedir ayuda a familiares y amigos. Invítalos a comer o a cenar. Permíteles que te ayuden, si se ofrecen a hacerlo. Pregúntales si puedes llamarles cuando te sientas solo/a, temeroso/a, o simplemente cuando necesites charlar.
Puede resultar difícil en estas etapas, pero haz un esfuerzo por mantener cualquier hábito positivo que ya tuvieses (programa de ejercicios físicos, meditación, o cualquier pasatiempo relajante con el que disfrutes). Si los hábitos positivos no formaban parte de tu rutina cotidiana, puede ser un buen momento para incorporarlos en tu vida. Una rutina positiva proporcionará una estructura allí donde hay caos emocional y te ayudará a recuperar el rumbo de tu vida.
Por otra parte, has de mantenerte cauto con respecto a la posibilidad de otras pérdidas: p.e. perder el trabajo después de perder el amor sólo agravaría los temores y ansiedades; de modo que debes obligarte a funcionar en el trabajo y mantener la rutina habitual en la medida de lo posible.
Si crees que no puedes superar solo este momento tan difícil, no te sientas avergonzado/a ni te aísles: busca ayuda profesional.
La importancia de las DISTRACCIONES: En este punto es conveniente señalar lo útiles que pueden resultar las distracciones durante todas las etapas del shock sentimental, para ayudar a controlar los temores. Una distracción es cualquier objeto o actividad constructiva en la que puedas volcar tu energía, la misma energía que antes habías dedicado a la relación amorosa. Así como un automóvil necesita amortiguadores para deslizarse más suavemente por una superficie desigual, durante el shock sentimental tú necesitas una reserva de distracciones para absorber parte del sufrimiento emocional.
3. AFRONTAR EL SILENCIO DE LA SOLEDAD:
Mientras superas las primeras etapas, es de suponer que te sentirás abrumado/a por cierto temor o pánico al afrontar la perspectiva de vivir solo/a. Esta readaptación que tiene lugar mientras aprendes a vivir por tu cuenta, es lo que se denomina el silencio de la soledad. Cuando empieces a vivir solo/a es natural que te veas afectado por la soledad e incluso que la detestes. Tu soledad probablemente será más profunda durante los fines de semana, al acostarte por la noche y durante las vacaciones. Tendrás que ser paciente contigo mismo/a; la experiencia de adaptación a una nueva vida nunca es instantánea y siempre se produce algún contratiempo.
Qué hacer para contrarrestar la soledad: Inicialmente, durante la etapa de la pena, cuando tu soledad y tu sufrimiento emocional sean más agudos, haz cualquier cosa que te ayude a sentirte mejor… Acepta que las primeras semanas, o quizá incluso durante algunos meses, te resultará difícil. Cree en ti mismo/a, tienes la fuerza necesaria para superarlo. De todas formas, si p.e. el irte a dormir te resulta especialmente difícil, intenta tomar un baño caliente para relajarte; si oír voces te resulta reconfortante, duerme con el televisor o la radio encendidos… Utiliza el remedio que te vaya mejor, sea cual fuere. No te preocupes por si es o no una tontería, ni te obsesiones por si es normal o anormal. Para afrontar los fines de semana, puede serte útil organizar excursiones, ir al cine o inscribirte en un cursillo.
4. TU IMPOTENCIA:
Muchas personas aquejadas del shock sentimental tienen dificultades para aceptar que son impotentes con respecto a su situación y para enfrentarse al temor de no poder dominar los cambios que se están produciendo en sus vidas.
Cuando la relación amorosa ha terminado, te sentirás impotente para aferrarse a ella. Puede que elabores fantasías con respecto a que aún existe; pero la realidad no cambia y continuar con esa fantasía en lugar de afrontar y aceptar la realidad sólo sirve para retrasar la superación de la crisis sentimental, convirtiendo especialmente difícil el paso a la etapa fundamental de la resignación.
LOS ASPECTOS TERAPÉUTICOS DEL TEMOR:
Cuando afrontas abiertamente tus temores, es como si te miraras detenidamente en el espejo: los defectos se hacen visibles. Los temores que salen a la superficie durante las diferentes etapas a menudo indican vulnerabilidad y una debilidad general que puedes corregir.
Por ejemplo, puede que llegues a ser consciente de que la ansiedad está impregnando todos los aspectos de tu vida, volviéndote extremadamente aprensiva acerca de posibles problemas, preocupándote por todo… Ello debe hacer que te des cuenta de que debes aprender a controlar tu ansiedad, y comprender lo importante que es concentrarte primordialmente en ti mismo/a.
Por tanto, el atender a tus temores te ha de servir para emprender acciones que corrijan las deficiencias.
Resulta doloroso enfrentarse a las debilidades personales, pero cuando lo hagas adquirirás conciencia del modo en que el shock sentimental puede ayudarte a crecer y a desarrollar una mejor opinión de ti mismo/a.
Si el proceso se hace de manera saludable, identificando y analizando los temores en busca de soluciones (en lugar de negarlos u obsesionarse con ellos), notarás cómo te invade una agradable sensación de autodominio y autoeficacia, con los beneficios que ello conlleva en tu autoestima y estado emocional en general.
LISTADO DE LAS PRINCIPALES TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA EMOCIONAL:
1. EL AUTOCONTROL :
Mientras analizas tu conducta y tus actos diariamente, el autocontrol te proporciona la oportunidad de salir fuera de ti mismo y observar lo que ocurre; constituyendo una manera eficaz de analizar tu respuesta al shock sentimental. El autocontrol se puede realizar escribiendo un diario, o mediante la grabación de los sentimientos en una cassette, o haciendo una lista de las actividades del día y de lo que se sientes al realizarlas,… o simplemente se puede mantener un diálogo interno dos veces al día durante diez minutos, acerca de lo que se hace, de lo que se siente, y de cómo consideras que estás actuando. Has de contemplar el autocontrol como una oportunidad de salir fuera de ti mismo/a y observar lo que ocurre. La autoconciencia y el autoconocimiento que logres con ello puede aumentar tu desarrollo personal durante el shock sentimental. Y si eres honesto/a contigo mismo/a, el autocontrol te pondrá en alerta ante cualquier pauta o hábito destructivo que pueda surgir. Este ejercicio no tiene la intención de que te sientas mal con respecto a ti mismo/a; tiene la intención de ayudarte a madurar a partir de tus errores y a superar el shock sentimental con el menor sufrimiento posible (aunque a corto plazo te pueda parecer que reaviva o intensifica tu malestar). Por ejemplo, el escribir un diario en la etapa de pena suele resultar muy constructivo y ayudar a pasar de esa etapa a la siguiente (adjudicación de la culpa). El escribirlo es una especie de catarsis (liberación del dolor), a medida que la persona se ve liberada de sus sentimientos escribiendo páginas y páginas acerca de, por ejemplo, el daño y la humillación que se haya podido soportar. Llevar un diario también ayuda a determinar con precisión los temores acerca de lo que le depararía el futuro, concretamente en muchos casos es el temor de que nunca volvería a ser amada. Cuando la persona conoce sus propios temores, éstos se vuelven menos amenazantes, y es cuando se pueden empezar a trabajar para vencerlos.
El analizar lo qué estás haciendo, cómo te sientes, y cómo crees estar progresando, te proporcionará una perspectiva del modo en que se produce tu cambio afectivo en el shock sentimental.
2. LA TÉCNICA DEL BLOQUEO DEL PENSAMIENTO :
Cada vez que empieces a pensar en tu anterior pareja o que sientas que te hundes en la autocompasión, has de decirte inmediatamente: ¡BASTA!. Después dirige tus pensamientos hacia algo igualmente importante, o dedícate a alguna actividad que distraiga tu atención, por mucho que te cueste. Cuanto más practiques esta técnica, más eficaz te resultará. Al principio suele no ser efectiva, es difícil de controlar y detener los pensamientos obsesivos acerca de la relación y la persona perdida, pero cuanto más se insiste más fácil resulta de conseguir (como cualquier nueva habilidad, la práctica y perseverancia es fundamental).
3. DISTRACCIONES NECESARIAS :
Cualquier actividad o interés constructivo en el que puedas centrar tu energía la misma energía que hasta ahora has dedicado a tu relación amorosa- puede representar una distracción eficaz. Las distracciones necesarias pueden ser los amortiguadores del shock sentimental y además suponen una gratificación: al final del proceso del shock sentimental puedes haber desarrollado una nueva habilidad; por ejemplo, aprendido un nuevo deporte, conseguido un trabajo mejor, o mejorado tu aspecto.
4. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN: EL CONTROL DE LA ANSIEDAD :
Es importante que desarrolles modos seguros y que no produzcan adicción para superar la fuerte tensión, el pánico y los períodos de ansiedad. Algunos de los que utilizan muchas personas son: ejercicio físico, baños prolongados y calientes con música suave, masajes, baile, ejercicios de respiración; o cualquier otra actividad que resulte gratificante y relajante (además de distractor) para la persona, como por ejemplo: el cine, la pintura, la interpretación de algún instrumento musical, manualidades, bordado, etc.
5. EL PODER DE LAS SUGERENCIAS POSITIVAS :
A medida que tú repitas una y otra vez diferentes afirmaciones, tales como: Mi shock sentimental está terminando, Me vuelvo cada día más fuerte, Sé controlarme,… éstas se graban en tu subsconciente, que finalmente empezará a apoyar la afirmación (volviéndose más automática), modificando tus pensamientos negativos. Cada vez que empieces a pensar: Me siento muy desgraciado/a, reemplaza la frase por: Cada día estoy algo más fuerte.
6. RECORDATORIOS :
Las notas de afirmación, estratégicamente colocadas, también serán muy beneficiosas. Por ejemplo, la frase: ¡BASTA! ¡NO LLAMES!, colocada junto a tu teléfono te ayudará a mantener el autocontrol cuando sientas la tentación de levantar el auricular y volver a comunicarse con la otra persona.
También es importante que hagas una LISTA DE LOS ASPECTOS POSITIVOS DE TU VIDA, y colgarla en un lugar visible o llevarla encima, de tal forma que esté preparada para que la leas mientras te recuerdas a ti mismo/a cuánto has avanzado por tus propios medios.
7. DEJA QUE ALGUIEN SEA TU NÚMERO DE URGENCIAS: EL APOYO SOCIAL :
Crea un sistema de apoyo personal con amigos y miembros de tu familia que estén de acuerdo en que les llames cuando sientas la tentación de llamar a tu anterior pareja, o simplemente cuando te sientas triste o solo/a.
No te sepa mal utilizar a tus amigos, si son amigos verdaderos seguro que no les importará, al contrario: los amigos están para eso, ayudar cuando hace falta. No te sientas culpable.
Si bien has de tener cuidado de no abusar de la comprensión y compasión de amigos y/o familiares, asegurándote de que realmente no les molesta que les llames a cualquier hora, has de valorar el hecho de que ellos están ahí para ayudarte. En la medida en que se pongan a tu disposición, retribuye su generosidad, agradeciendo su ofrecimiento de ayuda. Igualmente importante es que no olvides la importancia de una compensación, invita a tu/s amigo/s a cenar, o a ir al cine, etc… Haz el esfuerzo de dejar de lado tus propios problemas, en algún momento, preguntándote qué puedes hacer por ellos. Intenta controlar también el no repetir demasiadas veces el mismo tema… Haz el esfuerzo de hablar también de los intereses y preocupaciones del otro, cuando p.e. salga con algún amigo. Además de distraerte, esto fomentará la amistad.
También puede ser útil contar con una organización/asociación donde puedes encontrar apoyo emocional y/o distracción, si es el caso de que pertenezcas a una asociación u organización; sino puedes intentar utilizar este recurso.
8. CUANDO DUDES, BUSCA AYUDA :
Si te sientes totalmente fuera de control y temes cometer algún acto autodestructivo o desesperado, busca ayuda de inmediato. Recurre a un profesional de la salud mental (terapeuta, psicólogo, psiquiatra…).
La fobia específica
Este tipo de trastorno se caracteriza por un miedo intenso y persistente a ciertos objetos o situaciones.
El hecho de tener que enfrentarse a estos estímulo fóbicos provoca una respuesta inmediata de ansiedad. Esta respuesta puede adquirir la forma de una crisis de angustia.
En muchos casos, los adolescente y adultos que padecen este trastorno si son capaces de reconocer que este temor es excesivo e irracional, cosa que no sucede a veces en el caso de los niños. En la mayoría de las ocasiones el afectado evita tener que enfrentarse a la situación temida, si bien a veces puede experimentarse, aunque con sumo terror.
Para poder hablar de Fobia Específica como tal, la problemática debe interferir significativamente con las actividades cotidianas del individuo, con sus relaciones laborales o sociales, y provocar un malestar evidente.
Aquellas personas afectadas, experimentan un terror marcado, persistente y excesivo o irracional cuando se encuentra en presencia del objeto o situación temido, o bien cuando anticipan su aparición. El objeto del miedo puede ser la propia anticipación del peligro o daño inherente al objeto o situación (ej. el individuo puede temer viajar en avión debido al miedo de estrellarse, puede temer a los perros por miedo a ser mordido o puede temer conducir un coche por miedo a tener un accidente).
Las fobias específicas también pueden hacer referencia a la posibilidad de perder el control, angustiarse y desmayarse al exponerse al objeto temido.?Por ejemplo, los individuos temerosos de la sangre y las heridas pueden estar preocupados asimismo por la posibilidad de desmayarse, los que tienen miedo a las alturas también pueden sentir inquietud por los mareos y los que tienen miedo a las aglomeraciones pueden preocuparse asimismo por la posibilidad de perder el control y empezar a gritar entre la gente.
La aparición de ansiedad al enfrentar a la persona a la situación u objeto temido es inmediata y casi?invariable, aunque el nivel de ansiedad o temor suele variar en función del grado de proximidad al estímulo fóbico y al grado en que la huida se vea limitada.
Sin embargo, la intensidad del temor no siempre se relaciona de forma tan previsible con el estímulo fóbico.
Existen diferentes subtipos de fobias específicas, y la clasificación más frecuente de estos es:
TIPO ANIMAL: El miedo hace referencia a animales o insectos. Este subtipo suele iniciarse en la infancia.
TIPO AMBIENTAL: el miedo hace referencia a situaciones relacionada con la naturaleza y los fenómenos atmosféricos como tormentas, precipicios o agua. Este subtipo suele iniciarse en la infancia.
TIPO SANGRE – INYECCIONES – DAÑOS: El miedo hace referencia a la visión de sangre o heridas, o a recibir inyecciones u otras intervenciones médicas de carácter invasivo. Este subtipo presenta una incidencia marcadamente familiar y suele caracterizarse por una intensa respuesta vasovagal.
TIPO SITUACIONAL: El miedo hace referencia a situaciones específicas como transporte públicos, túneles, puentes, ascensores, aviones, coche o recintos cerrados. El inicio de este trastorno sigue una distribución bimodal, con un pico de mayor incidencia en la segunda infancia y otro a mitad de la tercera década de la vida. Su incidencia en función del sexo, su patrón de incidencia familiar y su edad de inicio son similares a los de trastornos de angustia con agorafobia.
OTROS TIPOS: El miedo hace referencia a otro tipo de estímulos entre los que se incluyen las situaciones que pueden conducir al atragantamiento, al vómito, a la adquisición de una enfermedad; fobia a los espacios, a los sonidos altos o a las personas disfrazadas…
EN LA ACTUALIDAD SE ENCUENTRAN DESCRITOS MÁS DE 7000 TIPOS O FORMAS DE FOBIA ESPECIFICA
1) EL NIÑO QUE NO QUIERE ACOSTARSEUn niño se resiste a acostarse por diversos motivos. Puede tener miedo de la oscuridad o de no despertarse, o se siente inseguro cuando está solo. Indudablemente, le gustaría más jugar o ver la televisión y, en realidad, preferiría la compañía y atención de sus padres.
Cuando los niños se hacen mayores, su vida social adquiere preponderancia. No obstante, todos los niños deben tener su hora de acostarse y si se quiere paz en casa, los padres no pueden transigir en esta cuestión. Los padres que dicen «chicos, ¿no creéis que ha llegado el momento de acostarse?>>, han declinado su responsabilidad y sus hijos no se acostarán a la hora adecuada. Los padres que siempre permiten al niño permanecer levantado «sólo un poco más», tendrán siempre problemas con el momento de acostarse. De haber la menor posibilidad de transigir, los niños más nerviosos se agarrarán a ella. De ahí pues que para muchos padres, conseguir acostar a sus hijos es una más de las batallas al final de un largo día, justo en el momento en que ellos necesitan tiempo para sí mismos.
Para los padres novatos, seguir los consejos que se explican aquí, puede zanjar los problemas nocturnos antes de que empiecen. Si la hora de acostarse ya es un problema, será necesario planificar nuevas iniciativas para conseguir que el niño duerma. Es importante decidir lo que se hará, que el niño sepa que el cambio es inminente y que el día 1 hay que poner el plan en marcha.
Decidir cuando hay que acostarseSe debe decidir el momento preciso en que el niño debe acostarse y, una vez decidido, proceder con firmeza. Esto no significa que los padres deban ser absolutamente rígidos e insistir en que el niño debe estar siempre en la cama a las ocho en punto, aunque justo en aquel momento acabe de llegar papá o esté en casa el tío José. Sin embargo, cuanto más capaces sean los padres de concretar el momento de acostarse, más fácil será conseguir que el niño se duerma a una hora fija.
Importante: No utilice la palabra «oscuro» para indicar el momento de acostarse, porque en verano con la luz de día esto será causa de problemas.
Crear hábitos para ir a dormirLos niños encuentran seguridad en la rutina. Les gusta la seguridad de lo habitual y es importante disponer de ciertos objetos con los que pueden contar. Por ejemplo, tener su martillo azul en la cama, junto a él, cada noche. Besar a todo el mundo antes de irse a su habitación y después todo el mundo tiene que ir a darle un beso cuando ya está en la cama; a otros les puede gustar colocar todas sus muñecas bajo la manta, junto a ellos.
Tanto los rituales como los detalles reconfortantes de seguridad, tales como mantas viejas o perros de trapo, de los que dependen algunos niños, les sirven para separarse de los seres queridos y pasar del estado de vigilia al de sueño.
Los padres no deben reírse de los hábitos del niño, pero por otra parte, tampoco deben consentir que se vuelvan demasiado pesados. Se ha de limitar el número de juguetes que el niño se lleva a la cama, por ejemplo, se puede llevar un libro y un juguete, que escoja. Algunos niños alargan esto demasiado, lo que comporta quince minutos adicionales para conseguir que, por fin, se vayan a la cama.
Hábitos nocturnos regularesA los niños siempre les gusta saber lo que ocurrirá un instante después de ahora. Unos hábitos nocturnos regulares conseguirán que el niño sepa que el momento de acostarse se acerca y que ha llegado el momento de parar.
Se puede seguir esta guía para establecer una rutina nocturna.
– Simplificar: tomar en consideración el horario de la familia y las preferencias del niño. No comenzar con normas que después no se seguirán. La rutina de acostarse debe proporcionar una sensación de seguridad cálida, un final del día confortable. Se discutirán por encima las incidencias del día que termina y se planearán cosas para el día siguiente. Preparar sus ropas para el día siguiente, junto a los libros, será de utilidad para niños más crecidos. Leer un cuento o comer una galleta ayudará a otros niños a entender que ha llegado el momento de acostarse. Utilizar señales que hagan patente la rutina
– El niño debe saber cuándo empieza la rutina del momento de acostarse. Puede ser tan simple como decir «el momento de irse a la cama es el momento en que termina tal o cual programa de televisión».O se pueden intentar señales visuales. Por ejemplo, dibujar un círculo en una hoja de papel de color, dividirlo en secciones clasificadas como hora de jugar, hora de acostarse y hora de los cuentos. Hacer una flecha de papel y fijarla en el centro del círculo. Señalar con la flecha en la sección apropiada cuando llegue el momento. O se puede dibujar un reloj con las manecillas señalando el momento de acostarse y colocarlo cerca del reloj real. Cuando las manecillas del reloj real coincidan con las del reloj casero, el niño sabe que es el momento de irse a la cama.
– Mantener al niño calmado. Las peleas o los juegos muy activos inmediatamente antes de irse a la cama, no preparan al niño para dormir.
Media hora antes de acostarse, el niño debe encontrarse relajado para cuando llegue el momento. Más que una guerra de almohadas o un juego de pelota serán unas costumbres sosegadas que incluyan la higiene habitual, la lectura, la narración de cuentos o la música. Todo esto, que suaviza el momento de acostarse, también debe seguirlo la persona que se ocupe del niño o la abuelita, cuando ponga al niño en la cama, o cuando es más tarde y el niño, agotado, precisa una ayuda adicional para conseguir una noche de calma.
– Hacerlo especial. Lo ideal sería que el momento de acostarse fuera cálido y acogedor. Tanto para los padres como para el niño es un momento de calor y de seguridad. A muchos niños les encanta escuchar una y otra vez el mismo cuento antes de irse a la cama. A otros les complace escuchar cuentos inventados, mientras que a otros les divierten las canciones infantiles como costumbre en el momento de acostarse.
– No hay que pensar que los niños algo mayores no necesitan estos hábitos. Incluso a los preadolescentes les encanta que les lean o bien les gusta utilizar estos momentos para charlar de algo importante o preguntar algo antes de que se convierta en un problema. El momento de acostarse es una excelente oportunidad para los padres de acercarse a sus hijos. Los hábitos al acostarse, que comienzan en edad muy temprana ayudarán al niño toda su vida. Algunos niños adquieren el hábito de leer, otros escriben su diario o planifican el día siguiente. Otros hacen ejercicios de relajación.
– Se ha de ser flexible, pero también se ha de saber cómo terminar las costumbres rituales. Si no se sabe cómo tomar la decisión final cuando ha llegado el momento de apagar la luz y de dormir, la rutina nocturna puede convertirse en algo cansado o interminable. Los padres no deben permitir evasivas por parte del niño, ni dejarse convencer de seguir leyendo «un cuento más». En vez de esto, se ha de anunciar de antemano las historias que se leerán aquella noche y aferrarse a lo que se ha dicho. Si trazar límites es un problema para algunos padres, éstos pueden apoyarse en otras ayudas, como su propio reloj o un minutero. Hay que decir al niño que «cuando el reloj marque las 9:30, ha llegado el momento. Luces apagadas o en 15 minutos, el reloj sonará, lo que significa apagar la luz».
Hablar con el niño de sus miedos y angustiasCada individuo, incluyendo los niños, tiene temores que tienden a manifestarse de noche. Los padres deben animar al niño para que hable de sus problemas y preocupaciones, a fin de poderlos solucionar, ayudando a que se duerma, e intentar también, un ligero masaje en la espalda.
Hacer frente al hecho de levantarse continuamenteLos padres han seguido los hábitos v rituales del momento de acostarse. Cristina se ha metido en la cama hace unos instantes, pero ya no está en ella. Después de diez minutos, ya vuelve a estar en el salón, pidiendo un zumo. Los padres deben intentar seguir las técnicas descritas aquí. Para algunos niños, una puede bastar, para otros será necesario aplicarlas todas para conseguir que permanezcan en la cama.
– Llévele a la cama y ponga un despertador que suene al poco tiempo. Dígale que regresará a su habitación antes de que suene. Gratifíquele con un masaje en la espalda por permanecer en la cama. Gradualmente, alargue el tiempo que debe permanecer en la cama antes de obtener la recompensa, ya sea un masaje en la espalda o un helado para desayunar. Si es necesario, utilice de nuevo el minutero, y después siéntese v léale hasta que el niño se haya dormido.
– Enseñe al niño cómo irse a la cama. Algunos niños pequeños no consiguen relajarse lo suficiente par poder dormir, por lo que se les pueden enseñar las técnicas de respiración y de relajación. Los padres pueden acostarse un rato al lado del niño y hablarle de lo que hay que hacer para quedarse dormido. Dígale que cierre los ojos y en un tono de voz suave cuéntele el cuento de cómo las olas del mar se siguen unas a otras para jugar y vuelven a casa una y otra vez. Recuérdele que debe echarse y quedarse quieto y tranquilo, con los ojos cerrados y recordar las olas. También se puede usar la imaginación para pensar en sus propias escenas para quedarse dormido.
– Colocar junto al niño todo lo que se necesita para la noche: un vaso de agua, una cajita con una linterna, su juguete favorito y un cassette o la radio para escuchar antes de dormirse.
– Para los bebés que aún permanecen en la cuna pero son lo suficientemente mayores para hablar, los hábitos nocturnos, a menudo, requieren actos más definitivos que exigen decisión por parte de los padres. Supongamos que se les ha arropado y se les ha dado un beso de buenas noches por cuarta vez, mientras se abandona la habitación diciendo: «Buenas noches. Me voy a la cama>>. Se debe cerrar la puerta y no volver atrás, aunque el niño llore (a menos que se pueda pensar que el niño se encuentra realmente mal) durante veinte minutos. Si después de veinte minutos el niño aún llora, se ha de volver a su habitación indicándole que se duerma. Besarle y salir de nuevo durante otros veinte minutos. Si es necesario, hay que repetir esta rutina cada noche, hasta que el niño perciba que su táctica no da resultados. Importante:si el niño cesa de llorar, no regrese a su habitación para comprobar qué ocurre hasta estar seguro de que el niño está profundamente dormido o, de otro modo, el niño reincidirá.
– Utilizar un gráfico. Un gráfico del momento de acostarse es eficaz para los niños, permitiéndoles ganar puntos para alguna recompensa deseada. Al principio, los padres deben dar puntos por permanecer en la cama durante cinco minutos, después se ha de prolongar gradualmente el tiempo requerido para acumular los puntos necesarios.
– No discuta. Si el niño suele salirse con la suya, será preciso aplicar consecuencias negativas: pérdida de privilegios al día siguiente o acostarse más temprano la próxima noche.
Debemos reforzar la cooperación del niñoUtilizando palabras y acciones, hay que dar al niño respuestas positivas por su cooperación en el momento de acostarse. Planificar la rutina y llevar a cabo el plan completo a la vez. Puesto que a veces es difícil modificar comportamientos establecidos, se puede necesitar, de entrada, ofrecer recompensas, quizás utilizando el gráfico del momento de acostarse si este momento se ha convertido en la lucha de cada noche. Se pueden dar puntos por respetar las costumbres del momento de acostarse y porque el niño ha permanecido en la cama, antes de dormirse. Al principio puede darse al niño una recompensa cada noche. Las recompensas pueden incluir, por ejemplo, un programa extra de televisión la noche siguiente, sábanas especiales, chocolatinas debajo de la almohada o un caramelo antes de acostarse, al día siguiente. Entretanto el niño acumulará puntos para una recompensa mayor que le costará más esfuerzo ganarse. Las grandes recompensas se escogerán entre el «menú» de cosas o actividades que los padres saben que el niño quiere.
2) TERRORES NOCTURNOS Y PESADILLAS
LOS NIÑOS CON TERRORES NOCTURNOS
Las pesadillas y los terrores nocturnos son dos cosas distintas. Al contrario que las pesadillas, los terrores nocturnos no son sueños que produzcan miedo ni el resultado de la actividad del sueño. En su lugar, se cree que reflejan etapas inmaduras del sueño, en las que el niño tiene dificultad para hacer la transición del sueño profundo al sueño más superficial.
Aunque el niño con terrores nocturnos no los recuerde, estos episodios nocturnos pueden ser sumamente preocupantes para los padres. Muchos niños sollozan o gritan, se agitan o corren por toda la casa con los ojos abiertos, pero sin ver y sus oídos parecen no percibir las palabras tranquilizadoras de los padres.
Poco es lo que se puede hacer para ayudar al niño durante un terror nocturno. Se debe simplemente esperar a que cese y recordar que no ha sido causado por las tensiones y que no tendrá efectos traumáticos ni duraderos para el niño.
Tranquilizarle.Abrace al niño, cálmele y pásele una toalla refrescante por la cara. Los padres sentirán que están haciendo algo útil y esto tranquilizará al niño mientras pierde su mirada perdida y empieza a volver a la realidad, preguntándose qué pasa.
Regule los horarios de sueño.Para ayudar al niño a desarrollar un patrón de sueño más maduro. asegúrese de que tiene un horario regular de sueño y que descansa lo suficiente.
Consulte a un profesional.A pesar de que los terrores nocturnos no son en general significativos existe sin embargo la posibilidad de que sean síntomas de alteraciones neurológicas. Para verificar este extremo, al mismo tiempo que las pesadillas muy molestas, habría que comentarlo con el médico. Si los terrores se producen con mucha frecuencia, el médico puede sugerir aliviarlos con una medicación cuidadosamente controlada.
LOS NIÑOS QUE TIENEN PESADILLAS
Las pesadillas, al contrario que los terrores nocturnos, pueden ser aterradoras para el niño y también para los padres v son resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones. Son reacciones de miedo comunes y normales a los sueños desagradables que se inician normalmente a los tres años de edad, teniendo su punto máximo a las edades de cuatro y seis años.
Las niñas son susceptibles de padecerlas más tarde que los niños. Un 28% de los niños con edades comprendidas entre los seis y doce años, tenían pesadillas. Alrededor de los diez años, la frecuencia de estos sueños desagradables se incrementa otra vez, para remitir más tarde. Las pesadillas difieren de los terrores nocturnos en otros aspectos: mientras que el niño transpira, grita y respira agitadamente al experimentar una pesadilla puede ser despertado rápidamente y se acordará del sueño o de partes del sueño.
Los sueños pueden estar inducidos por enfermedades y por el dolor, sobreexcitación, miedo v ansiedad, programas violentos de televisión o por amenazas enfermizas por parte de los padres. Aunque el niño puede no ser capaz de indicar exactamente qué le está afectando, pueden sacarse algunas claves a partir de su comportamiento conversando con él. Cualquiera que sea la causa, los niños inseguros, preocupados o con ansiedad tienen más probabilidades de tener pesadillas.
Tranquilícele y déle seguridadLo que los padres pueden hacer por un niño que sufre pesadillas es despertarle, tranquilizarle y darle seguridad, decirle que todo va bien, que no ocurre nada. Acariciarle y mecerle, pero no dar demasiada importancia a la pesadilla, puesto que de otro modo podría aprender a utilizarla como mecanismo para atraer la atención. No es importante, en este momento, comentar el contenido del sueño.
Evite la excitación excesivaLos niños deben tener un periodo de calma v relajación antes de acostarse, no permitirles que vean programas de televisión violentos o de terror, no contarles historias de miedo ni permitir que realicen actividades físicas violentas. Las experiencias de muchos padres sugieren que es de gran ayuda limitar la TV.
Comente problemas, miedos y acontecimientos que produzcan tensión.Use la conversación v los sueños como datos de cualquier problema que esté sufriendo el niño. Háblele durante el día de sus pesadillas, e intente aliviar sus miedos e inquietudes. Sea previsor y prepare al niño con antelación para acontecimientos que sean susceptibles de causarle tensión, tales como la vuelta a la escuela después de las vacaciones o el salir de viaje. Los miedos en los niños son muchas veces causados por la falta de información.
Tome medidas para las pesadillas repetitivas.Si el niño tiene el mismo sueño una y otra vez, puede estar seguro de que siente ansiedad por algo. Anímele a que hable de su sueño y lo represente despierto, pero con un final feliz.
Prepare una estrategia nocturna.El saberse defendidos de la pesadilla ayuda normalmente a los niños más mayores. Proporciona seguridad el dejar la luz encendida por las noches. Algunos niños pueden luchar mejor contra sus pesadillas rezando una oración determinada cada noche pidiendo protección contra los monstruos; abrazar y dormir con el peluche favorito, etc.
3) ¿COMO AFRONTAR PROBLEMAS NOCTURNOS?.Permitir que el niño duerma regularmente en la habitación de los padres puede provocar problemas graves. En muchos casos, los padres lo consideran un hábito difícil de interrumpir cuando se ha iniciado.
Orientaciones para devolver al niño a su cama:Si el niño va hasta la habitación de sus padres, hay que hacerle volver a su cama y meterlo en ella sin demasiadas contemplaciones. Los padres han de ser firmes.
Se puede utilizar la «táctica de los apretujones», la finalidad es hacer que el niño se sienta incómodo en la cama ajena y que la suya vaya siendo más atractiva. Consiste en empujarle hacia fuera de la cama, dejándole cada vez menos espacio en la cama, apretujarle sin hacerle daño, etc.
Utilizar recompensas por el hecho de dormir solo o los progresos hacia esa meta. Asegúrese de expresar lo orgulloso que se está de él y que es un «chico mayor». Préstele una atención especial y sea cariñoso con él durante el día.
Hacer su habitación más atractiva, no significa redecorarla sino cambiar algunos aspectos y que el niño sea participe de ellos.
Establecer un horario regular de sueño.
Antes de dormir contarle algún cuento. Se le puede contar alguno relacionado con el problema.
Se puede utilizar un contrato en el que tendrá algún premio por dormir en su habitación, se marcará en un almanaque los días que ha tenido éxito, acordando previamente el premio a final de mes, si se comienza con refuerzos continuos pasar poco a poco a refuerzos intermitentes.
Los Trastornos Adaptativos (TA) son reacciones desadaptativas ante estresantes psicosociales identificables que ocurren en un corto espacio de tiempo desde el inicio del factor de estrés. Se manifiestan por deterioro funcional (social u ocupacional) o por síntomas como depresión o ansiedad que son reacciones que resultan excesivas para lo esperado como normal ante dicho estresante (American Psychiatric Association, 2000).
Los individuos con circunstancias vitales poco afortunadas experimentan una tasa elevada de estresantes y tienen un riesgo mayor de presentar este trastorno. En cifras aproximadas, el porcentaje de individuos tratados con este diagnóstico se sitúa entre el 5 y el 20 %.
El malestar y los síntomas de esta falta de adaptación suelen mostrarse en una disminución del rendimiento laboral y en las relaciones sociales, así como en la propia salud física y mental.
Los trastornos adaptativos están asociados a un aumento del riesgo e intentos de suicidio. A su vez, pueden complicar el curso de una enfermedad médica padecida por el propio sujeto, ya que cualquier factor estresante puede impedir o dificultar en gran medida la sana recuperación de cualquier persona.
Tratamientos más indicados para el Trastorno Adaptativo
De forma resumida y esquematizada, las pautas generales* a seguir ante un Trastorno Adaptativo serían las siguientes:
Identificar los medios para eliminar o reducir el estresor, si esto fuera posible. Aumentar las habilidades de afrontamiento del paciente, especialmente si el estresor no puede ser eliminado. Clarificar e interpretar el significado que el estresor tiene para la persona y ayudarla así a encontrar un nuevo significado más adaptativo. Ayudar al paciente a tomar perspectiva en relación a la adversidad. Exponer y trabajar las preocupaciones y los conflictos que el paciente está experimentando. Ayudar al paciente a establecer un sistema de apoyo que maximice la adaptación. Trabajar la expresión y regulación emocional.
Una de las primeras dificultades a las que se tiene que enfrentar el profesional a la hora de diseñar la intervención terapéutica para el trastorno límite de la personalidad es establecer prioridades, ya que este problema suele presentarse junto a otros trastornos psiquiátricos, especialmente acompañado de trastornos emocionales como la depresión mayor. Además, en el caso de que la persona presente adicción a drogas, habrá que tratarlo previamente.
A diferencia de otros casos, el trastorno límite de la personalidad produce gran sufrimiento psicológico a quien lo padece, así como a sus familiares y personas más allegadas; es por ello que la demanda de tratamiento suele iniciarse a petición del propio paciente, aunque en algunos casos es a requerimiento de su pareja o familiares. La cambiante sintomatología puede llegar a desesperar al demandante e incluso al especialista, frustrado por no poder alcanzar un diagnóstico claro.
Puede darse el caso de que un paciente esté yendo de consulta en consulta intentando saber lo que le pasa, y pueden pasar meses e incluso años antes de conseguir un diagnóstico adecuado a su trastorno, debido precisamente a su principal característica de cambio continuo de sintomatología; situación de incertidumbre que no hace sino agravar el sufrimiento personal y de los allegados, a la vez que se consolidan las consecuencias negativas en su vida académica, profesional y de relaciones sociales.
Una vez que se ha establecido el diagnóstico, y se ha determinado si existen otros trastornos concomitantes, se procede a establecer las prioridades del tratamiento, de forma que se comenzará por trabajar sobre aquellos síntomas que provoquen mayor malestar a la persona, o incluso que pongan en riesgo su vida, como es el caso de los intentos de suicidio. Será imprescindible realizar un tratamiento de desintoxicación previo cuando la persona sea consumidora habitual de sustancias ilegales, ya que estas van a interferir en el progreso esperado.
A continuación se describen algunos de los objetivos que se persiguen en el tratamiento del trastorno límite de la personalidad, con indicación de las técnicas empleadas en cada caso:
Independencia emocional. Se trabaja con la persona sus problemas de dependencia emocional para que aprenda a guiarse por sus propios valores y opiniones, y se le enseña que estos son tan válidos como los de los demás, para lo cual se le solicita que sea capaz de expresar y defender su opinión ante distintas situaciones.
Mejora de la comunicación, de forma que pueda establecer relaciones saludables con otras personas, sin idealizarlas ni demandarles más allá de lo que corresponde a la relación, empleando para ello técnicas de role-playing propias de terapias de pareja, en donde se representan (realmente o en la imaginación) distintas situaciones para ver primero cómo se comporta el paciente y que luego aprenda cómo ser más eficaz en esas mismas situaciones.
Aumento de la autoestima y de la identidad personal, un trabajo cognitivo por el que se trata de afianzar la identidad que le hace único y diferente al resto, a la vez que aprende a valorarse con sus virtudes y sus defectos.
Control del estrés y de la frustración: la comprensión de su trastorno y de las consecuencias que este provoca son un primer paso para liberarse de ese sufrimiento psicológico que implica el desconocer qué le pasa y la frustración de no saber si puede cambiar. El hecho de observar el progreso en otras áreas, como la independencia o la comunicación interpersonal, le ayudará a reducir su frustración y, junto con técnicas de relajación, a controlar el estrés.
Control de la impulsividad y la ira, enseñándole a detectar cuándo se está tensando y, con ello, el momento en que puede surgir ese estallido de ira. Una vez detectado deberá de aplicar técnicas de visualización positiva (donde se imagine lo más vívidamente posible en un lugar tranquilo y calmado alejado de cualquier problema) y de relajación (con tres respiraciones profundas, en el que se inspire por la nariz y expire por la boca lentamente el aire mientras se cuenta hasta diez), que le devuelvan la tranquilidad necesaria para superar dicha situación.
Combatir las ideas suicidas y los intentos de autolesión, a través de acuerdos establecidos entre paciente-terapeuta en los que se busca una mayor comprensión de sí mismo y su trastorno, a la vez que se observan progresos en otras áreas en las que se trabaja, a cambio de una reducción hasta su desaparición de conductas de autoagresión e intentos de suicidio.
Disminución de determinados síntomas agudos, para lo que se emplearán psicofármacos específicos que ayuden a controlarlos cuando surjan.
¿Qué es la anhedonia?
Es la incapacidad para disfrutar de las cosas agradables y sentir placer.
Algunas personas que padecen anhedonia son incapaces de experimentar placer y disfrute en ninguna circunstancia, mientras, en otros casos, el problema se reduce a aspectos concretos, como el apetito por la comida, las relaciones sexuales, las relaciones sociales o las actividades de ocio, situaciones que antes les resultaban placenteras. De cualquier forma, existen grados, por lo que hay quienes sufren una incapacidad total de disfrutar y obtener placer y otros sólo un descenso en dicha capacidad.
Algunas personas que padecen anhedonia son incapaces de experimentar placer y disfrute en ninguna circunstancia, mientras, en otros casos, el problema se reduce a aspectos concretos, como el apetito por la comida, las relaciones sexuales, las relaciones sociales o las actividades de ocio.
Por ejemplo, una madre con anhedonia no disfruta acariciando a su bebé; un adolescente no disfruta saliendo con sus amigos, o un jugador de fútbol no está alegre cuando su equipo gana un partido.
El término «anhedonia» fue descrito, por primera vez, por el psicólogo francés Ribot en 1986, cuando publicó su libro sobre la psicología de los sentimientos.
¿Quiénes padecen de anhedonia?
Padecen de anhedonia personas con enfermedades como la esquizofrenia y los adictos a las drogas durante la abstinencia de las mismas. Pero la situación más frecuente es la anhedonia que se da en la depresión. Hemos de tener en cuenta que unos dos millones de españoles padecen depresión, y que seis millones de españoles la padecerán a lo largo de su vida. También es interesante recordar que muchos casos de depresión no son diagnosticados, a menudo porque quienes la sufren sienten reparos a la hora de admitir su condición.
Cuando una persona sufre una depresión profunda, nada le motiva ni le alegra o le hace disfrutar. La persona deprimida se queda «congelada» emocionalmente, incluso respecto a las personas que más quiere o las actividades que más le hacían disfrutar.
La anhedonia de la depresión aparecerá, más frecuentemente, tras situaciones estresantes y disgustos. Según desaparezcan los síntomas de la depresión, también irá desapareciendo la anhedonia.
La anhedonia también puede darse en los adictos a las drogas y en los enfermos con trastornos de ansiedad.
¿Cuáles son sus causas?
Los investigadores creen que es debido a una alteración del sistema dopaminérgico, que es el mecanismo por el que la dopamina (una sustancia química que se encuentra en el cerebro) produce sensaciones de placer y satisfacción al comer, al tener relaciones sexuales o al cuidar de un hijo recién nacido.
Al parecer, este sistema dopaminérgico no es capaz de producir placer, satisfacción y bienestar, en situaciones como la depresión, la esquizofrenia y la abstinencia del adicto a las drogas.
En el caso de la pérdida de deseo sexual o el placer sexual, es preciso señalar que puede ser causado por medicaciones utilizadas contra la depresión (algunos antidepresivos), para combatir la esquizofrenia (los antipsicóticos) y otras medicaciones (como las benzodiacepinas y los estimulantes).
¿Cómo se puede tratar la anhedonia?
En primer lugar, hay que destacar la importancia de diagnosticarla y conocer sus causas. Hemos de saber que, en la mayoría de los casos, se da como consecuencia de enfermedades o abuso de sustancias.
Cuando la anhedonia está causada por la depresión, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad o el abuso de drogas, al mejorar estas enfermedades también irá desapareciendo la anhedonia.
En situaciones en que la causante sea una medicación se podrá mejorar modificando las dosis, retirándola o cambiándola por otra.
En todos los casos, resulta de gran ayuda poder comentar este problema, tanto con profesionales como con los familiares o personas con síntomas similares, para aliviar el malestar que ocasiona.
EL VÍNCULO AFECTIVO: EL APEGO
Introducción
La capacidad y el deseo de formar relaciones emocionales están asociados a la organización y funcionamiento de partes especificas del cerebro humano, así como del equilibrio de los neurotransmisores. El cerebro es el órgano que nos permite oler, ver, gustar, pensar y movernos, pero también nos permite amar o no amar.
Estos sistemas cerebrales que nos permiten formar y mantener relaciones se desarrollan durante la infancia y las experiencias de estos primeros años influyen sobre el moldeado de las capacidades para construir relaciones íntimas y emocionalmente saludables. La empatia, el afecto, el deseo de compartir, la capacidad de amar y un sin número de características de una persona asertiva y feliz, están asociadas a las capacidades medulares de apego formadas durante la infancia y niñez temprana.
Se puede definir al Apego como a la relación emocional especial y específica que se establece entre el niño y la persona que lo cuida, a la que quiere. Es una relación recíproca, afectuosa y fuerte. Puede ser evidente a partir del primer mes de vida y obedece a una necesidad vital de reducir la ansiedad que le permite afrontar las situaciones que la generan. El apego se caracteriza por ser perdurable con una persona, producir sentimientos positivos (seguridad, consuelo, agrado, etc.) y su pérdida, o la amenaza de la misma, genera en la persona una gran ansiedad. Esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará en su vida. Un apego seguro se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que su ausencia parece estar relacionada con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida.
Teoría del Apego. Tipos de Vinculación Afectiva
La teoría del apego nace en los años cincuenta siendo sus principales exponentes J. Bowlby y M. Ainsworth. Es una teoría de filiación etológica, de adaptación, pero maneja muchos conceptos psicológicos y de cualificación de la relación e investiga la perspectiva evolutiva del apego.
La relación entre la madre y su hijo ha sido estudiada a lo largo de la historia por muchos investigadores. En 1935 R. Spitz observó el desarrollo de niños abandonados por sus madres en centros de huérfanos, concluyendo que la madre era la representante del mundo externo y a través de ella el niño podría comenzar a construir la objetividad de éste. Bowlby, en 1958, plantea una hipótesis que difiere por completo de la anterior. Para él, el vínculo que une al niño con la madre es producto de una serie de conductas que tienen como objetivo el aproximarse a la madre, surgiendo así su Teoría del Apego.
La teoría de apego investiga la ontogenia de las respuestas a la separación y su relación con el desarrollo cognitivos del bebé. La separación se hace más evidente en la segunda mitad del primer año Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 3
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ya que el bebé empieza a tener concepto de sí mismo y ve el exterior como un objeto, algo real, independiente de sí mismo y es cuando puede iniciar su búsqueda. Este objeto se hace en primer lugar con referencias a personas físicas y posteriormente a objetos inanimados. Así pues, el bebé intenta mantener la proximidad con una persona diferenciada de sí mismo considerada por él como más fuerte o de más poder que el mismo, por lo que busca la proximidad con su cuidador. Creándose un vínculo entre bebé y cuidador. La calidad de este vínculo es lo que Bowlby identificó como modelos operantes internos o modelo representacional (internal working model): expectativas que tiene el bebé acerca de sí mismo y de los demás, experiencias presentes y pasadas integradas en esquemas cognitivos y emocionales que formarían la base de la propia identidad y autoestima. En su libro, «Una base segura» (1996), Bowlby define el apego como una disposición preprogramada a la tendencia y no como un instinto. Esta tendencia depende de las experiencias, las cuales se modifican en función de las condiciones ambientales (Oliva, A.) es decir, en función de la retroalimentación. Ainsworth y Bell (1970) estudiaron los distintos tipos de apego basándose en la técnica llamada «situación extraña» (strange situation), consistente en episodios de interacciones y separaciones del niño, siempre menor de dos años, con su cuidador y con extraños. Dicha situación consta de 8 etapas:
? La madre y el bebé entran en un cuarto desconocido,
? La madre se sienta y el bebé queda en libertad para explorar la habitación,
? Un adulto desconocido entra,
? La madre sale y deja el bebé solo con el extraño,
? La madre regresa y el extraño sale del cuarto,
? La madre sale y deja al bebé solo,
? El extraño regresa en lugar de la madre,
? La madre regresa y el extraño se marcha. Los diferentes comportamientos de los niños sometidos a esta técnica permitieron a Ainsworth distinguir tres patrones de conducta que eran representativos de los tipos de apego establecidos: apego seguro, evitativo y ambivalente.
Los niños con apego seguro (madre suficientemente buena) tienden a mantener relaciones estables y relaciones íntimas satisfactorias, en el dominio intrapersonal tienden a ser mas positivos y coherentes consigo mismos, y presentan menor índice de ansiedad y stress. Diferentes autores (Kobak y Sceery en 1988, y Mikulincer, Shaver y Pereg en 2003) han confirmado que en este estilo existe menor ansiedad y evitación, así como mayor seguridad en el apego, comodidad con la cercanía y con la interdependencia y confianza en la búsqueda de apoyo y otros medios constructivos en el asentamiento del stress. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 4
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Los niños con apego de evitación o inseguro-evitativo, por el contrario, tienen poca confianza en que serán ayudados, poseen inseguridad hacia los demás y prefieren mostrarse indiferentes e independientes. Mikulincer (2003), enfatiza que en el estilo no hay seguridad en el apego, se produce una autosuficiencia compulsiva y existe preferencia por una distancia emocional de los otros. Sin embargo, aunque parecen despreocupados por las separaciones, muestran signos fisiológicos que denotan la presencia de ansiedad y esta activación se mantiene por mucho más tiempo que en los niños seguros (Byng-Hall, 1995). Los resultados de Kobak y Sceery (1988) indican que aunque los sujetos con estilo evitativo no reflejaban sentir afecto negativo ni síntomas de estrés, los padres los consideran ansiosos y con un predominio de la hostilidad. Los autores conceptualizan esta incongruencia como un sesgo hacia el no reconocimiento de afecto negativo. Mikulincer (1998) señala que el estilo evitativo se inclina a la ira pero, aunque presenten intensos episodios de enojo con alta hostilidad, tienden a esconder esta emoción a través de la negación o la demostración de positividad. Por su parte, los niños con apego inseguro-ambivalente se corresponden con cuidadores que no actúan de forma consistente en todas las ocasiones. Los niños no tienen seguridad sobre su comportamiento y se muestran ambivalentes, entre la ira y el deseo de contacto y protección. No tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus relaciones. A estas tres categorías se les ha añadido más recientemente (Main y Solomon, 1986) una cuarta: el
apego desorganizado-desorientado. Se trata de niños que se comportan con características de las dos últimas categorías anteriores de tipo inseguro. Muestran comportamientos contradictorios e inconscientes. Saludan a la madre cuando regresa pero después se alejan o se acercan sin mirarlas. Parecen confundidos o temerosos, alternando momentos de tranquilidad con otros de alteración. Estos diferentes tipos de vínculos condicionarán la forma de relación en el futuro. Feeney y Noller (1990) han comprobado la importancia del apego para el establecimiento de relaciones amorosas en la vida adulta. Fonagy et al. (1995) señala que a partir de experiencias repetidas con sus figuras de apego los niños desarrollan expectativas en cuanto a la naturaleza de las interacciones. Así, las relaciones tempranas de apego poseen amplia influencia en la capacidad para regular el estrés, en la regulación de la atención y en la función mentalizadora de los sujetos (Fonagy y Target, 2002).
Es evidente de todo lo anterior, que las características del cuidador contribuyen en gran medida a la calidad del apego. Así, en el apego seguro el cuidador es capaz de animar e interactuar con el niño, y muestra sensibilidad a las señales emocionales y tiene habilidades para apaciguar y modificar conductas en respuesta a las señales del niño (Perris, 2000).
En los niños con apego evitativo las madres, de algún modo, han rechazado las señales afectivas, lo que se convierte en un castigo para el niño, quién aprende a inhibir las respuestas castigadas. Si el niño protesta por el rechazo de la madre, ésta responde con la emoción de rabia; así, el niño inhibe su respuesta lo que evita el rechazo y la rabia de la madre y, a la vez, el niño aprende Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 5
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que la expresión de afectos es contraproducente (Crittenden, 1995). En cuanto a los padres de niños con estilo evitativo, se señala que giran en torno al castigo físico y la retirada del amor (Magai et al. 2000).
En el caso del apego ambivalente, la conducta afectiva de los cuidadores es errática, cambiante o inconsistente, ya que la mayoría de las veces no responden en forma adecuada a las necesidades del niño, pudiendo producirse una sobre o sub-responsabilidad. Así, el niño no logra predecir cómo responderán sus cuidadores, lo que le genera rabia y ansiedad (Crittenden, 1995). Son cuidadores que se caracterizan por la intermitencia en su capacidad de responder con sensibilidad, inaccesibles en lo emocional y con mezclas impredecibles de respuestas que no satisfacen de modo consistente las necesidades de apego del niño (Perris, 2000). En relación con la teoría del aprendizaje esto se explica a través del condicionamiento operante, donde la conducta de la madre se estructura en un programa de reforzamiento impredecible, lo que aumentaría la tasa de respuesta del niño; éstos experimentan la asociación temporal de su deseo y satisfacción, con emociones de rabia, miedo e incertidumbre (Crittenden, 1995).
Como consecuencia de estos tipos de vínculos establecidos, el niño adquirirá ideas distintas sobre sí mismo y los demás, que se pueden resumir en los cuatro puntos siguientes:
? Apego seguro: idea positiva de uno mismo y de los demás.
? Apego evitativo: idea positiva de uno mismo y negativa de los demás.
? Apego ambivalente: idea negativa de uno mismo y positiva de los demás.
? Apego desorganizado: idea negativa de sí mismo y de los demás. Crear un buen vínculo es de vital importancia para la persona, cómo ya fue demostrado por los resultados de diversos experimentos realizados en la década de 1970. Las diversas expectativas referentes a la accesibilidad y capacidad de respuesta de la figura de apego forjados por diferentes individuos durante sus años inmaduros, constituyen un reflejo relativamente fiel de sus experiencias reales.
Es conocido que cuando un individuo confía en contar con la presencia o apoyo de la figura de apego siempre que la necesite, será mucho menos propenso a experimentar miedos intensos o crónicos que otra persona que no albergue tal grado de confianza. Esta confianza se va adquiriendo gradualmente durante los años de inmadurez y tiende a subsistir por el resto de la vida.
Formación y Desarrollo del Vínculo Afectivo.
Como se ha visto, la formación del vínculo afectivo depende en gran medida de las características del cuidador, aunque no de manera exclusiva. En la interacción madre-hijo, el temperamento del niño también tiene su importancia, aunque sea de menor índole, puesto que en caso Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 6
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de irritabilidad también condicionara estímulos inadecuados del cuidador. Las acciones maternas de vinculación (coger, mecer, cantar, besar, etc.) son el precedente o el consecuente en el bebé del llanto, la sonrisa, la succión, etc.
Esta acción-respuesta forma parte del establecimiento del vínculo. Es multidimensional (Wolff e Ijzendoorn, 1997) al incluir, en el contexto global y ambiental, todas las interacciones posibles entre la sensibilidad materna, la acumulación de estresantes, los factores de riesgo, los sistemas familiares y eventos vitales. Esto ya ha sido incorporado en investigaciones actuales, en que se han integrado otras posibles figuras de apego como la presencia de abuelas en el caso de madres adolescentes (Carrillo et al., 2004).
Los científicos consideran que el factor más importante en la creación del apego es el contacto físico positivo, ya que estas actividades causan respuestas neuroquímicos específicas en el cerebro que llevan a la organización normal responsable del apego.
Durante el primer año de vida el bebé va a ir formando este vínculo en etapas diferenciadas. Así, en sus primeros dos meses responderá de manera indiscriminada ante cualquier persona. Sobre el segundo-tercer mes lloran, sonríen y balbucean más ante la madre que ante cualquier otra persona, aunque pero todavía responden ante los demás.
A partir de los seis-siete meses muestran vínculo afectivo claro con la madre y disminuyen su expresión de amistad hacia los demás, y a partir de los ocho-nueve meses aparece el miedo a los extraños.
Es importante, por lo tanto, que los cuidadores primarios conozcan las pautas adecuadas para la estimulación y respuesta a su bebé, que permitan el mejor desarrollo del vínculo entre ambos. Por supuesto, este conocimiento debe ser extensivo al resto de personas de su entorno con el que el bebé desarrolla vínculos afectivos (padres, hermanos, abuelos, etc.).
CREANDO UN BUEN VÍNCULO: GUÍA PARA MADRES
En este punto se describe de manera resumida el desarrollo evolutivo del bebé en sus distintas etapas a lo largo del primer año de vida, como si fuese una guía de orientación destinada a sus madres o cuidadores primarios, utilizándose estos dos términos indistintamente. Por este motivo se ha elegido una redacción dirigida a la madre, en primera persona, para que quién pudiera estar interesada en su lectura se sienta receptora de esta información, haciendo más amable su comprensión.
La guía se ha dividido en un apartado para cada uno de los doce primeros meses de vida de un bebé, en los que se recogen los aspectos diferenciales más significativos de cada uno de ellos. Se ha añadido un punto inicial dónde se incluye la toma de contacto materno con su nueva situación y otro punto final dedicado a la madre. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 7
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La llegada a casa. Ideas generales para conocer y tratar a tu bebé.
La Madre.
Ante todo, la madre debe estar en las mejores condiciones posibles para atender a su bebé, y por ello tiene que encontrarse bien consigo misma. Has de saber que algunas madres experimentan lo que se conoce como la depresión postparto. Esto sucede porque el cuerpo pasa por muchos cambios hormonales y físicos durante el embarazo. Sentimientos de melancolía pueden surgir antes o después de que nazca el bebé. Puede que te sientas desanimada o tensa, o que tenga ganas de llorar por cosas insignificantes que normalmente no te molestarían. No te preocupes, estos sentimientos son comunes y son temporales, no duran para siempre.
Puede que también tengas problemas para dormir. Si es así, por lo menos trata de descansar. Estás pasando por una etapa de mucho estrés, de adaptación a tu bebé y tu bebé a ti y a su nuevo entorno.
Puede serte útil hablar con otras personas sobre tus sentimientos. Habla con tu familia y tus amigos. También puedes consultar a tu médico. Si tienen familiares o amigos que te puedan ayudar con las comidas, la limpieza o las compras, éste es el momento para pedirles ayuda. También es un buen momento para dejar que el padre tome protagonismo respecto a su hijo.
El llanto. Cómo tranquilizarlos.
Todos los bebés lloran porque es el único medio de comunicación de un recién nacido. Lloran para decirte que quieren o necesitan algo cómo:
– tiene hambre,
– siente dolor (cólico, gases),
– tiene miedo,
– está molesto porque necesita que le cambies el pañal,
– o porque no se siente bien.
Si pones atención cuándo quiere comer y cuándo no, aprenderás a distinguir entre el llanto que significa que tiene hambre y el que significa que está incómodo o que quiere atención. A veces, querrá que lo cojas, otras querrá que le cambies el pañal y otras solo estará cansado o aburrido.
Atender al bebé cuando llora no es malcriarlo, le ayuda a sentirse amado y seguro. Sonríele, tócalo y háblale todo el tiempo que puedas. Hazlo cuando le das de comer, cuando le cambias el pañal o cuando le das un baño. Aprenderá a confiar en que tú lo vas a cuidar.
Si llora porque necesita consuelo, cógelo en brazos. Los estudios demuestran que los bebés que se cogen con más frecuencia no lloran tanto como el resto. Pero recuerda que cada bebé es diferente y hay distintas maneras para tratarlo, intenta buscar el motivo de su llanto: Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 8
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? Dale de comer.
? Revisa el pañal.
? Envolverlo en un arrullo no muy apretado, para que se encuentre cobijado.
? Mécelo en brazos o en una mecedora.
? Intenta que expulse los gases. Dale palmaditas muy suaves. Acarícialo.
? Susúrrale sonidos suaves para hacerle saber que estás ahí y que te importa lo que siente.
? Háblale.
? Cántale o ponle música suave. Si después de intentarlo todo el bebé sigue llorando, mantén la calma. Ellos perciben tu nerviosismo. No debes dejarlo solo cuando está llorando. No siempre podrás consolar a tu hijo y eso no significa que no sepas cuidarlo. Si el llanto del bebé aumenta sin razón durante mucho tiempo y ningún método es eficaz para tranquilizarlo, llévalo a su pediatra para descartar alguna enfermedad.
No importa qué estés muy estresada o agotada, nunca maltrates a tu bebé. Pegarle puede ocasionarle daños irreversibles como ceguera, daño cerebral o incluso la muerte. Si necesitas descansar, llama a un familiar, a un amigo o a un vecino para que te ayude.
Reflejos del recién nacido.
Los bebés tienen reflejos especiales que duran sólo unos meses. Es bueno conocerlos para que no te asustes cuando los veas:
Reflejo de Moro o de sobresalto: este reflejo ocurre cuando la cabeza del bebé cambia de posición rápidamente, cuando la cabeza se cae hacia atrás o cuando el bebé se asusta debido a un ruido fuerte. El bebé reacciona extendiendo los brazos y las piernas y estirando el cuello. Luego, une los brazos rápidamente. Puede que llore cuando lo hace. Este reflejo debe desaparecer después de dos meses.
Reflejo de búsqueda: es el reflejo que usa el bebé para buscar el pecho de su madre. Si tocas suavemente su mejilla con el dedo, el bebé girará la cabeza hacia tu dedo. Este reflejo se mantiene de tres a cuatro meses.
Reflejo de prensión: el bebé agarra cualquier cosa que se le ponga en la palma de la mano y aprieta el puño. Este reflejo desaparece al cabo de cinco o seis meses.
Reflejo de marcha: si sostiene al bebé por debajo de las axilas y lo mantiene parado sobre una superficie dura, dará pasitos en el aire. Esto sucede aunque todavía falte mucho para que aprenda a caminar. Este reflejo generalmente dura un par de meses.
No dudes en consultar a tu pediatra si tienes alguna duda o si observas algo anómalo. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 9
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Conociendo a tu bebé.
Se conoce como periodo sensible-materno al breve espacio de tiempo inmediatamente después del nacimiento. Es justo ahora cuando aflora el apego, vínculo materno filial, al niño. Axial pues los bebés muestran abiertamente y de manera regular a los siete minutos del nacimiento un vivo interés y alto grado de atención de lo que ocurre a su alrededor, manteniéndose por un periodo de aproximadamente una hora, pasado este tiempo el niño no alcanza tal grado de atención hasta pasado ocho o diez días, por lo que es fundamental el contacto inmediato con tu hijo. Tu hijo te reconocerá por tu olor. Es muy importante el contacto con la piel madre-hijo. Como ves, aunque tu bebé no pueda hablar, ha empezado a comunicarse contigo. Ya habrás notado que si le sonríes él te sonríe, significa que le gusta que le prestes atención. Está aprendiendo a reaccionar ante otras personas y a comunicar lo que le gusta y lo que no.
Al mismo tiempo está aprendiendo a esperar su turno, lo cual es una parte muy importante en la comunicación entre las personas.
También sabe mostrar sentimientos de malestar o incomodidad. Préstale atención cuando esté inquieto. Esto le enseña que puede comunicarse para obtener la atención que necesita.
Pronto sabrás cómo se encuentra al mirarle a la cara. También sabrás lo que siente por la postura, los movimientos y los sonidos que haga.
Habla con él mucho antes de que pueda entender el significado de tus palabras. Cuando le hables usa solamente un par de palabras u oraciones cortas y repítelas varias veces, hazlo más despacio de lo que harías con un adulto. Pronuncia algunas palabras suavemente y otras con mucha emoción, usa tonos un poco más altos, a ellos les gusta que les hablen de esta manera. El bebé presta atención porque sabe que le están hablando solamente a él, le gusta oír su nombre, escuchar tu voz, oír cosas que le hacen sonreír y reír. Más adelante le gustará hablar contigo.
El desarrollo del cerebro. Cómo estimularlo. El cerebro crece más rápidamente durante los primeros tres años de vida de un ser humano. Por eso se ven tantos cambios en los niños pequeños.
Desde el día en que nace el cerebro del bebé está listo para absorber todo tipo de información. Cada día su cerebro crece y cambia de manera significativa. Las experiencias que viven son esenciales para su desarrollo. Aprende de lo que observa, escucha, huele y toca y esto estimula su interés por los objetos de alrededor.
Cada bebé es único, crece de forma diferente y aprende a su propio ritmo, a su manera. Unos son más rápidos, otros más lentos. Si te preocupa algo, habla con tu pediatra. Debes ser su maestra en este proceso de aprendizaje. Por ejemplo: Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 10
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? Háblale y cántale. Es bueno hacerlo mucho antes de que él pueda hablar, porque esto le ayuda a desarrollar las habilidades del lenguaje. Háblale en todo momento: cuando lo lleves a caminar, cuando le cambies el pañal, cuando lo alimentes, etc.
? Anima a tu bebé cuando trata de aprender algo. Emociónate con él y repite la actividad varias veces para que le resulte divertido y lo asimile, así se atreverá con nuevos retos. Se sentirá bien.
? Hasta en esta edad tan pequeña, el niño se da cuenta cuánto lo quieres. Es un hecho que aprenden mejor cuando se le trata con atención y cariño.
? Proporciónale una variedad de experiencias que le ayuden a explorar su mundo de manera segura, ellos no distinguen el bien del mal y no saben lo que es peligroso.
? Protégelos de críticas y burlas.
? Muchos bebés y niños pequeños tienen problemas con los cambios repentinos, así pues trata de darle tiempo para adaptarse a lugares y personas nuevas.
? Léele a tu hijo desde los primeros días de vida y síguelo haciendo mientras crece. Por último, recuerda que debes afrontar este proceso con paciencia y perseverancia.
Inteligencia emocional. Los bebés también tienen habilidades sociales.
El primer contacto social será contigo. Desde el principio al bebé le interesa mucho la cara de su mamá. Nota tus expresiones y el tono de tu voz. Reacciona a tus emociones. Se ha comprobado que los bebés muestran emociones desde el primer mes de vida y que los bebés felices aprenden mejor.
La manera como lo coges y le hablas hace que se relaje y se sienta más seguro y feliz. En esta situación el bebé está más despierto, atento y receptivo y se acuerda mejor de las cosas. Tiende a mirar, explorar y jugar más. Por ejemplo, trata de hacer cosas nuevas con los juguetes o de hacer sonidos a las personas. Esto les ayuda a aprender y recordar cosas nuevas.
Por supuesto, pasará por momentos de dificultad y angustia, pero esto no lo dañará, es más, sentir emociones negativas breves puede ser útil para tu hijo. Eso sí, debes actuar con rapidez para ayudarle a sentirse mejor. Así él sabrá que a ti te importa lo que trata de comunicarte. Una emoción negativa prolongada, como el llanto, sí puede hacer daño al niño.
La emoción negativa predominante es la angustia o la reacción al dolor. Más adelante, el bebé expresará tristeza y enojo, y luego miedo. Todas las personas tenemos estas emociones para protegernos, son mecanismos de defensa. Ayúdalo a reconocer, aceptar y controlar estas emociones reaccionando con mucho amor y ternura. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia | 11
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Ha cumplido un mes.
En esta época su nivel de desarrollo aún es muy grosero y se caracteriza por:
Llora cuando tiene hambre, esta mojado, cansado o cuando quiere que lo cojas.
En este mes aprenderá que le das de comer cuando tiene hambre.
Le asustan los ruidos fuertes, las luces muy brillantes o que le agarren muy bruscamente.
Con frecuencia se siente molesto por la tarde, los llamados cólicos del lactante, ( los cuales suelen durar hasta los tres meses).
Prefiere ver figuras en patrones y en blanco y negro más que en color. Te mira a los ojos pero aún no mantiene la mirada por mucho rato
Mantiene las manos y los dedos un poco abiertos la mayoría del tiempo.
Cuando esta boca abajo, gira la cabeza a un lado. Casi puede girarse de lado cuando esta boca arriba.
Necesita que le pongas la mano detrás de la cabeza y del cuello porque aún no controla su cabeza.
Hace ruidos con la garganta y gorgojea.
Cuando te vea o te oiga tal vez te sonría (sonrisa social), es ahora cuando comienza a tomar contacto con su entorno.
? Pautas que se aconsejan para dirigirte a tu bebe.
Abrázalo y ponlo sobre tu pecho. Oír tus latidos le transmitirá seguridad.
Conviene bañarlo a diario, terminando con un suave masaje mientras le aplicas una crema. Así también te comunicas con él.
Diferenciales el día de la noche. Por el día ruidos normales de la casa. Por la noche ausencia de ruidos y luz.
Procura que esté despierto cuando lo lleves a dormir, que aprenda a dormirse en la cuna.
Ha cumplido dos meses.
? Maduración Física.
A los dos meses de edad tu hijo ya tiene más control sobre el cuerpo y se observan cambios físicos: cuando era más pequeño, parecía que no podía coordinar muy bien los brazos y las piernas, ahora los puede mover con más uniformidad.
Tiene las manos abiertas con más frecuencia.
No puede alcanzar los objetos aún, pero si le tocas la mano con un juguete, mueve la mano hacia el juguete.
Pone las manos arriba de la cabeza cuando juega. Puede girar el cuerpo y mover la cabeza de lado a lado. Se puede meter la mano o la sábana en la boca para chuparla, y lo hará con mucha desazón, es la forma de tranquilizarse.
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Algunos niños hacen movimientos de gateo con las rodillas cuando están acostados boca abajo.
? Maduración Emocional.
»Pedalea» con los pies cuando se emociona.
Ríe y sonríe cuando se siente feliz.
Llora cuando tiene hambre, miedo o cuando se siente incómodo.
Se da cuenta de las voces y comienza a diferenciar a los extraños.
Sonríe a otras personas, no sólo a su mamá.
Se tranquiliza cuando se chupa los dedos, el biberón o el chupete.
? Maduración sensitiva.
Se gira hacia el origen de los sonidos. Algunas veces deja de moverse hasta que descubre de donde procede.
Se mantiene despierto durante el día, pero generalmente hace varias siestas, aunque sean breves.
Susurra y dije «ajitos» o emite sonidos, así se comunica con su entorno más inmediato. Empieza a mirarse las manos fijamente. Puede ver un objeto a varios centímetros de distancia.
Te sigue con los ojos para verte mover. Le gusta hacerlo.
Fija la vista en personas y objetos.
Comienza a diferenciar entre lo duro y lo blando. Le gusta que le pongas algo suave en las manos.
? Pautas que se aconsejan para dirigirte a tu bebe.
? Míralo a los ojos cuando le hablas.
? Llámalo por su nombre.
? Dile cosas sencillas. «guapo, bonito…». Utiliza «mamá» y «papá» cuando le hables.
? Hazle gestos cuando le hables, cómo decirle «di adiós al perro» y moverle la mano con gesto de despedida.
? Hazle preguntas. «Carlos, ¿quieres leche?» «Carlos, ¿quieres salir?» Hazle preguntas aunque no te pueda contestar.
? Mientras estás haciendo cosas háblale sobre ello: cuando lo vistes, bañas, le cambias el pañal, etc.
? Léele, le gustan los cuentos y los poemas. Hasta puedes leerle de tu revista o libro favorito usando una voz animada.
? Cántale. Es importante mientras tu hijo aprende habilidades del lenguaje.
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? Observa las expresiones de tu hijo cuando le hablas y escucha tus sonidos. Imítalos cuando le respondas. Si él sonríe y mantiene contacto con los ojos, te está diciendo que quiere que sigas hablando, que le gusta. A los dos meses duermen mejor de noche. Es conveniente ir creando una rutina de sueño y de comidas, es el momento en que se le debe de ir diferenciando el día de la noche, así pues sólo se le alimentara de día, ya no es necesario que sea cada tres horas, se debe distanciar. A esta edad tiene capacidad suficiente para alimentarse solo durante el día, ya que la noche es para dormir, y así se le debe de hacer entender a él. Esta también es la forma de instaurar una rutina de sueño. Cada bebé es diferente, pero a esta edad generalmente duerme más de noche que un recién nacido.
Por la noche lo puedes acostar después de que se tranquilice, aunque no esté dormido. Puedes sentarte a su lado y acariciarlo o cantarle suavemente. Esto ayuda al niño nervioso a aprender a calmarse. Es posible que quiera usar un chupete o chuparse el dedo mientras se duerme. Repite siempre el mismo patrón de conducta, le ayudarás a relacionar ese patrón con el sueño y aprenderá a dormirse, este patrón puede ser diferente en cada niño, lo debes de crear a medias con el, ya que cada niño tiene sus cosas preferidas que le ayudan a dormirse.
Ha cumplido tres meses.
? Maduración Física.
Puede controlar más su cabeza, mantiene la cabeza alienada al tronco. Puede levantar la cabeza por 10 segundos o más cuando le acuestas boca abajo.
Tiene las manos abiertas la mayoría del tiempo, se toca la cara con sus manos.
Mantiene los objetos en su mano, no los alcanza pero intenta alcanzar algunos juguetes que están cerca (móviles).
Mueve mucho los brazos y las piernas.
Puede apoyarse sobre las piernas cuando le sostienes de pie.
Gira sobre su cuerpo.
? Maduración Emocional.
Balbucea (combinación de sonidos), lloriquea y se ríe.
No llora tanto como antes.
Grita y hace otros sonidos cuando le hablas.
Es posible que duerma toda la noche y tal vez necesite una siesta en la mañana y otra por la tarde.
Gira todo el cuerpo para mirarte cuando te ve, cuando oye hablar o cantar.
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