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Noticias

El perdón

A lo largo de nuestra vida, e incluso si pensamos en la última semana, es más que probable que nos hayamos sentido dolidos o lastimados por alguien, o que lo hayamos provocado nosotros en alguna persona. Aun así, puede que no hayamos recibido la reacción o comprensión que esperábamos, y, de la misma manera, puede habernos sido difícil disculparnos. Junto a esto, y siendo uno de los procesos más complicados, nos ha podido ser especialmente complicado disculparnos a nosotros mismos. Esto, como veremos, tiene una clara repercusión en nuestro estado de ánimo, y en nuestra forma de interaccionar con los demás, por lo que es importante concienciarnos de la importancia de comprenderlo, tenerlo presente, y priorizarlo.

En ocasiones, por paradójico que parezca, parecemos incapaces de exteriorizar ciertas palabras; como si un bloqueo nos lo impidiera. Algunos ejemplos son gracias, lo siento e incluso te quiero. Todas ellas, cierto es, contienen de por sí una carga emocional importante, independientemente del contexto en el que las situemos. Entre ellas está el disculparnos. ¿Por qué nos cuesta tanto pedir perdón? Pueden existir diferentes motivos por los cuales esto nos supone un problema, y esta variabilidad depende, en gran parte, de lo vivido por la propia persona y de sus rasgos de personalidad. Aun así, nos encontramos muchas veces con elementos comunes: El primero es el orgullo, entendido este como el exceso de estima hacia uno mismo y hacia los méritos personales. Este, puede fomentar que nos cueste lo que se entiende como “bajar del burro”, obligando al otro a admitir su culpabilidad, y reduciendo nuestra capacidad de autocrítica. Relacionado con este, en muchas ocasiones nos cuesta aceptar el “no tener la razón”; defendemos nuestros argumentos sin contemplar el punto de vista del otro. Como tercer punto, puede existir cierto rencor hacia el otro, o hacia situaciones similares. Ello provoca que difícilmente consigamos empatizar y mucho menos disculparnos. Y por último, muy vinculado a este, es probable que echemos de menos que los demás nos lo digan o soliciten a nosotros, teniendo la sensación de que siempre nos estamos rebajando. 

Por otro lado, ¿qué impide que nos perdonemos? Este es un proceso todavía más complejo que el anterior, ya que se trata de algo totalmente interno, y más subjetivo. En este sentido, a veces no aceptamos nuestros pensamientos, emociones y conductas, y nos dedicamos a autocastigarnos por haber hecho o dejado de hacer ciertas cosas, recreándonos en el dolor. Además de esto, de por sí, a la mayoría de nosotros a veces nos cuesta incluso comprendernos. Así, podemos tener dificultades tanto para detectar, como para expresar lo que sentimos, y esto puede ser algo que arrastramos desde hace demasiado tiempo. Todo ello impide que avancemos, que dejemos atrás tanto acontecimientos como emociones concretas, y por ende, crecer. Al encontrarnos con situaciones parecidas a las vividas, y en las que no nos hemos conseguido perdonar, podemos afrontarlas incluso peor de lo que lo hicimos, repitiendo el ciclo. Por todo lo comentado, es importante tomar conciencia de lo relevante que resulta para nuestras vidas, perdonar y perdonarnos. El poder inherente a este proceso es espectacular si realmente lo llevamos a cabo. 

De esta forma, si lo integramos en nuestro día a día, podremos observar un cambio tanto en los demás en relación a nosotros, como en nuestro ser. En el primero de los casos, fomentamos el acercamiento, la confianza y la sinceridad con los otros. Y en cuanto al segundo, mejoramos nuestro autoconocimiento, y rompemos con tabúes y barreras personales que nos impiden procesar y aceptar experiencias y emociones concretas. 

Existen palabras de por sí poderosas, algunas de ellas citadas al inicio de este artículo. Si lo pensamos, algunas parecen olvidadas, y otras simplemente las obviamos. Consideramos que resulta útil conocer qué nos impide exponerlas, y qué efectos pueden tener. Si quieres ampliar la información al respecto, o te surge cualquier otra pregunta, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos, en Mataró. Te ayudaremos a resolver todas tus dudas.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/11/perdon.jpg 729 1024 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-11-15 16:05:352022-05-09 18:01:48El perdón
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¿Qué es el Trastorno de relación social desinhibida?

El apego supone uno de los aspectos más importantes de nuestras vidas. Se trata de la vinculación afectiva que desarrollamos desde el nacimiento, inicialmente con nuestros padres, para posteriormente traspasarlo o generalizarlo a muchas otras personas. Supone una herramienta clave para crear y mantener relaciones, ayudándonos a desenvolvernos en un mundo social y a crearnos una imagen de nosotros mismos en los diferentes ámbitos de nuestro día a día. En ocasiones, pero, este puede verse alterado, manifestándose de formas inadecuadas e incluso patológicas. 

Este es el caso del Trastorno de relación social desinhibida, un problema definido como aquel patrón de comportamiento en el que el/la niño/a se aproxima e interacciona activamente con adultos extraños. Esto se traduce principalmente en una falta de reticencia para aproximarse a éstos y en un comportamiento demasiado familiar. Además, el niño puede no recurrir a su cuidador principal después de una salida o aproximación arriesgada, siendo esto incluso en contextos poco familiares. De esta forma, el pequeño no refleja malestar cuando interacciona con gente desconocida, y tampoco busca activamente a sus padres tras hacerlo. Esto, muestra un déficit claro en sus habilidades sociales, y más concretamente, en el tipo de apego desarrollado. Junto a esto, debe tenerse en cuenta que para realizar el diagnóstico el niño debe tener una edad de desarrollo de al menos 9 meses. Esto es debido a que hasta entonces, puede ser difícil diferenciar aquellas conductas consideradas normales, de las problemáticas. 

Debemos remarcar aquí la importancia de diferenciarlo de otras situaciones o alteraciones en las cuales puede mostrarse un comportamiento parecido. En este caso, el Autismo o el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) aparecen como principales solapamientos. En ambos puede existir una falta de inhibición ante la interacción con extraños, pero así como en el primero se añaden déficits intelectuales y del lenguaje, en el de apego deshinibido “únicamente” observamos la alteración en el plano social o afectivo. En el caso del TDAH, las aproximaciones a los demás se enmarcan en el espectro de impulsividad, y en el aquí descrito, para diagnosticarse, no deben limitarse a ésta. Ciertamente, puede resultar difícil diferenciarlo, sobretodo por la edad del niño y la falta de conducta verbal, por lo que debemos ser cautos a la hora de considerar esta alteración. 

Se considera que la causa principal de su aparición es el haber experimentado un patrón extremo de cuidado insuficiente, poniéndose esto de manifiesto a través de: una clara negligencia o carencia social en la cual existe una falta persistente de tener cubiertas necesidades emocionales básicas; haber sufrido o sufrir cambios repetidos de cuidadores primarios que minimizan la posibilidad de crear un apego estable; y recibir una educación en contextos poco habituales lo cual reduce la oportunidad de establecer un tipo de apego más selectivo. Las consecuencias de esto se pueden manifestar no solo en el plano social, sino en múltiples áreas. Conforme la persona crece, pueden aparecer problemas emocionales diversos, principalmente relacionados con ansiedad, depresión y dificultades relacionadas con la autoestima. Además, si la alteración persiste, la inadaptación social puede ser significativa, precipitando problemas en todas las esferas (laboral, académica, familiar…).

Esta problemática nos muestra la importancia de mantener y crear una estabilidad familiar y social en el entorno del niño, ya que de esta manera se favorecerá que elabore un estilo de interacción positivo. En ocasiones, esto puede verse dificultado por la necesidad de hacer ciertos cambios (residencia, trabajo…). Por ello, es importante tener en cuenta que debemos procurar trabajar y fortalecer nuestra relación con el niño independientemente del contexto externo, ya que es posible que de esta manera podamos prevenir que aparezcan dificultades como la aquí descrita. 

Si deseas recibir más información sobre esta o cualquier otra cuestión, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos de Mataró. Llámanos, ¡te ayudaremos!

 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/11/deshinibida.jpeg 652 888 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-11-08 19:03:522022-05-09 18:01:48¿Qué es el Trastorno de relación social desinhibida?
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La sobreimplicación emocional

Podríamos decir que la mayor parte de nuestra vida nos la pasamos construyendo lazos con los demás. Desde el nacimiento, e incluso antes de este, establecemos vínculos y aprendemos a desenvolvernos en un mundo social. En un primer momento, principalmente con nuestros padres, para posteriormente seguir con otros familiares cercanos, amigos y profesores de la escuela, compañeros de trabajo, etc. Con cada uno de estos vínculos enriquecemos nuestro nuestra vida emocional, obteniendo estabilidad y seguridad. A pesar de ello, en ocasiones nuestra forma de encarar o interpretar estas relaciones puede causarnos malestar, siendo una de estas situaciones la sobreimplicación emocional.

Cuando se trata de personas cercanas, desarrollamos un tipo de apego diferente, podríamos llamarlo especial, cercano o fuerte. Puede ser tan potente que a nivel emocional pasemos a vincular incluso ciertos aspectos personales al otro u otros, como si ciertas personas constituyeran piezas de lo que nosotros somos. Esto, por un lado, nos aporta bienestar (principalmente a través de estabilidad), pero por otra, puede conllevar diferentes problemas. Entre ellos la dependencia es uno de los principales, pudiendo tener la sensación incluso de que perdemos, en parte, nuestra identidad, dejándonos llevar por las opiniones y decisiones de aquellos que consideramos importantes, y en ocasiones, incluso más importantes que nosotros mismos. Junto a esto, la sobreimplicación emocional supone otra de las consecuencias más significativas. Ésta puede pasarnos desapercibida, e incluso verla como útil, pero nada más lejos de la realidad.

Podemos definir la sobreimplicación como la tendencia a preocuparnos y responsabilizarnos por cuestiones ajenas a nosotros, de manera excesiva. Ésta, como se ha comentado, puede tener su origen en un vínculo emocional fuerte y próximo con otra persona, lo cual parece “justificar” que hagamos nuestros, sus inquietudes y problemas. Además, pero, ciertos rasgos de personalidad también pueden acercarnos a actuar así, como por ejemplo la Afabilidad o el Neuroticismo. Sea como sea, este rasgo puede manifestarse de diferentes maneras:

Sobreprotección: Podría definirse como el hacer por el otro todo aquéllo que podría y debería realizar; Advertencias constantes sobre diferentes peligros, prohibirle ir a ciertos sitios por miedo, hablar o actuar por el otro… Son algunos de los ejemplos que nos podemos encontrar.

Control: El querer saber en todo momento cuáles son los movimientos de la otra persona, e incluso el procurar anticipar e incluso estructurar su contexto puede suponer un problema importante. Además, impedimos que la otra persona se desenvuelva de forma autónoma e independiente.

Sacrificio: Podemos incluso abandonar ciertas responsabilidades personales en detrimento del otro. Nuevamente aquí, no solo nos vamos anulando, sino que también frenamos el desarrollo y la puesta en práctica de ciertas competencias del otro.

Catastrofización: Finalmente, el dramatizar ante casi cualquier cosa que le suceda o le pueda suceder al otro es algo característico de la sobreimplicación. Con ello, creemos estar previniendo un mal mayor, generando ciertas dudas y miedo, y fomentando que en futuras ocasiones aparezca inseguridad.

Esto puede tener consecuencias tanto para “el protegido”, como para los actores, los cuales entre otros pueden llegar a tener problemas como estrés y ansiedad. Es importante tomar conciencia de las características citadas, y tener en cuenta la gran repercusión que puede tener actuar de esta forma. Quizás, una de las principales dificultades supone el hecho de aceptar que no es beneficioso ni para nosotros, ni para los demás. Al contrario, a largo plazo no solamente nos desestabiliza, sino que puede incluso facilitar que nuestros vínculos se rompan.

Si quieres conocernos, o plantearnos alguna duda, ponte en contacto con nuestros profesionales. Nuestro centro de psicología está situado en Mataró, allí te facilitaremos toda la información que necesites.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/10/sobreproteccion.jpg 307 391 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-10-25 15:41:202022-05-09 18:01:48La sobreimplicación emocional
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La importancia de la comunicación

Formamos parte de un mundo donde las interacciones, la vida social, constituyen uno de los aspectos más definitorios y significativos de nuestra condición humana. La comunicación, y con ésta nos referimos no sólo al uso de palabras, sino al intercambio de mensajes (verbales y no verbales), resulta un vehículo primordial para la creación y el mantenimiento de vínculos. Todos los ámbitos (laboral, familiar, social…) requieren este componente, suponiendo una herramienta en nuestras vidas. Por esto, y aunque en ocasiones lo olvidemos y incluso consideremos que es mejor evitarlo, la comunicación entre todos los miembros es un elemento fundamental. 

En la línea de lo introducido, en primer lugar debemos tener en cuenta que “es imposible no comunicar”. Es decir, incluso cuando no tenemos ganas y nos encerramos en nuestra habitación, o evitamos la mirada, o incluso cuando nos vamos a dar una vuelta, ¡estamos comunicando! En este caso podríamos transmitir enfado, disgusto, desinterés, miedo…Emociones que habitualmente nos alejan de aquello que nos genera malestar. Ya simplemente con esto nos podemos hacer una idea de la relevancia de este proceso (la comunicación), pudiendo considerarlo casi todo inherente a él. Junto a esto, los errores o dificultades en la comunicación se pueden dar de dos formas: cuando no se comunica o cuando se hace de manera errónea o problemática. En el primero de los casos, hablamos de aquellas personas en las que predomina un estilo evitador de conflictos, en las que cada acostumbramos a querer solucionar el problema por nuestra parte, y dónde se transmite un clima de desconfianza hacia los demás, generando una tensión que acostumbra a perpetuarse y acentuarse con el tiempo. Esto puede predisponer y es característico de problemas como la depresión o la ansiedad, donde la represión de emociones es un aspecto característico. En la segunda opción, tenemos diferentes posibilidades; podemos encontrarnos con interacciones agresivas, dominantes o autoritarias, frías o distantes, o incluso vacías (se deja de lado el conflicto y se tocan temas banales). Evidentemente, la edad y rol que se tenga nos puede facilitar comprender el tipo de relación. Pero no por ello debemos justificar y mucho menos fortalecer ciertos comportamientos. 

En este sentido, la edad no debe ser un impedimento ni una excusa para mejorar la manera de relacionarnos. Tanto un niño pequeño como una persona mayor necesitan escuchar y ser escuchados. Pero eso sí, deberemos adaptar nuestros mensajes al momento evolutivo y al nivel de comprensión. A pesar de ello, existen unas pautas comunes que es importante conocer, recordar, y respetar: 

  • Escucha activa: Aunque pueda sonar sencillo, cuando estamos inmersos en nuestro día a día a veces se nos olvida. La predisposición y actitud de escucha, sin juzgar, puede favorecer un clima de confianza, de comodidad. Es cierto que todos lo echamos de menos en muchas situaciones, pero tener el recordatorio puede ayudarnos a priorizarlo en nosotros mismos, favoreciendo que también salga de los demás. 

  • Empatía y respeto: Comprender y respetar la opinión y las inquietudes del otro puede ser una de las tareas más arduas, y más cuando creemos que tenemos razón. Aunque esto sea así, ser flexibles y procurar entender cómo se siente el otro en todo momento, nos puede ayudar a enfrentarnos a la situación con más garantías de éxito, resolviendola de manera más eficiente. 

  • Asertividad: Podría decirse que las dos habilidades anteriores quedan englobadas aquí. Ser asertivo significa comunicar nuestros derechos y necesidades respetando y sin vulnerar las del otro. Requiere tomar conciencia de la importancia de exteriorizar nuestros pensamientos y emociones, por perjudiciales que nos parezcan. El poner sobre la mesa lo que nos preocupa o nos hace sentir mal facilita que los demás se hagan una idea de la situación, y además puede servirnos para sacar cierto malestar.

Existen diferentes pautas a tener en cuenta a la hora de comunicarnos. Debemos trabajarlo tanto a nivel verbal como no verbal. Los aquí expuestos son tres principios generales que es importante recordar. Si deseas complementar la información, o tienes alguna pregunta sobre este u otro tema, los psicólogos y psiquiatras de nuestro centro te proporcionarán todo lo que necesites. No lo dudes y llámanos!

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/10/comunicar.jpg 1024 1024 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-10-11 09:44:042022-05-09 18:01:48La importancia de la comunicación
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Alcoholismo: características y problemas asociados

El consumo de sustancias es uno de los problemas más importantes y prevalentes en nuestra sociedad. Decimos sustancias porque en éstas se incluyen aquellas consideradas legales, como el tabaco o el alcohol, como no legales (cocaína, cannabis, heroína…). De entrada, es importante no confundir legalidad con peligrosidad, tendiéndose a considerar como más inofensivas a las legales. El alcohol es la droga legal más consumida en nuestro país; observándose además un aumento progresivo e iniciándose cada vez a edades más tempranas. 

Aunque existen diferentes concepciones, a grandes rasgos podemos definir el alcoholismo como la enfermedad caracterizada por la intensa necesidad de ingerir alcohol, existiendo por tanto dependencia física, y manifestándose a través de diferentes síntomas de abstinencia cuando no es posible ingerirlo. Además, conforme más se consume, más dosis se necesita para conseguir el mismo estado de embriaguez, desarrollándose así la tolerancia. Es considerado por la Asociación Médica Estadounidense como una patología crónica, progresiva y mortal. Entre sus causas, se han propuesto diferentes explicaciones: por un lado, se ha indicado que quien tiene padres alcohólicos, posee una mayor probabilidad de desarrollar esta problemática, y especialmente cuando es el padre (25-50%). Por otro lado, existen diferentes factores psicosociales, como la ansiedad o la depresión, los cuales pueden favorecer que la persona acuda a estrategias como el consumo para mitigar el malestar. Junto a estos, se ha indicado que la adolescencia supone un periodo crítico y de vulnerabilidad. Cada vez son más los jóvenes que se inician a edades tempranas, y lo que empieza siendo por diversión puede acabar transformándose en un problema grave. 

En la línea de lo último comentado, a continuación se citan algunos de los problemas, y especialmente trastornos mentales producidos por el consumo de alcohol. 

  • Trastornos Agudos: Aquí se enmarcan aquellas problemáticas que se producen ante un consumo a corto o medio plazo. Entre ellas están la intoxicación alcohólica, el síndrome de abstinencia no complicado, el delirium tremens, la alucinosis aguda, los blackouts y los trastornos del sueño. Todos ellos aparecen de manera brusca, pero algunos se asocian a la toma de alcohol (intoxicación, alucinosis…) y otros a su abstinencia (delirium tremens, o síndrome de abstinencia no complicado). 

  • Trastornos crónicos: En este caso, hablamos de alteraciones que aparecen tras un consumo más continuado, haciéndolo de forma lenta e insidiosa, y considerándose además irreversibles. Entre ellas están las alteraciones cognitivas (principalmente trastornos intelectuales y pérdidas de memoria), la demencia alcohólica, la Encefalopatía de Wernicke y el Síndrome de Korsakoff. La mayoría, como vemos, se relacionan con problemas cognitivos. 

Existen dos problemáticas que conviene remarcar, ya que pueden aparecer en cualquier momento o fase. La primera de ellas se refiera a las alteraciones de la personalidad, donde se observa una clara tendencia a la irritabilidad, conductas agresivas, pérdida de control y deshinibición. La otra, y no menos importante, se refiere a las disfunciones sexuales. Así, el alcohol produce atrofia en las gónadas de ambos sexos (testículos y ovarios), generando trastornos eréctiles y disminución de la espermatogénesis en el hombre, y menor fertilidad en la mujer. Finalmente, además de todo lo comentado, indicar que el alcohol es la principal causa evitable de anomalías congénitas mentales y físicas. En este sentido, cuando una mujer lo consumo durante el embarazo, hay mucho riesgo de que el bebé sufra sus consecuencias, como por ejemplo el Síndrome de Alcoholismo Fatal, un trastorno crónico caracterizado por diferentes anomalías físicas y cerebrales. 

Se ha intentado proporcionar una aproximación a las principales alteraciones asociadas al alcoholismo, citando aquellas más significativas. Todo lo citado evidencia la importancia de su prevención, ya que como se ha indicado al inicio, tendemos a normalizarlo y a infravalorar sus importantes consecuencias. A pesar de esto, si deseas conocer algunas de las alteraciones de forma más específica, o quieres resolver cualquier otra duda, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos, en Mataró. Te ayudaremos y facilitaremos toda la información que necesites. 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/10/alcohol.jpg 333 500 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-10-04 17:35:242022-05-09 18:01:48Alcoholismo: características y problemas asociados
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Categorías alternativas para los problemas alimentarios

Los humanos somos seres complejos, quizás la especie más compleja que existe. No solo presentamos diferencias entre nosotros, sino que incluso podemos variar nosotros mismos en el transcurso del tiempo, en diferentes ambientes, e incluso ante diferentes personas.  Esto nos tiene que hacer ver la relevancia de tener en cuenta todas y cada una de nuestras características a la hora de comprender tanto nuestras conductas como nuestro estado emocional. Así, a nivel patológico sucede lo mismo; conviene considerar un gran número de variables, seleccionar aquellas más relevantes y trabajar para mejorar tanto el diagnóstico como la intervención aplicada. En este sentido, son diferentes los sistemas usados para clasificar los diferentes trastornos mentales, todos ellos buscando ofrecer un sistema exhaustivo y representativo de las diferentes problemáticas que sirva para potenciar lo comentado. A pesar de ello, no son pocos los casos que comparten características para más de una categoría, siendo uno de los principales los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Dentro de esta amplia problemática, se ha visto que las personas, y en especial los niños, no sólo pueden cumplir criterios para más de una categoría, sino que en ocasiones presentan características de muchos pero sin llegar a tener todas los necesarios para definir una, por lo que se acostumbran a englobar dentro de el subtipo llamado “Trastorno alimentario no especificado”. Ante esta situación, nacen propuestas como la del Great Osmond Street, en Inglaterra. Este grupo de trabajo recoge los problemas alimentarios que, a su juicio, se dan en niños y adolescentes con mayor frecuencia. Para ello, tienen en cuenta que únicamente el 50% de los niños de entre 7 y 15 años exhiben criterios según los métodos de clasificación tradicionales. Así, a parte de la Anorexia y la Bulímia Nerviosa, proponen las siguientes categorías:

  • Ingesta Selectiva: Este trastorno tiene como característica principal la restricción del repertorio de alimentos durante un periodo prolongado (como mínimo 2 años). Además, se acompaña de una falta de deseo por probar nuevos alimentos. Conviene recordar, que en ciertas etapas, especialmente en la etapa preescolar, el niño puede rechazar diferentes alimentos y centrarse en unos pocos, pero sólo deberá preocuparnos si persiste en el tiempo y si le deficiencia nutritiva es significativa. Junto a esto, esta alteración se acostumbra a presentar con otros problemas como el Autismo o la Discapacidad Intelectual. 

  • Trastorno Emocional de Evitación Alimentaria: Se define, paradójicamente, como el trastorno que implica evitación de la alimentación, en ausencia de un trastorno afectivo primario. Se añade, además, que debe existir una pérdida de peso. Esto no sorprende considerando que la persona rechaza activamente el hecho de comer. 

  • Disfagia funcional: En este caso, aparte de presentar una clara evitación de alimentos, la persona experimenta un gran miedo a atragantarse o vomitar, lo cual acostumbra a ser la causa del rechazo alimentario. Por ello, procuran no ingerir principalmente alimentos sólidos, aunque los casos más graves pueden tener dificultades incluso con los líquidos. 

  • Síndrome de Rechazo Alimentario: Podría considerarse uno de los más graves, de los aquí especificados. Esto es así debido a que no solamente existe un profundo rechazo a comer y beber, sino también a andar, hablar e incluso a cuidar de sí mismo. Un aspecto importante además, reside en el hecho de que los niños y niñas que sufren esta patología se resisten a los esfuerzos que se realizan para cuidarlos, lo cual dificulta no solamente que sigan las pautas de padres o cuidadores, sino también que se adhieran a una intervención terapéutica.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria no son los únicos en los que se han propuesto alternativas. Poco a poco la comunidad científica considera en mayor medida que las patologías muestran una gran heterogeneidad en función de la persona que las sufre, y procura definir criterios más dimensionales, que permitan una mayor flexibilidad a la hora de diagnosticar, y consecuentemente de intervenir. 

En nuestro centro de psicología podrás encontrar profesionales que te ayudarán a profundizar sobre este o cualquier otro tema, proporcionándote una atención individual y personalizada. Si tienes cualquier pregunta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.  

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/09/alimenticios.jpg 448 598 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-09-27 11:35:452022-05-09 18:01:48Categorías alternativas para los problemas alimentarios
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La añoranza

Los seres humanos estamos compuestos de un entramado de sensaciones, pensamientos y emociones increíblemente amplios, y en ocasiones complejos. Entre ellos, el echar de menos, nostalgia o melancolía, resulta uno de los más frecuentes, y sin ser para nada patológico, en ocasiones puede resultarnos difícil de gestionar y ocasionarnos cierto malestar. Por ello, conviene recordar de dónde viene este fenómeno, por qué y cuándo se produce, y cómo gestionarlo en caso de suponer una limitación para nuestro día a día. 

Así pues, hablamos de un sentimiento que surge cuando recordamos algún aspecto positivo del pasado, siendo este reciente o lejano. Se trata de una sensación universal que todos nosotros experimentamos. Refleja el vacío que en ocasiones sentimos, habitualmente asociado a personas, rememorando ciertos momentos agradables con ella/s. A pesar de ello, no solamente se asocia a éstas, sino que habitualmente aparece vinculado a momentos, lugares e incluso a objetos. De esta forma, por simple o insignificante que parezca, si hemos disfrutado de algo en concreto, y sobretodo si hemos establecido un fuerte vínculo, su recuerdo puede evocarnos esta emoción. Además, resulta interesante tener en cuenta que puede ocurrir tanto de manera consciente como inconsciente, de tal forma que tengamos la sensación de no estar gozando de igual manera de algo que en alguna otra ocasión sí lo hizo. En este sentido, es importante preguntarnos qué es lo que nos está haciendo sentir de esta forma, lo cual puede permitirnos identificar aquello que realmente añoramos. 

En cuanto a las explicaciones que se han manejado para justificar la aparición de este fenómeno, encontramos diferentes propuestas; por ejemplo, cuando hemos pasado por un momento muy positivo o agradable y volvemos a la rutina, sea esta trabajo o simplemente al día a día, el contraste puede producir que queramos por un tiempo, sentirnos como antes. Por otro lado, el pasar por ciertos momentos negativos también puede precipitar que vayamos al pasado a recoger sensaciones positivas. En este sentido, el duelo puede jugar aquí un papel importante; el hecho de perder a alguien o algo automáticamente desemboca ciertas imágenes relacionadas. Todo ello pero, vinculado a la inversión emocional que hemos hecho por aquello que estamos recordando ahora, entendiendo que cuanto más acentuada y prolongada haya sido, más probable es que aparezca este sentimiento. Por último, también se ha relacionado con el hecho de estar descontento o infeliz con la vida actual, provocando que nos anclemos en algún punto del pasado.

Este último aspecto es de los más peligrosos, pudiendo precipitar la aparición de patologías como depresión. Así, en esta y otras patologías, una de las principales características es la preocupación constante por hechos del pasado, con sentimientos de culpa y tristeza por cosas que aparentemente deberían haberse hecho de otra manera, o que no deberían haber pasado. Por todo ello, algunas de las estrategias que pueden resultar útiles para manejar la añoranza son: 

  • Normalizar: A veces se nos puede olvidar, pero echar de menos es un sentimiento universal y más que común. Si no interfiere con nuestro día a día se considera incluso sano, ya que supone una muestra del vínculo que creamos con un estímulo específico.

  • Potenciar el presente: Si somos capaces de disfrutar, vivir y exprimir nuestros días como si fuera el último, podemos conseguir que los sentimientos que se basan más en el antes que en el ahora, se vayan reduciendo. Dentro de nuestras rutinas debemos intentar fortalecer todo aquello que vamos experimentando.

  • Aceptar los momentos: Cada etapa, cada situación tiene su momento. No es fácil aceptar que esto sea así, por lo que es importante mentalizarnos de que las cosas pasan, y de que es más que probable que incluso hayan momentos mejores. Algo así como “lo mejor está por venir”, sin menospreciar lo que ya hemos conseguido y vivido.

Junto a estas, existen diferentes mecanismos que pueden ayudarnos a comprender y manejar mejor esta emoción. Si te ha interesado el tema, o quieres recibir información sobre algún otro asunto que consideres importante para ti o para cualquier otra persona, ponte en contacto con nuestro centro, situado en Mataró. Nuestros profesionales de Psicología estarán encantados de atenderte. 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/09/añoranza.jpeg 685 1024 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-09-23 11:23:502022-05-09 18:01:48La añoranza
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¿Cuáles y qué son los Trastornos Disociativos?

La mente humana es uno de los elementos más complejos que existen. Aunque se conoce mucho acerca de su funcionamiento, habiéndose descrito una multiplicidad increíblemente variada de fenómenos y alteraciones, algunos no pueden dejar de sorprendernos. Entre los más estudiados, están los problemas de memoria y de diferentes habilidades cognitivas. Lo más curioso, y como a continuación se verá, es que algunos de ellos parecen asociados a ciertos procesos o acontecimientos emocionales, por lo que tienen interés tanto desde la neurociencia, como desde la psicología y psiquiatría. 

La disociación se define como la división o desconexión entre elementos que habitualmente se encuentran vinculados o asociados entre sí. En este sentido, los Trastornos Disociativos representan un grupo de psicopatologías caracterizadas por alteraciones o fallos en la memoria, la identidad, la conciencia y/o la percepción. Así, conllevan una desconexión entre pensamientos, recuerdos y acciones que pueden provocar que la persona salga de la realidad de forma involuntaria, causando problemas graves en su funcionamiento diario, y pudiendo tener una duración de minutos a años. Además, aunque su prevalencia en la población general es relativamente baja (2-3%), frecuentemente aparecen ante sucesos potencialmente estresantes, y especialmente ante los traumáticos. Para comprender esto último se ha propuesto la idea de que, cuando sufrimos o estamos delante de un acontecimiento grave/extremo, nuestra mente necesita escapar o evadirse de eso, por su potente impacto emocional. Es decir, la disociación actuaría como un mecanismo de defensa. 

Es importante tener en cuenta, que la disociación en sí misma es dimensional, es decir, que no es cuestión de todo o nada sino que existe un continuo de gravedad. Por ejemplo, en su forma leve, podría ocurrir que estemos conduciendo y no seamos conscientes de haber recorrida los últimos 2 kilómetros. O justo acabar de dejar un objeto en algún sitio y no recordar dónde lo hemos puesto. En estos casos no hablaríamos de patología. En cambio, los cuadros que ahora expondremos, todos englobados dentro de la categoría de Trastornos Disociativos, sí suponen una alteración significativa, y principalmente por la limitación que suponen en la vida de la persona:

  • Amnesia disociativa: Supone la incapacidad para recordar información personal importante, no debida al olvido ordinario por el hecho de ser más extensa de lo normal. Habitualmente consiste en olvidar acontecimientos importantes. En esta, actualmente se puede especificar una alteración denominada fuga disociativa, fenómeno en el cual la persona recorre largas distancias y de repente se da cuenta de que no reconoce dónde está ni cómo ha llegado hasta allí.

  • Trastorno de identidad disociativo/Trastorno de Personalidad Múltiple: En este caso, hablamos de una perturbación en la cual se muestran en la persona 2 o más personalidades claramente definidas. Se acompaña de alteraciones en la afectividad, el comportamiento, la percepción, la memoria y el conocimiento. Así, podríamos decir que conviven en un mismo cuerpo, dos o más personas con sus respectivas realidades. 

  •  Despersonalización/Desrealización: Se caracteriza por la presencia de experiencias persistentes o recurrentes de irrealidad, distanciamiento o ser observador externo respecto uno mismo (despersonalización), o experiencias de irrealidad o distanciamiento respecto al entorno (desrealización). Acostumbra a aparecer en las crisis de pánico, las cuales principalmente se dan en los trastornos de ansiedad. Además, el sentido de realidad cuando se produce esta alteración suele estar intacto.  

Estas problemáticas, en su formato leve son bastante frecuentes. Como alteración, su prevalencia va progresivamente en aumento, lo cual evidencia la importancia de conocerlas y diseñar estrategias de intervención adecuadas. Si deseas conocer más, o te interesa algún otro tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo de psicólogos situado en Mataró. Estaremos encantados de ayudarte. 

 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/09/disociativo.jpg 297 300 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-09-20 15:30:552022-05-09 18:01:48¿Cuáles y qué son los Trastornos Disociativos?
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La importancia del “presente”

Nos encontramos inmersos en un mundo en constante movimiento, donde los días pasan como horas, y las horas como segundos. La rutina, las responsabilidades y sobretodo las preocupaciones (como seguidamente veremos), nos mantienen entretenidos la mayor parte del tiempo, y cuando miramos para atrás, en ocasiones nos damos cuenta que hemos ido viviendo de una forma casi ausente, con el modo automático permanentemente conectado. Por ello, merece la pena recordarnos ciertos aspectos de la importancia de vivir y mejorar nuestro momento actual, de tal forma que sintamos que nos adueñamos y conectamos con nuestro día a día. 

Así pues, son diversos los factores que explican nuestra dificultad mantenernos anclados en el “ahora”; entre ellos, como hemos dicho la cantidad de actividades facilitan que tengamos la sensación de que todo sucede muy rápido. Hoy en día es difícil no llevar un ritmo frenético, ya que tenemos muchas cosas que hacer y en diferentes ámbitos: objetivos en el trabajo, vida familiar, encuentros sociales, ocio…Pero si tomamos conciencia, y sobretodo valorando nuestras posibilidades, es posible que nos demos cuenta de que quizás hay ciertas cosas que podemos permitirnos flexibilizar e incluso dejar de hacer. Tener en cuenta algo así “como quién mucho abarca poco aprieta”. Es cierto pero, que existen ciertos impedimentos, pero es importante valorar aquello que es imprescindible o prácticamente imposible de abandonar, y aquello otro más accesorio. En este sentido, si nos adentramos en nuestra forma de afrontar las diferentes situaciones, es posible que podamos identificar que estamos dedicando demasiado tiempo tanto física como mentalmente a ciertas cosas, lo cual únicamente hace que rindamos peor en aquellas que requieren más atención ahora mismo. 

Uno de los casos más extremos y a la vez más recurrentes en todos nosotros, es nuestra tendencia a focalizarnos mucho más en el pasado o en el futuro en comparación con el presente. Nos pasamos gran parte de la vida intentando solucionar o controlar cosas que ya han pasado (p.ej., a través del recuerdo, el remordimiento o la culpa), o que todavía están por suceder, como por ejemplo una reunión de trabajo, un examen, e incluso en no pocas ocasiones, cosas que es muy poco probable que sucedan. Esto es especialmente característico de ciertos problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad. Además, habitualmente se relaciona con la supervivencia, argumentándose que nos aporta cierta seguridad situarnos en el peor de los escenarios para así tener la sensación de estar más preparados por si sucede. Pero todo lo contrario, lo único que estamos consiguiendo preocupándonos es aumentar nuestro malestar diario, fatigándonos, y por lo tanto repercutiendo negativamente en la realización de todo lo que vamos haciendo. 

Por ello, algunas de las estrategias para potenciar centrarnos en el presente son: normalizar y minimizar nuestras preocupaciones, procurar atender y valorar cada momento, hacer un repaso al finalizar el día, identificar cuándo conectamos más con el antes y el después que con el ahora, utilizar un mensaje o señal para volver “aquí”. Estas y otras alternativas facilitan que regresemos al momento actual, y sintamos que exprimimos más nuestras vidas. Aun así, requieren continuidad y práctica para que se automaticen. Por ello, es importante concienciarnos y empezar cuanto antes a aplicarlo. 

Intervenciones como el Mindfulness trabajan especialmente esta habilidad, suponiendo el principal de sus objetivos. Si deseas recibir información o te gustaría empezar una intervención específica, ponte en contacto con nuestro equipo de psicólogos de Mataró. Te facilitaremos todo lo que necesites. 

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/09/presente.jpg 458 611 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-09-06 15:22:342022-05-09 18:01:48La importancia del “presente”
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QUÉ ES EL SÍNDROME POSTVACACIONAL?

Este síndrome se puede producir cuando se han acabado las vacaciones y tenemos que volver al trabajo o incluso, puede empezar a afectar los últimos días de las vacaciones, cuando la persona empieza a ser consciente que las vacaciones que han estado tan anheladas durante todo el año están llegando a su fin.

Este síndrome está caracterizado por una sensación de tristeza, apatía, fatiga o sensación de falta de energía e incluso irritabilidad y sentimientos de angustia. 

Este síndrome no es una enfermedad mental, sino que se trata más bien de un proceso adaptativo que puede ser más o menos costoso para la persona que lo sufre.

Por norma general no acostumbra a durar más de dos semanas, y son realmente muy pocas las personas que piden ayuda profesional por esta cuestión. Si los síntomas agudos duran más de un mes hay que consultar con un psicólogo, puesto que podríamos estar ante un trastorno de ansiedad generalizada o desembocar en un estrés crónico.

QUIÉN ES MÁS VULNERABLE A SUFRIR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL?


Hay varias características que hacen que una persona tenga mayor probabilidad de desarrollar este síndrome y son los siguientes:


– Personas con una baja tolerancia a la frustración, es decir, personas que ante situaciones que no son las deseadas o no son cómo querrían, reaccionan con sentimientos de impotencia y se “desajustan” emocionalmente”.

– Personas que tienen un entorno de trabajo muy negativo.

– Personas a quienes no les gusta el trabajo que desarrollan, bien por el exceso de trabajo o la falta de este, porque son trabajos repetitivos o cualquier otro motivo que genere desagrado al trabajo.

– Personas que tienen mala relación con su jefe inmediato y se sienten poco valorados y reconocidos en el trabajo.

– Aquellos que disfrutan de vacaciones muy largas.

– Personas vulnerables al estrés y/o a los cambios.



ALGUNOS CONSEJOS PARA COMBATIR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL


Lo mejor, como siempre, es la prevención. A continuación os damos algunos consejos para afrontar de la mejor manera posible el retorno al trabajo después de las vacaciones:


– Es muy importante no volver de las vacaciones el día anterior al retorno al trabajo, si no, no tendremos suficiente tiempo para prepararnos física y psicológicamente para la vuelta al trabajo.

– Hay que dedicar los días previos al retorno de las vacaciones para hacer una adaptación gradual, haciendo especial énfasis en los horarios. Hacer una adaptación gradual de la hora de ir a dormir y de levantarnos nos facilitará enormemente que el retorno sea más fácil.

– Lo ideal sería poder incorporarnos al trabajo a media semana (entre miércoles y viernes), de forma que en pocos días vengan de nuevo los dos días de descanso del fin de semana para favorecer este retorno gradual.

– No romper completamente con lo que hacíamos en las vacaciones y que nos hacía sentir tan bien. Que volvemos al trabajo, no significa que no podamos ir a la playa a las 8 de la tarde a hacer un baño y volver bien fresquitos a casa para preparar la cena y prepararnos para el día siguiente.

– Graduar la intensidad de las tareas a desarrollar en el trabajo. Si es posible, dedicarnos en primer lugar a las tareas más agradables.

– Puede ayudar planificar alguna pequeña escapada el primer fin de semana después de volver al trabajo.

– La actitud es la clave: ser agradecido de tener trabajo y focalizarnos en los aspectos positivos del lugar de trabajo es clave. Hay que tener en cuenta que los pensamientos negativos sobre el trabajo son los responsables de las emociones negativas como el desánimo y el mal humor, por lo tanto, hay que generar pensamientos positivos sobre el trabajo como por ejemplo “no todo el mundo es tan afortunado de tener trabajo como yo” “me reencontraré con los compañeros y haciendo el café podremos compartir las experiencias de las vacaciones” “si las vacaciones duraran para siempre, no se disfrutarían tanto” “es importante que vuelva al trabajo, las tareas que desarrollo son importantes”. 


LO MÁS IMPORTANTE ES RECORDAR QUE LAS VACACIONES NO EXISTIRÍAN SIN EL TRABAJO, ASÍ QUE AL TRABAJO HAY QUE VALORARLO TANTO COMO A LAS VACACIONES.

https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2019/09/postvacances.jpg 326 368 JORDI MASFERRER https://gabinetpsicologicmataro.com/wp-content/uploads/2024/02/logo-100-2-300x138.png JORDI MASFERRER2019-09-05 10:33:172022-05-09 18:01:48QUÉ ES EL SÍNDROME POSTVACACIONAL?
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