Este término, traducido como ya visto, fue introducido por Emile Boirac durante el siglo XIX, y se utiliza para designar al fenómeno según el cual tenemos la sensación de que la situación que estamos experimentando, ya la hemos vivido o presenciado en alguna ocasión. Así, cuando esto ocurre, es típico que nos venga a la mente una frase similar a esto yo ya lo he visto, aun sabiendas de que es la primera vez que lo vemos. Aunque seamos parcialmente conscientes de que se trata de una situación nueva, no podemos evitar la sensación de familiaridad, e incluso en ocasiones podemos tener un cierto convencimiento de que nos podemos anticipar a lo que va a ocurrir o a lo que nos van a comunicar.
Se han proporcionado distintas teorías para explicar esta curiosa experiencia, desde las más subjetivas como las clarividencias, hasta explicaciones neurológicas específicas. Así, en un primer momento, el propio autor atribuyó su causa a la existencia de vidas anteriores, que la persona recordaba súbitamente. Otros, como Pierre Janet (1905) cuya teoría fue inicialmente muy aceptada, lo atribuían a una posible anomalía de la percepción. Según este, es posible que al experimentar esta sensación de familiaridad, lo que reconocemos no sea el estímulo en sí mismo, sino el proceso perceptivo que en otra ocasión ya elaboramos. Por ello, el problema no consistiría tanto en cómo es posible que recordemos una situación que sabemos que no hemos vivido, sino en cómo percibimos la presente, analizando los mecanismos utilizados para estructurarla. Desde esta postura el déjà vu se explicaría como una negación de la presencia actual del suceso, siendo el modo de percibir la situación más que la situación misma la que puede explicar esta experiencia.
Las explicaciones más recientes, y las que han recibido mayor apoyo empírico, se han centrado en analizar una posible alteración de alguna función específica de la memoria. En este sentido, existe un cierto consenso a favor de que el concepto debe incluirse dentro de las paramnesias, es decir, distorsiones de memoria donde se incluyen detalles falsos o donde aparece una referencia temporal incorrecta. Dentro de estas, se han distinguido dos tipos, las anomalías en el recuerdo, y las de reconocimiento. La aquí descrita entraría en el segundo subtipo. En esta línea, los neurocientíficos y neuropsicólogos lo atribuyen a un cierto solapamiento entre los procesos de memoria a corto plazo (aspectos que son percibidos como del momento presente) y los pertenecientes a la memoria a largo plazo (aspectos percibidos como referentes al pasado). Por ello, una de las hipótesis que ha recibido cierta aceptación es la de una posible desconexión entre las señales que percibe una parte del cerebro encargada del procesamiento de imágenes y recuerdos, donde estas llegan con cierto retraso y producen así esta extraña sensación. En este sentido, lo que ocurriría es un ligero lapsus o retraso cuando percibimos el estímulo externo, dando lugar a la sensación de que estamos ante un suceso ya vivido. Por otro lado, y más específicamente, se ha propuesto la alteración en una parte concreta del cerebro denominada lóbulo temporal, área principalmente encargada del reconocimiento. Así, se ha demostrado que las personas que padecen epilepsia, frecuentemente experimentan este mecanismo antes de que sufran un ataque.
El déjà vu puede aparecer en personas que padecen algún problema psicológico o alguna alteración neuroanatómica. En este sentido, aparte de en la epilepsia y en lesiones del lóbulo temporal, como ya hemos comentado, también suele aparecer en algunos cuadros de ansiedad, siendo más o menos frecuente en el fenómeno de despersonalización (sentimiento de extrañeza o de irrealidad hacia uno mismo y el entorno). Aun así, como ya se habrá podido intuir, no es exclusivo de este colectivo, ya que aproximadamente el 90% de la personas lo han experimentado en alguna ocasión durante sus vidas.
Como podemos observar, existen diferentes argumentos que procuran explicar y definir esta experiencia de la forma más objetiva posible. En algunos casos contribuyen a generar cierta confusión, pero otros aportan luz a este y otros mecanismos que experimentamos en muchas ocasiones los seres humanos. Aunque es necesaria más investigación, los datos reflejados nos acercan a lo que quizás sean datos más o menos concluyentes acerca de estos interesantes procesos.
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